LA MEMORIA URBANA Y SOCIAL EN EL LITORAL ARGENTINO-URUGUAYO
Dos ciudades, dos míticos frigoríficos
La Unesco acaba de declarar Patrimonio de la Humanidad al frigorífico Anglo, estrechamente unido a la historia de Fray Bentos (Uruguay). La noticia reactualiza el pasado glorioso de la industria de la carne en la región, que tuvo epicentro también en Gualeguaychú.
Por Marcelo Lorenzo
Los fraybentinos salieron a festejar el 5 de julio pasado la distinción otorgada por la Unesco (organización de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura) a un lugar emblemático de su historia: las instalaciones del frigorífico alrededor del cual se formó la localidad.
“El Paisaje Industrial Fray Bentos”, en efecto, fue incluido en la categoría de Patrimonio Histórico Cultural de la Humanidad, una designación que no sólo da estatus a un viejo enclave fabril, devenido en museo, sino que lo posiciona de cara al turismo internacional.
Se trata del lugar donde en 1865 la empresa Liebig’s Extract of Meat Company (Lemco) instaló un frigorífico de avanzada para la época. Y que pasó, a partir de 1924, a manos inglesas, convirtiéndose en el Anglo del Uruguay SA.
Dicho paisaje abarca 275 hectáreas que comprenden el coloso industrial, conocido como “la cocina del mundo”, los muelles sobre el río Uruguay, las residencias de jefes y obreros, los lugares donde convivieron personas que llegadas de 60 países conformaron, con fines productivos, una sociedad cosmopolita.
Los argumentos que sostienen la designación de patrimonio mundial son varios. El Frigorífico Anglo se constituyó en la más famosa marca agroindustrial de la región, una trasnacional pionera que logró colocar sus productos alimenticios (en especial el corned beef), en todos los mercados mundiales de la época.
Otro elemento de juicio fue el carácter innovador de la tecnología utilizada en la fábrica, de avanzada en su momento. Es considerado por los expertos como un hito en la historia de la llamada Revolución Industrial. Es visto como un sitio excepcional para estudiar la evolución de la industria alimenticia mundial.
Según arqueólogos industriales del Instituto Ironbridge de Inglaterra, se trata de un “patrimonio único”. Y argumentan que las edificaciones, maquinarias, documentos y planos “muestran con jerarquía la tecnología de la alimentación utilizada entre la última mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX”.
SIMILITUDES
Gualeguaychú, al igual que Fray Bentos, fue escenario del desarrolló de la industria frigorífica. Desde 1932 y durante 50 años la ciudad tuvo su enclave fabril de exportación, aunque el Frigorífico local nació con una marca de origen distinta del Anglo: fue un emprendimiento de capitales nacionales.
Si bien se trata de proyectos productivos realizado en países y por actores sociales distintos, su confrontación no obstante permitiría establecer una serie de semejanzas, que ayudarían a entender a la sociedad de la época y a la región.
> Contexto histórico: El negocio de la carne explotó en estas latitudes, en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la aparición de la demanda europea, especialmente de Gran Bretaña, potencia hegemónica de la época. En ese país, a medida que la población crecía y la Revolución Industrial desplazaba a millares de personas desde los campos a las ciudades, los cambios demográficos y el mayor poder adquisitivo de las masas asalariadas alteraron los hábitos de dieta y el gusto: los consumidores británicos querían carne, en lugar de pan y papas. La demanda fue superando constantemente a la oferta, y cuando desastres naturales (excesiva humedad, sequía o plagas) redujeron el número del ganado, la Inglaterra victoriana empezó a depender de la importación de carne. Una de las comarcas más promisorias para la producción de este alimento a gran escala en todo el mundo era Sudamérica, en especial el litoral argentino-uruguayo, donde abundaba el ganado vacuno. Los británicos dominaron el negocio cárnico en aquellos años, trasladando inversiones hacia estas latitudes, construyendo frigoríficos que elaboraban la codiciada materia prima, con el propósito de abastecer, a través de las rutas de ultramar, el mercado inglés, y desde Londres erigirse en intermediarios privilegiados para los mercados mundiales.
> Ubicación: Ambos enclaves se erigieron a la vera de un curso de agua: (uno del río Gualeguaychú y el otro del río Uruguay), utilizando los puertos fluviales. Los ríos y mares eran la vía de comunicación vital para trasladar la preciada mercadería hacia los mercados externos.
> Ciudades-factoría: Los dos frigoríficos fueron, en su época (1930/1970 el de Gualeguaychú, 1925/1970 el de Fray Bentos), piedra angular de la vida económica y social de las ciudades respectivas. Gualeguaychú giró alrededor de este emprendimiento que llegó a emplear, en su período de esplendor, a 1.200 trabajadores (el equivalente a los operarios que hoy trabajan en las empresas del Parque Industrial). Además, fue una empresa con sesgo social. Un barrio, el de Pueblo Nuevo, se creó a su alrededor. No ha tenido la ciudad, cuentan sus ex empleados, algo parecido. La cobertura médico-asistencial, educativa, deportiva, societaria, dirigida a la familia obrera, dejó una marca indeleble en el cuerpo social.
Los historiadores uruguayos, en tanto, coinciden en señalar que a partir de 1924 cuando capitales británicos adquieren la fábrica y a lo largo de décadas, el emprendimiento y Fray Bentos vivieron una relación casi simbiótica. La identificación de la ciudad con la industria era casi total. El silbato, que marcaba los distintos turnos, regulaba la vida de los vecinos. Durante más de 40 años el Anglo constituyó la fuente de trabajo principal de la ciudad. En la década del ‘50 se faenaron 1,1 millón de vacunos y se emplearon más de 4.500 obreros. Uno de cada tres fraybentinos trabajaba en alguno de los tres turnos de 8 horas. ¿Por qué se llamaba el Anglo la “cocina del mundo”? Según los ingleses, no sólo porque no se desperdiciaba nada del animal faenado, sino porque también el enclave se transformó, al incorporar el procesamiento de otros bienes (frutas, verduras, dulces, jaleas, pavos, cerdos, etc.) en la mayor agroindustria del mundo.
> Epílogo: Las caídas de los frigoríficos fueron episodios traumáticos para ambas comunidades litoraleñas, reflejo de la enorme gravitación que tuvieron estas fábricas en la vida colectiva. Los fenómenos de reconstrucción del mercado internacional después de la Segunda Guerra, que implicó la aparición de nuevos actores (constitución del Mercado Común Europeo), marca un declive del negocio de exportación de carne desde estas latitudes. En el caso uruguayo, el retiro de los ingleses del Anglo, en 1971, que implicó que con ellos se fueran los contratos y los mercados, marcó el declive definitivo de la fábrica, cuya compra por parte del Estado no resultó. En 1979, la mítica planta cierra sus puertas definitivamente.
En el caso de Gualeguaychú, a partir de 1968 la pérdida de mercados y la dificultad para acceder a nuevos destinos, dio inicio a la decadencia, que culmina con el cierre de la planta en junio de 1991.
Los sucesos posteriores son idénticos en ambos casos: intentos fallidos de reactivación y gran malhumor social, alimentado por el contraste del esplendor del pasado y el vacío del presente. Finalmente ambos enclaves fabriles tienen un final parecido: son reciclados como monumentos culturales y turísticos.
ÍCONOS DISTINTOS
Mientras el Anglo es un símbolo del capitalismo global, o del llamado “colonialismo británico”, el frigorífico Gualeguaychú perdura como un gesto de rebeldía ante el trust internacional de la carne, sobre todo de cuño inglés.
El perfil internacionalista del emprendimiento de Fray Bentos es notable. En sus orígenes fue producto de la conjunción de un químico alemán, Justus von Liebig, que había desarrollado la forma de elaborar un concentrado de carne (35 kilos de carne se reducían a 1 kilo de producto, que mantenía todos los nutrientes y soportaba el calor sin descomponerse), y el ingeniero alemán Georg Giebert, residente en Montevideo (Uruguay), quien movilizó capitales ingleses y belgas para explotar comercialmente esa fórmula alemana, a través de la Liebig’s Extract and Meat Company.
Esta empresa es considerada una multinacional ya que reunía capitales ingleses y belgas, tenía su casa central en Londres (Inglaterra), sus depósitos en Amberes (Bélgica) y plantas fabriles en Uruguay, Brasil y Argentina.
En tanto, hacia 1912, la Liebig llegó a tener bajo explotación ganadera 300 mil hectáreas propias y 200 mil arrendadas, -ubicadas en Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Paraguay, Uruguay y sur de Brasil-, llegando a ser la mayor criadora de ganado del mundo de la época.
La adquisición de la planta uruguaya por parte de los ingleses, en 1924, potenció aún más el emprendimiento. Alrededor de dos centenares de productos surgieron de esta plataforma, dándole a Fray Bentos el estatus de “cocina del mundo”.
El frigorífico Gualeguaychú, por el contrario, surgió por el empuje de los ganaderos de la región, que se sintieron perjudicados por las maniobras monopólicas de la industria frigorífica extranjera, sobre todo británica.
Partían del diagnóstico de que ese monopolio mantenía bajos los precios que se le pagaban al productor ganadero. En realidad, varios de los productos de exportación se malvendían (granos) y la intermediación inglesa dominaba la plaza comercial.
La influencia británica en la pampa –que pasaba también por los ferrocarriles- venía siendo impugnada por un sector de la opinión pública, ganada por el discurso nacionalista de la época.
La frase del vicepresidente Julio Argentino Roca (h), en medio de una negociación comercial con el representante del gobierno británico sir Walter Runciman, pasó a la historia: “Argentina es, desde el punto de vista económico, parte integrante del Imperio Británico”.
Emblema de la industria cárnica nacional -elogiado por el legendario Lisandro de la Torre, en el histórico debate parlamentario de 1935 alrededor del pacto Roca-Runciman- el frigorífico local fue una creación de capitales vernáculos.
© El Día de Gualeguaychú
Liebig’s Extract of Meat Company (Lemco) (Fray Bentos – Rca. Oriental del Uruguay)
Fuente imagen: Museo de la Rev. Industrial.
Frigorífico Anglo (Fray Bentos – Rca. Oriental del Uruguay)
Frigorífico Gualeguaychú (Gualeguaychú – Argentina)