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El arte de lograr más con lo mismo

09 Sep

La idea ha estado en la base del empeño del hombre por derrotar la escasez: cómo producir más utilizando mejor la cantidad de recursos y tiempo. Para muchos autores aquí reside la clave de la prosperidad económica.

Aunque el término “productividad” –de eso se trata- puede referirse a distintos aspectos de la vida humana, es en la esfera de la economía donde ha adquirido carta de ciudadanía.

De hecho dentro del sistema capitalista se trata de un concepto nuclear, al punto que hace a la esencia de la creación de la riqueza. Y marca, al mismo tiempo, la diferencia de prosperidad entre los países.

“La productividad no es todo, pero en el largo plazo es casi todo”, resume elocuentemente Paul Krugman, premio Nobel de Economía en 2008, y en la actualidad profesor de Economía y Relaciones Internacionales en la Universidad de Princeton.

“Puede decirse sin exagerar que a largo plazo probablemente nada sea más importante para el bienestar económico que la tasa de crecimiento de la productividad”, dicen por su lado los economistas William Baumol, Sue Anne Blakman y Edward Wolff.

Ya Adam Smith, el célebre autor de “La Riqueza de las Naciones”, publicado en 1776, dio lecciones de productividad al postular que se podía producir muchos más y mejor si se divide el trabajo y cada uno se especializa en lo que es bueno.

El pensador escocés empleó el ejemplo de una fábrica de alfileres en la Gran Bretaña del Siglo XVIII, donde éstos se hacían a mano. Hoy en día, decía, un hombre normal y corriente apenas podría hacer un alfiler al día, pero en la fábrica el trabajo se divide entre varios especialistas.

“Uno alarga el alambre, el otro lo endereza, un tercero lo corta, un cuarto lo afila, un quinto prepara el otro extremo para ponerle la cabeza; para hacer la cabeza se requieren dos o tres pasos distintos”, escribió Smith.

Elevar la productividad significa encontrar mejores formas de emplear todos los factores que hacen a la producción (capital humano, dinero, tecnología, naturaleza, y demás).

Ricardo Esteves, empresario argentino y cofundador del Foro Iberoamérica, define la productividad como la cantidad de bienes que pueden producirse por trabajador. Y considera clave la tecnología y la inversión que intervienen en el proceso.

“Si una fábrica de zapatos produce 5 pares por día por trabajador, e incorpora una máquina gracias a la cual y con la misma cantidad de obreros pasa a producir 30 pares/día/hombre, con esa inversión está incrementando la productividad”, ejemplifica

Ahora bien, dice, “si ese proceso es algo que está sucediendo a gran escala en toda la sociedad, esa comunidad está aumentando la productividad general”.

Eso quiere decir que ese país “está produciendo cada vez mayor cantidad de bienes, que dispone para consumir o para exportar, con lo cual aumenta también su capacidad para comprar artículos que producen otras sociedades”.

Este es el “sendero virtuoso” del desarrollo económico, dice Esteves, para quien Argentina es un país que hace tiempo olvidó la agenda de la productividad, prefiriendo en su lugar “soluciones fáciles y demagógicas” asociadas a modelos de consumo artificiales.

En su opinión el logro de una productividad más alta debe ubicarse en el epicentro del debate económico en Argentina, un país cuya población “realiza tareas que están por debajo de su potencial”.

“Amén del recurso humano, que es el más importante, al país le sobran recursos naturales como para tener un despegue rutilante”, sostiene en relación a que están dadas las condiciones para el desarrollo económico.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 09/09/2014 en Uncategorized

 

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