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La experiencia de los ecomercados

23 Ago

En algunos lugares del país y en el exterior se desarrollan mercados ecológicos de pequeña escala, que pretenden ganar protagonismo en el consumo urbano.

La imagen de agricultores y otros pequeños productores que venden en ferias urbanas su producto fresco, artesanal, limpio de químicos, de conservantes nocivos para la salud, se reproduce en muchos lados.

De esta manera, en mercados alternativos, se articulan huertos ecológicos de las afueras, con consumidores de las ciudades, que quieren saber lo que comen y apuestan por una alimentación saludable.

Acercar productos ecológicos a la población en forma de ecomercado es una práctica en ascenso desde hace varios años en Europa, donde mucha gente opta por el consumo de alimentos “bio”.

En Argentina hay distintos grupos de personas enrolados en estos mercados alternativos donde confluyen pequeños productores y compradores deseosos de frutas y verduras recién cosechadas y otros productos orgánicos. La iniciativa de Sabe la Tierra, por ejemplo, agrupa a productores bonaerenses que venden directamente al público lo que generan en sus huertas y cocinas.

Sabe la Tierra es una asociación civil sin fines de lucro que difunde el paradigma de la “sustentabilidad”. El propósito es el desarrollo de un modelo alternativo para el encuentro entre quienes se interesan por mejorar su calidad alimentaria y quienes ofrecen productos naturales.

En la página web de la entidad (www.sabelatierra.com) se habla del desarrollo de Mercados de Productores (natural+orgánico+sustentable). Se trata de espacios de intercambio directo, en los que se articula la producción orgánica, natural y agroecológica con el comercio justo y el consumo consciente.

Los mercados están conformados por productores y elaboradores orgánicos, agro ecológicos y naturales; diseñadores sustentables, artistas que reciclan y reutilizan, cooperativas de trabajo y proyectos sociales; espacios de entretenimiento educativo para los chicos, talleres y actividades.

Hay frutas, verduras, pollos pastoriles, productos de granja, cereales, nueces orgánicas, pulpas, dulces y jugos de frutas orgánicos, hortalizas, hongos, tartas, panificados integrales, pastelería natural, milanesas de mijo, tofu, quesos orgánicos, semillas, plantines, plantas, flores, lombricompuesto, textiles, lanas artesanales, objetos de bazar y de diseño sustentable.

En Argentina, y en el resto del mundo, se ve a los precios como el principal freno de este mercado. Los productos ecológicos tienen un valor más elevado que los productos convencionales, circunstancia que provoca que se identifique su consumo con un comprador de alto poder adquisitivo.

Sin embargo, en la decisión de cambiar los hábitos alimenticios e iniciarse en la alimentación ecológica tiene un mayor peso el convencimiento de consumir un producto saludable y respetuoso con el medio ambiente.

La producción industrial de alimentos ha logrado abaratar los productos, pero a costa de rebajarles propiedades naturales o introduciéndoles sustancias que a la larga resultan dañinas.

Frente a este hecho, el consumidor ha tomado conciencia de que no todo lo que hay en el mercado de la alimentación es bueno. Comprende que cuanto ingiere tiene que ver estrechamente con su salud.

Por eso crece una clientela que apetece productos orgánicos y está dispuesta a pagar más dinero por ellos. Circunstancia que está haciendo posible el desarrollo de los ecomercados de pequeña escala.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 23/08/2015 en Uncategorized

 

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