El desplome del gigante inmobiliario chino Evergrande sacude las finanzas globales. El temor es que su efecto puede ser similar a la caída de la empresa de servicios financieros Lehman Brothers, antesala de la crisis global del año 2008.
La deuda de la empresa inmobiliaria china asciende a más de US$300.000 millones, equivalente al 2% del PIB de su país. Su eventual quiebra ha hecho que las bolsas mundiales se desplomen.
Temen un efecto negativo sobre la segunda economía más grande del mundo, que, si tiene problemas, comprará menos productos a otros mercados, lo cual conducirá a una recesión global. Si China demanda menos materias primas agrícolas, por caso, países como Argentina venden menos.
No es casual, entonces, que por el “efecto Evergrande” las acciones argentinas en Wall Street se hundieran el lunes más de 10% y el Merval cayera 5,1%.
Según los analistas el gigante inmobiliario es símbolo de los excesos de la burbuja inmobiliaria china. Creció de modo desmesurado en los años de bonanza de las dos primeras décadas de este siglo.
Su modelo de negocios aprovechó el crédito fácil para construir con dinero prestado -por los bancos, por sus proveedores, por sus clientes e incluso por sus empleados- edificaciones que vendía antes de estar terminadas. Con ese dinero ejecutaba nuevos proyectos.
El modelo le permitió expandirse en numerosos sectores, desde el financiero, a través de una unidad de gestión de la riqueza, a los vehículos eléctricos, pasando por el fútbol.
Pero el año pasado comenzó a verse en dificultades, entre otras razones por el hundimiento de la economía china provocado por la pandemia de coronavirus, paradójicamente iniciada en ese país.
¿Estamos en la antesala de un desplome de la economía mundial similar al del año 2008, con ocasión de la crisis de las hipotecas subprime a partir de la caída de la banca Lehman Brothers?
Los analistas creen que todavía es prematuro hacer un paralelismo con
Lehman Brothers, aunque admiten que puede haber un contagio mundial de proporciones.
Desde el Grupo Cohen explicaron que “el sistema financiero chino se enfrenta a un desafío no menor, ya que la compañía cuenta con pasivos que superan los US$300.000 millones y constituye un importante eslabón del sector de la construcción, que podría sufrir daños colaterales ante una eventual quiebra, afectando el crecimiento económico de la segunda economía más grande del mundo”.
“Obviamente es una cuestión a seguir de cerca por la envergadura de la economía china y su impacto en las economías emergentes”, indicó por su lado Diego Martínez Burzaco, líder de Estrategia de Inviu.
Uno de los países afectados sería Argentina. La caída del precio de los commodities, por la menor demanda china, le pegaría de lleno a nuestro país cuya fuente de divisas genuinas dependen del agro y cuyo Banco Central se está quedando sin reservas.
El economista Salvador Di Stefano explicó que la caída de la empresa china ya “repercutió en el precio del trigo, el maíz y la soja, materias primas que exportamos al mundo”.
Pero además el gigante asiático ya viene flaqueando en materia inversora en esta parte del mundo. En efecto, la empresa china que iba a construir las represas de Santa Cruz, paralizó la obra. Sinopec, la compañía asiática que iba a invertir en Vaca Muerta, no va a hacerlo.
Por cuestiones financieras, los chinos también suspendieron negociaciones por armas, inversiones en litio y en ferrocarriles, entre otros.
© El Día de Gualeguaychú