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Desabastecimiento, la otra cara de la crisis económica

Mientras estaciones de servicio de todo el país registraron falta de combustibles (entre el 24 de octubre y el 1 de noviembre), escasean insumos médicos para procedimientos cardiovasculares. El desabastecimiento es el signo de una economía colapsada.

La falta de dólares y precios totalmente distorsionados, producto del sistema de congelamiento implementado por el gobierno, están detrás de la escasez de productos esenciales para el funcionamiento de la sociedad.

El desabastecimiento de combustibles, a partir de la situación generada por el salto de los costos de producción y las dificultades para importar determinados refinados, golpea de lleno a buena parte de las estaciones de servicio de todo el país.

Si bien las petroleras activaron distintos ajustes a las naftas en la última semana, lo cierto es que las subas aún no enderezan los números de los productores y el desabastecimiento se hace sentir a lo largo y ancho de toda la Argentina.

En las últimas horas, desde CECHA, la confederación que nuclea a productores de combustibles y a estacioneros de casi todo el país, exigen la intervención del Gobierno para terminar con el escenario de faltantes en el corto plazo.

“Lo que se inició con quiebres dispersos de stock en regiones o zonas puntuales, se ha ido generalizando rápidamente con mayor intensidad a todos los productos, a lo largo y lo ancho del país, generando zozobra en nuestra actividad y complicaciones a los consumidores”, afirmó la entidad en un comunicado.

En tanto, referentes de la Cámara de Expendedores de Combustibles, señalan que las últimas subas de las naftas no alcanzaron a compensar el desfasaje que acumulan los costos. Indicaron, además, que el congelamiento de precios establecido por el oficialismo pegó de lleno en la disponibilidad de fondos para la importación de determinados refinados que necesitan las petroleras.

Sin bien el gobierno peronista acordó en las últimas horas con las empresas la importación de 10 barcos de combustible, surge la incertidumbre sobre cuándo llegarán esos barcos y cuándo, finalmente, estarán las naftas disponibles en los surtidores.

Mientras tanto, las principales sociedades científicas del país, incluyendo la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) y el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), lanzaron una alerta sobre la dramática escasez de insumos médicos.

En un comunicado conjunto, estas organizaciones expresaron su extrema preocupación por la falta de soluciones hasta el momento, poniendo de manifiesto que esta situación no solo afecta las intervenciones programadas, sino también las de urgencia, como las angioplastias primarias en el tratamiento del infarto de miocardio o el neurointervencionismo en el manejo de los accidentes cerebrovasculares.

“Alertamos a la población y principalmente a las autoridades sanitarias y políticas sobre la escasez de insumos médicos y material de contraste que ya genera graves dificultades en la realización de estudios de diagnóstico y procedimientos cardiovasculares, sin medidas de solución hasta el momento”, indicaron las sociedades científicas en su declaración.

La situación descrita no solo pone en peligro la vida de los pacientes que requieren intervenciones cardíacas urgentes, sino que también afecta la capacidad de los médicos para realizar diagnósticos precisos, lo que podría retrasar el tratamiento adecuado y afectar negativamente a los pacientes.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 06/11/2023 en Uncategorized

 

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La extravagancia argentina de los múltiples dólares

La enorme mayoría de las naciones posee un tipo de cambio único contra una moneda extranjera de referencia (dólar estadounidense, euro u otra), a partir del cual se establecen luego las paridades contra las demás monedas extranjeras.

Un acotado número de países subdesarrollados, sin embargo, tiene dos o más tipos de cambio nominales. Entre ellos figuran Argentina y Venezuela, donde coexisten en el mercado múltiples precios de la divisa, de manera simultánea, para operaciones específicas.

Con una de las monedas más devaluadas del mundo, los argentinos están acostumbrados a usar el dólar estadounidense como referencia de precios, para ahorrar y para impulsar la economía (la producción argentina es fuertemente dependiente de insumos importados que se pagan en dólares).

La creciente demanda de billetes verdes en un país que no los imprime genera una lógica escasez de la divisa extranjera, convirtiendo a la moneda de curso legal, el peso, en un dinero puramente transaccional.

Para intentar contener esta apetencia por la divisa estadounidense y preservar las reservas del Banco Central (BCRA), el gobierno aplica restricciones a la compra de moneda extranjera (o “cepos”, como se le conoce comúnmente).

Estos controles de capital han generado en los últimos años un fenómeno muy particular: la convivencia de una serie de distintas cotizaciones del billete verde.

Así, mientras que en otras partes del mundo uno puede preguntar cuánto vale algo en la moneda local y cuánto en dólares, en Argentina la cuestión es bastante más complicada.

Tras la devaluación indirecta y de carácter fiscal que estableció por estos días el ministro de Economía Sergio Massa, el sistema cambiario volvió a complejizarse. Hay hoy al menos 11 cotizaciones distintas para la divisa estadounidense en el mercado cambiario.

El dólar “blue o paralelo” tal vez en el más popular, circula en mercado no regulado por el Estado y tiene un valor más alto que el oficial, que administra el BCRA. La brecha entre el dólar oficial y el dólar blue es del 100%.

Mientras el miércoles la cotización del blue fue de $541 por dólar para la compra y de $546 para la venta, el oficial estaba en $270 para la compra y de $284 para la venta.

El surrealista esquema cambiario argentino muestra que a diferentes actividades les corresponden distintas cotizaciones del dólar. Incluso, en algunos casos, por períodos específicos.

Existe, por caso, el “dólar futuro”, que se compra en el mercado Rofex y por el que se pactan operaciones con meses de anticipación. El dólar “Contado con Liquidación” (CCL), en tanto, surge de cambiar pesos por dólares en el exterior mediante la compra y venta de acciones y títulos de deuda.

El dólar “Bolsa o MEP” consiste en la compra de bonos en la bolsa porteña con pesos y la venta del mismo título en dólares. El “dólar ahorro” tiene un impuesto del 30% y quienes acceden a él pueden comprar hasta US$200 por mes.

El dólar “Agro” se establece para las economías regionales, la soja y el maíz.  Otros dólares son: “Cedears” (certificados de depósitos que representan acciones de empresas que cotizan en el exterior); “Ledes” (letras del Tesoro); Cripto (para operaciones en criptomonedas); “Qatar-Turista-Solidario” (para consumos con tarjeta de crédito).

Por otro lado, el gobierno tomó la decisión de establecer diferentes alícuotas para incrementar el valor del tipo de cambio para las importaciones de bienes y servicios, resultando así dos cotizaciones para el dólar “importaciones”.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 30/07/2023 en Uncategorized

 

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Los fantasmas que se ciernen sobre la economía argentina

Los analistas económicos creen que las semanas que se avecinan son decisivas para que la ya maltrecha economía argentina se agrave todavía más.

Desde el exterior se advierte sobre la delicada situación del país. Es el caso del diario londinense “Financial Times”, el más influyente en el mundo de las finanzas a nivel global.

Un artículo aparecido por estas horas, escrito por Michael Stott y Ciara Nugent, señala que el ministro de Economía, Sergio Massa, hace intentos desesperados para evitar una crisis monetaria recurriendo a China y al Fondo Monetario Internacional (FMI).

“El gobierno peronista se esfuerza por evitar una gran devaluación o una hiperinflación durante la temporada políticamente turbulenta que antecede a las elecciones presidenciales y legislativas de octubre”, refiere el escrito.

El Banco Central (BCRA) se quedó virtualmente sin reservas y por eso el gobierno aspira a endeudarse nuevamente con el FMI. La idea es que ese organismo aporte dólares para transitar lo que queda del mandato de Alberto Fernández.

“Con reservas internacionales netas estimadas en menos USD 1.500 millones, según Ecolatina, las esperanzas de Massa de conseguir dólares recaen en el FMI”, resumió el diario británico.

Hoy las consultoras privadas estiman la inflación en torno al 150% para el año 2023. Eso siempre y cuando el FMI acceda a darle a Massa los fondos que necesita para controlar una eventual corrida contra el peso.

Se descuenta, al respecto, que cualquier corrección alcista del tipo de cambio oficial tendría un correlato automático en los precios internos, sobre todo en los alimentos, un rubro sensible para la población.

El otro foco que trae incertidumbre es el electoral, período en el cual los inversionistas se cubren pasándose al dólar. Esto presiona aún más sobre las exhaustas arcas del Banco Central, que ni siquiera puede satisfacer las necesidades de importación necesarias para la producción.

El 24 de junio es la fecha límite para la presentación de las fórmulas presidenciales. El 13 de agosto tendrán lugar las elecciones primarias (PASO), cuyos resultados marcarían a fuego a la economía, según los analistas.

Algunos especulan que unos desenlaces comiciales esquivos, a los ojos del mercado, podría traer consigo un descontrol del dólar y una subsecuente aceleración inflacionaria, a niveles intolerables para la población.

Según el gurú del mercado Salvador di Stefano, en ese escenario político no hay que descartar un desmadre económico producto de una sensación de licuación rápida del poder político.

“Con reservas reales negativas, y pasivos monetarios que suman el equivalente a US$60.000 millones o 21 billones de pesos, si la demanda de dinero baja por un vacío de poder generado por el resultado de las elecciones del 13 de agosto, la espiralización de la inflación está a la vuelta de la esquina”, vaticina.

Y añade: “Esto último no lo digo yo, se lo dijo el ministro de Economía (Massa) al Presidente, según versiones periodísticas. Esto implicaría una espiral inflacionaria, cualquier parecido a la híper es mera coincidencia”.

Al respecto, hay una literatura que apoya la tesis de que los chispazos inflacionarios que aceleran una hiper suelen ocurrir por razones políticas.

“La inflación es un fenómeno monetario, decía Milton Friedman. Pero la hiperinflación es siempre y en todas partes un fenómeno político”, precisó por ejemplo el historiador conservador Niall Ferguson, en su libro “El triunfo del dinero”.

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Publicado por en 19/06/2023 en Uncategorized

 

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Un gobierno sin dólares en una sociedad dolarizada

Mientras el gobierno mendiga dólares en el exterior para hacer frente a la deuda pública o a las importaciones necesarias, en un contexto de pérdida alarmante de reservas del Banco Central, los argentinos atesoran cuantiosas sumas en divisa extranjera.

El presidente peronista Alberto Fernández viajó a Estados Unidos para rogarle al presidente Joe Biden que lo ayude ante el FMI por la falta de dólares del Banco Central (BCRA), que viene perdiendo reservas en forma continuada.

El gobierno argentino no quiere devaluar -el dólar libre duplica el valor del oficial- pese a que eso le aportaría divisas vía exportaciones. No quiere pagar el costo de corregir el tipo cambio porque eso sería echarle más combustible a una inflación ya desbordada en un año electoral.

La presidencia de Fernández está cerrando su mandato pidiéndole dinero fresco al FMI, alegando la fuerte sequía que ha estropeado la producción del campo, donde está la fábrica de dólares de Argentina.  

El país atraviesa un delicadísimo momento económico porque la hiperinflación está a la vuelta de la esquina. “Estamos dando una pelea minuto a minuto para evitar una devaluación brusca”, admitió José Ignacio de Mendiguren, secretario de Industria y Desarrollo Productivo

La mayoría de los analistas, de todos modos, creen que la actual política cambiaria es insostenible, en un contexto de inflación imparable, y por tanto avizoran una fenomenal depreciación del peso. Por ejemplo, los bancos Morgan Stanley y BBVA proyectan un dólar oficial arriba de $800 en el año 2024.

Mientras esto ocurre, el INDEC acaba de informar que los argentinos tienen US$261.795 millones fuera del sistema, es decir dólares-billetes que guardan en bancos, cuentas del exterior, cajas de seguridad o bajo el colchón, en gran parte no declarados.

Se trata de una cifra cuantiosa que según algunos cálculos equivale al 10% del circulante en todo el mundo. Esto quiere decir que 1 de cada 10 dólares que existen en el mundo están en manos de ahorristas de nuestro país.

La paradoja salta a la vista: el gobierno está desesperado por una divisa que la sociedad viene ahorrando frenéticamente por fuera del sistema. No obstante, cabría establecer una relación causal: cuanto más manotazo de ahogado da el Estado por falta de dólares, eso incentiva el atesoramiento de billetes norteamericanos por parte de la población y de las empresas.

¿Por qué los argentinos pueden acumular dólares y el Estado no? La respuesta que da el economista Juan Carlos de Pablo a este interrogante es que los gobiernos en Argentina gastan todo lo que tienen en lugar de ahorrar.

“Todo lo que los ciudadanos saben y aprenden, que es guardar todo ingreso extraordinario que logran captar para alguna eventualidad y no gastarlo, el Estado no lo hace. Es sabido que siempre hay que guardar en las buenas etapas dinero para las malas. Lo dicen las políticas más elementales. Pero, en el sector público, no pasa, se gasta todo”, razonó.

Los historiadores económicos sostienen que la avidez ciudadana por los dólares se remonta a cuando el país, en la primera mitad del siglo XX, destruyó su moneda a través de políticas inflacionistas.

“Ya desde la década de 1970, los argentinos venimos acumulando dólares. Usamos los pesos sólo para transaccionar y fijar los precios y los dólares como reserva de valor”, sostiene De Pablo.

Desde el punto de vista político-institucional, el repudio a la moneda local refleja la existencia de un Estado fallido.

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Publicado por en 04/04/2023 en Uncategorized

 

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Cotizaciones para todos los gustos en un país sin dólares

Cada tanto aparece un nuevo precio del dólar en Argentina, reflejo de una política gubernamental de control de cambios diferencial por sector, que sólo agrega confusión e incertidumbre.

El ministro de Economía, Sergio Massa, no ha hecho más que acentuar la tendencia. Empezó instrumentando el “dólar soja”, una cotización especial temporal para los exportadores a cambio de $200 durante el mes pasado.

Le siguió luego el “dólar Qatar”, el cual cotiza a $314 y es para realizar compras en el exterior cuando se supera el cupo de hasta US$300 mensuales.

Su valor surge del precio del dólar minorista más un 30% del impuesto PAIS, un 45% de percepción de adelanto del impuesto a las Ganancias y un 25% adicional de adelanto del impuesto a los Bienes Personales.

Luego se instrumentó el “dólar Coldplay”, un tipo de cambio que surge de sumarle al dólar oficial un 30% de impuesto País y será para recitales y espectáculos de artistas internacionales, lo con cotización de $200. 

El ministro Massa también anunció días atrás el “dólar tecno”, mediante el cual las empresas de servicios básicos de conocimiento tendrán un precio diferencial para acceder a la divisa.

Según los economistas, con el objetivo de evitar una devaluación, de esta manera el gobierno peronista intensifica las restricciones para importar y diversifica los tipos de cambio, según el sector y la actividad.

Al día de hoy, existen al menos 25 cotizaciones distintas del dólar, lo que constituye una especie de “mamushka” de cepos cruzados y regulaciones para incentivar la liquidación de divisas y desalentar importaciones que generan salida de dólares.

A las cotizaciones financieras de las divisas se le suman otras por sectores económicos. El “dólar blue”, por caso, surge de las ventas que se realizan fuera del circuito regulado del mercado de cambio oficial.

Existe el “dólar amigo”, que es un valor intermedio entre el precio de compra y de venta del billete que se vende en el mercado paralelo, para evitar las comisiones de los arbolitos y las cuevas. 

En tanto, se llama “dólar oficial” al impuesto por el gobierno como referencia, sin ningún tipo de impuestos ni extras, que ahora está en $158 y es el valor al que se liquidan las exportaciones e importaciones.

Entre los dólares financieros se cuenta el “contado con liquidación” (CCL), actualmente en más de $306, mediante el cual se compran títulos o acciones en pesos. También en esta categoría está el “dólar Bolsa” (MEP), que obtiene un inversor que compra en pesos un bono que también cotiza en dólares y luego lo vende en moneda extranjera.

Además, existen el “dólar tarjeta”, el “dólar bienes de lujo”, el “dólar solidario”, el “dólar ahorro”, el “dólar cripto” (es la cotización cuando se compran criptomonedas), el “dólar Netflix” (para los consumos en plataformas de streaming), etc.

Hace poco el presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, pidió un “dólar pyme” para afrontar “el problema de las importaciones de insumos”.

¿Cómo se explica la existencia de tantas cotizaciones de dólares? “Se trata de devaluar sin que se note tanto para llegar a las elecciones de 2023”, interpreta Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma.

Para el ex presidente del Banco Central (BCRA), Guido Sandleris, es todo un despropósito. “Esto ya no es un cepo, es un enchastre cambiario”, criticó por su cuenta de Twitter.

“Decenas de tipos de dólar, pero ni un solo dólar”, ironizó por su lado la economista Diana Mondino.

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Publicado por en 23/10/2022 en Uncategorized

 

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Inflación indomable: ¿tres dígitos para todo el año?

La suba del costo de vida de agosto osciló entre 6% y 7%, según las estimaciones de consultoras. En todo el año la inflación proyectada rondaría el 100%, con importante caída del poder adquisitivo de la población.

Una medición de la consultora C&T reflejó un incremento del rubro Alimentos y Bebidas de 7,5% en el mes que finalizó (agosto), con lo cual se ubicó por arriba del índice general de inflación.

Martín Rapetti, director ejecutivo de Equilibra, investigador del Conicet y del Cedes y uno de los economistas a los que Sergio Massa sondeó para ocupar la secretaría de Programación Económica, traza un panorama desalentador en materia de precios.

“Lo que vimos en julio, la aceleración inflacionaria, seguirá en esta mitad del año –opinó-. Vamos a ver que la velocidad crucero, que venía en 5% mensual, estará un escalón más arriba. Nosotros la vemos en 6% mensual y llegando a fin de año o a comienzos de 2023 en torno al 100% anual”.

En tanto, la Fundación Libertad y Progreso, que prevé para agosto una tasa en torno al 6%, recalca que “la inflación acumulada durante los primeros 32 meses de la presidencia de Alberto Fernández es de 218,5%”.

Con una inflación anual de tres dígitos la economía argentina rompe una barrera simbólica, al tiempo que revela que el modelo vigente no logra domar los precios en su ciclo alcista.

Juan Luis Bour, economista de FIEL, proyecta para el año “una inflación de 105% asumiendo que no haya una devaluación más fuerte en el medio”.

En sintonía, María Castiglioni, directora de C&T, contó que “en base a los aumentos que se definieron de tarifas, la dinámica inflacionaria y los nuevos incrementos derivados de todo esto que está pasando, nuestro número ya está cerrando en 100% de inflación anual”.

Sebastián Menescaldi, director de Eco Go, aseguró que “es muy factible” que la inflación del año supere los tres dígitos porque “el cierre de las importaciones y la falta de dólares la impulsa” y aseguró que “no hay expectativas que anclen a los precios”.

El dato es que desde el año 1990 no hay una inflación anual que supere los tres dígitos. Con subas de precios generalizadas a ese ritmo, la economía argentina ya se encuentra en un régimen de súper inflación.

¿Hay riesgos de una hiperinflación? Esa es la pregunta del millón. A fines de agosto el economista y diputado por La Libertad Avanza, Javier Milei,  señaló que “esto termina mal”.

“Tenemos problemas de indicadores sociales como en 2001, indicadores monetarios que duplican los que teníamos previo al Rodrigazo y algunas variables financieras en términos dinámicos en línea con la antesala de la hiperinflación en 1989”, diagnosticó.

Sin embargo, otros analistas sostienen que el país aún está bastante lejos de escenarios similares a los de 1989 o 1990, cuando el incremento de precios superó con creces el 3.000% anual.

Los episodios hiperinflacionarios domésticos de esos años están presentes en la memoria de mucha gente, ya que los precios se reajustaban varias veces por día y el peso argentino perdía en horas su valor.

En el año 1989 la inflación anual promedio de Argentina fue de 3079%. Los precios se multiplicaron por 50, tomando diciembre de 1989 contra diciembre de 1988.

El año 1990 no fue mucho mejor, la inflación anual promedio fue del 2314%, aunque si se compara diciembre de 1990 contra diciembre de 1989, los precios “solo” se multiplicaron por 14.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 11/09/2022 en Uncategorized

 

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Con ola de remarcaciones la inflación está detonada

El descontrol cambiario (el blue frisa ya los $300 por dólar) dejó a la economía sin precios de referencia, lo que ha provocado faltante de mercaderías y una ola de remarcaciones.

Una serie de eventos hizo que los precios explotaran en las últimas semanas. Primero fue la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán, luego vinieron mayores cepos a las importaciones dispuestas por el Banco Central (BCRA), a los que se sumaron las dificultades del gobierno peronista de financiarse en pesos en el mercado local.

Todas estas circunstancias, en medio de una crisis de confianza, provocaron el descontrol cambiario, con los dólares financieros (CCL y MEP) también por las nubes. El resultado es una corrosión imparable del valor del peso, del cual la gente se quiere desprender como sea.

El comportamiento errático de la divisa incidió fuertemente en la formación de precios. En efecto, las remarcaciones se aceleraron en las últimas dos semanas. De tal manera que si la Inflación de junio fue del 5,3%  -y superó el 64% en los últimos 12 meses, la peor cifra en 30 años- julio será mucho peor.

Varias consultoras realizaron nuevos sondeos y recalcularon hacia arriba la inflación para el séptimo mes del año estimando que podría alcanzar el 7%.

En cuanto a la inflación anual, los economistas ya prevén una cifra mucho mayor, y la proyección para los doce meses de 2022 en algunos casos se eleva al 88%.

Santiago Manoukian, economista de Ecolatina, diagnosticó: “Recientemente se produjeron 3 shocks que volvieron a desanclar con las expectativas y a inducir remarcaciones de precios: la crisis de la deuda en pesos, con el BCRA saliendo a emitir sustancialmente para contener el precio de los instrumentos; las fuertes restricciones a las importaciones, que generan interrogantes y ajustes por cobertura; y finalmente la salida de Martín Guzmán, que exacerbó la incertidumbre vigente”, fundamentó.

A su vez, Tomás Álvarez Kunhle, economista de Analytica, planteó que “el aumento en la cotización del dólar financiero desde el viernes pasado es un síntoma de la gran incertidumbre que atraviesa la economía, en muchos sectores no hay precios de referencia, estimar el costo de reposición hoy es sumamente difícil y faltan señales claras y contundentes de la política económica”.

En ese contexto, muchos comerciantes prefirieron guardar su mercadería y suspender las ventas hasta que el dólar blue encuentre su nuevo techo, con lo cual a la explosión de precios se agregó el faltante de productos en las góndolas.

A menos que en los próximos días el gobierno logre estabilizar el mercado cambiario (es decir el precio de la divisa norteamericana), la economía seguirá sin precios de referencia. Eso significa que al no saber cuánto valdrá el dólar, las empresas frenan las entregas.

Ahora mismo alimentos, materiales de construcción, automóviles y textiles, son algunos de los variados sectores para los que rigen recortes y suspensiones en las entregas de mercaderías.

En una economía bimonetaria, si el dólar luce inquieto, todo el mundo se repliega y la recesión amenaza impiadosa.

“Las empresas apelaron a estrategias drásticas para cubrirse. Muchas decidieron directamente no efectuar transacciones. Es, si se quiere, un comportamiento esperable en una crisis de este tipo. La incertidumbre retroalimenta este comportamiento y de ahí que se sigan retirando las listas de precios”, afirma Gabriel Caamaño Gómez, socio director de la consultora Ledesma.

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Publicado por en 17/07/2022 en Uncategorized

 

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A qué crisis del pasado se parece la actual coyuntura económica

Algunos economistas comparten el diagnóstico inquietante de que la Argentina entró objetivamente en la antesala de dos fenómenos macroeconómicos disruptivos ya conocidos: el Rodrigazo y el Plan Bonex.

En el país del eterno retorno, donde las cosas suceden una y otra vez de forma idéntica, de suerte que todo es cíclico, no hay que extrañarse que las crisis económicas sean siempre iguales.

De hecho los analistas económicos suelen utilizar eventos traumáticos del pasado como categorías analíticas para describir los males del presente. Por eso, ahora mismo el actual aquelarre económico tiene similitudes estructurales con acontecimientos que el país ya vivió.

¿A qué circunstancias del pasado se parece el escenario de fenomenal atraso cambiario, sin reservas en el Banco Central, tarifas atrasadas, déficit y emisión desbordados, bomba de deuda interna en pesos, derrumbe de la deuda en dólares, y riesgo país en 2500 puntos?

Si uno apela a la memoria histórica, ¿qué proceso económico pretérito se parece a éste que se está viviendo, caracterizado por olas de aumentos de precios, ausencias de listas de precios, importaciones bloqueadas, crisis de abastecimiento, ventas paralizadas, entre otros síntomas?

Hay cierto consenso entre los economistas respecto de que se está en la antesala de lo que Argentina experimentó en 1975 con el llamado “Rodrigazo”, producto del paquete de medidas económicas del entonces ministro de Economía del gobierno de Isabel Perón, Celestino Rodrigo.

Para hacer frente a la “distorsión” de precios relativos, y ante la presión del mercado, Rodrigo impulsó una serie de medidas de shock, que incluyeron una fuerte devaluación del peso, aumento de los servicios públicos, transporte y combustibles de hasta el 180%.

Las medidas dispararon la inflación, que pasó del 24% en 1974 al 182% en 1975, dando inicio a una década y media de tasas de inflación superiores al 100% anual. Se produjo el desabastecimiento de gran cantidad de productos esenciales, entre ellos alimentos, combustibles y otros insumos para el transporte.

El efecto más importante de este severo ajuste fue una enorme regresividad en los ingresos de la población, los cuales nunca volvieron a ser lo que fueron.

Para el economista Esteban Domecq, en los dos años y medio de gestión el ahora renunciado ministro Martín Guzmán llevó adelante un “programa que dejó a Argentina en las puertas de un Rodrigazo”.

“El ministro saliente que se fue en ‘un acto de responsabilidad con la Patria’ dejó un centenar de bombas muy difíciles de desactivar”, criticó Domecq utilizando un tono irónico.

Algo parecido piensa el economista Roberto Cachanosky, para quien la Argentina se enfrenta a una “tormenta doble” de características similares a la del Rodrigazo de 1975 y al plan Bonex de 1989.

En su opinión el escenario actual se parece al Rodrigazo por el atraso de las tarifas y el tipo de cambio, al tiempo que el endeudamiento en pesos del Banco Central es similar a la crisis previa del Plan Bonex, que supuso un canje compulsivo y unilateral de pasivos monetarios por bonos a 10 años.

Sobre el Plan Bonex no son pocos los analistas e inversores que están percibiendo inquietantes paralelismos con aquel drástico programa adoptado para frenar el segundo pico hiperinflacionario a poco de iniciada la gestión peronista de Carlos Menem.

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Publicado por en 09/07/2022 en Uncategorized

 

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La economía transita una crisis coyuntural inquietante

Inflación imparable, dólar y riesgo país por las nubes, falta de gasoil para la producción, ultracepo para frenar importaciones y así evitar la caída de las reservas del Banco Central (BCRA).

Esos son algunos de los rasgos alarmantes que afectan hoy por hoy a la maltrecha economía del país, lo que provoca que los argentinos se debatan entre la angustia y la resignación.

No bien el BCRA cambió el lunes las condiciones para que las empresas importadoras puedan a acceder al dólar oficial, el blue subió a $232 y el Contado con Liquidación a $246, lo que elevó la brecha con el oficial al 97%.

Ocurre que el gobierno peronista de Alberto Fernández se quedó sin dólares para atender las necesidades de importación del país, pese a las extraordinarias liquidaciones de divisas por exportaciones generadas por el campo en los primeros seis meses de este año, motorizadas por los altos precios de las commodities.

Y ahora el gobierno se apresta a pasar el invierno privilegiando las divisas para atender las compras externas de energía, en un contexto dramático donde falta gasoil para la producción y para el transporte de mercaderías y personas.

Según los analistas la Argentina no puede aprovechar el incremento de los precios internacionales de las commodities agropecuarias (soja, maíz y trigo), porque esos ingresos se le van por la ventanilla energética.

Hasta economistas cercanos al peronismo como Martín Redrado salieron a criticar las medidas del ministro de Economía Martín Guzmán y del presidente del BCRA Miguel Pesce.

“Argentina necesita aumentar la oferta de divisas y no seguir con esta represión, que lo que está marcando es que cada vez más el Banco Central tiene menos reservas netas”, destacó Redrado.

La mayoría de los economistas evalúan que probablemente estas medidas oficiales se terminen transformando en un impacto negativo sobre el nivel de actividad (producción), y en una presión adicional sobre el valor del dólar y la inflación.

Para el especialista y consultor en negocios internacionales Marcelo Elizondo el problema no son las importaciones sino el régimen cambiario que defiende el gobierno de Fernández.

“Un tipo de cambio oficial descolocado (manifestado en la brecha entre ese oficial y los paralelos), una centralización en el Banco Central para pagos y cobros en el comercio exterior y una inestabilidad macroeconómica distorsiva alientan comportamientos cortoplacistas y reducen la oferta de dólares en el mercado oficial”, señaló el analista.

Y concluyó que “Argentina no carece de dólares, sino que esas divisas circulan fuera del enrarecido sistema oficial por desincentivos en el marco de referencia”.

A todo esto en las últimas horas los bonos argentinos en dólares se desplomaron y eso disparó el riesgo país por encima de los 2.400 puntos básicos.

“La baja del mercado es preocupante, no aparecen compradores porque los indicadores de la economía inflacionaria y los problemas políticos internos crecen a diario”, sintetizó un analista bancario, en diálogo con el periódico Ámbito Financiero.

Allí se agrega que los inversores creen que es improbable que el gobierno de Fernández pueda cumplir con las metas trimestrales recientemente acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se centran en la exigencia de acumular reservas, achicar el déficit fiscal y bajar la inflación, entre otros.

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Publicado por en 03/07/2022 en Uncategorized

 

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La incógnita: hasta cuando China se mantendrá neutral

Según funcionarios de Estados Unidos, desde que Moscú invadió a Ucrania, le habría pedido ayuda y equipamiento militar a China, que hasta ahora se mantiene neutral. ¿Será Beijing el salvavidas de Putin?

Cuando Rusia se anexionó Crimea en 2014, China se mantuvo oficialmente neutral. Tampoco condenó expresamente a Moscú por su actual invasión a Ucrania, aunque en varias ocasiones pidió que se negocie un alto el fuego y se resuelva el conflicto por la vía diplomática.

Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos al régimen ruso fueron criticadas por el gobierno chino. El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi dijo en su momento que equivalían a echar “leña al fuego” y las calificó como “irresponsables e inmorales”.

¿Cuál es la postura del gigante asiático en el marco de este conflicto que tiene en vilo al mundo? ¿De qué lado está: de Rusia o de Occidente? Muchos analistas sostienen que está más cerca ideológicamente del régimen que encabeza Putin.

Al respecto recuerdan que en la inauguración de los Juegos Olímpicos, a principios del mes de febrero en Pekín, el líder ruso se reunió con su homólogo chino, el presidente Xi Jinping.

En la ocasión, China pareció apoyar la posición de Rusia sobre la expansión de la OTAN. En una declaración conjunta, Rusia y China pidieron a la OTAN alejarse de “enfoques ideologizados de la Guerra Fría”, y respetar “la diversidad de patrones civilizacionales e históricos culturales” en otros países.

Por otra parte, China comparte con Rusia un discurso contrapuesto al modelo de democracia occidental. Hay que pensar que Putin, un ex espía de la KGB, es decir de la policía comunista, pretende recrear la vieja URSS, mientras que el régimen que gobierna China es comunista.

Se cree, por otro lado, que Rusia y China están implementando en el siglo XXI la estrategia que llevó a Gran Bretaña a conquistar el mundo y consolidar su Imperio en el siglo XIX: la expansión del poderío militar y del comercio global.

En este sentido, son dos potencias que desafían el sistema internacional emergente de la finalización de la Guerra Fría, una arquitectura gobernada en gran medida por Estados Unidos y Europa. 

Hay quienes piensan que se está tejiendo así una suerte de “arco de autocracia”  que recuerda al Eje de la Segunda Guerra Mundial, una alianza neo-fascista de nuevo cuño, con Moscú y Beijing a la cabeza de ese frente.

Ahora bien, si la alianza entre Rusia y China parece bastante evidente, si ambos rechazan el liderazgo occidental ¿por qué entonces  Beijing no respalda decisivamente la invasión rusa a Ucrania?

Se especula por estas horas que la posibilidad de proporcionarle a Rusia armas específicamente para usarlas contra Ucrania pondría en riesgo la postura de neutralidad china.

De hecho Putin le habría pedido a China equipamiento y ayuda militar en las primeras semanas transcurridas desde que comenzó su invasión de Ucrania, según revelaron funcionarios estadounidenses a The Washington Post.

Se cree que por ahora la cúpula china observa el desarrollo de los acontecimientos en el teatro de la guerra, dispuesta a intervenir si le conviene. Por el momento, otea el modo en que los actores en disputa despliegan su poder y si eso se traduce en un debilitamiento del bloque occidental.

Algunos se ilusionan con que China no intervendrá en una guerra contra Occidente, entre otras razones porque podría verse afectada por importantes sanciones económicas, ya que su principal socio comercial es la Unión Europea (UE).

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 23/03/2022 en Uncategorized

 

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