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Votos: la batalla por la interpetación

30 Ago

¿Quién ganó y quién perdió el domingo (9 de agosto) en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO)? La sensación que existe, luego de escuchar el análisis poselectoral de los candidatos, es que casi nadie pierde y todos ganan.

Con independencia de lo que ha pasado realmente, de lo que se trata ahora, en cada fuerza política, es de construir el famoso “relato”, que consiste básicamente en hacerle decir a los guarismos lo que a cada uno le conviene.

En las elecciones provisorias (como estas primarias), por caso, pueden existir las llamadas “victorias pírricas”, que aluden a éxitos electorales numéricos que en realidad implican en el fondo una derrota.

Y esto último porque los votos alcanzados están peligrosamente por debajo de los esperados y dejan objetivamente más dañado al vencedor que al vencido, el cual queda sin embargo mejor parado para acometer un triunfo en el futuro.

Pasada la contienda electoral de las PASO en el país, y luego del recuento definitivo de los votos, se perfilará una batalla más importante: la de la interpretación.

En efecto, la elección del domingo no definió nada en relación a los cargos electivos (presidente, gobernadores, intendentes, legisladores), sino que sólo resolvió la interna de los pocos espacios políticos que se ajustaron al espíritu de las Primarias Abiertas.

Y además ordenó las posiciones de los candidatos de cara a las generales de octubre. Como en las carreras de autos, ésta fue la tanda clasificatoria, que determinó la pole position y el resto de la grilla.

Pero recién el 25 de octubre se correrá la carrera y ahí sí se sabrá quienes serán los ganadores en cada categoría. Ante este cuadro, las PASO aparecen como un terreno donde cada quien hará una lectura interesada de los resultados propios y de los ajenos.

Es decir, ahora la construcción discursiva sobre los votos de oficialistas y opositores, y su instalación en la opinión pública, se convertirá en un insumo estratégico de la campaña electoral que será decisiva.

Todas las cuentas valen y siempre se puede encontrar una que sirva. Unos dirán que han ganado porque sacaron más votos, y otros dirán que se han puesto en condiciones de ganar, porque sumarán adhesiones a partir de ahora.

Una estrategia discursiva es explotar, por ejemplo, que el adversario sacó menos votos de los que esperaba. Sugiriendo así que en realidad perdió. También habrá argumentos alrededor del “techo” y el “piso” de cada candidato, haciendo proyecciones sobre lo que vendrá.

Otra cuestión será interpretar el posible comportamiento del electorado luego del dibujo que establecieron las PASO. Habrá quienes den por sentado el corrimiento de una parte de los votantes hacia los candidatos con más chances de ganar.

El mapa político argentino refleja, por ejemplo, esta situación ambigua: si bien hubo un triunfo de los candidatos oficialistas, el porcentaje del voto opositor, independientemente de su procedencia, es superior al obtenido por ellos.

¿Se unificará acaso el electorado opositor detrás de uno sola fórmula o candidato, construyendo así una nueva mayoría capaz de desbancar al oficialismo hoy triunfante?

El ballotage en la Ciudad de Buenos Aires, el pasado 19 de julio, reveló que el voto opositor puede migrar masivamente, confirmando la tesis del llamado “voto útil”, que ocurre cuando los ciudadanos deciden cambiar pragmáticamente la orientación de su sufragio para concentrarlo en una opción X, y evitar así el triunfo de la opción Y.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 30/08/2015 en Uncategorized

 

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