“El siglo XXI está siendo el siglo de la estupidez”. Así ha reaccionado el escritor español Arturo Pérez-Reverte, al enterarse de que los libros de James Bond serán revisados para suprimir referencias raciales.
Con motivo de la celebración de los 70 años de la publicación de la primera novela escrita por Ian Fleming, “Casino Royale”, la responsable de los derechos de publicación de los libros, anunció la polémica novedad.
La reescritura consiste en la eliminación de la forma que Fleming tenía de referirse a las personas negras. La editora de la obra argumenta, al respecto, que el libro fue escrito en una época en la que eran habituales ciertos términos que hoy pueden ser considerados ofensivos para los lectores.
Arturo Pérez-Reverte reaccionó con furia por la “cancelación” de James Bond. En su cuenta de Twitter, escribió: “Más hipócrita basura anglosajona que los europeos haremos nuestra, como de costumbre. Gracias a los demagogos, los oportunistas que hacen de esto su negocio y los idiotas que les aplauden, el siglo XXI está siendo el siglo de la estupidez. Enhorabuena”.
La noticia llega pocos días después de que la editorial británica Puffin Books anunciara que la obra de Roald Dahl, autor de libros como “Matilda”, “Charlie y la fábrica de chocolate” y “Las brujas”, sería reescrita para eliminar todo lenguaje ofensivo.
La decisión motivó que los lectores de todo el mundo salieran a mostrar su rechazo ante la decisión. Ante lo cual la editora británica informó que, a la par de las nuevas ediciones “corregidas”, también pondrían a la venta la versión original de cada libro para los lectores interesados.
El escritor y matemático argentino Guillermo Martínez, autor de “Crímenes imperceptibles”, se pronunció contra este tipo de reescritura: “La locura es total. Hay que tener cuidado de no convertir lo que puede ser deseable en la vida civil en obligatorio para la representación literaria o ficcional. No podemos dejar que la literatura se convierta en una especie de fábula de buenas intenciones y de ‘corregir hacia atrás’ lo que fueron sensibilidades del pasado”.
Quienes critican esta onda de intolerancia hacia el contenido de determinados libros recuerdan ese escenario distópico que planteaba el escritor norteamericano Ray Bradbury en su famoso libro “Fahrenheit 451” en el que Guy Montag, un bombero y protagonista de esta historia de ciencia ficción, tiene como tarea quemar libros prohibidos por causar discordia y sufrimiento.
La práctica de reescribir obras clásicas del pasado, con el argumento de que hay que purgarlas de supuestos prejuicios, es propia de la llamada cultura “woke”, identificada con varios movimientos e ideologías progresistas radicales o de izquierda identitaria posmoderna.
Lo “woke” (“despierto” en inglés) nació en la tercera década del siglo XX como una protesta de los afroamericanos estadounidenses y luego se fue extendiendo hacia grupos feministas, LGBTQ+, vegetarianos, veganos, etcétera.
Sus adversarios cuestionan, sobre todo, los métodos coercitivos que utilizan contra quienes dicen cosas o cometen actos que ellos perciben como misóginos, homofóbicos o racistas.
En particular ha generado mucho malestar el uso de un método conocido como “cancelación”, una suerte de policía del pensamiento que practica la censura contra individuos que actuaron o dijeron algo que para ellos es intolerable.
© El Día de Gualeguaychú