Irritabilidad, fatiga y menor productividad. Estos son los efectos del calor agobiante en la salud mental, según los expertos.
Una ola de calor se define como un período excesivamente cálido en el cual las temperaturas máximas y mínimas superan, por lo menos durante 3 días consecutivos y en forma simultánea, los valores normales para cada localidad.
Lo que vuelve aún más intolerable la anomalía climática que ahora estamos viviendo es que se registran 40ºC de sensación térmica en marzo, es decir cuando finalizadas las vacaciones la gente vuelve al trabajo y arrancan las clases.
“Vivir con 32ºC o más por varios días impacta en forma negativa en el organismo en general y en la salud mental en particular”, refiere al respecto el doctor en Psicología Martín Etchevers.
“Puede generar irritabilidad, ansiedad, que la persona se sienta deprimida y agotada. La exposición prolongada al calor afecta, además, la calidad del sueño”, cuenta.
Y dormir mal también tiene consecuencias como “falta de concentración, cansancio, mayor predisposición para discutir y tener conflictos en situaciones cotidianas”.
Lo que agrava el cuadro es que la ola de calor ocurra en marzo, cuando los adultos encaran la vida laboral y los chicos comienzan la actividad en los colegios.
No sólo las jornadas son más exigentes sino que también cambia el patrón en la vestimenta, ya que no está permitido asistir a clases o ir al trabajo con ropa fresca y holgada. Muchos colegios tienen uniformes para clima templado y los alumnos sufren al usarlos con 36º, 38º o hasta 40ºC de sensación térmica.
En suma, hay un desajuste entre los días cálidos y la vida real, circunstancia que aumenta los niveles de irritabilidad y de estrés.
Según el psicólogo y sociólogo Martín Wainstein, “el calor aumenta todas las conductas disruptivas y entre las personas que tiene algún tipo de trastorno, incrementa los síntomas ya que se trata de gente con menos recursos para enfrentar la incomodidad”. Esto tiene que ver con que “es un factor de molestia, de estrés y un generador de ansiedad”, aclara.
Cabe consignar que la Universidad de Loughborough publicó un estudio en el que expone que el nivel de productividad laboral baja hasta un 76% cuando el termómetro llega a los 40ºC.
En el caso de la actividad educativa, los estudios muestran que las altas temperaturas hacen que los estudiantes estén más distraídos y agitados y con ello disminuye su rendimiento escolar.
En tanto un estudio estadounidense de 2018 asoció el alza de la temperatura planetaria —que aumentó en 1,2º desde fines del siglo XIX— con el aumento de la criminalidad.
Otra investigación de ese país, desarrollada en Arizona y Phoenix, estableció una relación directa entre el aumento de las temperaturas y el mayor uso de la bocina entre los automovilistas. Según ese trabajo, el calor aumentaría la hostilidad entre las personas.
En España, en tanto, un grupo de investigadores logró vincular las olas de calor con un aumento en los femicidios. Incluso señala que, tres días después de registrarse uno de estos fenómenos climáticos, el riesgo de que una mujer sea asesinada por su pareja o expareja se incrementa hasta en un 40%. Y la probabilidad es 29% mayor por cada grado que supere los 34º en el termómetro.
“Las olas de calor y la salud”, así reza el nuevo informe publicado por la OMS y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), donde se analiza cómo las altas temperaturas contribuyen a un aumento de la mortalidad y la morbilidad, y ejercen una carga extra sobre recursos como el agua, la energía y el transporte.
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