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El drama del maldurmiente en una sociedad acelerada

30 Jun

“El mal dormir” es un libro que se mueve entre la historia cultural del sueño y la historia personal del autor, el español David Jiménez, atormentado por el insomnio.

Jiménez cuenta que lleva años intentando dormir bien: toma melatonina, acude a clases de mindfulness, etc. “Este libro nace de la necesidad íntima de reflexionar sobre una parte muy importante de la vida, el sueño, que deja una huella profunda en el día a día”, ha reconocido el autor.

En realidad, Jiménez aborda una cuestión que involucra al 40% de la población mundial que según la OMS es el porcentaje de gente que padece algún desorden del sueño.

Lo cierto es que dormir menos horas de lo recomendado impacta de manera directa en el cuerpo y conlleva trastornos fisiológicos y psíquicos, como el estrés o la ansiedad, además de impactar de manera negativa en las actividades al día siguiente.

Jiménez se define a sí mismo como un maldurmiente -“siempre he dormido mal”, declara– y a partir de aquí reflexiona sobre su condición, que lo ha llevado a estudiar este fenómeno en la historia.

“Estaría dispuesto a hacer bastantes pactos fáusticos por dormir ocho horas”, comenta tras señalar que quien mal duerme tiene que enfrentar las actividades del día con un cansancio agotador.

“¿Cómo es posible que se me niegue algo tan básico, esencial e imprescindible que incluso lo hacen las lombrices?”, se pregunta el autor al tiempo que desgrana el conocimiento que ha adquirido sobre este padecimiento.

Según dice, el insomnio es muy solitario, lo enfrenta a uno con el vacío de la existencia. Se trata de una experiencia dramática y acongojante, en la que se da una búsqueda activa del sueño.

“Me gustaría que el lector se plantease el papel del sueño en su vida, en nuestra sociedad, en nuestra historia”, refirió Jiménez a la prensa sobre su obra en la que a las notas autobiográficas se suma una historia cultural del sueño y su aparición en obras literarias y científicas.

Por ejemplo, allí se cuenta que antes de la industrialización era común el sueño bifásico, “un sueño nocturno dividido en dos tramos, entre los cuales habría una hora larga que nuestros antepasados usaban para rezar, copular, leer o incluso pasar un rato de charla con los vecinos”.

Una de las cosas que más llaman la atención para el autor es “toda la industria del maldormir”, que está creciendo en los últimos tiempos gracias al soporte tecnológico. “Es algo que va a seguir creciendo en los próximos años y es divertido ver cómo se diversifican las propuestas, desde hoteles de ‘sleep wellness’ (bienestar del sueño) hasta aplicaciones para smartphones”, refiere.

Los especialistas han reconocido la existencia de más de cien tipos de trastornos del sueño. Algunos son muy específicos, como la apnea o el síndrome de las piernas inquietas, y otros son más ambiguos, como la mera dificultad para conciliar el sueño o para retenerlo.

“Expertos en medicina ya se han alejado de prescribir soluciones farmacológicas intensas y apuestan por una terapia conductual para cambiar ciertos hábitos”, remarca Jiménez al analizar las soluciones que se barajan en esta época.

Cabe consignar que en la actualidad se calcula que el 40% de la población mundial duerme mal, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien esto no quiere decir que todos tengan un trastorno severo del sueño, sí tienen alguno de sus ingredientes.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 30/06/2022 en Uncategorized

 

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