Hoy se celebra en el país el Día de la Educación Física, en recuerdo al 30 de octubre de 1939, fecha en que se creó el Instituto Nacional de Educación Física, y se incorporó esta modalidad a los programas de educación a nivel nacional.
Se trata de una disciplina fundamental que empalma con la mejor tradición pedagógica, ya que es de suma importancia para la conformación integral de los niños, niñas y adolescentes.
La Educación Física forma parte del sistema educativo a nivel mundial por los múltiples beneficios que fomenta en el desarrollo de los estudiantes a nivel educativo y personal.
Con ella se busca garantizar el derecho a la formación corporal y motriz de las nuevas generaciones, promoviendo el acceso a las prácticas corporales, ludomotrices, gimnásticas, expresivas, deportivas y de relación con el ambiente en los distintos niveles y modalidades.
Las actividades físicas que realiza el ser humano con intención lúdica o competitiva, son una plataforma para formar ciudadanos según creían los griegos de la antigüedad.
Fueron ellos los que mejor penetraron en el valor humano de los ejercicios físicos. Para el filósofo Platón los deportes eran una parte esencial de la educación integral.
Llegó a escribir: “La educación es el arte de conducir al niño por los caminos de la razón. Su deber consiste en fortalecer el cuerpo tanto como sea posible y en elevar el alma a su más alto grado de perfeccionamiento”.
La perfección humana, creían los griegos, se logra cuando se alcanza una mente sana en un cuerpo también sano. Desde este punto de vista, la educación física aparece como un medio de primer nivel en la formación de los individuos.
Hay que pensar que la mitad de los niños y adolescentes de Argentina no realiza suficiente actividad física. Por este motivo, expertos en salud infantil recomiendan fomentar la práctica regular de ejercicios físicos en esta franja de edad.
Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los chicos deben realizar, al menos, una hora diaria de actividad física, la mitad de la población en edad escolar, que vive en los principales conglomerados urbanos del país, no cumple ese requisito.
Cuando se habla de actividad física se incluyen juegos al aire libre de intensidad moderada y vigorosa; educación física escolar y ejercicios físicos; prácticas de deportes o actividades estructuradas fuera del horario escolar.
Por otra parte, los informes de los expertos dan cuenta que se ha ampliado el comportamiento sedentario de los menores. Y esto involucra distintos contextos, ya sea porque pasan más tiempo delante de alguna pantalla, o porque permanecen mucho tiempo sentados.
Hay un comportamiento sedentario específico, que es el que tiene que ver con el tiempo recreacional delante de los artefactos, que aparece como más problemático.
Los niños y adolescentes urbanos, en efecto, pasan muchas horas diarias de exposición ante la televisión, la computadora, la tablet, el celular, entre otros aparatos electrónicos, una tendencia que se considera riesgosa.
Se sabe que la insuficiente movilidad física es uno de los problemas de salud más acuciante del siglo XXI. Cambiar esta tendencia supondría desarrollar hábitos de actividad corporal en los más chicos.
El diagnóstico global es que hay un desajuste entre la biología humana y el estilo de vida contemporáneo fuertemente sedentario.
© El Día de Gualeguaychú