Hoy es el Solsticio de Verano en el Hemisferio Sur y se inicia de esta manera la época más luminosa del año, ya que su elemento central es la influencia del Sol o astro rey.
En este tiempo los días son más largos y las noches más cortas. Se trata de la época más calurosa del año, con las temperaturas más altas.
Hoy, 21 de diciembre, será el día más largo del año, producto del solsticio de verano, que da inicio a la temporada estival.
Es un fenómeno que ocurre cuando el eje del planeta Tierra, ya sea en el hemisferio norte o en el sur, está más inclinado hacia la estrella de su órbita, es decir, hacia el Sol. Esto ocurre entonces cuando ese astro alcanza su posición más alta en el cielo, como se ve desde el polo norte o sur.
El hemisferio más inclinado hacia nuestra estrella central vive su día más largo, mientras que el más alejado vive su noche más larga. Así, durante el solsticio de verano del hemisferio norte -que siempre cae en torno al 21 de junio-, el hemisferio sur pasa por el solsticio de invierno.
Del mismo modo, durante el solsticio de invierno del hemisferio norte -que ocurre en torno al 22 de diciembre-, el hemisferio sur pasa por el solsticio de verano.
En las distintas culturas el verano está asociado como elemento simbólico a la cosecha, la abundancia y la fertilidad. Asimismo, se asocia al Sol con el renacimiento y la esperanza.
Los festejos del Solsticio de Verano en diversas partes del mundo implican ceremonias y rituales para dar la bienvenida a esta estación del año, con un gran protagonista al cual se le rinde tributo: el astro rey.
Se considera que las cuatro estaciones tienen su correspondiente inspiración psicológica: el otoño simboliza el desapego y la depuración; el invierno, la quietud y la introspección; la primavera el renacer.
En el caso del verano, se considera la estación de la luz. Con su iluminación y calidez, es la época del año en la que, según la psicóloga transpersonal Elena Villalba, “el fuego y la luz solar pueden inspirarnos para perseguir nuestras metas con pasión, aumentar la calidez en nuestras relaciones con nuestros seres queridos y procurar que nuestra existencia sea más luminosa y positiva”.
Seres finalmente atados a las leyes materiales del cosmos, dada la constitución corporal, los seres humanos somos muy susceptibles a los cambios del entorno físico, como los asociados a la atmósfera y a las estaciones del año.
Al respecto, se ha podido comprobar cómo la exposición a la luz solar mejora inmediatamente el estado de ánimo y la cognición, y esto se ha observado no sólo en las personas con TAE, sino también en las personas diagnosticadas con otras formas de depresión.
El calor y el sol nos transmiten buen humor y eso hace que estemos con un estado anímico más agradable, que estemos más receptivos con los demás, más sonrientes, etc.
Se ha demostrado que las temperaturas cálidas y las horas de sol bajan los niveles de ansiedad y aumentan el pensamiento positivo. De manera contraria, mucha humedad, dificulta la concentración y aumenta la fatiga.
La exposición a la luz solar, según estudios médicos, aporta vitamina D y ésta tiene efecto sobre los sistemas hormonales, produciendo una modificación de nuestro sistema endocrino que es el encargado de producir hormonas, como la melatonina o la serotonina. Estas hormonas hacen sentir sensaciones agradables y provocan una mayor motivación por realizar actividades sociales.
© El Día de Gualeguaychú