El agradecer es una práctica que sana a las personas y a la sociedad. Hay un movimiento mundial que la promociona y una de sus principales figuras es el monje benedictino David Steindl-Rast.
Especialista en ecumenismo y diálogo interreligioso este monje nacido en Austria en 1926 sostiene que no es la felicidad la que nos hace agradecer, sino que el agradecer es lo que nos hace felices.
“Todos conocemos personas que tienen todo lo necesario como para ser felices, y sin embargo no lo son, simplemente porque no están agradecidas por lo que tienen. Por otro lado, todos conocemos también personas que no son para nada afortunadas, y sin embargo irradian alegría, simplemente porque aun en medio de su miseria son agradecidas. Así, la gratitud es la clave de la felicidad”, ha dicho en uno de sus escritos dedicados al tema.
Steindl-Rast estudió artes, antropología y psicología, obteniendo un doctorado de la Universidad de Viena. Y desde 1953 es monje, comenzando su formación en el monasterio benedictino de Mount Saviour, en el estado de Nueva York.
Fue uno de los primeros católicos que recibió un entrenamiento en Budismo Zen y que participó (y continúa participando) en el diálogo budista-cristiano. Es conferencista en The Dalai Lama Center for Ethics, relacionado con el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
El tema del agradecimiento se ha convertido en un tópico de interés en la ciencia occidental. Forma parte por caso de la agenda de Greater Good Science Center (GGSC), un centro ubicado en la Universidad de California, desde donde se patrocina la investigación científica sobre el bienestar social y emocional.
En tanto, Naomi Eisenberger, directora del laboratorio de neurociencia social y afectiva de la Universidad de California, publicó un estudio donde señala que la gratitud influye positivamente en el cerebro al punto de mejorar la salud.
“Los hallazgos científicos hacen a la gratitud respetable a los ojos de los medios de comunicación, y por lo tanto a un siempre creciente sector de la sociedad. Esto crea una espiral de retroalimentación, lo cual explica el actual auge de la gratitud”, refiere Steindl-Rast al explicar el creciente interés por el tema.
Mucho antes de que la gratitud se convirtiera en tema de investigación científica, este monje benedictino escribía sobre ella como corazón de la plegaria y camino hacia la liberación, contribuyendo a promocionar la práctica del agradecimiento como una forma de sanarse a uno mismo y a la sociedad.
“Las personas agradecidas viven de una manera que conduce al tipo de sociedad que los seres humanos anhelamos. En muchas partes del mundo la sociedad está enferma. Las palabras clave del diagnóstico son: explotación, opresión y violencia. El vivir agradecidos es un remedio contra estos tres síntomas”, refiere el religioso.
Y añade: “Nuestra supervivencia depende de un cambio radical; si el movimiento de la gratitud crece de manera suficientemente fuerte y profunda, puede producir este cambio necesario”.
Cabe consignar que en algunos países, como Canadá y Estados Unidos, cada 21 de septiembre se celebra el “Día Mundial de la Gratitud”, una jornada en la cual se invita a las personas a dar gracias.
El agradecimiento es una actitud mental que permite comprender que hay más razones para sentirse feliz que desdichado. El ser agradecidos nos da la posibilidad de tener una mirada menos pesimista ante las adversidades.
© El Día de Gualeguaychú