Medio Oriente: el temor a que el conflicto escale

Tanto Estados Unidos como los líderes europeos están intentan impedir una escalada del conflicto entre el grupo extremista Hamas y el Estado de Israel, que podría desencadenar una tercera guerra mundial.

Todo comenzó el pasado 7 de octubre cuando el grupo palestino lanzó un ataque brutal en territorio israelí, y lo que siguió fue una reacción contundente de Israel en la Franja de Gaza, que se profundizará en los próximos días.

Los líderes europeos han reiterado su condena a los ataques de Hamas y han instado al líder israelí, Benjamín Netanyahu, a que mantenga la proporcionalidad y el respeto al derecho internacional en su respuesta militar en la Franja de Gaza.

Hay una razón de conveniencia detrás de estas gestiones: la onda expansiva de la crisis en Medio Oriente llegó a Europa, donde el extremismo pro-palestino está soliviantando la revuelta en varias ciudades.

El viernes, por caso, un islamista apuñaló a un profesor en un instituto de Arras (Francia), en tanto que el lunes un hombre mató a disparos a dos ciudadanos suecos en Bruselas.

“Si no tenemos cuidado, el conflicto tiene el potencial de exacerbar las tensiones entre comunidades y alimentar el extremismo”, expresó por estas horas Charles Michel, presidente del Consejo Europeo (CE).

A todo esto, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha advertido el martes que “todos los Estados europeos son vulnerables” ante esta “vuelta del terrorismo islamista”.

“No será posible vivir en un Estado de derecho sin riesgo del terrorismo”, ha advertido el mandatario galo, que ha dicho que hay que “vivir con vigilancia”.

El otro elemento que tiene preocupados a los líderes europeos es el importante riesgo “de migración y desplazamientos de un gran número de personas hacia países vecinos que ya cuentan con un número importante de refugiados en su territorio. Si no se maneja con cuidado, existe el riesgo de que se produzcan oleadas migratorias hacia Europa”, refirió el presidente del CE.

¿Podría esto llevar a una Tercera Guerra Mundial? Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de una intervención de Irán o de su aliado libanés Hezbollah, el presidente Joe Biden dijo: “Que no lo hagan”.

Los estadounidenses acaban de desplegar dos grupos de portaaviones en el Mediterráneo oriental enviando un mensaje muy firme a Irán para que se mantenga al margen de lo que ocurre entre Hamás e Israel.

En esencia, en el mundo crece la conciencia de que, si se pasara de una guerra fría a una guerra caliente, se desencadenaría una conflagración de importancia mundial en Oriente Medio.

El cóctel no podría ser más explosivo: en medio de las tensiones por la invasión de Rusia a Ucrania en la escena geopolítica global, ahora se suma el recrudecimiento de las hostilidades armadas entre Hamás e Israel.

En tanto, el fuego cruzado en la frontera del Líbano con Israel agrega intranquilidad, porque ello implica una extensión del conflicto. En el sur del Líbano domina otro grupo extremista islámico, Hezbollah, aliado de Irán.

El jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, ha señalado que sus combatientes llevarían a cabo una incursión en el norte del territorio israelí en caso de que estallara nuevamente la guerra entre el Líbano e Israel.

Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Amir Abdollahian, planteó por estas horas la magnitud que tendría una ampliación de los combates después de conversar con sus homólogos en Túnez, Malasia y Pakistán.

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La mujer que desafía al régimen teocrático iraní

La activista Narges Mohammadi, encarcelada por el régimen clerical que gobierna Irán, ha sido galardonada con el premio Nobel de la Paz 2023 por su defensa de los derechos de la mujer.

La activista de 51 años está actualmente cumpliendo una larga condena en la prisión de Evin en Teherán, adonde fue enviada por el régimen de los ayatolás, ensañado particularmente con las mujeres que no se subordinan a la legislación basada en la sharía (ley islámica).

El Comité Noruego que decide el Premio Nobel ha galardonado, el viernes último, a Narges Mohammadi por “su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos”.

Han querido así reconocer la importancia del movimiento “Mujer, vida y libertad”, surgido a raíz del asesinato el año pasado de Masha Amini, de 22 años, por parte de los personeros del régimen, episodio que desencadenó un año de protestas antigubernamentales en el país.

Nacida en 1972, periodista y madre de gemelos adolescentes (que viven en el exilio con su padre), Mohammadi ha sido arrestada 13 veces, condenada 5 veces y sentenciada a un total de 31 años de prisión. Actualmente se encuentra en la cárcel cumpliendo una condena por “difundir propaganda”.

El año pasado, en una carta desde la prisión de Evin, detalló cómo las mujeres detenidas en las protestas antigubernamentales que entonces arrasaban el país estaban siendo abusadas sexual y físicamente.

Mohammadi ha publicado un libro titulado “Tortura Blanca”, en el que relata las experiencias de maltrato y tortura en las cárceles iraníes.

El libro empieza así: “Estoy escribiendo este prefacio en las últimas horas de mi permiso en casa. Muy pronto me veré obligada a regresar a mi prisión… Esta vez me declararon culpable por el libro que tienes en tus manos: Tortura Blanca”.

Al anunciar el premio para Mohammadi, el Comité del Nobel declaró que espera que Irán libere de prisión a la activista para que pueda asistir a la ceremonia de premiación en diciembre. Por lo pronto, hoy se ha convertido en el símbolo feminista que desafía el poder clerical iraní.

En 1979 se inauguró en Irán un régimen teocrático liderado por el ayatolá Ruhollah Khomeini, hecho que marcó un punto de inflexión en la historia y transformó profundamente al país y a la región.

La neutralidad religiosa del Estado (laicismo) es inaceptable para estos integristas musulmanes. Para ellos es una herejía vivir en un país donde se permite la libertad religiosa

La República Islámica de Irán es una teocracia gobernada por clérigos musulmanes, los ayatolás, cuyo régimen ha entronizado la sharía (la ley islámica), que impone a las mujeres restricciones de todo tipo.

El punto es que el feminismo iraní –no la oposición política al régimen- se ha convertido en una piedra en el zapato del gobierno de los ayatolas. Las mujeres, así, son el motor del cambio social al inmovilismo medieval de Irán.

Esas activistas se han convertido en el objetivo prioritario del clero gobernante, que ejerce sobre ellas reprimendas públicas, multas o detenciones.

El hecho de que Mohammadi haya recibido el premio de la Paz más prestigioso del mundo le otorga ahora a esta activista un nivel de reconocimiento internacional que por cierto no ha sido bien recibido por el régimen teocrático iraní.

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En Irán: el delito por el que se ejecuta a manifestantes

El régimen teocrático de Irán ha venido ahorcando a manifestantes vinculados a las últimas protestas, acusándolos de delito de odio contra Dios o “moharebeh”.

Mohsen Shekari y Majidreza Rahnavard, ambos de 23 años, fueron ejecutados en el lapso de pocos días, bajo ese cargo por un tribunal revolucionario.

Por idéntico delito se acusa al jugador de la selección iraní Amir Nasr-Azadani, después de que se mostrara partidario de la defensa de los derechos de la mujer y de los derechos humanos.

Después de la Revolución Iraní de 1979 la ley de ese país empezó a cambiar de su base laica a la sharía (la ley islámica).

Dentro de ella, el moharebeh es un término legal técnico que tiene varias traducciones que incluyen “hacerle la guerra a Dios”, “guerra contra el Estado y Dios” u “odio contra Dios”, de manera que los culpables son “enemigos de Dios”.

El régimen teocrático iraní ha echado mano a esta figura para ejecutar a personas que han apoyado abiertamente las protestas que se han producido en el país debido a la muerte de Mahsa Amini a manos de la policía de la moral de Irán. 

Organizaciones de Derechos Humanos denunciaron que los manifestantes fueron sentenciados a muerte en tribunales ilegítimos sin debido proceso y advierten del “riesgo serio de ejecuciones en masa de manifestantes”.

Señalan que los individuos acusados de moharebeh no tienen derecho a contratar un abogado independiente y que muchos de los casos se basan en confesiones forzadas.

“Desde el punto de vista del régimen de la República Islámica de Irán, que se considera la representación de Dios sobre la Tierra, si hay un movimiento, un grupo o un individuo que quiera cambiar ese régimen, de por sí están haciéndole la guerra a Dios y por ende son automáticamente acusados de mohabereh”, explica Amir Azimi, editor en jefe del Servicio Persa de la BBC.

Casi sin discusión alguna terminan ejecutados por este crimen capital. Muchos activistas políticos han sido acusados, detenidos, juzgados y condenados por lo mismo.

Los líderes de Irán han tildado las protestas a favor de las mujeres de “motines” instigados por enemigos extranjeros del país.

“Desde el punto de vista del gobierno, estas personas han sido engañadas por agentes extranjeros enemigos del régimen que las han hecho a actuar de esta forma”, comenta Azimi, “así que si dices que fuiste engañado o que no estabas en tus cabales, es posible que seas perdonado”.

El régimen de Irán condenó a muerte al futbolista Amir Nasr-Azadani, integrante de la selección en el mundial de Qatar, por haber apoyado las protestas que se han producido en el país debido a la muerte de Mahsa Amini por parte de la policía moral de Irán.

La Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales expresó su repudio y reclamo que se elimine la sentencia contra el jugador de 26 años.

“FIFPRO está conmocionada y asqueada por las informaciones de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrenta a la ejecución en Irán después de hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la eliminación inmediata de su castigo”, señaló el sindicato en un comunicado.

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El régimen iraní cede ante el reclamo de las mujeres

El gobierno teocrático de Irán disolvió la “policía del velo” o “de la moral”, medida que se considera un triunfo del movimiento de las mujeres de ese país, que piden libertad de elección sobre el uso de la prenda que tapa el cuello y los cabellos.

Tras casi tres meses de protestas, que han socavado socialmente el régimen clerical en Irán, las autoridades anunciaron la supresión de esa unidad de vigilancia que estuvo detrás de la muerte el 16 de septiembre pasado de Amini, una joven kurda iraní de 22 años detenida por violar supuestamente el estricto código de vestimenta del país.

Hasta acá el régimen de Teherán ha acusado al “enemigo exterior” de instrumentalizar las protestas. La represión ha dejado entre 200 y 450 muertos, la primera cifra es oficial y la segunda procedente de un grupo opositor.

La gran mayoría de las víctimas son manifestantes, aunque también hay muertos entre las fuerzas de seguridad. Las autoridades afirman que la muerte de Amini se debió a problemas de salud, pero según su familia, falleció tras haber sido golpeada.

Desde entonces, las mujeres han encabezado las protestas, gritan consignas como “mujer, vida, libertad”, se quitan y queman sus velos, conocidos como “hiyab”.

El anuncio de la disolución de la policía de la moral, considerado como un gesto hacia los manifestantes, se produce un día después de que las autoridades anunciaran que estaban revisando la ley de 1983 sobre el uso obligatorio del velo.

La norma fue adoptada cuatro años después de la Revolución Islámica de 1979, que derrocó a la monarquía del sha, y establece que tanto las mujeres iraníes como las extranjeras, independientemente de su religión, tienen que cubrirse el pelo con un velo y llevar ropa holgada en público.

Este cuerpo policial, que responde al Guía Supremo, tenía entre sus atribuciones la de arrestar y multar o poner a disposición del juez a las mujeres que, a su juicio, lucieran una vestimenta poco recatada: que permitiera ver el pelo, dejara partes del cuerpo desnudas o, por ejemplo, fuera demasiado ajustada.

El fiscal general del país, Mohammad Jafar Montazeri, al anunciar que la temida policía del velo dejará de arrestar a las jóvenes que luzcan un “mal velo”, no obstante sostuvo que se mantienen las normas de 1983 que regulan el código de vestimenta.

El tema del hiyab sigue siendo muy delicado en la República Islámica. Ha dado pie a que un fuerte movimiento feminista, que desea que las mujeres puedan decidir libremente si llevarlo o no, se convierta en un sector opositor al régimen teocrático.

Desde el inicio del movimiento de protestas, hay cada vez más mujeres que salen a la calle sin el velo, especialmente en el norte acomodado de Teherán, la capital.

Irán acusa a Estados Unidos y a sus aliados, así como a su archienemigo Israel, de estar detrás de las protestas, que califica de “disturbios”.

La República Islámica de Irán es una teocracia gobernada por clérigos musulmanes, los ayatolás, cuyo régimen impone a las mujeres cubrirse el pelo y llevar ropa larga y holgada para disimular su figura.

Las infractoras se enfrentan a reprimendas públicas, multas o detenciones. Pero el dato es que las oleadas de protestas por el hiyab, motorizadas por mujeres, vienen golpeando al establishment clerical en los últimos meses. 

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El feminismo que acorrala al régimen teocrático iraní

Las protestas públicas, apoyando el reclamo de las mujeres que quieren decidir cómo vestirse, tiene a mal traer al régimen clerical que gobierna Irán, que no obstante apela a la represión para sostenerse.

En cualquier rincón de Occidente podrá resultar absurdo el motivo del descontento persistente de las mujeres iraníes. Y resultará inconcebible que ellas sean vigiladas por una policía de la moralidad.

Ocurre que así funciona el régimen en Irán, un experimento instaurado en 1981 tras el ascenso al poder del ayatolá Khomeini, un clérigo que despreciaba las enseñanzas del Islam clásico y que instauró una república teocrática, absoluta y fundamentalista.

A partir de entonces una ley obliga a que las mujeres lleven velo y que su ropa cubra adecuadamente las formas del cuerpo femenino, consideradas pecaminosas por el grupo de ayatolás que gobiernan el país.

El punto es que el feminismo iraní – no la oposición política al régimen- se ha convertido en una piedra en el zapato del gobierno de los clérigos. Las mujeres, así, son el motor del cambio social al inmovilismo medieval de Irán.

Esas activistas se han convertido en el objetivo prioritario del clero gobernante, que a su vez tiene miedo de las redes sociales, el vínculo tecnológico que permite que se organicen las protestas callejeras.

Según los reportes internacionales, el régimen continúa ejerciendo una represión cada vez más dura, y lo que es peor: no parece que esta vaya a parar.

En efecto, el Gobierno endureció recientemente el control para que las mujeres cumplieran con la legislación basada en la sharía (ley islámica), lo que multiplicó en los últimos meses las denuncias por el uso excesivo de la fuerza.

Unas 200 personas murieron, entre ellas 23 menores, durante las más de tres semanas de protestas desencadenadas por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini mientras estaba bajo custodia de la Policía de la moral por incumplir el código de vestimenta para las mujeres, según informó la ONG Irán Human Rights (IHR), con sede en Noruega.

Las activistas, que son acompañadas en sus reclamos por sus parejas, padres y hermanos, han denunciado cortes en el servicio de Internet que complica la circulación de información.

Mientras tanto, el líder supremo de Irán, ayatolá Ali Jamenei, acusó a las grandes potencias occidentales, especialmente a Estados Unidos, como instigadores de las movilizaciones que tienen como principales protagonistas a las mujeres de su país.

Pero las jóvenes iraníes, miembros de la llamada “generación J” (la de los nacidos bajo el régimen de Jomeini y crecidos bajo el de Jamenei, que suponen un 70% de la población), no parecen dispuestas a conformarse con ser ciudadanas de segunda.

“Crecimos alimentadas con los valores idealistas de la revolución y la justicia. Nos educaron para protestar contra las injusticias de la sociedad, pero luego ha resultado que todo era para la galería. Cuando hemos querido ejercer lo aprendido, el gobierno no lo ha tolerado”, argumenta Mirza, una activista.

“¡Mujer, vida y libertad!”, así reza el lema más famoso de las jóvenes iraníes, que desafían el patriarcado clerical de los ayatolás, cuyo poder tiembla ante el grito femenino.

Daryush Shayegan, filósofo, escritor y teórico cultural iraní, considera que las mujeres son el factor de cambio más importante en Irán. “Son muy valientes. En la actualidad son más interesantes que los hombres”, asegura.

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La teocracia iraní tambalea ante la revuelta de las mujeres

Las protestas no se detienen en las calles de todo Irán tras el asesinato, por parte de la Policía, de una mujer kurda de 22 años durante su detención por no cumplir con las reglas del hiyab (velo).

Al menos 30 personas han muerto (algunas organizaciones elevan la cifra a 50) en las movilizaciones, que reflejan que una buena parte de los iraníes ya no toleran el gobierno de los clérigos integristas.

Miles de iraníes gritan en las calles “Mujeres, vida, libertad” y “Muerte al dictador”, en referencia al clérigo Alí Hoseiní Jamenei, actual líder supremo de Irán, cabeza de la clase dirigente clerical islámica del país.

Entre las medidas dispuestas por el régimen teocrático para atajar las protestas se encuentran la cancelación de las clases presenciales en las Universidades de Teherán, la detención de periodistas y las restricciones de Internet.

Las redes móviles están siendo cortadas por las tardes y noches para controlar las protestas, mientras que el Internet fijo se encuentra muy ralentizado.

Irán, oficialmente denominada República Islámica de Irán, es un Estado teocrático regido por la sharia (“el camino”), esto es, la ley islámica.

La sharia, sin embargo, no se reduce a un conjunto de normas legales, sino que se trata de un código moral cuyo objetivo es “guiar” la vida de los musulmanes tanto en la esfera pública como en la privada.

Está basada principalmente en el Corán, el libro sagrado del Islam, y en la Sunna, una compilación de textos sagrados con enseñanzas de Mahoma.

Cuando la Revolución Islámica de Irán de 1979 ganó, los clérigos impusieron el velo obligatorio, y crearon las Gasht-e Ershad, un cuerpo policial encargado de controlar el cumplimiento de la norma.

El asesinato de Jina Mahsa Amini, la joven kurda que fue brutalmente asesinada por esta “Policía Moral” ha desatado una rebelión de proporciones en todo el país, encabezada por las mujeres.

Amini era una joven de 22 años que fue asesinada a golpes el pasado martes luego de ser detenida cuando estaba con su hermano a la salida de una estación del metro por la llamada “Policía Moral” bajo el pretexto que no llevaba puesto correctamente su hiyab (velo).

Durante el fin de semana cientos de personas acudieron a su entierro al grito de “muerte al dictador”, refiriéndose al líder actual de la Revolución Islámica en Irán.

Las protestas y manifestaciones contra Alí Jamenei y en reclamo de justicia por Amini comenzaron a replicarse en Teherán y otras ciudades del país donde manifestantes destruyeron pancartas con el rostro del líder del régimen iraní.

Durante la represión de las manifestaciones que comenzaron el sábado, al menos 30 personas han muertos, y varios resultaron gravemente heridos.

En un comunicado de la Comunidad de Mujeres del Kurdistán (KJK) se asegura que el asesinato de Amini no es un caso aislado, sino que es parte de una masacre sistemática de mujeres que se da en el país.

“Las políticas de los Estados fascistas misóginos que tienen su caldo de cultivo en el sexismo, el fanatismo religioso, el sectarismo, el nacionalismo y la dominación en todas sus formas, continúan masacrando a las mujeres y sometiéndolas al disciplinamiento a través de la explotación y la expulsión de sus hogares, negándoles el acceso a trabajos y condiciones de vida dignas. Las mujeres son asesinadas sistemáticamente en el sistema de dominación masculina en todo el mundo”, refiere el escrito.

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La rebelión de las mujeres que jaquea al régimen iraní

En Irán se han producido protestas violentas por la muerte de una joven a manos del a “policía de la moral”. Se trata de movilizaciones que vienen creciendo día a día en todo ese país.

Todo comenzó con una convocatoria a las mujeres a quitarse el velo públicamente durante el “Día Nacional del Hiyab y la Castidad”, en abierto desafío al código de vestimenta islámico.

Mientras los gobernantes del país toman medidas contra el “comportamiento inmoral”, las mujeres salieron sin embargo a la calle.

La movilización terminó con la muerte bajo custodia policial de una joven de 22 años, Masha Amini, circunstancia que incendió la indignación de la población iraní.

En Teherán y otras localidades del país se produjeron violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías. Los disturbios fueron reprimidos violentamente por los personeros del régimen teocrático.

Algunas de las mujeres incluso quemaron las prendas en público entre ovaciones de los manifestantes, tal y como se observa en las imágenes que han circulado ampliamente en las redes y los medios.

Los videos también muestran a centenares de jóvenes de ambos sexos en universidades y el céntrico boulevard Keshavarz de Teherán gritando “justicia, libertad, no al hiyab obligatorio”.

En ese y otros lugares del país también se escucharon cánticos de “muerte al dictador”, en referencia al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.

¿Qué hay detrás de estas protestas contra la jerarquía religiosa islamista que gobierna el país? Según los analistas, obedece al hartazgo de las estudiantes y mujeres de clase media con la teocracia.

Estas no son las primeras protestas que sacuden a Irán. En los últimos dos años los ciudadanos han realizado manifestaciones por falta de agua por la mala gestión de los recursos hídricos y contra casos de corrupción en la construcción de edificios que se derrumbaron por problemas de infraestructura.

“En el pasado vimos que estas manifestaciones han sido reprimidas. No se ha logrado a partir de allí abrir instancias de diálogo. Todo indica que lo mismo va a suceder en este caso y se imponga finalmente una visión confrontativa”, dijo el investigador y docente universitario Paulo Botta, especialista del mundo iraní y de Medio Oriente.

Para Botta “la distancia entre la población y el sistema político es bastante clara. Y ahora las redes sociales permiten que la información circule más rápidamente. Además, el nuevo gobierno no ha logrado cumplir ninguna de las expectativas desde su asunción en agosto del año pasado. No ha mejorado la situación económica y social y no ha alcanzado un acuerdo nuclear con Estados Unidos”, añadió.

En 1979 se inauguró en Irán un régimen teocrático liderado por el ayatolá Ruhollah Khomeini, hecho que marcó un punto de inflexión en la historia y transformó profundamente al país y a la región.

La neutralidad religiosa del Estado (laicismo) es inaceptable para estos integristas musulmanes. Para ellos es una herejía vivir en un país donde se permite la libertad religiosa

La República Islámica de Irán es una teocracia gobernada por clérigos musulmanes, los ayatolás, cuyo régimen impone a las mujeres cubrirse el pelo y llevar ropa larga y holgada para disimular su figura.

Las infractoras se enfrentan a reprimendas públicas, multas o detenciones. Pero el dato es que las oleadas de protestas por el hiyab, motorizadas por mujeres, vienen golpeando al establishment clerical en los últimos años. 

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La escalada de tensiones geopolíticas a nivel global

Nuevas tensiones globales, en plena pandemia, se abren a partir de ofensivas de Rusia sobre Ucrania, de China sobre Taiwán, y de Irán sobre Israel, configurando un escenario inquietante.

Ha llamado la atención en los últimos días la belicosidad desplegada por potencias anti-occidentales, que juegan en contra de Estados Unidos y sus aliados. El eje Pekín- Moscú-Teherán, en efecto, protagoniza una inusitada actividad pro-bélica.

Estados Unidos y China han chocado diplomáticamente a raíz de la incursión de aeronaves chinas en el espacio aéreo de Taiwán.

Taiwán se considera un territorio soberano con Gobierno y un sistema político propios bajo el nombre de República de China desde el final de la guerra civil entre nacionalistas y comunistas en 1949, pero desde Pekín –sede del gobierno de la República Popular China- sostienen que es una provincia rebelde e insiste en que retorne a lo que denomina patria común.

“Seriamente le decimos a esas fuerzas independentistas taiwanesas: aquellos que juegan con fuego se quemarán, y la independencia de Taiwán significa la guerra”, expresó el portavoz del Ministerio de Defensa de China, Wu Qian, en una rueda de prensa.

Ante esta advertencia el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reafirmó su compromiso con Taiwán y tildó de “desafortunadas”  las declaraciones del gobierno chino. Según los analistas Biden, igual que sus predecesores, mantiene una línea dura contra las ambiciones hegemónicas de China.

A todo esto, tanques y tropas de Rusia han puesto otra vez en alerta máxima al este de Ucrania. Desde finales de marzo, el Kremlin ha desplegado miles de soldados y artillería pesada a la región del Dombás, la inestable zona donde se desarrolló la guerra del 2014, que ha dejado más de 14.000 muertos y que todavía no ha llegado a su fin.

Se estima que Moscú ordenó concentrar unos 80.000 soldados en la frontera. Aunque no están claras las intenciones de Rusia con tal despliegue, han comenzado a generar preocupación en Occidente. El punto es que Estados Unidos también reaccionó a la avanzada rusa.

“El presidente Biden enfatizó el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con la soberanía e integridad territorial de Ucrania”, indicó el portavoz de la Casa Blanca en un comunicado reciente.

En tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán anunció este lunes que su país se “vengará” por el ataque a un sitio nuclear subterráneo, del que acusó a Israel.

En los últimos días, Israel intensificó sus advertencias sobre el programa nuclear iraní, en medio de los esfuerzos por revivir el acuerdo nuclear de 2015, que fue abandonado por Donald Trump cuando era presidente de Estados Unidos.

Irán reinició las operaciones nucleares prohibidas, mientras Israel y otros gobiernos acusan al país árabe de querer energía nuclear para construir una bomba atómica.

Más allá de estas tensiones diplomáticas y militares, los analistas internacionales hablan de la creación de un nuevo bloque anti-occidental, que busca contrarrestar la hegemonía norteamericana en el mundo.

Esta nueva alianza con componentes económicos, políticos y militares, está conformada por la República Popular China, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán.

El eje Pekín-Moscú-Teherán, es enorme en varios sentidos: reúne a 1.500 millones de habitantes, equivale a 29 millones de kilómetros cuadrados y  constituye una economía conjunta que representa el 22% del PIB mundial. 

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Temor por una escalada del precio del petróleo

El petróleo sigue siendo la materia prima clave del sistema económico mundial. Como consecuencia del conflicto en Medio Oriente, su precio se ha disparado. ¿Hasta dónde puede llegar su valor en caso de una guerra?

El estratégico producto experimentó una abrupta suba luego que el general iraní Qasem Soleimani, líder de la fuerza élite Quds de la Guardia Revolucionaria, muriera este viernes (3 de enero) en un ataque de Estados Unidos en Irak.

El precio del crudo Brent escaló más del 4%, llegando a los US$69,50 el barril (su valor más alto desde mediados de septiembre), mientras que el valor del barril West Texas Intermediate (WTI) escaló hasta los US$64,09 (su precio más alto desde abril).

Tras el ataque en Irak, los inversores apostaron por valores seguros, con subidas del yen frente al dólar y del oro, que  alcanzó un récord en cuatro meses, hasta más de US$1.550 la onza.

Muchos expertos temen que si el conflicto escala a una confrontación militar la economía mundial podría entrar en una crisis energética, parecida a la de octubre del 1973 cuando los países árabes de la OPEP cerraron el grifo del petróleo a Estados Unidos y sus aliados europeos por apoyar a Israel en la guerra con Siria y Egipto.

Cabe consignar que episodios anteriores de conflictos en Medio Oriente han generado un alza de los precios del petróleo, desde mediados de los años ‘70 hasta principios de los ‘90, contribuyendo a una desaceleración económica mundial.

Los expertos señalan que gran parte de la tensión entre Estados Unidos e Irán se centra en uno de los pasos marítimos más importantes y estratégicos del mundo, el estrecho de Ormuz, por donde transita un quinto de la producción petrolera global.

Este estrecho conecta a los productores de petróleo de Medio Oriente con mercados clave en Asia Pacífico, Europa y América del Norte.

Está entre Omán e Irán, conectando el paso marítimo de los países del Golfo —Irán, Kuwait, Arabia Saudita, Bahréin, Qatar y Emiratos Árabes Unidos— con el Mar de Arabia y más allá.

Aunque es estrecho, este punto es lo suficientemente profundo como para permitir el paso de los barcos petroleros más grandes del mundo. La Administración de Información de Energía de Estados Unidos estima que el 21% del petróleo utilizado en 2018 transitó por el estrecho de Ormuz.

Si esta ruta se volviera impracticable, el suministro mundial de petróleo caería un 20%, según cifras compiladas antes de las últimas sanciones estadounidenses, citadas por el Washington Post.

El miedo a un aumento de las tensiones entre Estados Unidos e Irán ha traído consigo un incremento de los precios del petróleo y se pronostica que el valor del bien irá in crescendo si no se reduce el nerviosismo en Oriente Medio.

Un recrudecimiento del conflicto geopolítico alterará el mercado petrolero mundial, afectando no sólo a los países que producen el recurso sino también a los importadores.

En cuanto a la Argentina, los incidentes en Oriente Medio suceden cinco días después de que el Gobierno diera marcha atrás con un incremento del 5% en las naftas que propuso YPF.

La intención del gobierno de Alberto Fernández es que los combustibles no suban “por tiempo indeterminado”. Pero esa decisión, según los analistas, incide sin embargo en las proyecciones de inversión en Vaca Muerta, el principal yacimiento de gas y petróleo del país.

 

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Estados Unidos versus Irán: suenan tambores de guerra

Un ataque aéreo norteamericano (3 de enero) en Bagdad (Irak) mató a un alto militar iraní, circunstancia que ha causado una fuerte conmoción internacional, al punto que se habla de una posible Tercera Guerra Mundial.

La información conocida este viernes da cuenta que Estados Unidos, a través de un ataque con drones, golpeó de lleno un convoy en Bagdad, matando en la operación al general iraní Qasem Soleimani y a su más estrecho colaborador iraquí, Abu Mahdi al Muhandis.

Soleimani no tenía la fama mundial de los fundadores de Al Qaeda o el Estado Islámico, pero era jefe de la fuerza Al Quds, encargada de las operaciones exteriores de los Guardianes de la Revolución iraníes, y había creado un imperio militar informal coordinado por Teherán en Oriente Próximo, siendo un artífice de la influencia iraní en la región.

La orden de matar a Soleimani partió del presidente Donald Trump luego de que el grupo terrorista Hezbollah atacara a fines de diciembre la embajada de Estados Unidos en Bagdad.

El jefe de la diplomacia norteamericana, Mike Pompeo, aseguró que el jefe de la fuerza Al Quds preparaba una acción “inminente” que “ponía en riesgo la vida de centenares” de estadounidenses.

Irak, atrapado en el conflicto entre Washington y Teherán en su territorio, expresó el temor de que se produzca una “guerra devastadora”.

Mientras Estados Unidos anunció que enviará cerca de 3.500 soldados a Medio Oriente, en medio de esta nueva escalada con Teherán, la reacción iraní no se hizo esperar.

El ayatolá Ali Khamenei, máximo líder religioso iraní, anunció acciones en venganza o represalia en contra de quienes calificó de “criminales que llenaron sus manos con la sangre de Qassem Soleimani y otros mártires”.

Se aguarda que ahora Irán mueva sus fichas, pero nadie sabe cómos será en concreto su reacción. ¿Ciberataques? ¿Acciones de milicias en la región? ¿Atentados en Europa o en Estados Unidos? ¿O acciones contra las petroleras, los oleoductos y las refinerías saudíes?

La muerte del militar iraní ha generado un nuevo escenario de tensión mundial que se ha visto reflejado en los mercados y en la política internacional. El mundo ahora se pregunta ¿puede desatar la muerte de Solemani una Tercera Guerra Mundial?

Uno de los escenarios donde se hace aún más evidente el impacto que trae consigo la muerte de militar y diplomático iraní es en la economía internacional. Y ello se ha materializado en la dramática alza del precio del petróleo, que llegó a los 69,16 dólares por barril, la cotización más alta desde el pasado mes de septiembre.

El comercio de divisas internacionales también evidencia el escenario de tensión internacional, pues allí se han visto afectadas incluso las monedas vistas generalmente como seguras, como el yen japonés y el franco suizo.

En Estados Unidos, la decisión de Trump divide aguas. Mientras la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, sostuvo que el bombardeo amenaza con provocar “una peligrosa escalada de la violencia”, las principales figuras republicanas sin embargo apoyaron al presidente.

A todo esto, Antonio Guterres, secretario general de la ONU, se pronunció a través de un comunicado para llamar tanto a Estados Unidos como a Irán a contener cualquier tipo de acción que pueda acentuar la existente tensión internacional.

 

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