Tanto Estados Unidos como los líderes europeos están intentan impedir una escalada del conflicto entre el grupo extremista Hamas y el Estado de Israel, que podría desencadenar una tercera guerra mundial.
Todo comenzó el pasado 7 de octubre cuando el grupo palestino lanzó un ataque brutal en territorio israelí, y lo que siguió fue una reacción contundente de Israel en la Franja de Gaza, que se profundizará en los próximos días.
Los líderes europeos han reiterado su condena a los ataques de Hamas y han instado al líder israelí, Benjamín Netanyahu, a que mantenga la proporcionalidad y el respeto al derecho internacional en su respuesta militar en la Franja de Gaza.
Hay una razón de conveniencia detrás de estas gestiones: la onda expansiva de la crisis en Medio Oriente llegó a Europa, donde el extremismo pro-palestino está soliviantando la revuelta en varias ciudades.
El viernes, por caso, un islamista apuñaló a un profesor en un instituto de Arras (Francia), en tanto que el lunes un hombre mató a disparos a dos ciudadanos suecos en Bruselas.
“Si no tenemos cuidado, el conflicto tiene el potencial de exacerbar las tensiones entre comunidades y alimentar el extremismo”, expresó por estas horas Charles Michel, presidente del Consejo Europeo (CE).
A todo esto, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha advertido el martes que “todos los Estados europeos son vulnerables” ante esta “vuelta del terrorismo islamista”.
“No será posible vivir en un Estado de derecho sin riesgo del terrorismo”, ha advertido el mandatario galo, que ha dicho que hay que “vivir con vigilancia”.
El otro elemento que tiene preocupados a los líderes europeos es el importante riesgo “de migración y desplazamientos de un gran número de personas hacia países vecinos que ya cuentan con un número importante de refugiados en su territorio. Si no se maneja con cuidado, existe el riesgo de que se produzcan oleadas migratorias hacia Europa”, refirió el presidente del CE.
¿Podría esto llevar a una Tercera Guerra Mundial? Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de una intervención de Irán o de su aliado libanés Hezbollah, el presidente Joe Biden dijo: “Que no lo hagan”.
Los estadounidenses acaban de desplegar dos grupos de portaaviones en el Mediterráneo oriental enviando un mensaje muy firme a Irán para que se mantenga al margen de lo que ocurre entre Hamás e Israel.
En esencia, en el mundo crece la conciencia de que, si se pasara de una guerra fría a una guerra caliente, se desencadenaría una conflagración de importancia mundial en Oriente Medio.
El cóctel no podría ser más explosivo: en medio de las tensiones por la invasión de Rusia a Ucrania en la escena geopolítica global, ahora se suma el recrudecimiento de las hostilidades armadas entre Hamás e Israel.
En tanto, el fuego cruzado en la frontera del Líbano con Israel agrega intranquilidad, porque ello implica una extensión del conflicto. En el sur del Líbano domina otro grupo extremista islámico, Hezbollah, aliado de Irán.
El jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, ha señalado que sus combatientes llevarían a cabo una incursión en el norte del territorio israelí en caso de que estallara nuevamente la guerra entre el Líbano e Israel.
Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Amir Abdollahian, planteó por estas horas la magnitud que tendría una ampliación de los combates después de conversar con sus homólogos en Túnez, Malasia y Pakistán.
© El Día de Gualeguaychú
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