RSS

Archivo de la etiqueta: consumidor

Los cambios en el ecosistema comercial de Gualeguaychú

Desde la explosión de kioscos, pasando por los nuevos formatos hasta la presencia hegemónica del turista uruguayo

El comercio local se transforma con la crisis y los nuevos hábitos del comprador

La actividad comercial es un motor dinámico de la economía de Gualeguaychú. Un relevamiento auspiciado por Corporación del Desarrollo hace un diagnóstico de un sector clave que, en medio de una crisis económica que no afloja, busca adaptarse a un escenario cambiante y al mismo tiempo desafiante.

Por Marcelo Lorenzo

¿Cómo hacer comprensibles las transformaciones del sector mercantil doméstico? ¿Cómo detectar la lógica de su funcionamiento?

Si se lo mirase como un “ecosistema”, utilizando una metáfora ecológica, sus negocios se verían como “especies” que interactúan entre sí.

Como sucede con los sistemas biológicos, donde el pez grande se come al chico, siguiendo una lógica implacable de la cadena alimentaria. De tal manera que el más apto logra sobrevivir en desmedro de los débiles.

En el ecosistema comercial, en forma análoga, también hay una cadena alimentaria y se da una lucha por la supervivencia en la que se produce una selección de las “especies”.

Así, los negocios nacen, evolucionan y pueden morir, hibernar o mutar en nuevos formatos comerciales. La cuestión clave en este entorno, como en el mundo natural, es la adaptación a los desafíos del mercado.

La imagen ayuda a darle sentido al trabajo de investigación, de 118 páginas, titulado “Valoración Comercial de la Ciudad de Gualeguaychú-2022”, realizado por docentes y alumnos de la regional local de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU), bajo la dirección del Licenciado Daniel Galante, a pedido de Corporación del Desarrollo (CoDeGu).

Presentado días pasados, el informe pasa revista a la oferta comercial existente en la ciudad, recoge los cambios en los negocios locales, producto de la crisis económica y los hábitos de los consumidores, al tiempo que hace un balance interpretativo de la información recogida.

Es interesante hacer constar que el trabajo hace “comparaciones” con la realidad comercial anterior, ya que los alumnos y docentes de la UCU vienen haciendo relevamientos periódicos del mercado local.

Un párrafo del escrito, en sus conclusiones, da crédito a la metáfora del ecosistema comercial en el cual tiene lugar una lucha por prevalecer en una economía inestable.

“Las sucesivas crisis económicas y sociales, junto a la desocupación y/o precarización laboral, hacen que muchas personas que necesitan trabajar para sustentar los gastos del hogar, busquen ‘ser sus propios jefes’ eligiendo aquellos sectores donde las barreras de ingreso son bajas: poca inversión inicial (muchas veces dinero proveniente de indemnizaciones o de ahorros), bajo requerimiento de conocimientos técnicos o de especialidad y de una rápida puesta en marcha”, se indica.

Se diagnostica que son innumerables los ejemplos de este tipo de negocios a lo largo de los últimos años: kioscos, agencias de remises, rotiserías, pet shops, tiendas, entre otros formatos.

Esto produce un fenómeno que sigue idéntica secuencia: explosión de nuevos actores que sobresaturan el rubro, en donde los competidores declaran una “guerra de precios” que se traduce en una disminución de la rentabilidad, lo que dispara el cierre de algunas tiendas.

En estas circunstancias donde la oferta supera a la demanda, motivada por la incursión en el negocio minorista de gente necesitada de procurarse un ingreso, suele darse una lucha despiadada en la que no pocos protagonistas quedan fuera del juego.

El informe de marras resalta el hecho de que meterse en el comercio sin conocimientos previos en el manejo de un negocio siempre es riesgoso.

Al respecto, se advierte: “Una persona puede saber cocinar muy sabroso, pero si desconoce conceptos básicos de la administración y no puede determinar fehacientemente cuáles son los costos de cada plato, teniendo en cuenta los desperdicios y las mermas que surgen de la cocina, nunca podrá saber cuál es la rentabilidad del negocio”.

Las compras online

El relevamiento destaca que las restricciones relacionadas con la Covid-19 supusieron un gran estímulo para el comercio electrónico, un canal de venta que viene modificando radicalmente el mundo mercantil.

El comercio electrónico o e-commerce es el comercio de bienes y servicios en Internet. Es el bullicioso centro de la ciudad o la tienda física traducida en ceros y unos en la superautopista de Internet.

Sobre el particular, el informe señala que “las compras en tiendas físicas, que podrían ser consideradas como una ‘antigüedad’ para ciertos sectores, especialmente luego de haber transitado por las restricciones para la no transmisión del Covid-19, podrían no serlo”.

Y se agrega: “Muchas personas, a pesar de haber sumado a su metodología de búsqueda y/o compra la modalidad online, hoy han vuelto a caminar por las calles y entrar a los comercios de ‘formato tradicional’ para consultar sobre productos, averiguar precios y/o buscar asesoramiento a través de una persona de carne y hueso”.

Boom mascotero

En el último tiempo, acorde con la nueva sensibilidad de época hacia los animales, se ha verificado en Gualeguaychú una expansión de la medicina veterinaria, a la par que han crecido los negocios orientados al bienestar animal, según el reporte elaborado por la UCU.

“El crecimiento de las mascotas en los hogares –se indica-, creció año a año, y con ellos los comercios de venta de productos y servicios para ellas. En las tiendas relevadas, las veterinarias y pet shops están dirigidas a pequeños animales, en su gran mayoría a perros y gatos, y no a animales grandes como vacas y caballos”.

Aquí se resaltan dos modelos de negocios: “las ‘veterinarias’ que requieren de una persona con una especialidad universitaria, mientras que los ‘pet shops’ y las ‘forrajerías’, no”. 

Estética masculina en alza

Hasta hace un par de décadas eran las mujeres las que acaparaban toda la industria y los servicios de estética y belleza, pero ahora se han sumado los hombres a la demanda de este servicio.

“Tomando en cuenta las investigaciones anteriores (…), es notorio en el momento de realizar esta investigación, el crecimiento de los locales que comercializan productos de ‘moda e indumentaria’ en general y destinados al género masculino en particular, como de ‘centros de estética y peluquerías’”, se consigna.

Y se añade: “Muchos utilizan productos y servicios que antes eran, culturalmente, exclusividad de las mujeres hoy también son buscados por los hombres como las tinturas para el pelo, las cremas humectantes, la realización de cirugías estéticas, los tatuajes, etc.”.

La moda fitness

El informe comenta, por otra parte, que desde hace un tiempo la onda “sana” -que se replica en otras partes del país y del mundo- ha recalado en Gualeguaychú, donde cada vez más vecinos prestan especial atención a su alimentación y al cuidado de su cuerpo.

Se trata de un fenómeno sociológico estrechamente vinculado a la nutrición y a la salud, que a poco que se mire ofrece manifestaciones diversas, que podrían revelar cambios de paradigmas de consumo y de estilo de vida.

En materia de nutrición, el dato es que hay más oferta de negocios que venden alimentos saludables. No sólo tiendas especializadas en el rubro sino mayor presencia de estos artículos en distintos canales minoristas (como supermercados).

Este nuevo modo de vida saludable viene acompañado de la aparición de otro modelo de negocio: los gimnasios, a tono con la llamada “moda fitness”.

El fenómeno fitness, se puede definir como “estado o condición de estar físicamente sano, especialmente como resultado de ejercicio o de nutrición adecuada”.

La construcción de una “marca ciudad”

El trabajo de investigación sugiere que Gualeguaychú debería trabajar para consolidar su “marca ciudad”, un concepto elaborado por el marketing que sugiere posicionarla frente al resto de las localidades.

La idea es que al nombre de la ciudad se le asocia una serie de atributos singulares y exclusivos por los que se la puede identificar, reconocer y diferenciar.

Al respecto, se menciona que realizar una búsqueda en Internet con la palabra Gualeguaychú, suele arrojar algo que se le aproxima, ya que aparece vinculada frecuentemente a palabras claves como “carnaval”, “termas”, “tranquilidad” y “cercanía”.

La investigación postula que lograr la consolidación de este concepto “permitirá que la afluencia de turistas y venta de productos, genere un crecimiento de la economía a través de las empresas prestadoras, junto a las compañías que comercializan con ellas. Se destaca también, que producirá el aumento en la ocupación laboral. Pero eso se requiere tratar de reducir la estacionalidad con el fin de que los empleos sean estables y no temporales”.

En este sentido, se recomienda que la ciudad siga “el desarrollo de un plan estratégico ad hoc con un fuerte involucramiento y acciones conjuntas entre la Municipalidad de Gualeguaychú y empresarios de todos los sectores”.

Tras señalarse que “Gualeguaychú tiene mucho más potencial que el Carnaval del País”, se añade que a la vez “tiene todo el potencial para construir una ‘marca ciudad’ sólida que pueda competir y ganarles a otras ciudades”.

Una frase del escrito da a entender que el Carnaval habría dejado de ser el atributo distintivo de la ciudad: “Cuando una ventaja competitiva que es única, comienza ser adoptada por otros competidores remite a 2 acciones posibles: mejorar la propuesta percibida por los usuarios y/o encontrar nuevos factores diferenciadores para volver a distinguirse”.

Algunas deficiencias

El trabajo de la UCU consigna algunos defectos en materia de infraestructura local, por ejemplo, del relevamiento surge que “faltan cestos de basuras” en zonas sensibles del centro, al tiempo que hay “cierto deterioro” en las veredas de la calle 25 de Mayo.

Otra cuestión crítica es “la falta de rampas para el acceso de discapacitados y/o gente con poca movilidad y/o cochecitos de bebés”. Todo lo cual actúa como barrera urbana para el acceso a centros comerciales y cívicos.

En cuanto al uso de bicicletas, se indica: “Si bien se ve la existencia de la construcción de bicisendas y bicicleteros en la ciudad de Gualeguaychú, se percibe que aún no alcanzan a satisfacer la demanda de la población”.

Turismo de compras

El trabajo de investigación dedica algunos párrafos a lo que llama “turismo de compras uruguayo en la ciudad”, producto de la

la llegada masiva de personas desde la República Oriental del Uruguay (ROU), motivada por la diferencia del tipo de cambio internacional.

“Para el sector comercial local, representa una gran ayuda ante la crisis económica argentina”, refiere el informe, el cual aclara que se trata de un fenómeno ligado a una “coyuntura” específica.

Al respecto se explica que el turista uruguayo “no está interesado principalmente por los atractivos turísticos, sino por los beneficios económicos que tiene dada la diferencia cambiaria”.

En este sentido, se refiere que los uruguayos encuentran muy atractiva la plaza local porque en ella acceden a “aquellos bienes que se encuentran bajo el programa ‘precios cuidados’ (o su actual versión llamada ‘precios justos’), con un gran abanico de artículos de diferentes sectores de la economía argentina”.

© Semanario de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 21/01/2024 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , , , , , , , ,

La inflación más alta de la región y del planeta

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de marzo de 6,7% (7,2% para alimentos), coloca a la Argentina en el peor de los mundos económicos. Con excepción de Rusia -por la guerra y las sanciones económicas-, en estas pampas se registró la mayor tasa de inflación del planeta.

En América Latina consiguió superar a la economía de Venezuela, que viene de atravesar una hiperinflación de cuatro años. Allí la inflación de marzo fue de 1,4%, según los datos oficiales.

En ese mes, Ecuador tuvo un aumento de precios de 0,1%; Paraguay de 0,8%; Colombia de 1%; Uruguay de 1,1%;  Perú de 1,4%; Brasil de 1,6%; en tanto que en Chile la inflación se situó en 1,9%.

Estas cifras desmienten el argumento del gobierno peronista de Alberto Fernández, según el cual la alta inflación en Argentina es producto de la guerra en Ucrania.

Nuestro país ocupa el triste podio de las naciones con mayor inflación del mundo, solo superada en marzo por Rusia con 7,6%; nación que vio afectada su economía a raíz de la invasión a Ucrania y las severas sanciones impuestas por los grandes mercados globales.

Con el 6,7%  de marzo, Argentina cierra el peor primer trimestre en 30 años  en materia de inflación, al tiempo que ese índice es el más alto en 20 años para un solo mes.

Esta escalada desmiente rotundamente al actual ministro de Economía, Martín Guzmán, que en diciembre de 2021 dijo: “La inflación está bajando y esperamos que en diciembre también se observe una reducción de la tasa interanual mes a mes y que sigamos así en enero, febrero y marzo”.

El fenómeno está golpeando duramente a los sectores sociales más vulnerables, si se piensa que en marzo la inflación de los alimentos y bebidas superó al promedio, situándose en 7,2%. De hecho el consumo en esa categoría cayó el 5,9% en ese mes.

Los economistas advierten  que este shock inflacionario se da en un contexto de controles de precios, con tarifas congeladas y con cepo, es decir con el dólar maniatado. ¿Qué pasaría, entonces, si estas variables se liberasen?

A todo esto Guzmán jura que la inflación de abril será menor, mientras que las consultoras proyectan que los precios ese mes se situarán por encima del 5%.

Las expectativas del gobierno de Fernández para este año fueron cambiando a medida que aceleró el incremento de los precios. En un principio estimó que se situaría entre 38 y 48%, es decir algunos puntos porcentuales por detrás del 50,9% con que finalizó el 2021.

Luego pasó a un objetivo más modesto de poder terminar con un dato anual similar al del año pasado. Pero el índice de febrero hizo volar todas las previsiones y el arco se corrió.

Ahora trascendió que la nueva “meta” oficial es tratar de evitar que la escalada lleve a la inflación por encima del 65%, un escenario posible según proyecciones de algunas consultoras.

Lo cierto es que funcionarios cuya “función” al menos en teoría es combatir la inflación, sin embargo dan a entender que se acelerará. Es el caso del Secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, quien días atrás anticipó que “la cosa se va a poner fea”.

Cabe consignar que Alberto Fernández declaró a mediados del mes pasado el inicio de la “guerra” contra la inflación, justo horas antes del 4,7% de febrero que midió el Indec.

Hasta ahora, a la luz de los hechos, los precios parecen que están ganando la pulseada. En realidad, la que está perdiendo es la población, cuyo poder adquisitivo se está arruinando aceleradamente.

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 16/04/2022 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , , , , , , ,

¿Tener o ser?: la disyuntiva de época

La historia puede ser vista como una búsqueda permanente por tener más cosas, aunque esto puede entrañar el riesgo de “desposesión” personal.

Se diría que la humanidad ha luchado siempre contra la escasez y la pobreza, en procura de un estado mayor de bienestar. El aumento de las tasas de consumo, así, ha sido un indicador de mejora en la calidad de vida de las personas.

En el actual estadio histórico las decisiones de consumo son la fuente vital de una determinada cultura. Pero la importancia que ha adquirido el consumo en el sistema de valores ha hecho reflexionar a filósofos, antropólogos y psicólogos.

Como es el caso del psicoanalista Erich Fromm, que  en uno de sus libros más leídos: “¿Tener o ser?”, ya advertía en 1976 la disyuntiva de la sociedad contemporánea. Allí habla de dos modalidades básicas de la existencia: la del tener y la del ser.

La primera modalidad dice que la esencia verdadera del ser es el tener, para el cual “si uno no tiene nada, no es nada”. En base a esta idea “los consumidores modernos pueden identificarse con la formula siguiente: yo soy = lo que tengo y lo que consumo”,

Si para la modalidad del tener, un hombre es lo que tiene y lo que consume –aclara Fromm-, los prerrequisitos de la modalidad del ser son “la independencia, la libertad y la presencia de la razón crítica”.

La característica de esta modalidad consiste en “ser activos”, lo que significa expresar las propias facultades y talentos, la multiplicidad de dotes que cada uno posee.

Significa también renovarse, crecer, expandirse, amar, trascender la cárcel del propio yo aislado, interesarse, “prestar atención, dar”.

Siguiendo este razonamiento, podríamos concluir que el hombre, en su afán de poseer bienes, y centrar allí toda su existencia, corre el riesgo de “desposeerse” a sí mismo, al vaciar su propia sustancia humana.

“Nuestra sociedad occidental contemporánea –argumenta Fromm-, a pesar de su progreso material, intelectual y político, ayuda cada vez menos a la salud mental y tiende a socavar la seguridad interior, la felicidad, la razón y la capacidad para el amor del individuo; tiende a convertirlo en un autómata que paga su frustración como ser humano con trastornos mentales crecientes y una desesperación que se oculta bajo un frenético afán de trabajo y supuestos placeres”.

El diagnóstico es que la actual civilización ha parido un nuevo tipo humano: el homo consumens, cuya característica esencial es que identifica la felicidad con el mero consumo, en la línea del tener.

Al respecto el autor reflexiona: “La estructura socio-económica de la sociedad modela el carácter social de sus miembros, para que deseen hacer lo que deben hacer”.

En otra parte postula: “La economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal, porque un crecimiento infinito no armoniza con un mundo finito”.

Dice el psicoanalista: “La actitud inherente al consumismo es devorar todo el mundo. El consumidor es eterno niño de pecho que llora reclamando su biberón. Esto es obvio en los fenómenos patológicos, como el alcoholismo y la adicción a las drogas”.

Según Fromm, los consumidores modernos terminan definiéndose por el tener, o lo que es lo mismo por lo que consumen en el mercado.

Frente al dilema que plantea el autor de “¿Ser o tener?”, quizá la clave pase por saber discernir cuándo aquellos bienes que están a nuestra disposición, son un medio para nuestra expansión y libertad, y cuándo una ocasión que eclipsa lo mejor de nosotros mismos, empobreciendo la existencia.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 03/02/2019 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , ,

Consumo ético: incidir sobre lo que compramos

En sectores críticos al modelo consumista, en el cual se observa que las personas son rehenes del mundo económico, se ha desarrollado el concepto de “consumo ético”, mediante el cual se busca empoderar a los consumidores.

Se parte del supuesto de que la economía se basa en la acumulación y el consumo -ilimitados– de los bienes materiales, proceso en el cual las personas han devenido en meros consumidores.

¿Qué pasa si éstos últimos deciden actuar para consumir de otra manera? ¿Qué ocurre si empiezan a tomar conciencia de su poder, saliendo de su pasividad y mentalidad acrítica?

El consumo ético, justamente, fomenta una forma de incidir sobre lo que compramos y, por tanto, sobre lo que se ofrece. Pretende, así,  influir sobre los procesos de fabricación y transporte de aquello que consumimos.

Lo que se busca es conocer con detalle las implicaciones de todo lo que se adquiere en el mercado, abriendo la posibilidad de votar a través del monedero de los consumidores.

La idea es que éstos últimos se convierten en protagonistas del proceso económico y con capacidad de regular el mercado, desarrollando una conciencia crítica de todo cuanto se adquiere.

Ya en el año 2001 la “Alianza para un Mundo Responsable, Plural y Solidario”, una iniciativa de la Fundación Charles Leopold Mayer, presentó un decálogo de propuestas en este sentido, cuyo contenido es el que sigue:

– Promocionar el modelo de consumo responsable y estimular el debate sobre las consecuencias ecológicas y humanas de los modelos de consumo.

– Romper la idea social que asocia el consumismo con la realización social.

– Promocionar el control democrático sobre la industria publicitaria y denunciar los mecanismos psicológicos utilizados para modelar deseos y carencias.

– Incrementar la transparencia y la honestidad de la información al consumidor.

– Impulsar, por parte de los poderes públicos, la promoción del consumo ético y sostenible y penalizar el desperdicio, la contaminación o la marginación social.

– Fortalecer el consumo ético en la producción de la infraestructura colectiva.

– Actuar (boicot colectivo, denuncia, etc.) contra los bienes de consumo que promuevan la injusticia y la insostenibilidad, las empresas que exploten a sus trabajadores, a los animales o a la naturaleza, y a los productos de países que fomenten guerras y que no respeten al ser humano o al medio ambiente.

– Difundir los beneficios de los bienes de consumo benéficos, sostenibles y socialmente justos.

– Promocionar las necesidades sociales de consumo a través de la economía solidaria, difundiendo informaciones sobre las actuaciones solidarias para potenciar las opciones éticas.

– Estimular una cultura del consumo ético, sensibilizando a través de la educación y de la información.

La crítica al consumismo como estilo de vida no es nueva. En la década del ‘60, Erich Fromm escribió un libro que se hizo famoso: “¿Tener o ser?”, sugiriendo en ese interrogante la idea de que los individuos estábamos impelidos a optar por una de las dos posibilidades.

La diferencia entre tener y ser es la que existe entre una vida interesada en las cosas, en su acumulación, siguiendo el patrón consumista en boga, y otra cifrada en el despliegue de la propia persona.

El psicólogo insistía en la necesidad de un esfuerzo continuo para “reducir el modo de tener y aumentar el modo de ser”. Al respecto tomaba como referentes a los que él llamaba “maestros de la vida”, como Cristo o Buda.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 13/01/2019 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , ,

Proyectar el país a través de la comida

Francia con sus quesos y vinos, España con la variedad de sus encurtidos; los países hacen de sus comidas (e ingredientes) una atracción global. Un desafío que se le presenta a la Argentina si quiere competir en el mundo.

El periodista especializado en el campo, Iván Ordóñez, sostiene que la mayoría de las naciones que han conquistado el paladar mundial, generando ingresos sustanciales, han logrado convertir sus comidas en una experiencia cultural.

Han hecho visible tradiciones e historias alrededor de los platos, un conjunto de memorias y emociones que actúan como un sobreañadido simbólico al producto, dotándolo de poderes cuasi mágicos.

A través de esas historias esos platos o ingredientes conectan con el consumidor global, generando una suerte de empatía. La mayoría de los países europeos han hecho, así, que se los identifique con algún sabor o experiencia gastronómica.

Pero países latinoamericanos como Perú también han hecho algo parecido. “La feria Mistura en la que Perú promueve su comida (e ingredientes) es una atracción local y global; ahí están el no tan peruano ajinomoto, el rocoto, el ají y la papa amarillos, el Huacatay y la cebolla y el maíz morados. Ahí también se bebe Pisco y se reinventa el ceviche”, comenta Ordóñez.

En su opinión, Argentina, un país llamado a alimentar al mundo, debe enfocarse en aquellos platos y bienes de su rico campo para hacer cultura en torno de ellos, algo que debería empezar desde abajo, en el territorio, en la casa y en el aula.

“Ser el supermercado del mundo nos exige crear una cultura en torno a la comida: no podemos vender productos (cuyos precios se desploman), tenemos que enfocarnos en vender experiencias. No es de cero. La tenemos, está ahí y necesita consolidar su forma y crecer, desarrollarse”, sostiene Ordóñez.

Y añade: “Llegó con nuestros bisabuelos que al bajar de los barcos se encontraron con los pueblos originarios ya acriollados por el contacto con la hispanidad y está viva: hoy tiene más variedad de ingredientes de los que tenía antes, muta con la sociedad. Hoy tiene kiwi, palta, sushi y arándanos”.

Ordóñez dice que hay que ayudar a los más chicos en las casas, aulas y comedores escolares, a desarrollar la sensibilidad del paladar, enseñándoles de dónde viene la comida y qué propiedades tiene, haciendo que de esta manera conecten con los frutos del campo argentino.

“Es ahí donde Argentina –afirma-, que cultiva más de 40 millones de hectáreas de granos, hortalizas y frutales debería hacer algo más por la educación de su futuro que germinar un poroto, el único contacto con la agricultura que tienen chicas y chicos desde el jardín hasta quinto año del secundario”.

Argentina debe ser uno de los pocos países productores de alimentos cuya población residente ignora casi todo sobre cómo funciona y el aporte que realizan el campo en general y las diversas producciones regionales en particular.

Este es otro de los déficits del sistema educativo argentino, alienado con contenidos que no se corresponden con las necesidades productivas del país. Incluso en el nivel superior se sabe poco de las economías regionales.

Por ejemplo, si se hiciera una encuesta a jóvenes entrerrianos y se les preguntara qué alimentos o bienes agrícolas se producen en el territorio, las respuestas sorprenderían por su nivel de ignorancia.

Un francés medio podría comentar las variedades de quesos y vinos que se producen en su país, así como un español describiría los tipos de jamones ibéricos.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 17/03/2018 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , , , , ,

Tacañería, patología del que ahorra dinero

La contrafigura del gastador, del consumidor compulsivo, es la del que ahorra hasta convertirse en un tacaño, es decir alguien que encuentra placer en la acumulación misma.

¿Acaso es repudiable la decisión de no gastar en exceso? Trabajar y ahorrar son valores bien vistos en la sociedad. Los economistas sostienen, de hecho, que la salud de una economía se mide por su tasa de ahorro, necesaria para acometer inversiones.

¿Cuándo estamos ante un tacaño y cuándo ante un ahorrador? ¿Cómo saber si el hecho de no gastar es fruto de una sana decisión o linda con lo maniático? ¿Dónde está la frontera que separa una conducta de la otra?

La diferencia reside en que mientras la persona que ahorra lo hace con un fin específico (cambiar el auto, irse de vacaciones, comprar una casa, dejarles un capital a los hijos), el avaro no suele tener un objetivo que justifique las privaciones a las que se somete.

En el diccionario la palabra tacaño tiene estos sinónimos: avaro, mezquino, cicatero, miserable, apretador, amarrete. En cuanto a los antónimos figuran: dadivoso, generoso, bondadoso, desprendido, pródigo.

Mientras en el avaro el acto de acumular constituye un fin en sí mismo, en aquel que ahorra es un medio para garantizarse otras cosas. La tacañería es una deformación exagerada del instinto de economía, es una patología del ahorro.

En la historia, desde siempre, quedan constancias de la existencia de este tipo humano, apegado a la riqueza, que recibe y no da, que acumula. La literatura también ha explotado mucho esta figura.

Es célebre al respecto cómo describe el británico Charles Dickens, en la novela “Un cuento de Navidad”, a ese hombre avaro y egoísta llamado Ebenezer Scrooge, quien finalmente se redime de su avaricia.

Scrooge, el tacaño, tiene un corazón, duro y frío. Tiene dinero y no lo gasta. ¿Es lo mismo el tacaño que el avaro? Aunque los dos están afectados por un deseo inmoderado de riqueza, uno (el tacaño) es deficiente en el dar, mientras que el otro (el avaro) es excesivo en el tomar.

Eso piensa el filósofo Aristóteles, quien en su libro Ética escribió: “Hay muchas clases de avaricias. Llamamos tacaño, cicatero o mezquino a todo el que se queda corto en dar”.

Y añade: “Otros avaros, por lo contrario, se distinguen por el exceso en recibir a manos llenas y tomar todo lo que pueden: por ejemplo, todos los que se entregan a especulaciones innobles, los rufianes y todos los hombres de esta clase, los usureros”.

Si la tacañería es una versión de la avaricia, cabe recordar que ésta es considera por la moral cristiana como uno de los pecados capitales.

La licenciada Adriana Guraieb, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), describe así al tacaño: “Se caracterizan por un sentimiento de dolor, de profundo sufrimiento a veces insoportable, ante la idea de gastar dinero, pues nunca les resulta suficiente lo que tienen”.

¿Los tacaños nacen o se hacen? “Considero –refiere– que estos patrones de comportamiento tienen su origen en la primera infancia, en donde les faltó afecto y se aferraron a los objetos, regalos, como lo único sobre lo que ellos pudieran controlar, manejar, dominar, y de ahí que es bastante complejo pretender que cambien porque está muy fijado el valor que le adjudican al dinero. Como dice el viejo refrán: ‘Viven pobres y mueren millonarios’”.

Según Guraieb, son sujetos que le otorgan más importancia al dinero que a cualquier vínculo afectivo. “De allí que sean personas con poca posibilidad de mantener una pareja, porque es muy frustrante vivir junto a quien solo le importa acumular dinero”, dice.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 07/02/2018 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , , , ,

La economía y el estado de ánimo

El economista estadounidense Richard Thaler obtuvo el Premio Nobel de Economía por su investigación sobre cómo los mecanismos psicológicos y sociales influyen en las decisiones de los consumidores y los inversores.

La Real Academia de Ciencias de Suecia declaró que las contribuciones de Thaler “han construido un puente entre los análisis económicos y psicológicos de la toma de decisiones individuales”.

Agregó que gracias a los hallazgos empíricos y las ideas teóricas del economista “se han podido crear nuevos campos de la economía del comportamiento que se está expandiendo rápidamente”.

Y dijo que esto “ha tenido un profundo impacto en muchas áreas de la investigación y la política económica”.

Thaler, de 72 años, establece una relación entre psicología y economía, y muestra por ello que las decisiones financieras –ya sea la simple compra en un supermercado o una inversión multimillonaria– no son siempre racionales, y sí profundamente humanas.

El economista norteamericano ha revelado de qué manera ciertas características humanas como “la racionalidad limitada, las preferencias sociales y la falta de autocontrol” afectan “las decisiones individuales y las orientaciones de los mercados”, explicó el secretario general de la Academia Real de las Ciencias de Suecia, que concede el premio.

Thaler desarrolló especialmente la “teoría del empujón”, que parte de la premisa según la cual, entre dos opciones, las personas escogen a menudo la que es más fácil sobre la que es más adecuada.

“La falta de tiempo para pensar, la costumbre o una mala toma de decisiones hacen que, aunque se nos presente un análisis de datos y hechos (por ejemplo, sobre comida saludable), es probable que sigamos escogiendo la hamburguesa y las patatas fritas”, explicó al respecto el editor de economía de la BBC, Kamal Ahmed.

Fue tanta la influencia de esta teoría que incluso el ex primer ministro del Reino Unido, David Cameron, creó una “unidad del empujón” en 2010 con oficinas alrededor del mundo para encontrar formas innovadoras de cambiar el comportamiento público.

La llamada “economía conductual”, de la que Thaler es uno de sus principales cultores, se encarga de la investigación científica de las tendencias cognitivas y emocionales en la toma de decisiones económicas.

Dado que las personas son propensas a emociones (entusiasmo, miedo, enojo y demás), y actúan en función de ello, la relación entre la economía y la psicología es muy estrecha.

Los factores económicos generales se relacionan con la percepción del país, la valoración de la política del gobierno y las señales concretas que proporciona todo el sistema económico.

La historia muestra que si los operadores ven el futuro con temor, si perciben que el proceso económico del país no es viable, y ofrece señales de incertidumbre, en el sentido de que puede ocurrir cualquier cosa, eso los lleva a restringir sus gastos y a tratar de proteger sus posesiones.

Por lo demás, los economistas dicen que la confianza es la base de cualquier economía sana. Ese término, según el diccionario, significa “esperanza firme que se tiene de alguien o algo”, y está asociado a “ánimo, aliento, vigor para obrar”.

De hecho el dinero, clave de cualquier economía, es ante todo una señal de confianza. El papel moneda es un elemento que representa un valor que intrínsecamente no tiene (como sí ocurre con el oro, por caso).

Su valor depende de la confianza (fiducia) en el gobierno que ha estipulado que unas monedas y billetes valen ciertas cantidades.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 25/10/2017 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , ,

La estrategia para mantener la clientela

Ya no somos tan fieles como antes, ni en política ni en religión ni en materia comercial. Escéptico y volátil, el hombre posmoderno no se queda fijo en una sola opción.

Por eso los partidos políticos, las iglesias y las empresas sufren por igual la fuga de votos, de feligreses y de clientes. Es que la gente muda de preferencias todo el tiempo, no se queda anclada en determinada ideología, creencia o marca.

Generación esquiva la actual, en suma, para empresarios, políticos y religiosos. Generación que ha hecho de la mutación una forma de ser, una característica típica de nuestros tiempos “líquidos”, según la expresión del sociólogo Bauman.

De última el consumidor funciona igual que el elector o el feligrés; de hecho es la misma persona que concurre a los comercios, participa de los actos eleccionarios y asiste al culto.

Frente al problema de la fuga o corrimiento de los clientes (eventualmente hacia la competencia), el mundo de los negocios ha elaborado una respuesta tendiente a retenerlos evitando que migren.

La estrategia de marketing se llama “fidelización”, un concepto que ha traspasado el ámbito mercantil y que ya se aplica al mundo de la política y de las iglesias.

La fidelización consiste en lograr que un cliente, un consumidor que ya ha adquirido equis producto o servicio, siga fiel a esa marca o producto; es decir, se convierta en un cliente asiduo o frecuente.

Un plan de fidelización, según los expertos, debe basarse en las tres “C”: captar, convencer y conservar. De esta manera se logra no sólo que el cliente vuelva a comprar el mismo producto, servicio o marca, sino que se convierta en alguien que, cual creyente convencido, lo recomiende o propague a otros consumidores.

El problema de la fidelización también concierne a las iglesias, si cabe la analogía del mercado. Actualmente en el mundo existen cinco grandes religiones: hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo e Islam; las cuales diariamente atraen o pierden feligreses.

Cada una de esas religiones tiene una promesa diferente, por lo que la permanencia en ellas, de cada uno de sus devotos, depende de la forma en la que comunican y ofrecen esta promesa.

Como organizaciones preocupadas por su clientela, el servicio que cada una ofrece es precisamente esa promesa básica que fundamenta las creencias y que indica la forma en que los seguidores, adeptos o feligreses quieran conseguir, dependiendo de su necesidad, vida eterna después de la muerte, “salvación”, tranquilidad o pertenencia.

Se sabe, por lo demás, que hay iglesias en Estados Unidos que se gestionan siguiendo los consejos del marketing, que buscan deliberadamente “fidelizar” a sus creyentes, para que no opten por otras ofertas religiosas.

En tanto en la política, desde hace tiempo, se emplean las técnicas del marketing comercial. Aquí también se trata de atraer al elector para que “compre” una propuesta, atraer al votante hacia las urnas para que vote.

Pero esto cada vez cuesta más trabajo, de modo que las ofertas deben ser lo más atractivas posibles. Y así como las empresas buscan fidelizar a sus clientes, aquí también los partidos pretenden convertir en fieles a sus votantes.

Los politólogos sostienen, al respecto, que pasó la época del votante cautivo. El devenir político está marcado por una sociedad que ya no sigue mandatos ideológicos familiares ni tradiciones partidarias. ¿Cómo retener, entonces al votante, haciéndolo leal a determinada oferta electoral?

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 17/07/2017 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , , , , , ,

Importancia de la educación financiera

Así como quiebran los gobiernos o las empresas, lo mismo les ocurre a las familias, cuya ruina económica sobreviene muchas veces por falta de educación financiera.

Cebados por la cultura del consumo, que los conduce a gastar por encima de sus posibilidades, hay hogares endeudados más allá de lo razonable. El problema es cuando la deuda se hace inmanejable, convirtiéndose en una bola de nieve.

Entonces las finanzas de una familia entera pueden sufrir un colapso. Una situación de insolvencia puede hacer naufragar la paz doméstica.

Inseguridad, problemas de salud, pérdida de autoestima, ruptura de relaciones, son algunos de los males a que se exponen las familias hiper endeudadas.

¿En qué medida estos dramas familiares no están vinculados a una mala gestión financiera, producto de falta de cultura de la economía de los recursos?

El tópico es de preocupación de algunas entidades de la sociedad civil, como la Iglesia Adventista, que ha desarrollado una pastoral específica dirigida a la “educación financiera para la familia”.

La idea pasa por empoderar a las familias al permitirles administrar mejor sus recursos, enseñándoles conocimientos básicos para hacer frente, por ejemplo, a las múltiples seducciones de la sociedad de consumo.

Lo que se ve, en tanto, es que se ha promovido la bancarización de la población y el uso de las tarjetas de crédito, pero no ha habido suficiente alfabetización económica correlativa, sobre todo en los sectores sociales de menores recursos.

Los riesgos ciertos del no pago o la morosidad revelan la importancia de crear las condiciones culturales para que quienes poseen tarjeta de crédito estén en condiciones de usarla en forma racional.

Por otro lado, está la adicción a las compras como un rasgo de la sociedad de consumo, algo que impacta gravemente en los sectores populares. Algunos estudios dan cuenta que los pobres son forzados a una situación en la que tienen que gastar parte del poco dinero que tienen en objetos de consumos inútiles en lugar de hacerlo en necesidades básicas.

Al respecto, un hipotético programa de educación financiera para las familias, debería hacer foco en la idea de que no hay que confundir “necesidad” con “deseo”.

¿Cuántos consumidores, víctimas de la publicidad que les incentiva el deseo, tienen conciencia de sus necesidades reales? La ausencia de una educación que permita dilucidar prioridades en el consumo está en la base de la ruina económica de muchas familias.

Otro principio clave a inculcar es que se debe vivir con lo que se gana. Esto implica no gastar más allá de lo razonable o no asumir compromisos financieros impagables.

Un programa de educación financiera debería incluir cómo hacer un presupuesto familiar. Eso supone saber determinar los ingresos con que se cuenta y poder confeccionar una lista de gastos acorde a esos ingresos.

Una familia que se preocupa con la administración adecuada de los recursos debe tener luego la disciplina necesaria para no salirse de los límites fijados por su presupuesto.

En el caso de que surja un déficit en las finanzas es necesario evaluar estas dos posibilidades: 1- la posibilidad de aumentar los ingresos; 2-hacer un recorte de los gastos.

Echar mano al endeudamiento, haciendo uso por caso de la tarjeta de crédito, se puede justificar en algunos casos. Pero lo recomendable es no endulzarse con esta alternativa, que suele generar la ilusión de que se cuenta con más dinero del que realmente se tiene.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 27/02/2017 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , , , ,

El discurso y las campañas políticas

¿Los políticos que se postulan para ocupar un cargo ejecutivo o legislativo, dicen lo que piensan o lo que el electorado quiere escuchar? ¿Sirven las campañas electorales para ilustrar la conciencia ciudadana?

“Si yo hubiera dicho lo que iba a hacer, no me votaba nadie”. Esta frase antológica, que se le atribuye a un expresidente muy votado en estas pampas, sugiere que las campañas electorales son equívocas.

Cabría postular la hipótesis de que los candidatos, obsesionados por ganar en las urnas, deben seducir a un electorado que, por otro lado, está deseoso de escuchar cosas agradables.

De aquí se desprende la famosa afirmación de Otto von Bismarck: “Nunca se miente tanto como antes de una elección, durante una guerra o después de una cacería”.

En la democracia gana quien obtiene más votos, y para ello hay que lograr la simpatía y la adhesión de buena parte de la opinión pública. ¿Se puede lograr eso diciendo la verdad?

La pregunta es: ¿está el electorado interesado en escuchar sólo verdades, o más bien presta oídos a aquel discurso que sintoniza con sus deseos y que le plantea un mañana maravilloso?

Los estudiosos de opinión pública hablan de la “ambigüedad deliberada” como método para ganar adeptos. La idea es elaborar un discurso vacío en el que quepan todas las interpretaciones de la realidad, de suerte que sea la gente, al final, quien llene ese discurso con lo que quiere escuchar.

El teórico de la Escuela de Frankfurt, Theodor Adorno, decía que no hay triunfo del persuasor sin la complicidad del receptor, en el sentido de que hay una tendencia humana a querer oír lo que va en línea con nuestros deseos o intereses.

Para muchos críticos de época, vivimos un tiempo en el que el consumidor se ha deglutido al ciudadano. Esto es: la ciudadanía ha quedado reducida al acto de comprar y vender productos de mercado (entre los que se incluyen los propios candidatos electorales).

Si es así el mundo de los negocios ofrece un modelo para entender la estrategia electoral y la expectativa de los votantes. Es lógico, en este sentido, que el vendedor sólo pinte las bondades de su bien o servicio, y oculte los inconvenientes.

En la Argentina de hoy es visible la disonancia que existe entre algunos diagnósticos y las promesas electorales. Muchos expertos coinciden en que la economía, por ejemplo, arrastra severos problemas.

Por ejemplo: grave déficit energético, desequilibrios entre los precios relativos, problemas de doble mercado cambiario, huida del peso, escasez de divisas, estancamiento económico, caída de los precios de los productos de exportación.

Algunos especialistas auguran una catástrofe económica si el país no endereza el rumbo. Sostienen que el “ajuste” es inexorable y que si a esa corrección no la hace la política la hará salvajemente el mercado.

Sin embargo, la política no registra este diagnóstico. No se ve a los candidatos llamando a la población a realizar sacrificios o convocándolos a un esfuerzo patriótico.

¿Será porque ese diagnóstico es incorrecto, no se condice con la realidad? ¿O porque no se puede ganar una elección diciéndole la verdad a los electores, a los que no se quiere atemorizar?

Esta pregunta sólo el tiempo la contestará. Dentro de unos meses se sabrá si los discursos políticos eran consistentes u obedecían a la coyuntura electoral. Si lo que hacen y dicen los candidatos hoy, en suma, tendrá relación con la realidad.

El proceso, en tanto, tiene la contracara por el lado del electorado. ¿Qué quiere ver y escuchar, a la hora de decidir a quién elegir?

 

© El Día de Gualeguaychú

 
Deja un comentario

Publicado por en 18/10/2015 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , , , , , ,