El país enfrenta una alarmante escalada en los casos de dengue, con un aumento del 2.500% en comparación con el año pasado. Se trata de un fenómeno global que, según los científicos, conecta con el cambio climático.
La enfermedad del dengue, transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti, ha venido impactando durante décadas en la Argentina, pero el aumento drástico de los casos este año y la expansión del área geográfica afectada genera una alarma renovada.
Según las cifras del último boletín epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, ya se verifica una marca récord con 129 muertes y 180.529 casos en la actual temporada.
De acuerdo a datos oficiales en Entre Ríos, en el período comprendido entre el 1 de agosto de 2023 al 24 de marzo de 2024, la provincia registró un total acumulado de 7.581 casos.
Según Leda Guzzi, médica infectóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, se asiste a “una ola epidémica de gran magnitud, probablemente la peor de la que tengamos memoria”.
Mientras tanto la Organización Panamericana de la Salud (OPS), alerta que se espera la peor temporada de dengue en América Latina.
La situación es particularmente grave en el Cono Sur, con mayor impacto en Brasil, Paraguay y Argentina. Estos tres países concentran la mayoría de los casos de dengue en la región, representando el 92% de todos los contagios y el 87% de las muertes relacionadas con esta enfermedad en lo que va del año.
Hasta hace pocos años, el Aedes aegypti se encontraba habitualmente en zonas tropicales y subtropicales. ¿A qué se debe su expansión? Los expertos aseguran que el cambio climático, al elevar la temperatura global, modificó la dinámica de reproducción del mosquito vector.
De esta manera, la temporada de infecciones se extendió y ya no se reduce a los meses más cálidos. Ejemplo de ello es que el año pasado Argentina registró por primera vez casos en invierno en el norte del país.
Por otro lado, el mosquito vector del dengue extendió su área de propagación y llegó a lugares inesperados de la Argentina, donde nunca se habían notificado casos de la infección.
Al respecto, en 2024 y, por primera vez, se notificaron casos autóctonos de dengue en Olavarría, Azul y Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, a más de 600 kilómetros al sur de la Capital. Además, esta semana se volvió a reportar otro caso autóctono en Tandil, como había sucedido el año pasado.
La OPS señala que el dengue sigue un patrón estacional en el lado sur de América Latina, con la mayor parte de la transmisión ocurriendo durante los meses más cálidos y lluviosos del año, que corresponden al primer semestre.
Este patrón estacional coincide con el período de mayor actividad del mosquito Aedes aegypti, facilitando la transmisión del virus del dengue.
Pero “el aumento de las temperaturas y la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos como olas de calor, sequías intensas que llevan a la población a almacenar agua de forma inadecuada y tormentas e inundaciones pueden aumentar la proliferación del mosquito vector”, explicó Jarbas Barbosa, director de la OPS, durante una conferencia de prensa.
Las condiciones óptimas para el desarrollo del Aedes aegypti están entre los 23ºC y los 29°C, por debajo de los 15°C si bien no muere inmediatamente, su ciclo se hace mucho más lento.
Eso dice la bióloga Laura Harburguer investigadora del Conicet en la Unidad de Investigación y Desarrollo Estratégico para la Defensa (UNIDEF).
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