Cepo, dólar blue, chorro, arbolito, bicicleta financiera, piquete, brecha cambiaria, dolarizar, son algunas voces y neologismos típicamente argentinos, elaborados al calor de una crisis socioeconómica que parece no tener fin.
El idioma tiene ese raro privilegio de reflejar a la sociedad que lo habla y lo escribe. Y una sociedad como la argentina, atravesada por una crisis económica crónica, con episodios más o menos disruptivos, genera nuevos vocablos o nuevas acepciones para viejas palabras.
De tal manera que cabría hablar de un llamado léxico de la crisis, algunos de cuyos vocablos son de uso más permanente que otros, como es el de “afanar”, que designa entre nosotros algún tipo de despojo o robo, como el que realiza alguien que suele tener poder.
La expresión tiene un equivalente más antiguo, de uso coloquial, como “chorear”, que es lo que suelen hacer los “chorros”. La Argentina de los “chorros, maquiavelos y estafaos”, figura en el tango “Cambalache”, de 1934.
El país de la destrucción de la moneda, donde campean la inflación y la devaluación, ha inventado la locución “arbolito” para designar al vendedor callejero de dólares, con ofertas más ventajosas que las propuestas por las casas de cambio.
Se lo llama “arbolito” porque está plantado al borde de la vereda, para su oferta a los transeúntes, y porque está cargado de “verdes”.
También es recurrente la expresión “bicicleta financiera”, una frase con la que se menta al negocio de ganar dinero pasándose del peso al dólar, o viceversa, según sean más o menos rentables las tasas de interés.
La manifestación con la que los sectores medios de la sociedad argentina hacen sonar cacerolas como signo de protesta, que se han hecho frecuentes desde la crisis del año 2001, se conoce como “cacerolazo” o “cacerolear”.
En tanto el “piquete”, protagonizado preferentemente por grupos sociales y políticos de izquierda, consiste en protestar cortando la circulación de rutas, puentes o avenidas. Esta modalidad ha creado la figura del “piquetero”, un sujeto político empoderado por los planes sociales estatales que recibe.
Otro de los vocablos de la crisis es “escrache”, que es un señalamiento o denuncia a determinadas personas, mediante actos tales como sentadas, cánticos o pintadas, frente a su domicilio particular o en lugares públicos.
En el plano económico, se ha puesto de moda el neologismo “dólar blue”, un compuesto sintagmático formado a partir del sustantivo que designa la unidad monetaria, dólar, más el adjetivo blue.
Esta adjetivación alude, por su gama cromática oscura, al hecho de que la divisa se adquiere ilegalmente en el mercado negro. Esto está vinculado económicamente al “cepo”, eufemismo con que se llama a las restricciones legales impuestos por el Gobierno a la adquisición de dólares.
Dado que la moneda nacional, el peso, pierde aceleradamente su valor frente a la divisa estadounidense, los argentinos se “dolarizan”, es decir ahorran en dólares. Ahora mismo en Argentina, ante una inflación imparable, hay gente que propone “dolarizar”, es decir adoptar la moneda estadounidense como patrón de la economía del país.
Otra voz hija de la crisis económica es “brecha cambiaria”, que es la diferencia entre la cotización oficial del dólar y la de los mercados paralelos, y que se expresa en un porcentaje.
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