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«Arbolitos»: el negocio que sí funciona en la Argentina

En el país donde la inflación vuela y el objeto más preciado por los argentinos es el billete verde, crece el comercio ilegal del dólar blue ya que el gobierno aplica ferreos controles para su compra en el mercado oficial.

De más está aclarar que estos lugares operan en negro, y pueden ser casas particulares, kioscos, bares, oficinas o cualquier tipo de lugar seguro que se encuentre lejos del control oficial.

Los “arbolitos” en el país de la especulación financiera gozan de buena salud. En el argot popular argentino así se llama a los particulares que se encargan de vender el dólar paralelo o blue, dinero que se encuentra por fuera del sistema financiero o de las casas de cambio.

“En este laburo te la vivís jugando. Es timba pura. Hasta hace unos años comía arroz todos los días. Empecé en esto con 100 dólares y hoy vivo en un country. Conocí la plata gracias a esto. Pero me estoy quedando pelado. A veces me levanto de madrugada y no puedo dormir de pensar en cómo será el día. Cuánto compraré, cuánto venderé. Es una adrenalina muy grande”, es el testimonio de uno de estos operadores, recogido por el diario Clarín.   

El origen histórico de los “arbolitos” se remonta a la década de 1980, época en la que se incubó la hiperinflación de fines de ese período. Por entonces surgieron las personas que se pasaban largas horas en las veredas enfrente de las casas de cambio del microcentro de Buenos Aires.

Se paraban como arbolitos, justamente, llamando la atención de sus posibles clientes al grito de “¡cambio!” o directamente mencionando la palabra mágica “dólar”, práctica que todavía continúa, aunque ahora todo se ha transformado con las tecnologías digitales (por ejemplo, a través de WhatsApp).

Esta actividad nace al calor de los controles regulatorios del gobierno sobre la divisa. Los economistas alegan que cuando falta un bien, sube la demanda de los sustitutos más próximos. En este caso cuando quien desea comprar dólares en un mercado liberalizado no lo puede hacer, demanda en el segmento informal.

La restricción del gobierno a la compra de la divisa, dispara su precio. Los crecientes controles en el mercado oficial, hacen que nazca uno paralelo. Cuando los compradores que quieren adquirir dólares en casas de cambio y bancos se retiran frustrados, recurren a los cambistas que ofrecen el billete a un precio más alto, aunque no queda registro de la operación.

Mientras el Banco Central (BCRA) lucha por retener las escasas reservas de dólares en sus arcas, y el gobierno cada tanto endurece el “cepo” para encarecer su acceso en el sistema legal, en el sector clandestino la cotización del tipo de cambio duplica a la formal: ante un dólar oficial a $365, el paralelo supera hoy los $800, una brecha superior al 100%.

Ante un sinfín de restricciones para el acceso a la divisa oficial, el dólar blue supone una alternativa para los ahorristas que buscan resguardar su poder adquisitivo frente a una inflación que supera el 130% interanual.

Los arbolitos son apenas la punta del iceberg de una compleja maquinaria, según el relato de sus operadores. Cuando un cliente es cautivado por la oferta, el agente, por motivos de seguridad, lleva al comprador hacia una cueva, el espacio donde se concreta la transacción: puede ser desde una lujosa oficina hasta un consultorio o incluso un pequeño kiosco.

Es que la fijación del valor de cada intercambio se orienta en torno a las actualizaciones constantes que proveen los “corredores” con quienes estos agentes operan y que tienen alguna vinculación con el circuito formal.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 10/10/2023 en Uncategorized

 

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La inflación de 2022,el peor registro en 32 años

Argentina registró en 2022 una inflación anual de 94,8%, el nivel más alto en 32 años y uno de los más elevados del mundo, informó el jueves el Instituto de Estadísticas (INDEC).

El índice de precios al consumidor (IPC) registró en diciembre un alza de 5,1%, lejos del 7,5% de julio, pero por encima del incremento de 4,9% de noviembre.

No se verificaba este nivel de inflación desde 1991, cuando en varios meses hubo aumentos interanuales de más de 100%, luego de dos años de hiperinflación de más de 1.000% en 1989 y 1990.

Con la confirmación del dato de diciembre, Argentina terminó con la cuarta inflación más alta del mundo en 2022. Sólo fue superada por el 305% de Venezuela, el 244% de Zimbabue y el 142% del Líbano.

Sin embargo, el gobierno peronista de Alberto Fernández festejó el índice inflacionario de diciembre, a través de la vocera presidencial, Gabriela Cerruti.

Tras conocerse los datos del Indec, declaró: “El primer objetivo que se planteó el ministro de Economía, Sergio Massa, cuando asumió (en julio), fue que la inflación no fuera tres dígitos a final de año -tal como estaban pronosticando algunas consultoras-, y que se plantearan reducciones bimestrales importantes, entendemos que ese objetivo se está cumpliendo”, declaró la funcionaria.

Cabe consignar que la inflación ha llegado a niveles estrafalarios pese a la política de controles instrumentada por el gobierno de Fernández, que incluye programas oficiales para reprimir el precio de artículos de primera necesidad, y un férreo cepo al dólar.

Para sostener el valor del peso, el gobierno mantiene atrasado el tipo de cambio con un mercado desdoblado en oficial y blue: 187 pesos por dólar en el primero y 360 pesos por dólar en el segundo.

El precio oficial funciona como un ancla para los productos importados, pero el mercado local calcula sus costos en el dólar blue, que es al final del día lo que le cuesta a un argentino conseguir la divisa en el mercado negro, el único al que tiene acceso.

Ahora mismo la economía no tiene dólares suficientes para pagar sus importaciones y restringe discrecionalmente el acceso a las divisas (cepo).

Cuando Alberto Fernández asumió la presidencia, el 10 de diciembre del 2019, la cotización del dólar blue era de $69,5 por dólar. Luego de 3 años de gestión, ese valor virtualmente se quintuplicó, produciéndose así una devaluación brutal del peso frente al dólar.

La combinación de déficit fiscal, emisión monetaria y falta de dólares genera todo tipo de distorsiones y está detrás de una inflación crónica, a la que los argentinos parecen haberse acostumbrado.

El expresidente del Banco Central (BCRA) durante el macrismo, Guido Sandleris, opinó que la inflación de 2022 fue la más alta desde la hiperinflación del inicio de los ‘90, previo a la convertibilidad del peso con el dólar. “La causa fundamental”, dijo, “es que el Gobierno llevó el déficit financiado con emisión a niveles insostenibles”.

El analista económico Andrés Borenstein escribió en su cuenta de Twitter:

“El dato de 5,12% de diciembre marcó que la inflación de Alberto (Fernández) ha acumulado 300,29% en 3 años”.

El especialista Esteban Domecq, también por esa red social, reflexionó: “Inflación cerró 5,1% en diciembre (núcleo 5,3%) y el 2022 terminó 94,8%, el peor registro en 32 años, momento en que dejábamos atrás la hiper. Desequilibrios macro, y toda la represión y distorsión de precios relativos esconden aún mucha inflación hacia adelante. Lamentable”.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 16/01/2023 en Uncategorized

 

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Distintos dólares para evitar un salto de la paridad cambiaria

Dólar soja, dólar litio, dólar tecno. El ministro de Economía Sergio Massa lanza así distintos tipos de cambio para atraer dólares de los sectores exportadores. Algo así como una forma de devaluar sin devaluar.

Concluido el período del  “dólar soja”, por el cual el gobierno logró que ingresaran US$6.000 millones del campo en septiembre, ahora se planean otros esquemas para seguir sumando reservas al Banco Central (BCRA).

La idea desde el Palacio de Hacienda es sumar dólares con los rubros de tecnología, minería y turismo. Ahora es el turno del “dólar tecno” que se implementaría con una cotización más cercana al blue o al MEP ($300 por dólar).

Su objetivo es incentivar la exportación de servicios y generar más dólares para el país. Paralelamente ha trascendido que el ministro Massa estudia la implementación del “dólar Qatar”. Este tipo de cambio diferencial buscaría encarecer la divisa norteamericana para desalentar los viajes y gastos en el exterior, especialmente con motivo del mundial de fútbol.

¿Qué está haciendo en el fondo el ministro Massa? Pues en principio devaluar sin devaluar. O mejor, en lugar de ajustar la paridad actual, llevando por ejemplo el tipo de cambio oficial a $200, hace eso en forma diferencial para los exportadores.

De esta manera, se queda en teoría con los beneficios de una devaluación tradicional –mejora de los precios para los que exportan bienes y servicios- y evita su costado dramático, esto es el encarecimiento de todas las importaciones, cuyo impacto inflacionario sería dramático.

Lo cierto es que con estos esquemas cambiarios preferenciales –un dólar exportador por sector- el gobierno admite el atraso del tipo de cambio oficial que hoy está en $155 por dólar.

El ministro Massa repitió en las últimas jornadas que la devaluación abrupta no es una opción posible. Con lógica, dijo que ese escenario hundiría a un 20% adicional de la población en la pobreza.

El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, también desestimó una devaluación abrupta. “No hay previstas modificaciones bruscas del tipo de cambio que es otro de los elementos que potencia la inflación”, pronosticó.

Pero lo cierto es que en el mercado se evalúa si el gobierno podrá seguir manejando la regla cambiaria o si una nueva crisis obligará a hacer modificaciones por la “fuerza” del mercado.

Dos elementos conspiran contra el deseo de los funcionarios de no devaluar: la inflación sigue imparable situándose en el 100% anual y la brecha cambiaria (diferencia entre las cotizaciones del dólar oficial y del MEP y el CCL)  se mantiene por encima del 100%.

Todo este cuadro no hace más que potenciar una devaluación del peso. Y al respecto están quienes piensan que si no se corrige la paridad ahora, con el pasar del tiempo el desequilibrio sería más profundo y el estallido se daría aún más cerca a las elecciones, complicando así las posibilidades electorales del peronismo en 2023.

El dato de la realidad es que el peso se está devaluando todos los días contra los bienes y servicios (inflación) y también contra el dólar. Pero esto no se ve reflejado en el tipo de cambio, que se atrasa a medida que pasa el tiempo, lo que obliga al gobierno a ensayar alquimias cambiarias, como darle a los exportadores dólares preferenciales.

El punto es que la inflación sigue desbocada y  la brecha con el dólar sigue alta, circunstancias que alimentan una expectativa devaluatoria abrupta del tipo de cambio, que en la Argentina suele tener forma de estallido social.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 10/10/2022 en Uncategorized

 

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Dólares desenfrenados y datos financieros negativos

Los dólares libres muestran un preocupante ciclo ascendente en un contexto de elevada inflación y de caída de las acciones y bonos argentinos.

Termina la semana con datos negativos en Argentina: las cotizaciones de la moneda norteamericana marcaron un nuevo récord. El dólar blue o paralelo se negoció a $219 por dólar, mientras que el MEP y el CCL (conocidos como dólares bursátiles) crecieron hasta los $214 y $223, respectivamente.

Para completar este combo de malas noticias, la semana bursátil finaliza de forma agresiva y pesimista, con los valores de acciones y bonos argentinos cayendo.

Por su parte, el riesgo país, el índice que mide el diferencial de tasas entre la deuda local y la estadounidense, volvió a superar los 1.900 puntos que se consideraban una resistencia.

“Con el riesgo país en los 1.900 puntos, los bonos soberanos en dólares ya contemplan un default, con paridades por debajo de 30. La falta de confianza es tal que ni siquiera se ven apuestas especulativas a estos precios atractivos. Los bonos en pesos que ajustan por CER siguen siendo los preferidos, pensando en una inflación galopante este año”, explicó el economista Diego Matianich.

En cuanto a las acciones, el especialista en mercados comentó: “Siempre se da la misma dinámica. Cuando cambian las expectativas en el mercado, lo que primero suben son los bonos. Luego las acciones. Hoy por hoy, es difícil pensar en una subida de las acciones con los bonos cayendo”.

Con respecto al dólar blue, al llegar a $219 por dólar para la venta, su cotización volvió a ampliar la brecha respecto al tipo de cambio oficial, marcando ahora una diferencia de casi 110% en relación al mayorista o dólar oficial.

Desde principios de año el dólar blue viene subiendo en forma sistemática y eso obedece, según los analistas a distintos factores. En principio este dólar libre se está alineando a la inflación interna.

En efecto, el blue viene rezagado respecto del índice general de precios, en torno al 50% anual, por unos 24 puntos. Que esta diferencia tienda a recortarse es parte de una dinámica previsible, refieren los analistas de mercado.

Además de este elevado contexto inflacionario, el consultor Andrés Borenstein explica que la suba del blue se debe fundamentalmente a “un exceso de pesos y un déficit de confianza”.

En cuanto a lo que pueda suceder de ahora en más, el “sentimiento” del mercado apunta a que no hay razones que indiquen que su precio se estabilice. Por el contrario, varios operadores ya asumen que en las próximas semanas o meses rompería la barrera de los $220.

El aquelarre financiero que hoy está viviendo Argentina se vincula además a la falta de acuerdo del gobierno peronista de Alberto Fernández con el Fondo Monetario Internacional  (FMI), al punto que algunos creen que el país se encamina a un nuevo default con los acreedores externos.

De hecho, dentro de la propia coalición gobernante ya se habla de “fracaso” de las gestiones del ministro de Economía, Martín Guzmán. Eso reconoció, por caso, el actual director del Banco Nación, Claudio Lozano.

“Estamos en una coyuntura que evidencia el fracaso de una negociación que se montó sobre la idea de que era factible armonizar un esquema de acuerdo benévolo con el Fondo”, afirmó.

“Claramente la negociación fracasó”, sostuvo Lozano en diálogo con BAE Negocios, al tiempo que propuso “dejar de pagarle al FMI para no rifar las reservas que quedan”.

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Publicado por en 23/01/2022 en Uncategorized

 

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La brecha cambiaria, motivo de preocupación

El dólar libre ha iniciado un ciclo ascendente en las últimas semanas, produciendo intranquilidad financiera. Para los economistas, en el actual sistema de control de cambios, el problema es la diferencia que mantiene con el dólar oficial.

“Brecha” es la palabra que domina en el análisis económico. Y se trata de la diferencia entre la cotización del dólar oficial y la del dólar paralelo (o blue), en el esquema adoptado por el gobierno peronista de Alberto Fernández (que surge de intervenir en el mercado de cambios a través de un “cepo”).

Cualquier nivel de brecha por encima del 40% es problemática, coinciden los economistas. Y ocurre que las subas recientes y constantes del dólar blue sitúan esa brecha en alrededor del 100%, un nivel de alarma.

El blue finalizó el jueves en $198 por dólar, ubicándose a solo $2 del psicológico valor de $200, mientras que el dólar oficial mayorista (que utilizan importadores y exportadores para realizar sus operaciones) se situó en $99,69.

Según el economista Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma, este tipo de brecha tan pronunciada empieza a generar la sensación de que el dólar oficial es “irreal”, lo que alienta una eventual devaluación brusca del peso.

Con una diferencia de casi el 100% entre el valor del mayorista y el del paralelo, el precio más bajo empieza a percibirse como “muy barato”.

La sensación, entonces, es que en algún momento ese tipo de cambio que quedó rezagado va a tener que hacer un “esfuerzo” por ponerse al día, y ese esfuerzo implicaría una devaluación en el mercado oficial y, por ende, un impacto grande en los precios, y en consecuencia, en la inflación.

En la literatura económica se insiste en que la diferencia entre la cotización oficial del dólar y su valor en el mercado paralelo genera presión inflacionaria, distorsiona las operaciones comerciales y aumenta la incertidumbre.

Cuando esa brecha supera determinado umbral (como el que ocurre en la actualidad en Argentina) entonces eso se traduce en posible desabastecimiento, falta de precios ciertos, remarcación por cobertura, problemas para importar insumos y bienes, y hasta maniobras en el comercio exterior por sobre o subfacturación de operaciones, que terminan por erosionar el superávit comercial y las reservas.

La especulación de que el tipo de cambio oficial va a acelerarse, dada la amplia brecha que tiene con el blue, dispara distintos comportamiento económicos. Uno de ellos, por ejemplo, es el aumento en la compra de autos,  computadoras y materiales de construcción. Todos bienes durables y que dependen, en parte o totalmente, de la cotización del billete verde en el mercado oficial.

Esta distorsión también genera inflación. “No solo genera estrategias de cobertura en el consumidor, que quiere comprar bienes importados, sino que quienes los tienen los venden con sobreprecio para cubrirse del riesgo de descalzarse”, señala Caamaño.

La brecha cambiaria que se amplía paraliza la actividad económica, ya que los importadores demandan la mayor cantidad de dólares oficiales disponibles, lo que obliga al Banco Central (BCRA) a profundizar el cepo restringiendo las autorizaciones para importaciones de insumos como forma de evitar la sangría de divisas.

Paralelamente la brecha desalienta las exportaciones porque el exportador, al percibir que el tipo de cambio bajo tiene que ajustar, deja de vender por el momento, esperando mejor cotización.

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Publicado por en 30/10/2021 en Uncategorized

 

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Las muertes oficiales y las reales por el coronavirus

Las cifras reales de muertos por el Covid-19 duplican o triplican a las oficiales, según admite la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con lo cual el verdadero impacto de la pandemia está subestimado.

“Las muertes directas por el Covid-19 representan una fracción del verdadero impacto que ha tenido la pandemia”, ha declarado el analista de datos de la OMS, William Msemburi.

En este sentido, se calcula que al menos entre 6 y 8 millones de personas han fallecido por coronavirus en 2020, frente a los 3,4 millones registrados, según el Informe de Estadísticas Sanitarias Mundiales.

“Los reportes ofrecen una foto incompleta de la situación, entre otras cosas porque mucha gente murió antes de poder someterse a un test de Covid”, ha explicado Msemburi.

En América, el número real de muertes relacionadas con la enfermedad se habría situado en 2020 entre 1,2 y 1,5 millón, en lugar de las 900 mil reportadas.

En Europa los decesos se habrían situado entre 1,1 y 1,2 millón, es decir, el doble de los 600 mil registrados.

La OMS citó la falta de sistemas fiables para registrar las muertes en muchos países y el hecho de que en gran cantidad de casos los decesos por coronavirus se produjeron antes de que se hicieran las pruebas de detección del virus.

“Es probable que nos encontremos ante un importante sub registro del total de muertes atribuidas directa e indirectamente al Covid-19”, se lee en el Informe de Estadísticas Sanitarias Mundiales de la OMS.

Con el aumento de los decesos en América Latina y en Asia a medida que se extienden las nuevas cepas de la enfermedad, el número de muertos “sería realmente dos o tres veces mayor”, dijo Samira Asma, subdirectora general de la OMS en su división de datos y análisis.

“Así que creo que, con seguridad, entre 6 y 8 millones de muertes podría ser una estimación prudente”, añadió.

En tanto, Msemburi dijo que las estimaciones elevadas incluían los decesos por Covid-19 no notificados y las muertes indirectas y las de pacientes que no buscaban atención sanitaria por otras afecciones debido a la falta de capacidad hospitalaria y a las restricciones de movimientos, entre otros factores.

Incluso en las regiones con sistemas de notificación relativamente fiables, es probable que el recuento sea insuficiente.

Se sospecha, por otra parte, que hay gobiernos que no están contando toda la historia de la pandemia, y ocultan las verdaderas cifras de los muertos. Así, los casos sospechosos no se incluyen en el recuento final, y las muertes por la infección se atribuyen a otros motivos.

Todo parece indicar, por tanto, que la verdadera magnitud de la pandemia puede ser mucho peor de lo que sugieren las cifras oficiales de países donde reina la opacidad estadística.

En la India por ejemplo, un país con alta tasa de positividad, la situación se agrava por la falta de un sistema eficaz de registro de las defunciones en muchas partes del país.

La mayoría de las muertes en India no tienen una causa asignada por un profesional médico capacitado, lo que hace que los datos sobre la tasa de letalidad no sean fiables.

Los expertos, en tanto, afirman que el coronavirus avanza a una velocidad que supera tanto las capacidades de diagnóstico como a los sistemas de registro, los que además no necesariamente están contando a todas las víctimas.

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Publicado por en 29/05/2021 en Uncategorized

 

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Argentina, el país de las brechas cambiarias

El gobierno peronista de Alberto Fernández busca achicar la “brecha cambiaria”, que es la diferencia que existe entre la cotización del dólar controlado por el Estado (oficial) y el dólar libre o paralelo.

Mucha gente está nerviosa porque la brecha es superior al 100% y esto la convierte en la mayor de los últimos 31 años, es decir, desde junio de 1989 (cuando fue 110%), momento en el cual Argentina sufrió la última hiperinflación. 

Este desdoblamiento es producto del sistema de control de cambios, que es el mecanismo por el cual el Estado interviene en el mercado de divisas, estableciendo precios diferenciados del dólar para diferentes tipos de transacciones.

Por lo general este sistema se aplica cuando el país atraviesa una alta inestabilidad financiera, asociada a una escasez de capitales que suele derivar en una crisis en la balanza de pagos.

Argentina tiene una larga experiencia en control de cambios, razón por la cual las llamadas “brechas cambiarias” son un clásico en estas pampas, configurando así un ciclo repetitivo.

En el fondo hay brecha porque subsiste un problema de la moneda nacional, de la inflación, o un desfase en la balanza de pagos entre exportaciones e importaciones.

El primer control de cambios en Argentina fue a principios de la década del ‘30 por la caída de los precios internacionales de los productos de exportación, como el trigo y la carne, a causa del crack del ‘29.

Cada vez que hubo control de cambios existió un mercado paralelo y por tanto una brecha entre las cotizaciones.

La cuestión central es que cuando la brecha entre el dólar oficial y el libre es alta ha sido seguida de procesos devaluatorios agudos de la moneda, por lo general más bruscos que graduales, según atestigua la historia argentina.

Otra lección es que las brechas siempre han cerrado al tipo de cambio más alto. Por eso produce pánico que la cotización del dólar libre o blue en Argentina supere hoy los $180 por unidad. Un ajuste del tipo de cambio a ese valor, convertiría virtualmente a todo el país en una villa miseria.

Cuando la brecha es significativa, los operadores económicos perciben que el dólar oficial se atrasa, generando la sensación de que se avecina una violenta devaluación del peso y una disparada subsecuente de la inflación.

Esta situación impacta en la economía real de múltiples maneras, ya sea provocando desabastecimiento, falta de precios de referencia, problemas para importar insumos y bienes, y desaliento a los exportadores.

Los historiadores refieren que los problemas cambiarios en la Argentina, además de ser un fenómeno repetido, tienen que ver con la disponibilidad de un bien históricamente escaso: el dólar, objeto de alta demanda por parte de los argentinos.

Producto de una inflación endémica, la economía argentina ha devenido bimonetaria, donde  el peso es una especie de vale para realizar operaciones de corto plazo, en tanto que el dólar es aceptado como reserva de valor y en última instancia como moneda de referencia para los precios internos.

“El control conjunto del tipo de cambio oficial y la política monetaria solo es posible cuando se restringe el libre movimiento de capitales; es el modelo que da origen a los cepos, cuyo caso extremo es Venezuela”, escribió Gustavo Reyes, economista del Ieral.

En América Latina, existen experimentos exitosos donde no rige este sistema. Es el caso de Chile, que controla la política monetaria y mantiene la libertad del movimiento de capitales, pero deja “flotar” el tipo de cambio.

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Publicado por en 25/10/2020 en Uncategorized

 

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La crisis de confianza no ayuda a la economía

Las últimas medidas cambiarias dieron más impulso a una ola de retiros de depósitos bancarios privados en dólares, algo que los banqueros y los economistas catalogan de típica “crisis de confianza” en la política económica.

El ritmo que alcanzó en las últimas jornadas ese drenaje provocó que el stock total de los depósitos, que en su mayor parte están en cuentas a la vista (cajas de ahorro), se retrotraiga hasta los US$16.629 millones, un nivel que no mostraba desde hace casi 4 años (desde el 01/11/2016).

Las últimas medidas que restringen al máximo la compra de dólares para ahorro, además de encarecer 28% el acceso al billete, no hicieron más que oficializar la crisis de reservas del Banco Central (BCRA), exacerbando así el temor de los depositantes ante un eventual “corralito” bancario.

Secuela de la crisis del 2001 en la memoria de los argentinos, el corralito supone la limitación que impone el Gobierno a la libertad de disponer del dinero en efectivo depositado en las entidades bancarias por parte de los titulares de las cuentas.

Las cifras oficiales muestran que los ahorristas retiraronUS$220 millones el último miércoles y desde el día después de los anuncios cambiarios el total de retiros alcanzó los US$520 millones, es decir, a un promedio de US$86,6 millones por día.

“¡Definición gráfica de pegarse un tiro en el pie! Lo que se anticipó, no solo no lograron dejar de vender en el oficial (el problema es más de oferta que de demanda), sino que reactivaron fulero la salida de depósitos en dólares de privados”, señaló el economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma, al criticar las últimas medidas cambiarias.

“Lo mejor que pueden hacer el BCRA y los bancos es propiciar el retiro ordenado de esos depósitos para volver a mostrar que están muy bien respaldados. Medidas en otro sentido pueden crear más desconfianza e inestabilidad bancaria”,aconseja  por su lado el economista Mauro Roca.

Los ahorristas se ponen nerviosos al observar un gobierno desesperado por divisas. Al respecto, el BCRA llevaba sacrificados US$1.265 millones de sus reservas netas (las más escasas) en intervenciones sobre el mercado en los primeros veintitrés días del mes de septiembre, solo para mantener bajo control el “dólar oficial”.

Ahora mismo trascendió que el gobierno analiza bajar las retenciones al campo para aumentar la oferta de dólares en el corto plazo. El objetivo es impulsar a los productores a venderlos granos en los próximos meses, mejorando la cotización del dólar que perciben por las exportaciones.

La presente crisis financiera estaría demostrando que uno de los principales bienes de la economía es la confianza. La elevada percepción del riesgo, la ausencia de transparencia y el tipo de liderazgo son los tres componentes fundamentales que, según los expertos, actúan para producir desconfianza en los mercados y en la población en general.

“Esperanza firme que se tiene de alguien o algo”, es uno de los significados que la Real Academia Española asigna a la palabra “confianza”. Y que permite aventurar que, sin este insumo crítico, para decirlo de algún modo, no solo la economía trastabilla sino todas las relaciones humanas.

Se dice que hay “crisis de confianza” cuando los agentes económicos no creen en una política económica del gobierno, cuando los inversionistas huyen de la propia moneda del país para refugiarse en otro activo, cuando hay una mirada pesimista sobre el futuro.

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Publicado por en 03/10/2020 en Uncategorized

 

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El país de las múltiples cotizaciones del dólar

El billete norteamericano, que en estas pampas reúne los atributos de una moneda fuerte, no es igual en cantidad de pesos para su cambio. Por lo menos 15 cotizaciones conviven hoy en el país.

Con la vuelta de la política de controles de cambio, tanto empresarios como ciudadanos comunes se habituaron a una situación que es anormal en la mayor parte del mundo: una verdadera ensalada monetaria verde.

En efecto, en la actualidad no solo conviven las cotizaciones del dólar derivadas de los controles de cambio, como el oficial (mayorista y minorista), el MEP y el CCL, más la contracara ilegal que se conoce como “paralelo” o “blue”.

También coexisten los dólares “soja”, “turista”, “Netflix”, “industrial” y, al menos, una decena más de “verdes” resultantes de los distintos derechos de exportación sobre determinados rubros.

El periodista Juan Gasalla, del portal Infobae, tipificó 15 dólares diferentes, reflejando el desquicio monetario del país, en el cual rige una economía donde el valor del billete norteamericano actúa como “reserva de valor” y el peso se usa para las transacciones cotidianas.

Esta anomalía argentina es antigua y tiene que ver con el recurrente problema de la inflación, que destruye el valor de la moneda que emite el gobierno (peso).

Por eso, desde hace muchas décadas, la moneda de ahorro en la Argentina no es el peso sino el dólar. El problema es que la demanda de dólares siempre es alta, porque está en proporción al repudio de los argentinos hacia el peso.

Resulta que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) emite billetes que nadie quiere y la población nativa confía en una moneda extranjera, en este caso emitida por la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED).

El dilema es que Argentina simplemente no produce los dólares suficientes para satisfacer la demanda de billetes verdes. Y esto no sólo se debe a la apetencia lógica de los ahorristas sino porque la llamada “industria argentina” depende en gran porcentaje de insumos importados.

Solo el sector agropecuario argentino, que exporta, es proveedor de dólares. Pero ahora mismo, en virtud del control de cambios del actual gobierno peronista, éste es el sector más castigado, ya que recibe el dólar a la cotización más baja de todas.

La paridad diferenciada para el agro –por las retenciones- le quita incentivos para producir y por esta vía abastecer de dólares a un país “mentalmente dolarizado”. En efecto, una unidad de la moneda estadounidense se traduce en sólo $50,46 para un productor de soja, frente a los $141 que recibía por cada dólar quien vendía el lunes en el mercado paralelo, según la tipología de cotización de Gasalla (que con el paso de los días se desactualiza).

En tanto las otras cotizaciones eran: dólar Cereal ($66,28); dólar Carne ($68,54); dólar Vaca Muerta ($69,29); dólar Servicios ($70,01); dólar Cereza o regional ($71,55); dólar Mayorista ($75,32); dólar Importador ($77,58); dólar Netflix ($114,32); dólar MEP ($127); dólar “Solidario” ($131,32); dólar Contado con Liquidación o CCL ($133); dólar Cripto ($136).

Cabe consignar que el dólar “libre”, “blue” o “paralelo”, es el más caro de todos, porque no está sujeto a ningún cupo o cepo burocrático. El valor de este billete suele estar muy por encima del “oficial”, generando toda una serie de distorsiones cambiaras.

El dólar blue suele ganar relevancia cuando aumentan los controles cambiarios y, aunque los gobernantes lo nieguen, incide en la inflación, ya que se toma como valor de referencia para muchos bienes, como inmuebles.

 

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Publicado por en 29/09/2020 en Uncategorized

 

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El dólar sigue siendo el bien más preciado

La demanda de la divisa norteamericana por parte de los ahorristas no da tregua. Cada vez son más y más los que compran los 200 dólares al tipo de cambio oficial. En junio fueron 3,3 millones de argentinos y en julio se estima que habrían sido 4 millones.

La demanda del público por el billete verde se viene acrecentando mes a mes. En junio los ahorristas adquirieron US$618 millones. Muchos lo hacen para hacer “diferencia” en el mercado blue por la brecha con el oficial.

En julio, en tanto, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) vendió cerca de US$800 millones, según fuentes del mercado esta será la cifra más alta desde que en octubre se impuso el tope de US$200 por persona.

El furor por el billete norteamericano entre los ahorristas ocurre pese a las restricciones cambiarias y a que las tasas de interés en pesos les ganaron a la inflación. Aunque los analistas sugieren ver el contexto desfavorable como incentivo para la “huida” hacia la divisa.

Al respecto hablan de default, cuarentena extendida, derrumbe de la actividad económica, déficit fiscal récord financiado con emisión monetaria y una inflación que luce agazapada y que tiende a acelerarse.

El gobierno de Alberto Fernández, que ha optado por racionar la divisa norteamericana, a través de fuertes controles de cambio, no puede impedir que el BCRA pierda reservas.

En los últimos cuatro meses el organismo tuvo que desprenderse de casi 1.300 millones de dólares, situación que se torna más preocupante considerando que en este período del año es cuando el agro liquida la mayor parte de la cosecha.

El “modelo” económico inaugurado siete meses atrás no produce los dólares suficientes para abastecer una demanda creciente. Y lo llamativo es que esto ocurre en pleno parate económico, confinamiento social incluido, que objetivamente implica una caída de las importaciones (compra de mercaderías e insumos del exterior) necesarias para la producción.

Al respecto hay que contabilizar el hecho de que con la cuarentena, la demanda para turismo, que hasta el año pasado se llevaba 700 millones de dólares por mes, se redujo a la mitad.

La tensión del mercado de cambios se ha hecho evidente estos últimos días por la queja de los importadores, quienes despotrican por las trabas que la burocracia les pone para el uso de la divisa.

El presidente de la Cámara que los nuclea, Rubén García, aseguró que “el sector está muy mal” y que los retrasos en los permisos para importar violan normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Paradójicamente se estima que más del 80% de lo que se importa está destinado a completar la industria incluso de exportación. La Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), advierte por retrasos en sectores como baterías de autos, neumáticos, calzados, textiles y juguetes, además del de maquinaria y bienes intermedios, y hasta de insumos médicos.

En un contexto en el que las escasas reservas del BCRA no aguantan la salida de dólares, se ha instalado fuerte en el mercado la posibilidad de un eventual salto del tipo de cambio (devaluación) que, según los observadores, en el corto plazo sería  traumático.

Por esta razón, para despejar el “riesgo” cambiario, días atrás nada menos que la CGT, que nuclea al sindicalismo tradicional, y la Asociación Empresaria Argentina (AEA) emitieron un documento conjunto pidiendo, entre otras medidas, un acuerdo con los acreedores externos.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 04/08/2020 en Uncategorized

 

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