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Buena noticia para la cadena de carne ovina

Con la apertura este miércoles de una planta de faena local empieza a ser realidad el sueño de los productores de Gualeguaychú de que la carne de cordero llegue a las carnicerías de la ciudad, para que se incorpore a la dieta de los consumidores.

La actividad frigorífica que se llevará a cabo en la Granja Penal Nº9 de Colonia El Potrero, apunta a la provisión de cortes de carne en cantidad y condiciones higiénicas y sanitarias para ser ofrecidas al consumidor local, marca un hito en la economía ovina de Gualeguaychú.

Esta iniciativa promovida en forma conjunta por productores y funcionarios municipales y provinciales concreta el eslabón que le faltaba a la economía ovina de la región, imposibilitada hasta aquí de procesar la materia prima.

Actualmente, la economía ovina de la región no tiene la integración de productores, industrializadores y comerciantes, como existe por ejemplo en las cadenas bovina, avícola y porcina.

Tradicionalmente, la faena de los corderos es realizada por los propios productores, implicando un acontecimiento familiar muy significativo. El animal se mata en el campo para ser consumido por el grupo familiar o para ser vendido a terceros, sobre todo para las fiestas de fin de año.

Uno de los problemas sanitarios y comerciales principales que afrontaban los pequeños productores de las denominadas especies menores como cabritos y corderos era la imposibilidad de contar con mataderos cercanos debidamente habilitados que les permitieran faenar su producción en condiciones sanitarias adecuadas.

Desde la Comisión de Ovinos de la Sociedad Rural Gualeguaychú (SRG), al respecto, se venía insistiendo en que el sector necesitaba una sala de faena accesible, que fuera oficial, con control bromatológico y veterinario, para de esta manera poder ingresar los cortes ovinos a las carnicerías, a los restaurantes y a los supermercados.

Pues bien, la puesta en funcionamiento de la sala de faena en la Granja Penal marca por tanto un paso trascendente para que se potencie la cadena de valor de esta economía regional, que ha sido históricamente muy fuerte en Gualeguaychú al igual que en toda Entre Ríos.

Serán algunos internos de la Granja Penal quienes trabajarán en la sala de faena y para ello se los capacitó a través de clases prácticas realizadas por Sergio Taffarel, un productor cabañero de Urdinarrain.

Se realizó un acondicionamiento tecnológico del lugar de faena -cámaras de frío, mesadas, cuchillería, etc.- una inversión que estuvo a cargo del municipio. Y en esta puesta en valor han intervenido, además, áreas del gobierno provincial y entes públicos como INTI, INTA y Senasa.

La planta tiene una capacidad de faena de 20 ejemplares por día y cuenta con tres cámaras de frío para acopiar la carne faenada durante la semana, además de todas las herramientas necesarias para una realizar las tareas de corte.

A partir de ahora, los ovejeros de la zona, muchos de ellos pequeños productores, lograrán canalizar su producción en forma adecuada, accediendo a una faena que tiene en cuenta las prácticas de higiene sanitaria y reduciendo sus costos agregando valor en origen.

La totalidad de esta producción se destinará a abastecer a los consumidores de Gualeguaychú y de ciudades aledañas.

Cabe agregar que el consumo de carne ovina en Argentina es de alrededor de 1,6 Kg por habitante/año, con marcada variación entre regiones rurales y urbanas. El hecho de que no esté disponible en carnicerías y supermercados genera una falta de hábito de consumo de este producto en la población.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 16/01/2023 en Uncategorized

 

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Los tres granos que nos alimentan desde antiguo

El trigo, el maíz y el arroz han sido la base de la dieta de la humanidad. El origen de estos cereales se pierde en el fondo de la historia y alrededor de ellos crecieron las civilizaciones antiguas.

Se cree que están presentes desde el momento en que el ser humano plantó semillas por primera vez, hace 10.000 años, para convertirse en sedentario.

Hasta aquel momento el homo sapiens era nómada y comía lo que literalmente encontraba en el camino, siendo su principal oficio la caza y la pesca.

Se cree que la revolución de la agricultura comenzó cuando el hombre plantó unas semillas silvestres en algún lugar de Oriente Medio. Concretamente unas semillas de la especie Triticum, que dieron lugar al trigo.

Después se sumaron variedades de arroz y los antecesores del maíz en otras partes del planeta. La extensión del cultivo, que implicó el control de excedentes alimenticios, fue un hito fundamental de la humanidad, ya que supuso el comienzo de las ciudades y de las civilizaciones.

Pero tras diez milenios, el trigo, el maíz y el arroz siguen siendo la base de la dieta del homo sapiens moderno. La omnipresencia de estos cereales se observa en cualquier supermercado.

Están por todas partes, mucho más presentes de lo que parece. Pensemos en panes, pizzas, tartas, pastas, harinas, bollos, aceites, etc. Y en su presencia indirecta, ya que los tres cereales -juntos o por separado- también han servido de alimento principal e indispensable para vacas, cerdos y aves que producen gran parte de la carne, la leche y los huevos del mundo.

Según estudios de la FAO, entre los tres granos aportan aproximadamente el 42,5% del suministro de calorías alimentarias del mundo. Y no sólo la energía que nos permite vivir, porque el trigo aporta más proteínas que las carnes de ave, porcino y bovino juntas.

Las primeras civilizaciones crecieron y se alimentaron a la orilla de grandes ríos, como el Tigris, el Eufrates, el Nilo, el Indo y el Amarillo. Desde tiempos remotos, las personas que vivían en estas regiones dependían de esos cereales para comer.

Si la cosecha era abundante, era un buen año. Si era mala –lo que dependía de las lluvias y de la salud de las plantas- la mayoría pasaba hambre, lo que era motivo de grandes revueltas sociales.

Cultivado originariamente en zonas de la India y de China, el arroz constituye el alimento principal de miles de millones de personas en todo el mundo. Se utiliza casi exclusivamente para el consumo humano.

Se trata de un cereal considerado alimento básico en muchas culturas culinarias (en especial la cocina asiática), así como en partes de América Latina.

En cuanto al trigo, tiene sus orígenes en la antigua Mesopotamia. Fue introducido a la civilización del antiguo Egipto y desde allí a las civilizaciones griega y romana.

La diosa griega del pan y de la agricultura se llamaba Deméter, cuyo nombre significa “diosa madre”, su equivalente en la mitología romana es Ceres, de donde surge la palabra “cereal”.

El trigo fue introducido en América por los colonizadores españoles. Y éstos a su vez se llevaron de aquí el maíz, una gramínea anual originaria y domesticada por los pueblos indígenas en el sur de México y en el occidente de Guatemala desde hace unos 10.000 años.

Los indígenas taínos del Caribe denominaban a esta planta “mahís”, que significa literalmente “lo que sustenta la vida”.​ Actualmente, es el cereal con el mayor volumen de producción a nivel mundial, superando al trigo y al arroz.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 22/07/2020 en Uncategorized

 

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Las múltiples razones para cuidar los océanos

Hoy (8 de junio) es el Día Mundial de los Océanos, una oportunidad para reflexionar sobre estas vastas y misteriosas masas de agua, que nos maravillan con su inmensidad y nos ofrecen múltiples beneficios.

Los océanos y mares del planeta, con su sobrecogedora belleza, han sido siempre fuente de inspiración para la poesía. Es abundante la literatura sobre las costas, los fondos marinos, las criaturas y dioses acuáticos, o el color azul de los mares.

Por ejemplo, el compositor y cantante español Joan Manuel Serrat tiene una hermosa canción, “Mediterráneo”. Uno de sus versos reza:

“En la ladera de un monte/ Más alto que el horizonte/Quiero tener buena vista/Mi cuerpo será camino/Le daré verde a los pinos /Y amarillo a la genista/Cerca del mar, porque yo/ Nací en el Mediterráneo”.

El “Gran Azul”, así se le llama al conjunto de los océanos, que ocupa el 70% de la superficie de la Tierra, es amenazado por la sobrepesca, la contaminación por plásticos, desechos y explotación de petróleo, es decir por una desmedida actividad humana.

Justamente la agresión al mayor ecosistema del mundo ha generado desde hace tiempo un movimiento orientada a preservarlo, procurando lograr conciencia en la opinión pública sobre la importancia de los océanos.

Conocemos mejor la superficie de Marte y de la Luna que el fondo de los océanos. Eso asegura la oceanógrafa Sylvia Earle, que recuerda que existen entre 10 y 40 millones de especies marinas, pero apenas se han catalogado 250 mil de ellas.

Según refiere, las áreas de flora y fauna protegidas en los continentes cubren el 12% de la corteza terrestre, pero las reservas de vida marina no llegan siquiera al 1% de los 331.000 millones de km2 que contienen la clave de la vida en el planeta.

Confirmando esta afirmación de que los seres humanos sabemos muy poco del “Gran Azul”, Naciones Unidas (UN) indica que sólo se ha explorado un 10% de esta enorme masa de agua.

Earle pone sobre la mesa la gran paradoja: “El océano regula el clima y la temperatura, gobierna la química del planeta y es la espina dorsal de la vida en la Tierra. Curiosamente, mientras el cambio climático ha inspirado la atención global, el papel de los océanos y su serio declive se han dejado de lado”.

Para sensibilizar sobre la importancia de los océanos en la salud el hombre,  las Naciones Unidas ha recordado que organismos descubiertos a profundidades extremas se utilizan para acelerar la detección Covid-19, sugiriendo que este ecosistema podría aportar a la solución de la pandemia.

La celebración del Día de los Océanos, según Naciones Unidas, debe movilizar y unir a la población mundial en torno al objetivo de la “gestión sostenible” de estas inmensas masas de agua, que son fuente importante de alimentos y medicinas y una parte esencial de la biosfera.

Al hablar de los múltiples beneficios de los océanos, los expertos recuerdan que actúan como pulmones de la Tierra, ya que absorben el 25% del CO2 que producimos los humanos, y no entregan más del 50% del oxígeno que respiramos.

Además son reguladores del clima, al tener gran capacidad de almacenar el calor del Sol y distribuirlo por el planeta. En tanto, el transporte marítimo de cargas es la vía más empleada en el comercio internacional.

Y el océano es proveedor mundial de alimentos: 2.600 millones de personas dependen directamente de sus animales y plantas para nutrirse.

Así, el ecosistema oceánico y su biodiversidad ayudan a mantener saludable al planeta.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 11/06/2020 en Uncategorized

 

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Avicultura, economía dinámica de Entre Ríos

Entre Ríos lidera a nivel nacional, junto con la provincia de Buenos Aires, la producción de huevos y carne aviar. Miles de familias entrerrianas viven de un sector que es modelo agroindustrial.

En la ciudad de Crespo, donde se inició la apuesta entrerriana por esta cadena productiva a principios del siglo XX, concluyó este domingo la 28º edición de la Fiesta Nacional de la Avicultura.

En la oportunidad el secretario de Agroindustria de la Nación, Luis Miguel Etchevehere, resaltó que la actividad genera en todo el país más de 50 mil puestos de trabajo directos.

En Entre Ríos y Buenos Aires se ubica el 88% de las granjas de pollo y el 58% de los establecimientos productores de gallinas ponedoras.

El mercado local absorbe el 90% de la producción, con un consumo de 47 Kg por persona por año. Y para 2018 se proyecta que el consumo de huevos alcance las 280 unidades por persona en el año.

Mientras que los envíos de exportación se distribuyen en muchos países, entre los que destacan Japón, China, Costa Rica, Chile, Austria, Cuba, Rusia y Colombia.

En tanto, el gobernador Gustavo Bordet reconoció que la actividad “es la principal economía regional” de la provincia.

“Una cadena de valor que genera puestos de trabajo, que dinamiza nuestra economía con una oferta exportable a más de 60 países en el mundo y en donde se nutren las góndolas de los alimentos que se producen en materia de huevos y carne aviar”, señaló.

En 2017, se produjo un hecho relevante para el sector: cinco frigoríficos de la provincia exportaron 220 toneladas de carne aviar con destino a Sudáfrica y China por primera vez desde un puerto provincial, el de Concepción del Uruguay.

Entre Ríos exporta “el 55% de la carne aviar que se produce en Argentina, y por primera vez lo hace desde un puerto entrerriano”, indicó el ministro de Producción provincial, Carlos Schepens.

La avicultura entrerriana tiene su fecha de origen en la década de 1850,  cuando Justo José de Urquiza ingresó las primeras estirpes de aves traídas de Europa, entregándolas a familias de la provincia para que la desarrollasen como actividad complementaria para el sustento diario, una práctica que se fue extendiendo desde aquí a distintas regiones del país.

Eso recordó hace poco, al hacer un balance histórico de la actividad, el empresario crespense Héctor Motta, integrante de la comisión directiva de la Unión Industrial Argentina y presidente honorario de la Asociación Latinoamericana de Avicultura.

Según el empresario, en la década de 1920, cuando el país era reconocido como “granero del mundo”, algunos visionarios llevaron a un mayor nivel productivo la actividad en Entre Ríos y otras provincias, en tanto en la década de 1940 se verifica el verdadero inicio de la avicultura como actividad comercial naciente.

Motta cuenta que en la década del ‘60 surgió un nuevo concepto de producir huevos y pollos, como una verdadera fábrica de agregaduría de valor a los granos agrícolas, liderando Estados Unidos la exportación de carne aviar y huevos.

Fue entonces que en la Argentina y principalmente en Entre Ríos se incorporó el nuevo concepto iniciándose así un modelo de avicultura moderna (genética, plantas de alimentos balanceados, de incubación, de faena de aves, laboratorios, centros de acopio, etc.)

“Hoy nos encontramos con una actividad agroindustrial de alto impacto en las economías regionales y en el concierto nacional, con alta presencia en el mercado interno, con consumos impensados de carne aviar”, refiere Motta.

 

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Publicado por en 29/11/2019 en Uncategorized

 

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Los seres vivos más importantes de la Tierra

Expertos de la vida silvestre declararon a las abejas como especie invaluable para la Tierra, al advertir que su progresiva desaparición amenaza la flora mundial.

Estudios recientes mostraron una disminución dramática en el número de abejas, casi el 90% de la población ha desaparecido en los últimos años, a causa del abuso de pesticidas, la deforestación y la falta de flores, entre otros factores.

Ante esta situación catastrófica, estos insectos fueron declarados como los seres vivos más importantes del planeta, según el Eearthwatch Institute. Y esto en virtud de su papel central en la naturaleza como agentes de polinización, proceso que hace posible la producción de semillas, flores y frutos.

Si desaparecieran las abejas, en especial la apis mellifera, la agricultura mundial se vería tremendamente afectada, provocando un incalculable daño económico.

Según los expertos, la extinción de las abejas tendría un efecto devastador en la flora silvestre: desaparecerían la mayoría de las plantas, de importancia vital para el equilibrio natural de la supervivencia del planeta.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente 2 de cada 3 plantas cultivadas que se utilizan en la alimentación de los seres humanos dependen de la labor de estos insectos.

Los científicos afirman que las abejas se han convertido en el animal más importante del planeta y no solo eso, sino que el futuro de la humanidad corre peligro si las poblaciones de abejas continúan disminuyendo.

Según una cita atribuida a Albert Eistein, “si las abejas desaparecen, los humanos tendrían sólo 4 años de vida”.

No hace muchos un documental de National Geographic, bajo el sugestivo título “El silencio de las abejas”, instaló mediáticamente la inexplicable caída del número de esos insectos en varias partes del mundo.

Allí se habla de que el equilibrio entre las abejas y otros organismos vivos, conseguido a lo largo de miles de años de evolución, se está rompiendo en forma alarmante.

No sólo la existencia del ser humano se ve amenazada por este fenómeno. Aves, pequeños mamíferos e insectos no podrían alimentarse más de bayas y semillas que dependen de la polinización que realiza la abeja, y morirían de hambre.

Aunque otros insectos o animales como los murciélagos, las mariposas e incluso las avispas polinizan, ninguno posee el mecanismo con el que cuenta la abeja para llevar a cabo esta tarea en forma eficiente.

En los últimos tiempos la gente ha comenzado a darse cuenta de la importancia de esta especie. Algunos grupos defensores de los derechos de los animales están haciendo lo posible para la conservación de las abejas.

Todos ellos insisten en que la muerte de millones de abejas pone en riesgo el futuro de la biodiversidad y la alimentación en todo el planeta.

Muchas celebridades se han referido a esta causa, por ejemplo Morgan Freeman, quien sostuvo: “Hay un esfuerzo concertado para traer a las abejas de vuelta al planeta, no nos damos cuenta de que son la base, considero, del crecimiento del planeta, de la vegetación”.

En Europa algunos gobiernos deben realizar políticas específicas para proteger a los insectos responsables de la polinización, ante la presión de la sociedad civil.

En el Estado alemán de Baviera, cuya capital es Munich, una iniciativa ciudadana obligó al gobierno a sembrar flores creando una suerte de “autopista” para abejas con el propósito de revertir la disminución de su población.

 

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Publicado por en 13/11/2019 en Uncategorized

 

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La revolución global que protagonizan las abejas

En Europa algunos gobiernos deben realizar políticas específicas para proteger a los insectos responsables de la polinización, ante la presión de la sociedad civil.

En el estado alemán de Baviera, cuya capital es Munich, una iniciativa ciudadana obligó al gobierno a sembrar flores para combatir la disminución de la población de abejas.

En esa zona un micro partido sin representación parlamentaria, llamado ÖDP, logró el apoyo de muchos bávaros, en una consulta popular, para que se haga una “red de autopistas” para abejas sembrando flores en lugares específicos.

Esta experiencia política revela que las voces ecologistas se dejan oír con fuerza en uno de los países más industrializados del mundo.

“Esto no es de Baviera ni de las abejas, esto es un tema global. El cambio climático y la biodiversidad son temas muy presentes. La gente está harta de ver que no se mueve nada”, interpreta Thomas Prudlo, uno de los impulsores de la campaña del ÖDP.

Tras el éxito bávaro, cinco Estados federados alemanes están tratando de hacer una consulta popular semejante. Es el reflejo de un estado de ánimo, que según las encuestas, ha convertido el medioambiente en el tema que más importa a los votantes alemanes.

Las abejas son eficientes polinizadoras, lo que las convierte junto a otros insectos en la base de los ecosistemas y son fundamentales en la producción de alimentos. Por eso en Alemania se han convertido en el símbolo de la biodiversidad, de la misma manera que el oso polar lo es de la crisis climática.

Los datos sobre insectos indican que en Alemania se han reducido un 74% en los últimos 27 años. En el caso de las abejas, encuentran más flores en las ciudades que en las zonas agrícolas, que suman el 47% de la superficie de Baviera y donde además se topan con los agroquímicos.

“Sin los insectos, que son los polinizadores, no podemos vivir. Son la base del ecosistema y por eso, tenemos un gran problema”, alerta el ecologista Matthias Luy, quien sostiene que “ha habido una eclosión en la conciencia de la sociedad”.

A todo esto la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agicultura (FAO), ha iniciado hace tiempo una campaña a favor de los “polinizadores”, como abejas, mariposas, pájaros, polillas, escarabajos e incluso murciélagos, que son los que ayudan a que las plantan se reproduzcan.

Como bien dijo Albert Einstein, las abejas son muy importantes ya que sin ellas, el 60% de las frutas y verduras que hoy consumimos desaparecerían al no ser polinizadas.

De las 100 especies de cultivos que abastecen el 90% de los alimentos del mundo, las abejas polinizan más del 70% de ellos. Además, polinizan más de 25.000 especies de plantas con flores. Sin estos insectos la actividad agrícola prácticamente desaparecería.

Según la FAO, “la población de polinizadores –en especial abejas y mariposas– ha disminuido de manera preocupante, debido principalmente a prácticas agrícolas intensivas, cambios en el uso de la tierra, plaguicidas (incluidos los insecticidas neonicotinoides), especies exóticas invasoras, enfermedades, plagas y el cambio climático”.

Hay alarma mundial porque el equilibrio entre los insectos y otros organismos vivos, conseguido a lo largo de miles de años de evolución, se está rompiendo en forma inquietante.

Se asegura que los agricultores y los responsables de las políticas públicas tienen un papel importante que desempañar en la protección de los polinizadores.

 

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Publicado por en 01/06/2019 en Uncategorized

 

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La apicultura, economía regional con proyección

Desde el 14 de mayo se lleva adelante la Semana de la Miel en la Argentina, segundo exportador mundial del producto. La campaña culmina hoy, el Día Mundial de la Abeja.

Durante estos días toda la cadena apícola del país, conformada en su mayoría por productores pequeños y empresas familiares distribuidas en toda la geografía nacional, realizaron acciones comunes tendiente a consolidar el sector.

La campaña “Sumale miel a tu vida”, así se la conoce, tiene como objetivo promocionar el consumo interno de miel a través de la articulación público-privada.

Las acciones comunes consisten en exposición y venta de mieles en diferentes puntos de país, degustaciones de las distintas variedades, charlas del apicultor al consumidor, ferias y campañas en redes sociales.

Lo que se busca con esta campaña nacional es producir cambios en el hábito de consumo de los argentinos para que tengan un mayor conocimiento de los beneficios de la miel en la población.

Ocurre que es bajo el consumo interno respecto de grandes consumidores como Alemania, Estados Unidos y Japón que superan ampliamente el kilogramo per cápita, mientras que en Argentina no llega a los 250 g (un cuarto de kilo) per cápita, según estimaciones.

El sector, que emplea a más de 100.000 personas, cuenta hoy con más 2.600.000 colmenas y más de 20.000 apicultores con un promedio de 65.000 toneladas de miel al año.

Cerca del 95% de la miel (60.000 ton) parte hacia los mercados externos, lo que ubica al país como segundo exportador mundial, detrás de China.  Durante 2018, la Argentina exportó más de 70.000 toneladas por valor de 175 millones de dólares a 30 destinos.

Durante esta semana se reunió el Consejo Nacional Apícola, encabezado por el secretario de Gobierno de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, y que contó con la representación de 15 provincias, autoridades de entidades públicas y privadas y de las mesas apícolas provinciales.

Durante la apertura del encuentro, el Secretario indicó que “el mundo nos reconoce por la calidad de la miel y eso es gracias al trabajo que realizan día a día los que protagonizan el desarrollo de la actividad apícola, tanto desde el sector público como el sector privado. Argentina exporta el 90 por ciento de la miel que se produce, y eso es posible porque estamos trabajando en conjunto no solo para abrir nuevos mercados, sino también para potenciar la fuerza de esta actividad agroindustrial”.

Este año Argentina y China firmaron  un acuerdo para posibilitar el ingreso de la miel argentina al mercado de ese país. “El gigante asiático es el mayor productor de miel e interviene notoriamente en el mercado internacional de mieles a granel, pero la importancia de la venta a ese país es que hay un segmento de unos 300 millones de personas que adquieren mieles importadas de alto valor”, destacaron desde Agroindustria.

En tanto, el 5 de junio se conmemora el Día de la Apicultura Entrerriana, una actividad económica muy importante para esta provincia, generadora de mano de obra y que facilita la subsistencia (biodiversidad) de innumerables especies vegetales y animales.

En ese marco, Entre Ríos, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, son las principales provincias productoras de miel, actividad de la que dependen miles de familias.

Con respecto al Día Mundial de la Abeja, la celebración busca recordar la importancia que ellas tienen en la polinización, un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y de plantas silvestres.

 

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Publicado por en 01/06/2019 en Uncategorized

 

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Dime qué comes y te diré qué sientes

Desde antiguo se sabe que la alimentación es más que cubrir una necesidad fisiológica elemental: incide y mucho en nuestros estados de ánimo.

La psicología moderna ha abundado en la temática según la cual nuestras emociones tienen un efecto poderoso sobre nuestra elección de los alimentos. Se ha observado, por ejemplo, que la vergüenza y la culpa pueden tener incidencia negativa en la dieta.

Pero en la actualidad se insiste que también existe una relación inversa: no sólo cómo sentimos afecta nuestra forma de comer, sino que lo que comemos afecta lo que sentimos.

Montse Bradford, nutricionista especializada en alimentación energética, postula que existe una causa-efecto entre lo que ingerimos y cómo nos sentimos después. “Lo que pensamos genera emociones, pero también lo que comemos”, refiere.

Su reflexión es la que sigue: “Si tomo un vaso de agua o de whisky mis emociones serán muy distintas. ¿Y por qué generarán distintas emociones? Porque atacarán a diferentes órganos. Si yo ingiero alimentos que me bloquean el hígado, o la vesícula biliar, tendré emociones de ira, cólera, agresividad, impaciencia… porque cada órgano, dependiendo de si funciona bien o mal, genera unas u otras emociones”.

En su libro “La alimentación y las emociones” Bradford sugiere que a través de la comida podemos generar nuestro propio estado de ánimo. Dice que hay alimentos que generan una sangre ácida, con la que construimos estrés, enfermedad y desequilibrio.

En tanto que los alimentos que alcalinizan la sangre, aportan energía, vitalidad y salud. Hay alimentos con energía yin (chocolate, alcohol, estimulantes, azúcares, levaduras artificiales, etc.) que conducen a la hipersensibilidad, mientras que hay otros, con energía yang (carne, jamón, embutidos, huevos, etc.) que nos ponen tensos y coléricos.

“El alcohol, los vinagres, los estimulantes, todos ellos estimulan al sistema nervioso generando una energía falsa. Cuando una persona, a media tarde, se siente fatigada, busca ingerir café, chocolate, beber una gaseosa, en definitiva, generar una energía que no tiene”, dijo Bradford en diálogo con la prensa.

En realidad los postulados de Bradford, respecto de que la comida induce las emociones, es algo que sabía la medicina antigua de muchos pueblos. Los griegos, por ejemplo, tenían claro que con respecto al físico la clave residía en una dieta sana.

Se atribuye a Hipócrates de Cos, considerado el padre de la medicina, esta impactante frase: “Deja que la comida sea tu medicina y la medicina, tu comida”.

En un texto griego antiguo, perteneciente a la escuela hipocrática, se sostiene que el problema no estriba en lo que el hombre es de por sí, sino en “lo que es en relación con lo que come y bebe y a cómo vive y a los efectos que todo esto produce en él”.

Ahora se sabe que los hábitos alimentarios, la frecuencia de la ingesta y la calidad de los productos que se consumen tienen indudable impacto en aquella zona de la personalidad donde residen la afectividad y el pensamiento.

Está comprobado, por ejemplo, que una dieta estricta puede estropear el carácter de una persona. Comer poco puede acarrear fastidio y malhumor. Por el contrario, el exceso rompe también el equilibrio, influyendo negativamente en el plano anímico. Quien tiene un vínculo adictivo con la comida, y emprende un plan contra el mismo, puede caer en una inquietud permanente.

En tanto, algunos estudios revelan que las personas que consumen más grasas trans son propensas a mostrar conductas negativas como impaciencia, irritabilidad y agresividad.

 

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Publicado por en 19/01/2019 en Uncategorized

 

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El movimiento animalista en la cultura contemporánea

Dentro del marco se las sociedades plurales y politeístas del siglo XXI, sobresalen algunos colectivos contraculturales que postulan una ética a favor de los animales.

El movimiento por los derechos de estos seres vivos es una ideología igualitarista que tiende a equiparar al ser humano con los demás animales. Y que por tanto denuncia sus sacrificios o malos tratos como verdaderos “crímenes”.

Este movimiento rechaza el “especismo”, un término empleado por primera vez en 1970 por Richard D. Ryder para describir la existencia de una discriminación moral basada en la diferencia de especie animal.

En su obra “Liberación Animal”, aparecida en 1975 y que tuvo gran influencia en el movimiento, Peter Singer postula que el especismo “es un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miembros de nuestra propia especie y en contra de los de otras”.

La expansión de esta ética irrumpió en Estados Unidos y Europa partir de las décadas de 1970 y 1980, en un contexto histórico donde  la cuestión ambiental comenzó a ser un tema de discusión para los Estados, las empresas y la población en particular, porque se empezaron a ver los impactos cada vez más notorios del industrialismo.

El veganismo aparece como un antecedente el movimiento. El rechazo de los alimentos de origen animal se justificaba antiguamente con argumentos religiosos y metafísicos.

Sin embargo, es a partir de principios del siglo XIX (contexto de creciente interés por la salud y una mayor influencia de las ciencias en la sociedad) que se comienzan a formular razonamientos fisiológicos a favor de no consumir alimentos de origen animal.

Las diversas organizaciones animalistas celebran todos los 1º de noviembre el Día Internacional del Veganismo, que se exalta como una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal.

El movimiento animalista es un colectivo en crecimiento en todo el mundo y se muestra muy activo en Argentina, donde existen la Asociación Animalista Libera!, Especismo Cero, La Revolución de la Cuchara, y AnimaNaturalis.

La página web de La Revolución de la Cuchara publica una especie de carta ideológica donde se sintetizan las ideas planteadas por Peter Singer. “Por analogía con el sexismo o el racismo, el término especismo es un prejuicio o actitud favorable hacia los intereses de los miembros de la misma especie y contra los miembros de otras especies”, se lee.

Y se añade: “Si un ser sufre, no existe justificación para no tener en consideración ese sufrimiento. No importa la naturaleza del ser. El principio de igualdad requiere que el sufrimiento de uno, sea valorado de igual forma que el sufrimiento del otro”.

Los animalistas, al igual que otros colectivos (como el feminista), pretenden una reforma del lenguaje. La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) acaba de proponer reemplazar las expresiones que trivializan el sufrimiento animal por unos más respetuosos con la fauna.

Esta ONG planteó cambiar dichos populares como “matar dos pájaros de un tiro” por “alimentar dos pájaros con un panecillo”. Y comparó este tipo de refranes con el lenguaje racista, homofóbico o discriminatorio.

Los animalistas también se organizan políticamente en todo el mundo. En Argentina, en 2016, la Justicia Electoral declaró como partido político a Unión Partido Animalista Ambientalista (UPAA), cuyo objetivo es luchar contra el maltrato animal.

 

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Publicado por en 15/12/2018 en Uncategorized

 

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Proteger el suelo, un recurso estratégico

El 7 de julio ha sido instituido como el Día Mundial de la Conservación del Suelo, en memoria del investigador estadounidense Hugh Hammond Bennett (1881-1960), pionero en la preservación de este recurso natural.

Bennett fue uno de los primeros científicos que alertó sobre el serio problema que implicaba la erosión. Y esto en un momento de la historia en que la conciencia ambiental no se había despertado aún, y los recursos se explotaban como si fuesen inagotables.

En la Argentina, el suelo es la principal fuente de ingresos y motoriza la economía nacional. Gracias a la incorporación de tecnología y prácticas de conservación, en los últimos años, se cuadruplicó la cantidad de granos producidos por hectárea. Esto ejerce mayor presión sobre un recurso que muchas veces no recibe los cuidados adecuados.

El extenso territorio argentino está formado por los 12 tipos de suelos conocidos, una característica que ubica al país dentro del 3 % de las tierras con mayor aptitud agrícola del planeta.

El dato cobra mayor relevancia si analizamos que el país produce alimentos para 400 millones de personas con costos relativamente bajos y con los estándares de calidad requeridos por los mercados más exigentes.

En la actualidad, solo un 11 % de la superficie del planeta corresponde a suelos con potencial agrícola. Estimaciones de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) plantean que, en los próximos 20 años, más del 80 % de la expansión de la superficie cultivada se producirá en América Latina y África subsahariana.

“Uno de los desafíos más significativos que afrontará la humanidad es el deterioro de los recursos naturales y, principalmente, el de los suelos cultivados”, vaticinó Roberto Casas, director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua de la Argentina (Prosa) de la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Fecic).

“El mundo no comprende que la vida sobre la tierra depende de las diferentes funciones que cumple esa delgada capa de suelo que intentamos proteger. Ese manto fértil –que en términos generales varía de 10 a 30 centímetros de espesor– nos asegura la provisión de alimentos y el uso sustentable del agua”, reflexionó Casas.

Entre Ríos es una de las provincias más afectadas por los procesos de degradación de suelos, especialmente por erosión hídrica. El 40% de la superficie territorial presenta síntomas de erosión hídrica en distintos grados y el 34% posee alta susceptibilidad a estos procesos erosivos.

Datos registrados en diversas áreas de la provincia, brindan pruebas del mal manejo de los campos, que aceleran los procesos degradatorios actuales y aumentan la susceptibilidad a procesos erosivos futuros.

Labranzas a favor de la pendiente, excesivo trabajo mecánico del suelo, entierro total de rastrojos de cosecha, suelo desnudo por tiempo prolongado, sobrepastoreo de los campos, rotaciones inadecuadas, alteración de la red natural de avenamiento, son algunas de las practicas que perjudican el recurso suelo y su productividad en el territorio entrerriano.

El deterioro del suelo es un síntoma de la ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socio-económico que lo explota.   Resulta un contrasentido que un país como Argentina, que vive de los productos agropecuarios, desatienda el recurso suelo.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 15/07/2018 en Uncategorized

 

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