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Midorexia o la imposibilidad de aceptar el paso del tiempo

13 Nov

Existen personas cuyas edades oscilan entre los 40 y los 50 años que adoptan actitudes juveniles tanto en la forma de vestir como en la de comportarse.

A esta especie de obsesión por verse eternamente joven se la llama “midorexia”, término que combina la expresión del inglés “middle”, que significa medio, mitad, mediana edad, con la palabra griega “orexia”, que significa obsesión.

“Es un término que puede verse desde tres ángulos diferentes a la hora de querer conceptualizar: un miedo a envejecer; una obsesión con lo estético; y/o una personalidad inmadura y extrovertida”, refiere el psiquiatra José Domínguez, especialista en Trastornos de Personalidad.

“Si bien se puede tratar de una combinación de estos tres elementos, la pregunta que debemos hacernos es si se trata de algo normal o patológico”, aclaró el especialista en diálogo con Infobae.

Y agregó: “Se puede ver una variante positiva donde la persona se ve en pleno estado de satisfacción con su edad, con mejor autoestima que cuando era joven, y lleva un estilo de vida saludable para conservarse; por el contrario una variante negativa podría verse como un trastorno de conducta que lleva a personas adultas a la obsesión de mantenerse jóvenes, estar siempre atractivas, tener buena apariencia de forma exagerada”.

Para estas personas es difícil aceptar el paso del tiempo; se niegan a admitir que los años comienzan a hacer estragos en su físico y que su aspecto luce diferente. Razón por la cual tratan de aparentar que los cambios del tiempo no suceden.

Por lo regular, hacen ejercicio físico en forma obsesiva, realizan actividades poco acordes a su edad como el salir de fiesta, y sus relaciones interpersonales y de pareja son con personas varios años más jóvenes que ellos.

Además recurren a todo tipo de cirugías estéticas, utilizan diversidad de cremas anti-edad, y se visten con ropa juvenil para aparentar menos edad. Es decir echan mano de todo aquello que les permita estar dentro del grupo poblacional joven.

En el lenguaje cotidiano se utiliza la expresión “pendeviejo” para ironizar esta condición. La palabra se crea a partir de la voz “pendejo” en su acepción de púber, niño o joven, agregando en medio el adjetivo “viejo”.

Otro término burlón es “viejazo” para aludir al hecho de que alguien se da cuenta de que ya no es joven, pero sin embargo no lo acepta. Intenta parecerse a los adolescentes, escuchando su música, usando sus palabras, y vistiendo ropas que por la edad se suelen ver ridículas, en un vano intento por negar el paso de los años.

Un rasgo muy específico en estas personas es que compran prendas de estilo juvenil, y es que después de los 40 años generalmente ya tienen un trabajo estable y poder adquisitivo que les permite conseguir la ropa que les agrada.

Para María Santos Becerril Pérez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, se trataría de un trastorno de personalidad enfocado en el egocentrismo.

“Una de las causas –describe– es que se ha alargado el período de vida de las personas; alguien con 65 años todavía puede ser muy productivo, por eso es que a los 40 ó 50 años se define todavía como joven. Otro factor importante, es el miedo al envejecimiento y a lo que esto implica como el pensar en situaciones de duelo y muerte”.

Los especialistas destacan que hay que saber diferenciar el autocuidado de la búsqueda obsesiva por permanecer siempre joven. Esto en un contexto de posmodernidad, donde las edades se volvieron borrosas y no definen las conductas ni las formas de vida como en otros momentos.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 13/11/2021 en Uncategorized

 

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