El cinismo, sus caras y transformaciones

Cuando se califica a alguien de cínico, generalmente se sugiere que a esa persona no le importa nada, que está despojada de todo nervio moral, que actúa incluso con cierta perversión.

Esta connotación negativa es consistente con la definición de la Real Academia Española (RAE), que remite a la idea de “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”.

Aquí cinismo es sinónimo de “descaro, desvergüenza, desfachatez, impudor”. Ésa es la idea que ha llegado mayormente hasta nuestros días.

Pero resulta que, en la cuarta acepción del diccionario, un cínico es alguien perteneciente a una escuela filosófica de la Grecia clásica, y su figura más representativa es Diógenes de Sinope (412 a.C.-323 a.C.).

El cinismo floreció en la edad helenística, es decir tras el hundimiento de la polis griega (la ciudad-Estado) a partir de la formación del vastísimo imperio de Alejandro Magno, en el siglo IV a.C.

Sin trabajo y sin casa, viviendo en los márgenes de la sociedad, Diógenes despreciaba abiertamente los principios que veneraban los griegos, sus compatriotas, y por eso es considerado el maestro de la “contracultura” y el primer hippie de la historia.

El emblema del perro fue adoptado por esta secta. Porque este animal habita junto a las personas y se queda tumbado, indolente, en la plaza pública viendo pasar a los hombres que caminan atareados, inmersos en sus insignificantes preocupaciones cotidianas, sus intrigas y sus ambiciones.

El perro vive en la sociedad humana, pero se mantiene al margen de ella, sin molestarse en ocultar tras el velo del pudor o la vergüenza sus actos naturales: sexo, heces, orina. Y así obraban los cínicos: sin tapujos.

Los “perros” –como se los llamaba- hicieron de la desvergüenza (“anaideia”) su consigna para moverse entre los demás hombres, denunciando la moral tradicional e hipócrita mediante actos chocantes, obscenos y escandalosos.

La figura de Diógenes fascina a los historiadores, dado el modo de vida extravagante que adoptó. Se cuenta que un día, mientras tomaba el sol, se le acercó Alejandro Magno (que era su gran admirador) y le preguntó: “Pídeme lo que quieras y yo te lo daré”. Y Diógenes le respondió con desprecio: “No me hagas sombra, devuélveme el sol”.

Ahora bien, una corriente cultural actual reivindica al cinismo antiguo, por su postura contestataria y rebelde, frente al cinismo actual, esta vez encarnado no ya en Diógenes, el marginal, sino en los poderosos y ricos de la tierra.

Esa es la tesis del filósofo alemán Peter Sloterdijk, que en su libro “Crítica de la razón cínica” expone cómo el cinismo pasó de ser una “insolencia plebeya a una prepotencia señorial”, deviniendo en una actitud al servicio del statu quo.

Ahora el desparpajo y la insolencia no provienen de los de abajo, sino de los de arriba, aclara Sloterdijk, que insiste en la ruptura entre el cinismo de Diógenes y el de la actualidad.

Según este filósofo alemán, en la antigua Grecia, Diógenes practicaba un cinismo que desafiaba las convenciones sociales y cuestionaba la autoridad establecida desde una posición marginal.

Sin embargo, en la sociedad moderna, especialmente en el contexto de la posmodernidad, el cinismo ha sido adoptado por las élites y las clases dominantes. Se ha convertido en una actitud que refleja una especie de desparpajo y arrogancia por parte de los que mandan, en lugar de ser una herramienta de resistencia desde las capas más bajas de la sociedad.

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Ucrania: los tanques que pueden cambiar la guerra

Los aliados occidentales le entregan a Ucrania sus mejores vehículos de combate para facilitar un golpe definitivo de Kiev sobre las tropas rusas y frustrar los esfuerzos de Putin.

Si bien es cierto que los drones y la artillería son muy importantes para los planes militares ucranianos, el envío de los tanques de combate podría convertirse en la clave de bóveda para la victoria ucraniana.

Éste es el razonamiento que hace la inteligencia militar ucraniana ante la nueva fase de la guerra ante Rusia. Y de ahí el esfuerzo de transferencia directa de material bélico que acaban de aprobar los aliados occidentales.

Cada fase de la guerra en Ucrania ha traído sus armas emblemáticas. Siempre han sido importante los drones, en la batalla por Kiev del invierno pasado los misiles antitanques y antiaéreos fueron los protagonistas, y luego los obuses.

Pero ahora, cuando los contendientes se preparan para nuevas ofensivas con la llegada de la primavera, la atención se centra en el armamento, sobre todo en los tanques de combate y los vehículos de infantería más ligeros.

Tras casi un año de combates, a pesar de la exitosa resistencia ucraniana que hizo detener y retroceder a un enemigo ostensiblemente superior, Rusia sigue ocupando alrededor del 17% del territorio ucraniano, incluida Crimea, la península que se anexionó en 2014.

La ventaja de Ucrania en cuanto a efectivos en el campo de batalla se está reduciendo ahora que el Kremlin ha movilizado entre 200.000 y 300.000 soldados, y puede que pronto ordene otra gran llamada a integrar sus filas.

Se cree que será clave que los ucranianos cuenten con vehículos de combate modernos para protegerse del avance ruso y llegado el caso para acometer una contraofensiva final en el territorio.

Ucrania dispone de cientos de tanques de la era soviética, procedentes de las reservas de antes de la guerra, así como de tanques reacondicionados cedidos por países del este de Europa y, no menos importantes, los muchos que ha capturado de Rusia.

Pero los tanques occidentales están mejor protegidos y son más eficaces. Se trata del el M-1 Abrams de fabricación estadounidense, el Challenger británico, y el Leopard 2 alemán.

“Próximamente Ucrania llevará a cabo una contraofensiva para recuperar su territorio”, explica Frank Ledwidge, quien fue oficial del Ejército británico en las guerras de Irak y Afganistán y ahora es profesor de estrategia y capacidad militar en la Universidad de Portsmouth, Inglaterra.

“Las operaciones ofensivas en tierra requieren la combinación de blindaje, que son los tanques; de artillería, como cañones y morteros; y de infantería”, destacó.

“El mejor tipo de blindaje que se puede tener para recuperar territorio son los tanques pesados. Y los mejores tanques del mundo son los alemanes, los británicos y los estadounidenses”, indica el experto.

En Occidente crece la sensación de que Ucrania necesita una estrategia que cambie las reglas del juego para lograr una victoria lo suficientemente amplia como para obligar a Rusia a retirarse o, al menos, a negociar.

Al respecto existe la percepción de que el envío de tanques puede convertirse en la clave de bóveda para la victoria ucraniana.

Cabe consignar que Rusia ya advirtió a los países occidentales que el suministro de tanques a Ucrania marcará una escalada “extremadamente peligrosa” en el conflicto.

La pregunta que muchos se plantean es si realmente Ucrania podrá cambiar el curso de esta guerra con la provisión de modernos vehículos de combate por parte sus aliados.

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Escala la guerra en Ucrania mientras se acerca el invierno

Ante los reveses de las tropas rusas en Ucrania, Moscú responde con bombardeos a una escala nunca vista. La guerra parece recrudecer mientras la estación del frío se aproxima en el hemisferio norte.

Vladimir Putin parece dispuesto a jugarse hasta el último ciudadano ruso en su obsesión ucraniana. No sólo siguió adelante con el reclutamiento de personas para llevar a la guerra iniciada hace siete meses.

También ha decidido responder con una andanada de misiles a la ofensiva del ejército ucraniano, que ha venido logrando la liberación de varias ciudades ocupadas por los rusos.

Al menos 11 personas murieron y más de 60 resultaron heridas tras una serie de bombardeos rusos que golpearon a la capital, Kiev, y otras ciudades del país.

Los misiles impactaron sobre intersecciones transitadas, parques y lugares turísticos, lo que había sido anticipado por Putin, quien prometió una “respuesta severa” a cualquier ataque ucraniano. 

Los ataques son considerados una represalia rusa tras el camión bomba que explotó sobre el puente de Crimea el pasado 8 de octubre, afectándolo severamente. Por este acto de sabotaje el jefe del Kremlin culpa al ejército ucraniano.

Los países europeos, aliados de Ucrania, repudiaron la acción rusa. “Estos ataques deliberados de Rusia sobre el conjunto del territorio ucraniano y en contra de civiles significan un cambio profundo en la naturaleza de esta guerra”, expresó el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Mientras tanto el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, hizo declaraciones inusualmente fuertes que reflejan la alta tensión reinante.

En un discurso pronunciado ante la Academia Diplomática Europea, con sede en Bélgica, Borrell ha indicado que Moscú no debería amenazar con el uso de armas nucleares.

“Un ataque nuclear tendrá respuesta. No una respuesta nuclear, pero una respuesta tan potente militarmente que el Ejército ruso sería aniquilado”, ha advertido Borrell, quien ha insistido en que Europa vive un “momento serio” de la historia en el que los Veintisiete (países integrantes de la UE) deben demostrar su “unidad” y “total firmeza”.

A todo esto, se sigue con preocupación una serie de informaciones sobre que Rusia planea un ataque fulminante contra Ucrania. Al respecto, es sugerente que el Ministerio de Exteriores y la Embajada de China en Ucrania han pedido este sábado a los ciudadanos chinos que abandonen el país de inmediato por una “grave situación de seguridad”.

Idéntico pedido hicieron también Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán, Bielorrusia, Serbia, Turkmenistán y Tayikistán, países que responden a la influencia de Moscú.

Se especula que estas advertencias podrían prever un aumento de los combates terrestres por la acción de uno de los bandos o una previsión más oscura: la eminencia de un ataque nuclear. Tampoco se descarta que sea una acción de propaganda para atemorizar a los ucranianos.

Como sea, la paz parece cada vez más lejana mientras algunos observadores internacionales creen que la llegada del invierno en el hemisferio norte puede ser determinante para el curso de los acontecimientos bélicos.

Para los militares ucranianos y rusos, empezó la carrera contrarreloj antes de la llegada del frío, que se espera complicará los combates. Por lo demás, se recuerda que el invierno ha impactado siempre en los asuntos importantes de la historia de Rusia.

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El gobierno ruso empieza a lidiar con la crítica interna

La guerra en Ucrania se alarga y en Rusia aumentan las voces contra Vladimir Putin por la invasión. Así, más de 80 concejales de varias ciudades rusas, entre ellas Moscú y San Petersburgo, han firmado una petición para que dimita.

Según trascendió, han hecho pública la disidencia acusando al líder ruso de forzar la huida de muchos ciudadanos “inteligentes y trabajadores” y dicen que con él en el poder “todo ha ido mal”, además de haber incumplidos sus promesas.

Los 85 concejales, principalmente de las ciudades de Moscú y de San Petersburgo, han exigido a Vladímir Putin que renuncie como presidente de Rusia y que se le juzgue por traición.

“Pedimos que dimita del cargo”, expresan en la llamada que se ha colgado en la red. Además, los concejales insisten en que la guerra contra Ucrania es injusta. “Estamos en contra de matar ucranianos. Desmilitarizar Ucrania es absurdo, y además ha ocurrido justo lo contrario, ahora tienen más armas”,  sentencian.

Asimismo, los concejales rebeldes indican que la intención de esta iniciativa, que se puede firmar vía online, es “mostrarle a la gente que hay representantes democráticos que no están de acuerdo con el curso actual y piensan que Putin está dañando a Rusia”.

El dato es que Putin se ha revelado implacable con los críticos. Los primeros en firmar el manifiesto han sido llevados a cuarteles de la Policía rusa para ser interrogados por miembros del Servicio Federal de Seguridad.

No obstante, el hecho de que cada vez más ciudadanos con cargos públicos se estén rebelando contra el presidente ruso, empieza a complicarle mucho las cosas a Vladímir Putin, que está empezando a ser cuestionado incluso dentro del Kremlin.

Según informa el diario The New York Times, Putin está siendo criticado por los militaristas que pregonaron su guerra. Se informa que si bien el Kremlin controla las ondas televisivas en Rusia y ha bloqueado el acceso a Instagram, Facebook y Telegram, Internet sigue siendo de libre acceso y está llena de publicaciones y videos de personas tanto a favor como en contra de la guerra.

Los blogueros a favor de la guerra, y con muchos seguidores, difunden información mucho más detallada -y precisa, según los analistas- sobre el campo de batalla que el Ministerio de Defensa de Rusia.

Uno de los blogueros, Yuri Podolyaka, quien es originario de Ucrania, pero se mudó a Crimea después de la anexión en 2014, les dijo a sus 2,3 millones de seguidores en Telegram el viernes que si el ejército seguía intentando minimizar sus contratiempos en el campo de batalla, los rusos “dejarán de confiar en el Ministerio de Defensa y pronto en el gobierno entero”.

Lo que está impactando en la opinión pública rusa es que siete meses después, la invasión no solo no gana terreno sino que pierde parte del conquistado. En efecto, las tropas ucranianas han recuperado en el último tiempo muchas ciudades que ocupaban las fuerzas de Putin, y el ejército ruso ha ido retrocediendo.

El Kremlin, como es habitual, trató de minimizar los reveses. El Ministerio de Defensa describió la retirada como una decisión “para reorganizar” sus tropas, incluso a pesar de que el Ministro de Defensa había mencionado un día antes que iban a reforzar sus posiciones defensivas en la región.

Los personeros del régimen de Putin temen que se propague el descontento interno frente a una guerra larga contra un enemigo con mucha determinación. Y por eso extrema los resortes del aparato propagandístico para mantener una atmósfera de “todo está bien” en casa.

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Los partisanos ucranianos lideran la resistencia antirusa

Los partisanos ucranianos eliminan a colaboracionistas prorrusos, señalan blancos para la artillería de Kiev y sabotean la logística de los invasores.

De esta manera, el pueblo de Ucrania, mediante acciones de guerrilla en distintas ciudades, está  llevando su lucha de resistencia contras las tropas invasoras de Vladimir Putin.

Los partisanos suelen definirse como miembros de un grupo civil armado formado para luchar en secreto contra una fuerza extranjera como sucedió en la Europa ocupada por los nazis.

Por tanto, estos grupos se reclutan entre campesinos, mujeres, obreros, jóvenes que empuñan las armas luchando en este caso por la liberación de la patria ucraniana.

El término partisano tiene connotaciones más positivas que el de insurgente o guerrillero. “La diferencia entre estas categorías de combatientes está signada por la visión que tengamos de los bandos en conflicto. Depende si están del lado ‘bueno’ de la historia”, explicó al Toronto Express, Eric Ouellet, profesor del Royal Military College de Kingston (Ontario).

“En este caso, los partisanos ucranianos podrían ser definidos como luchadores por la libertad tras las líneas enemigas”, destacó el académico.

Estos combatientes organizados militarmente, que se oponen al ejército ruso de ocupación, están infligiendo severos reveses a las tropas de Putin, según los reportes militares.

Las acciones de estas unidades de resistencia con sabotajes al abastecimiento de las tropas y con ataques contra los colaboradores locales se están incrementando notablemente y resultan muy efectivas.

Se trata del otro ejército ucraniano que Putin no esperaba y que está llevando adelante una guerra soterrada en la retaguardia rusa en Ucrania, convirtiendo en un serio problema el control invasor en el territorio ocupado.

Los miembros de esta resistencia son muy heterogéneos y sus prácticas, a veces, pueden resultar heterodoxas. No obstante la mayor parte son actos de sabotaje con explosivos, los cuales tienen como objetivo principal las bases militares rusas y las líneas de ferrocarril.

Según reporte militares, desde el inicio de la actividad partisana han muerto más de 200 soldados rusos, haciendo que la moral de los invasores se vea afectada por esta actividad guerrillera.

Cabe consignar que antes de que Vladimir Putin decidiera invadir, se venían organizando en Ucrania estructuras de resistencia para ser activadas en caso de acciones militares enemigas.

Los ataques constantes de los partisanos ucranianos han logrado generar una sensación de inseguridad a las tropas rusas respecto de su control del territorio. Y de hecho han generado que Rusia haya decidido movilizar tropas dentro de los territorios ocupados para hacer frente a esta resistencia.

A los partisanos ucranianos se los suele llamar “Malditos Bastardos” en alusión al grupo de judíos que tomaron brutales y rápidas represalias contra los nazis durante la ocupación alemana de Francia, en la Segunda Guerra Mundial.

Así se describe en la película del año 2009 dirigida por Quentin Tarantino, que está inspirada en hechos reales de la guerra, y en donde se cuenta que el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) organiza a los miembros de este grupo clandestino, conocidos por el enemigo como “Los Bastardos”.

En la realidad fue la agrupación judía “X Troop” la que se encargó de realizar multitud de misiones arriesgadas –incluso suicidas- de información y sabotaje, acciones vitales que preludiaron el desembarco de Normandía.

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Existe la posibilidad de una guerra larga en Europa

Las fuerzas rusas se encuentran en un punto muerto en Ucrania y todo indica que Vladimir Putin se prepara para una larga contienda. ¿Aumentará la furia rusa el ingreso inminente de Finlandia y Suecia a la OTAN?

La inteligencia norteamericana da por hecho que ni siquiera una hipotética victoria en la parte oriental de Ucrania satisfaría las pretensiones rusas. Y en este sentido no hay ningún elemento objetivo del que se pudiera colegir un fin inmediato del conflicto.

La directora de inteligencia nacional de Estados Unidos, Avril Haines, declaró esta semana en una audiencia del comité del Senado que Putin aún tenía intención de “lograr objetivos más allá del Dombás”.

Esto pese a que el líder ruso “se enfrenta a un desajuste entre sus ambiciones y las actuales capacidades militares convencionales de Rusia”, aseguró Haines.

El director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, Scott Berrier, indicó en la misma audiencia que los rusos y los ucranianos estaban en cierta medida en una situación de estancamiento.

Vladimir Putin intentó al comienzo de su campaña militar tomar el control del país, pero se encontró con una resistencia ucraniana mayor de lo que esperaba Moscú. Se especula que el sueño ruso de ocupar Ucrania sigue intacto, en cuyo caso no se descarta una guerra larga y sangrienta.

“Solamente después de que Putin entienda que no puede lograr una victoria tendremos una oportunidad de acabar con esta guerra”, ha declarado hace poco Leon Panetta, ex director de la CIA.

La inteligencia de Estados Unidos especula que el líder ruso podría recurrir a “métodos más drásticos” a medida que continúa la guerra, aunque solo usaría armas nucleares si percibe una “amenaza existencial” para Rusia.

Al respecto, la información de que Finlandia y Suecia apuran su ingreso a la OTAN le está agregando dramatismo al conflicto, ya que esa posibilidad genera furia en el Kremlin, que ha advertido que si eso pasa la guerra contra Occidente será total.

Durante décadas, incluso durante el apogeo de la Guerra Fría, los países nórdicos trazaron un cuidadoso curso de neutralidad y no alineación, mientras la OTAN –de la que forma parte Estados Unidos-, y Rusia competían por la supremacía en Europa.

Los políticos nórdicos ahora están dirigidos por la opinión pública, que ha visto una transformación dramática en el espacio de unos pocos meses desde que Rusia comenzó su invasión de Ucrania el 24 de febrero pasado.
Ahora los gobiernos de Finlandia y Suecia dicen que las acciones de Moscú han cambiado la dinámica de seguridad en Europa y las amenazas nucleares del Kremlin requieren la autodefensa colectiva que la OTAN puede proporcionar.

“Está claro que todo ha cambiado desde que Rusia comenzó la guerra en Ucrania”, ha declarado hace poco la ministra de Asuntos Europeos de Finlandia, Tytti Tuppurainen.

“Tenemos que tomar nuestras propias decisiones ahora de acuerdo con nuestro propio interés nacional. ¿Cuál es la mejor manera de garantizar la seguridad de los finlandeses y de Finlandia? Somos parte de Occidente. Y ahora pueden ver que esta membresía en la OTAN es una especie de finalización de nuestra integración occidental”, remarcó.

Cabe consignar que Rusia ha amenazado con lo que llama una “respuesta técnica militar” si Finlandia y Suecia se unen a la OTAN, incluido el despliegue de armas nucleares en el enclave ruso de Kaliningrado.

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Ucrania, un laboratorio de la guerra contemporánea

Vladimir Putin comenzó el 24 de febrero pasado su invasión a Ucrania por cinco frentes distintos y una fuerza integrada por 160.000 soldados y 2.600 tanques. Han pasado casi tres meses y Ucrania sigue combatiendo.

Los observadores militares miran atentamente el desarrollo bélico en tierras ucranianas, donde según ellos se lleva a cabo un experimento que está cambiando la forma de hacer la guerra.

Para la mayoría de los analistas Rusia era a priori la potencia militar y Ucrania un adversario inferior. De hecho el Kremlin pensó que Kiev, la capital ucraniana, caería en unos pocos días.

Lo cierto es que hasta acá esa supuesta superioridad militar rusa no ha sido rubricada en el terreno. El dato es que el rendimiento del ejército ucraniano ha sido sorprendentemente fuerte frente al ejército ruso, en teoría más grande y con mejor equipamiento.

¿Qué ha pasado? Por lo pronto esta invasión está dejando una lista de lecciones que se estudiarán en las academias militares. Para los expertos occidentales las tropas rusas no han conseguido lo que esperaban por estar ancladas en viejos conceptos de la guerra mecanizada.

Se sugiere, en este sentido, que los problemas del ejército ruso son sistémicos: combaten en una guerra del siglo XXI como si estuvieran en el siglo XX. En cambio, la resistencia ucraniana se muestra sorprendentemente moderna.

Nadie sabe cómo acabará la guerra, sin olvidar que ambos contendientes sufrirán las consecuencias durante décadas. Pero hasta acá los planes de Putin de una invasión exprés y una rendición rápida de Ucrania han fracasado.

La derrota rusa en los alrededores de Kiev y la enorme cantidad de bajas del considerado como segundo gran ejército del mundo ya dejan material para llegar a algunas conclusiones.

Por ejemplo, se advierte que la doctrina militar rusa basa su estrategia en las grandes plataformas armadas, como columnas de tanques, flotas de aviones y helicópteros, y cruceros de guerra.

En esta invasión, estos medios han sido vulnerables ante la resistencia basada en unidades pequeñas, muy móviles, con drones para controlar el campo de batalla.

El uso de drones de combate turcos “Bayraktar” por parte del ejército ucraniano, por caso, ha revolucionado todos los conceptos bélicos actuales, según las revistas militares especializadas. Su precisión a la hora de elegir blancos mucho más caros y destruirlos a larga distancia ha sido una de las claves para vencer a los rusos tanto en las afueras de Kiev como en Chernigov.

Se sabe, por otra parte, que Ucrania ha contado con la ayuda de la mejor inteligencia occidental. El presidente ucraniano Zelenski tenía los planes de invasión antes que los generales rusos gracias a Estados Unidos.

Liam Collins, director fundador del Instituto de la Guerra Moderna, Academia Militar de los Estados Unidos en West Point, atribuye la dura resistencia ucraniana a la actualización de su ejército iniciada en 2016.

Cabe consignar que desde entonces el Ejército de Ucrania lleva recibiendo instrucción de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Esta reforma incluyó no solo nuevo equipamiento militar sino, dice Collins, “importantes cambios en el pensamiento militar ucraniano”. A eso se le suma un factor decisivo en el pueblo ucraniano: “surgió una cultura nacional de voluntariado militar”, refiere.

Este cambio cultural, combinado con ocho años de lucha en el Donbás, ha creado una generación de oficiales preparados para el combate.

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La lección de esta guerra: la heroica resistencia ucraniana

Su país está siendo sometido a una brutal invasión militar por parte de Rusia. Sin embargo, los ucranianos no se rinden. En inferioridad de condiciones, protagonizan una resistencia heroica y valiente.

Los soldados ucranianos junto con los milicianos -el pueblo en armas- luchan con imaginación y arrojo, sobrellevando la agresión militar rusa con auténtica dignidad, quizá la lección más importante de la actual guerra.

Esta nación está escribiendo una página conmovedora de la historia del siglo XXI: una guerra de independencia frente a un invasor extranjero, que hasta acá todavía no puede imponerse pese a su tremendo poderío militar.

El Ejército ruso se enfrenta no solo a los soldados ucranianos sino también a grupos de civiles, que, con o sin armas, enfrentan su embestida.

La mayoría de los grupos han pasado a formar una unidad dentro del Ejército, para organizarse mejor. Cumplen diversas tareas como donar sangre, llevar comida a los combatientes, preparar trincheras y barricadas y también combatir en las brigadas de defensa.

La mayoría de los estrategas y analistas del mundo elogian la bravura ucraniana, sobre todo la capacidad de liderazgo en este momento difícil del presidente del país, Volodimir Zelenski, devenido en un verdadero guía de su pueblo.

Se comunica por videos, difundiendo mensajes como: “La lucha continúa en muchas ciudades y distritos de nuestro Estado, pero sabemos que estamos protegiendo al país, la tierra, el futuro de nuestros hijos”.

“Zelensky lucha por su país, no en nombre de una oscura fantasía imperial”, escribió The Economist, para diferenciar al líder ucraniano de su par ruso Vladimir Putin.

Cabe consignar que antes de convertirse en el héroe indiscutido de Ucrania, Zelensky tuvo un pasado mediático. De ganar el famoso concurso “Bailando con las estrellas” pasando por ser un comediante multimillonario y protagonizar una popular serie de televisión.

Han transcurrido casi dos meses desde que Rusia lanzó la “operación especial” para “desmilitarizar” a Ucrania. Desde entonces, lo que algunos vaticinaron como un golpe rápido y preciso, se convirtió en una guerra híbrida y larga.

La diferencia entre ambos ejércitos es apabullante, pero la mayoría de los expertos militares destacan la resistencia ucraniana. Andrey Makarychev, analista político ruso, tiene la teoría de que Putin subestimó la situación.

“Fue un error de cálculo por subestimar las capacidades de la respuesta militar ucraniana a causa de que la anexión de Crimea se diera sin apenas encontrar resistencia. Un error que los ucranianos nunca se perdonarán”, explica

También, dijo, subestimó el liderazgo de Zelensky: “Pensó que era un ex actor y que tanto él, como sus hombres fuertes, se irían nada más estallar la guerra. En cambio se ha encontrado a un presidente capaz de movilizar a su país y convertido en un líder para su pueblo”.

El filósofo y periodista ucraniano Volodímir Yermolenko, que resiste en Kiev como voluntario en la defensa de la ciudad, dice que esta guerra ha confirmado la identidad ucraniana.

“Los rusos ya no serán queridos en Ucrania y el número de ellos en el país bajará tremendamente; además, si lo que quería Rusia era atraer a Ucrania a su área de influencia como en el pasado, están haciendo justo todo lo contrario. Ahora tienen a un país enorme que les odia y que les odiará durante muchos años”, afirma Yermolenko.

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Las horas más oscuras de Europa tras la Segunda Guerra

La invasión de Rusia a Ucrania ha sacudido al mundo y en especial a Europa, donde vuelve a iniciarse una guerra que puede tener consecuencias catastróficas.

En la mañana del jueves el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció una “operación militar especial” en el este de Ucrania. Inmediatamente después se escucharon las primeras explosiones en diversas ciudades ucranianas.

Finalmente el ataque ruso tantas veces anticipado por el presidente de  Estados Unidos se concretó, produciendo una conmoción global de proporciones.

Poco antes del inicio de la operación militar, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, realizó un emotivo discurso en televisión, advirtiendo que la invasión rusa seria “el inicio de una gran guerra en el continente europeo”.

El líder ucraniano ha llamado al mundo a crear una “coalición anti-Putin” y obligar a Rusia a que cese las hostilidades.

Tras conocerse la infausta noticia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acusó a su a su homólogo ruso, Vladímir Putin, de llevar a cabo un “ataque injustificado y sin provocación” contra el pueblo ucranio y ha alertado de las consecuencias “catastróficas” que supondrá.

“El presidente Putin ha comenzado una guerra premeditada que provocará pérdidas catastróficas en vidas y en sufrimiento humano. Solo Rusia es responsable por la muerte y la destrucción que este ataque supondrá. Estados Unidos y sus aliados y socios responderán de un modo decisivo. El mundo hará que Rusia rinda cuentas”, advirtió.

Biden, que en 2014 vivió como vicepresidente de Barack Obama el conflicto y posterior anexión ilegal de la península de Crimea por parte de Rusia, asiste ahora como comandante en jefe a un desafío aún mayor por parte del Kremlin, al conflicto más grave desde el fin de la Guerra Fría.

Mientras tanto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, denunció el “ataque irresponsable y no provocado” de Rusia a Ucrania y alertó que ponía “incontables” vidas en riesgo.

Stoltenberg calificó los hechos como “una grave violación del derecho internacional y una seria amenaza a la seguridad euro-atlántica”. 

Según aseguraba el primer ministro Boris Johnson en una entrevista a la BBC, la evidencia sugería que Rusia estaba planeando “la mayor guerra en Europa desde 1945”. Johnson dijo en la oportunidad que cree que cualquier conflicto podría ser “sangriento y prolongado”.

Tres décadas después del fin de la Guerra Fría, Europa (UE) vuelve a ser campo de batalla preeminente en una gran lucha para definir el orden mundial. El Viejo Continente, escenario en el pasado de espantosas guerras, se ve afectada de lleno por la misma pesadilla.

Muchos en Estados Unidos y la UE comparten la idea de que Putin solo busca evitar un viraje hacia Occidente de países de la ex URSS, reeditándose así la antigua polaridad dominante en el siglo XX.

La ofensiva militar rusa conlleva por lo pronto una ruptura total de las relaciones de Moscú con Occidente, un aislamiento con duras sanciones. Aunque si el conflicto bélico recrudece, no se descarta que se esté abriendo la puerta a una Tercera Guerra Mundial.

Están los que piensan, en tanto, que el mundo puede estar entrando en una alarmante nueva era en la que el autoritarismo esté en alza, como ocurrió con el ascenso durante el siglo XX de regímenes como el comunismo, el nazismo y el fascismo.

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Las bacterias están ganando la batalla a la actual medicina

La resistencia a los antimicrobianos (antibióticos, antivíricos, antifúngicos y antiparasitarios) es una de las principales amenazas de salud pública que enfrenta la humanidad.

De hecho acaba de finalizar la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos, que se celebra cada año del 18 al 24 de noviembre.

Dicha campaña tuvo como objetivo llamar la atención sobre la resistencia a los antimicrobianos (RAM); y fomentar las mejores prácticas entre el público en general, los trabajadores de la salud, los profesionales de la sanidad animal, los profesionales en salud agrícola, y los responsables políticos para evitar la aparición y propagación de infecciones resistentes a los antimicrobianos.

La resistencia a los antibióticos es una verdadera emergencia de salud global y amenaza con hacer que las heridas y enfermedades comunes que son fáciles de tratar sean mortales otra vez, según viene advirtiendo la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se insiste en que el mal uso de estos fármacos propicia que pierdan efectividad sobre bacterias, virus, parásitos y hongos, haciendo que las enfermedades infecciosas  sean cada vez más difíciles de curar.

La excesiva prescripción de antibióticos y su disponibilidad sin receta es otro problema que alimenta la resistencia, pues hace difícil que se limite su uso y permite la automedicación. No atacar a las bacterias correctas, sino tomar antibióticos que combaten muchos tipos diferentes, brinda a estos gérmenes una oportunidad innecesaria para volverse resistentes.

Las bacterias causan una amplia gama de infecciones como tuberculosis, infecciones del torrente sanguíneo, meningitis y neumonía, entre otras.

La OMS alerta que las infecciones intrahospitalarias provocan la muerte de 700.000 personas al año en el mundo, y se estima que para 2050, si no se toman medidas para frenar la resistencia antimicrobiana, la cifra podría elevarse a los 10 millones de decesos.

En el caso de la fármaco resistencia de las bacterias, el organismo multinacional destaca que infecciones bacterianas comunes como de vías urinarias, septicemia, infecciones de transmisión sexual y algunos tipo de diarrea, presentan tasas elevadas de resistencia a los antibióticos utilizados habitualmente en los tratamientos, lo que indica que se está agotando su efectividad.

A pesar de que la resistencia es ampliamente reconocida como un problema de salud pública mundial, las corporaciones farmacéuticas no han invertido en nuevos antibióticos durante las últimas décadas, por lo que hay pocas opciones nuevas en proceso. 

Se debe priorizar la investigación y el desarrollo de nuevas herramientas de diagnóstico, vacunas y antibióticos, que sean asequibles y accesibles, a la vez que se debe garantizar una distribución, uso y asequibilidad adecuadas para todos los que los necesitan.

En el marco de la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos de este año, la OMS refirió que la pandemia de Covid-19 aceleró el proceso de resistencia a los antimicrobianos en el mundo, debido al uso excesivo e indebido de los mismos para el tratamiento de pacientes con Covid.

Con el lema de este año: “Corre la voz, frena la resistencia a los antimicrobianos”, se busca alertar a la población sobre el peligro de la automedicación con este tipo de productos que “no deben usarse sin prescripción médica”.

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