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Ucrania, un laboratorio de la guerra contemporánea

14 May

Vladimir Putin comenzó el 24 de febrero pasado su invasión a Ucrania por cinco frentes distintos y una fuerza integrada por 160.000 soldados y 2.600 tanques. Han pasado casi tres meses y Ucrania sigue combatiendo.

Los observadores militares miran atentamente el desarrollo bélico en tierras ucranianas, donde según ellos se lleva a cabo un experimento que está cambiando la forma de hacer la guerra.

Para la mayoría de los analistas Rusia era a priori la potencia militar y Ucrania un adversario inferior. De hecho el Kremlin pensó que Kiev, la capital ucraniana, caería en unos pocos días.

Lo cierto es que hasta acá esa supuesta superioridad militar rusa no ha sido rubricada en el terreno. El dato es que el rendimiento del ejército ucraniano ha sido sorprendentemente fuerte frente al ejército ruso, en teoría más grande y con mejor equipamiento.

¿Qué ha pasado? Por lo pronto esta invasión está dejando una lista de lecciones que se estudiarán en las academias militares. Para los expertos occidentales las tropas rusas no han conseguido lo que esperaban por estar ancladas en viejos conceptos de la guerra mecanizada.

Se sugiere, en este sentido, que los problemas del ejército ruso son sistémicos: combaten en una guerra del siglo XXI como si estuvieran en el siglo XX. En cambio, la resistencia ucraniana se muestra sorprendentemente moderna.

Nadie sabe cómo acabará la guerra, sin olvidar que ambos contendientes sufrirán las consecuencias durante décadas. Pero hasta acá los planes de Putin de una invasión exprés y una rendición rápida de Ucrania han fracasado.

La derrota rusa en los alrededores de Kiev y la enorme cantidad de bajas del considerado como segundo gran ejército del mundo ya dejan material para llegar a algunas conclusiones.

Por ejemplo, se advierte que la doctrina militar rusa basa su estrategia en las grandes plataformas armadas, como columnas de tanques, flotas de aviones y helicópteros, y cruceros de guerra.

En esta invasión, estos medios han sido vulnerables ante la resistencia basada en unidades pequeñas, muy móviles, con drones para controlar el campo de batalla.

El uso de drones de combate turcos “Bayraktar” por parte del ejército ucraniano, por caso, ha revolucionado todos los conceptos bélicos actuales, según las revistas militares especializadas. Su precisión a la hora de elegir blancos mucho más caros y destruirlos a larga distancia ha sido una de las claves para vencer a los rusos tanto en las afueras de Kiev como en Chernigov.

Se sabe, por otra parte, que Ucrania ha contado con la ayuda de la mejor inteligencia occidental. El presidente ucraniano Zelenski tenía los planes de invasión antes que los generales rusos gracias a Estados Unidos.

Liam Collins, director fundador del Instituto de la Guerra Moderna, Academia Militar de los Estados Unidos en West Point, atribuye la dura resistencia ucraniana a la actualización de su ejército iniciada en 2016.

Cabe consignar que desde entonces el Ejército de Ucrania lleva recibiendo instrucción de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Esta reforma incluyó no solo nuevo equipamiento militar sino, dice Collins, “importantes cambios en el pensamiento militar ucraniano”. A eso se le suma un factor decisivo en el pueblo ucraniano: “surgió una cultura nacional de voluntariado militar”, refiere.

Este cambio cultural, combinado con ocho años de lucha en el Donbás, ha creado una generación de oficiales preparados para el combate.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 14/05/2022 en Uncategorized

 

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