NUEVAS PERSPECTIVAS SE ABREN PARA UN SECTOR QUE VIENE DE UNA LARGA CRISIS
¿Volverá Gualeguaychú a faenar carne vacuna?
La industria frigorífica llegó a ser en el siglo XX motor económico de la ciudad. Pero cayeron las plantas faenadoras y desaparecieron empleos. ¿Retornará la actividad exportadora?
Por Marcelo Lorenzo
La industria de la carne tuvo aquí un pasado glorioso. Fue en Gualeguaychú que se erigió el primer frigorífico de capitales nacionales, por iniciativa de los productores de la zona.
Desde 1932 y durante 50 años aquí funcionó un enclave fabril de exportación que llegó a emplear, en su época de esplendor, 1.200 trabajadores directos.
La planta local fue de vanguardia en su época: fue el primer establecimiento netamente argentino exportador de carnes refrigeradas (dejó atrás la anticuada tecnología del saladero).
Además, fue una empresa con sesgo social. Un barrio, el de Pueblo Nuevo, se creó a su alrededor. Muchas familias pudieron criar y educar a sus hijos gracias a esta fuente de trabajo.
La industria experimentó, a mediados de los ‘70, un proceso de declive que desembocó en el cierre y la quiebra económica en 1991. Desde entonces, todos los intentos de reactivación fracasaron, quedando el soberbio edificio de la planta, a la vera del río, como ícono del pasado fabril de Gualeguaychú.
Más acá en el tiempo se produjo otra debacle en el sector: la caída del Frigorífico Rural, que quebró en 2012 y cuya producción se destinaba únicamente el mercado interno (del tipo “consumero”).
De esta manera no sólo se perdieron una treintena de empleos y la ciudad dejó de tener su clásico matadero, sino que se dejó de faenar en una zona de gran riqueza pecuaria.
En concreto Gualeguaychú, pese a su rica historia frigorífica, dejó de agregar valor a una de las materias primas más abundantes y de calidad que produce su campo.
Y donde no hay industria no hay empleo: el Sindicato de la Carne, que históricamente fue muy poderoso aquí, ya no tiene afiliados vinculados al procesamiento de carne vacuna.
Los ganaderos de la zona han visto caer las plantas de faena locales, de suerte que aquí se destruyó la “cadena de valor” de un sector donde dos eslabones importantes son la ganadería y la industria.
“Cuando el Frigorífico Rural estaba cerrando sus puertas, los miembros de la Sociedad Rural nos planteábamos que no podíamos dejar caer esa empresa que, aunque pequeña, cumplía un rol muy importante para el pequeño y mediano productor”, explicó a este diario Raúl Sobredo, titular de la Sociedad Rural Gualeguaychú (SRG).
¿Por qué era tan importante ese frigorífico? “Porque el productor grande, que maneja grandes cantidades de animales, se relaciona con frigoríficos de Buenos Aires o Santa Fe. Pero ese no es el caso del productor chico, que necesita entregar su hacienda al matadero local. Acá vemos que Urdinarrain tiene su matadero, Gualeguay tiene su matadero, Concepción del Uruguay y Villaguay tienen el suyo, y nosotros no lo tenemos”, explicó el directivo.
NUEVA COYUNTURA
Sin embargo, con el giro económico producido en el país en diciembre último, a partir de la asunción del gobierno de Cambiemos, un clima de optimismo se vive en el sector agropecuario.
La mejora en el tipo de cambio, la salida del cepo, la eliminación de retenciones y apertura del mercado de exportaciones, tanto para granos como para carnes, colocan a la agroindustria en mejor posición.
La estrategia gubernamental parece dirigida a reactivar no sólo la fábrica de alimentos sino también la fábrica de dólares del país, en un contexto financiero de escasez de divisas.
Dentro de este marco, cabe preguntarse entonces: ¿podría Gualeguaychú recuperar su tradicional industria cárnica? ¿Hay chance de que aquí se vuelva a faenar hacienda para exportación? ¿Volverán a generarse empleos productivos por esta vía?
“Creo que es posible y en realidad tenemos que trabajar para que ello ocurra”. Eso respondió a EL DIA Raúl Sobredo, para quien las condiciones objetivas para que madure un emprendimiento industrial están dadas, como es la provisión de hacienda de calidad de la zona.
Pero el directivo advirtió que actúa como freno a esta reactivación el “daño causado en estos años al sector”, sobre todo a partir de 2005, con el derrumbe inédito del stock de ganado, decenas de miles de productores menos en el campo, caída de puestos de trabajo, menos frigoríficos (150 en total) y pérdida de mercados internacionales.
Como sea el campo argentino sigue siendo una fábrica de alimentos a cielo abierto y uno de cada cinco empleos directos dependen de él. La demografía global aumenta y ante las crisis la gente podrá dejar de comprar bienes pero nunca dejará de comer. Ese mundo hoy, según Sobredo, “está ávido de las proteínas rojas”.
“Ojalá podamos recuperar a la actividad frigorífica de carnes rojas”, dijo por su lado Felix Coto, titular del Sindicato de la Carne de Gualeguaychú. El gremialista, en diálogo con este diario, reconoció que con la caída del Frigorífico Rural la ciudad se quedó sin operarios en esta rama.
Coto asumió hace un año el cargo que alguna vez ocupó Alberto Rébora, un histórico del sindicalismo gualeguaychuense, que sufrió la debacle del Frigorífico Gualeguaychú.
La particularidad es que Coto viene de Larroque, donde es muy fuerte la actividad frigorífica de aves. “Hemos hecho desde el sindicato todos los intentos por reactivar el Frigorífico Rural, pero fue en vano”, sostuvo.
El entrevistado se lamentó por la caída de esta fuente de trabajo y en especial porque no cuajó la propuesta de reactivación que hizo un inversor. “A nosotros nos interesa que haya trabajo. Y estamos dispuestos a colaborar para que se abran fuentes de empleo en el sector”, refirió el gremialista.
CLAVES DE LA REACTIVACIÓN
“Tenemos muchas cosas a favor. Por ejemplo Gualeguaychú, con alrededor de 420.000 cabezas de ganado, es uno de los departamentos con mejor hacienda de la provincia. Y la genética del rodeo es muy buena”, refirió el titular de la SRG al hablar de las fortalezas del sector local.
El directivo explicó que el productor, además de los adelantos en la genética, tiene una gran aliada en la tecnología alimentaria que hoy hace posible acortar sustancialmente los tiempos de cría y de engorde de los animales.
Por otro lado, Sobredo sostuvo que un nuevo enclave fabril, además de la hacienda local, podría abastecerse de animales provenientes de la provincia de Corrrientes.
Situada en el corazón del Mercosur, a tiro de grandes centros urbanos, a poca distancia de un puerto de aguas profunda como Ibicuy, desde donde hoy salen arroz y madera, la ciudad tiene además una ubicación geográfica envidiable para los emprendimientos productivos.
“De ninguna manera estamos pensando en el uso del ex Frigorífico Gualeguaychú, que ha quedado obsoleto desde el punto de vista operativo”, aclaró el entrevistado al señalar que eventualmente hay que pensar en una moderna estructura que se ajuste a la tecnología frigorífica actual.
Al respecto, Sobredo destacó como modelo a seguir en este punto al frigorífico Gorina, que funciona en Quilmes, el cual abastece al mercado interno y también realiza exportaciones.
En su opinión, la actividad frigorífica debe ser conducida por empresarios del rubro, y esto para evitar aventuras productivas que muchas veces fracasan por mal gerenciamiento.
“Este tipo de empresas no tiene que estar ni en manos del gobierno ni en manos de productores. Tiene que estar en manos de empresarios industriales que conozcan este negocio”, opinó.
CUADRO DE SITUACIÓN
La estrategia oficial de defender la “mesa de los argentinos”, instrumentada por el gobierno kirchnerista, consiguió el resultado inverso al declamado, según explicó Sobredo.
El caso de la carne es emblemático: el producto tuvo un abrupto encarecimiento, al tiempo que la producción se contrajo.
La estrategia de estos años, apuntó el presidente de la SRG, consistió en mantener deprimidos artificialmente los precios internos, mediante regulaciones y el cierre de las exportaciones.
Sin rentabilidad en su negocio, los productores tuvieron que mandar las vacas –la “máquina” de producir carne y leche- al matadero. A la larga este proceso de liquidación de vientres determinó una caída del rodeo (que de 59,8 millones de cabezas en 2007, se redujo a 48 millones en 2011 y hoy está en 50 millones).
“El país perdió alrededor de 12 millones de cabezas de ganado, casi el equivalente al rodeo total de la República Oriental del Uruguay, gran exportador de carne. Uruguay, con menos población, tiene alrededor de 3 vacas por habitantes. Y ahora nosotros tenemos 1,2 vacas por habitante”, refirió Sobredo.
Otro modo de ver la falta de hacienda total es tomando en cuenta el rodeo entrerriano. Entre Ríos posee 4,4 millones de cabezas. “Eso significa que nosotros, como país, perdimos el equivalente a tres rodeos entrerrianos juntos”, ejemplificó.
Sobredo elogió la política que ha seguido el gobierno uruguayo para apuntalar la ganadería y la industria frigorífica. Uruguay incentiva, mediante política de precios, la producción de novillos pesados, de los que se saca la carne que se consume en los mercados externos. Así, el kilo de novillo pesado se paga al productor a mayor valor que el kilo de novillo liviano.
Al respecto el entrevistado dijo que hay que salir del “ternericidio” que afecta a la Argentina, vinculado al hecho de que se empezaron a faenar animales de bajo peso (370 kilos), porque las erráticas políticas económicas obligaban a los productores a desprenderse rápido de la hacienda (ante la falta de rentabilidad).
Esto hizo que los argentinos se habituaran a comer carne de ternero o de vaca joven, una tendencia de mercado que conspira contra la recuperación necesaria del rodeo.
Lo ideal sería que en el país fuera más rentable producir novillos pesados (550 kilos), necesarios para abastecer el mercado internacional y el interno, que producir novillos livianos.
© El Día de Gualeguaychú