Mientras el gobierno peronista de Alberto Fernández celebra como un triunfo la legalización del aborto, uno de sus aliados políticos, la Iglesia Católica, empezó a tomar distancia de él.
Finalmente el Congreso argentino dio un paso histórico al aprobar, el 30 de diciembre pasado, la propuesta impulsada por el Ejecutivo de legalizar el aborto en las primeras 14 semanas de embarazo.
Ya en 2018 la propuesta de despenalización llegó hasta el Senado, pero entonces los senadores votaron en contra, tumbando así un proyecto que había sido aprobado en la Cámara de Diputados.
El presidente Alberto Fernández hizo de la legalización del aborto una de las promesas de su campaña electoral en 2019.
“El aborto seguro, legal y gratuito es ley. A ello me comprometí que fuera en los días de campaña electoral”, escribió el mandatario en su cuenta oficial de la red social Twitter tras la aprobación en el Senado.
“Alberto Fernández jugó fuerte a favor del aborto y se anotó un triunfo político que excede al Frente de Todos”, tituló el periodista Román Lejtman, señalando que de esta manera el presidente coronó con éxito una promesa de campaña.
Pero resulta que la Iglesia Católica Argentina, que de la mano del Papa Francisco ha sido hasta acá un indisimulable factor de apoyo para la llegada al poder del peronismo, se muestra hoy decepcionada por el giro de los acontecimientos.
Fernández es amigo del Papa y el pontífice ha jugado a favor del gobierno y sus políticas, sobre todo en el plano internacional, pero ahora los propios referentes de la Iglesia anotician que, a causa del tema del aborto, el gobierno “abrió en el país un frente muy crítico con el Papa Francisco”.
Eso escribió Sergio Rubin, un reconocido vocero de la Iglesia Católica local, quien señala que los obispos están molestos por “la fuerte presión que el presidente ejerció sobre los senadores e incluso los gobernadores” durante el tratamiento legislativo.
Rubin refiere que la decisión del Parlamento argentino “lastima a Francisco, ya que en su patria se haya aprobado el aborto le ofrece un argumento descalificatorio a los sectores más conservadores del Vaticano y la Iglesia en el mundo que, si bien son minoritarios, cuestionan con fuerza el perfil aperturista de su pontificado”.
Este vocero de la Iglesia, que en sus notas suele defender la neutralidad política de esa institución, anoticia sin embargo que la organización eclesiástica no se mantendrá neutral en las elecciones de este año.
El oficialismo, dice, “enfrenta unos comicios clave para su futuro en general y en particular por el impacto de un triunfo o derrota en las causas que se le siguen a Cristina Kirchner. El kirchnerismo deberá contabilizar durante la campaña en la vereda de enfrente al Papa y a la Iglesia”.
A todo esto la Conferencia Episcopal Argentina, tras conocerse el resultado parlamentario a favor del aborto, empezó a hablar de las víctimas del actual ajuste económico.
En un texto enviado a todas las diócesis, los obispos mencionan a “los niños y niñas que viven en la pobreza en cantidad cada vez más alarmante, el abandono de la escolaridad por parte de muchos de ellos, la apremiante pandemia del hambre y la desocupación que afecta a numerosas familias, así como la dramática situación de los jubilados, que en estas horas podrían verse vulnerados en sus derechos una vez más”.
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