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Las marcas de la subjetividad online

Es un hecho contemporáneo que la mayor parte de la vida social se encuentra mediatizada electrónicamente. En este contexto, un nuevo sujeto emerge de la realidad virtual.

La socialización online está reemplazando a los otros procesos reales de intercambio humano. El ámbito de nuestros vínculos está siendo monopolizado por Facebook y Twitter, a costa de la institucionalidad habitual (escuela, lugar de trabajo, vecindario, etc.).

En el corazón de las redes sociales está el intercambio de información personal. Los usuarios de la red están felices de poder revelar detalles íntimos de sus vidas.

Que gran parte de la “vida social” se desarrolle en compañía de una computadora, un iPod o un celular, está marcando un antes y un después en la sociabilidad humana.

Esto al punto que los sociólogos reconocen que Internet es la “institución” emergente que está interviniendo decisivamente en el “proceso de conformación de la subjetividad humana”.

Google es un motor de búsqueda donde la gente expresa sus principales inquietudes. Por esta vía, por ejemplo, se pudo inferir que las argentinas están cansadas y preocupadas por la soltería, mientras que muchos argentinos se sienten solos y tristes.

¿Por qué estoy tan cansada? ¿Por qué estoy sola? Son las dos primeras sugerencias que ofrece el buscador en el país cuando el usuario escribe “Por qué estoy…”.

La tercera pregunta más común es existencial: ¿Por qué estoy aquí? En cuarto y quinto lugar aparecen ¿Por qué estoy solo? y ¿Por qué estoy triste? De esta manera Google revela cuáles son las inquietudes más comunes entre las personas que recurren a la web para encontrar respuestas.

Que las mujeres argentinas se muestren cansadas y preocupadas por la soltería es motivo de análisis entre los psicólogos. Es el caso de Harry Campos Cervera, psiquiatra y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Consultado por el diario Clarín, traza este diagnóstico. “El cansancio es más común entre las mujeres por su doble tarea, fuera y dentro del hogar. Sabemos que la fatiga crónica es más frecuente entre las mujeres, y el cansancio es uno de los síntomas de esa fatiga”, sostiene.

Y agrega: “El hombre se pregunta por qué está solo, y la mujer por qué está soltera: en el primer caso hay una necesidad de compañía, mientras que en el segundo se alude al compromiso del matrimonio”.

Las preguntas hablan de una soledad extendida y de la fragilidad de los vínculos. Campos Cervera dice que esto se corresponde con una cultura de “amores líquidos”, en la que “hay mucho miedo al compromiso y predominan las relaciones tipo toco y me voy (touch and go)”.

En el libro “El sujeto escondido en la realidad virtual”, la psicoanalista Diana Litvinoff, interpreta que este tipo de búsquedas online, “muestran una subjetividad de los argentinos, que tiene que ver con la valoración de la amistad, la compañía y la sociabilidad”.

Las tecnologías de la información y de la comunicación son el eje donde se está generando una nueva subjetividad. Es en Internet, por tanto, donde afloran las representaciones que los “yoes” se hacen del mundo, sus miedos y sus deseos más profundos.

Esto en un contexto tecnológico en el cual la exhibición de la vida privada ocupa un lugar central. Como lo vio el sociólogo Zygmunt Bauman, al hablar de “sociedad confesional”.

La desnudez física, social y psíquica está a la orden del día en Internet. Y esta exposición revela un modo de ser, donde las personas suelen visibilizar sus inquietudes acerca de sí mismas y sus objetivos vitales.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 04/09/2014 en Uncategorized

 

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La red incentiva el destape de la subjetividad

Los cientistas sociales y los expertos en el comportamiento humano empiezan a prestar atención a la nueva “subjetividad” electrónica, una de cuyas manifestaciones es la exhibición del yo.

Muchos de ellos han girado la vista de los vínculos reales, para concentrarla en los virtuales, porque constatan que ya es rutina que la vida social se encuentra mediatizada electrónicamente, al tiempo que sospechan que en el ciberespacio se cuece otra identidad individual.

En el ámbito donde las relaciones humanas se desarrollan en compañía de una computadora, un iPod o un celular, y sólo secundariamente con otros seres de carne y hueso, es posible esperar que se “viva” una vida virtual.

La socialización online depara cosas nuevas, fenómenos psicosociales en gran medida inéditos, que disparan polémicas de todo tipo. Los usuarios, por ejemplo, parecen estar felices de poder revelar detalles íntimos de sus vidas privadas.

Hay quienes piensan que los inventores de las redes virtuales han tocado una cuerda sensible, una necesidad íntima insatisfecha: la de intercambiar información personal, a través de datos y fotos.

El especialista Aníbal Ford describe el fenómeno como el “destape de las subjetividades reprimidas”. Y lo dice a propósito de la posibilidad de “anonimato” que consagra el cibermundo, en el cual es posible camuflar la propia identidad a favor de otra inventada.

El espacio intangible de la red hace desaparecer al individuo concreto y singular, y con él se pierde la responsabilidad sobre los actos propios, haciendo que uno pueda ocultarse y camuflarse.

El mundo digital, por tanto, hace posible la simulación a gran escala, de forma que millones de personas acaban proyectando una imagen de sí mismas que no se corresponde con lo que son realmente.

Las llamadas redes sociales, por tanto, ¿promueven entonces un intercambio de falsas identidades? Una cosa es cierta: el uso de la red ha dado lugar a una suerte de explosión de la intimidad, que bien podría asimilarse a un “destape”

Así se llamó al fenómeno cinematográfico de la transición española, a partir de la desaparición de la censura franquista, cuando empezaron a aparecer desnudos integrales (pechos, pubis y nalgas) de mujeres y, en menor medida, de hombres.

¿Qué lectura hacer de los desnudos virtuales, de esta tendencia a sacar a luz la privacidad, que algunos autores asimilan a exhibicionismo liso y llano? ¿Qué está pasando con la intimidad en la sociedad de las conexiones digitales?

Anahí Weidhaas, directora en Argentina de la agencia de comunicación digital alemana, tiene opinión formada sobre el porqué del éxito de las redes sociales. “Todas se basan sobre un eje fundamental: protagonizar al individuo. De pronto cada persona puede proyectar la imagen en la cual desea identificarse de sí mismo, interactuar desde allí, sentirse protagonista de la película de su propia vida”, declaró.

El impulso de exponer en público el “yo interior” podría ser explicado, por otro lado, como algo asociado estrictamente a la generación de los adolescentes, consustanciados enormemente con las nuevas tecnologías. Pero el sociólogo Zygmunt Bauman, descree que el fenómeno tenga que ver con factores “propios de la edad”.

Al respecto, señala: “Los adolescentes equipados con confesionarios electrónicos portátiles no son otra cosa que aprendices entrenados en las artes de una sociedad confesional –una sociedad que se destaca por haber borrado los límites que otrora separaban lo privado de lo público, por haber convertido en virtudes y obligaciones públicas el hecho de exponer abiertamente lo privado”.

© El Día de Gualeguaychú

 

 
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Publicado por en 16/06/2012 en Uncategorized

 

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