A las 18:24 horas de ayer (20 de marzo) se produjo el equinoccio de otoño (que marca el inicio de esa estación) en esta parte del globo terráqueo, el hemisferio sur.
Esto ocurre porque la Tierra tiene su eje de rotación inclinado, de suerte que al trasladarse en su órbita alrededor del Sol, queda más o menos expuesta a sus rayos, según el período del año, generándose así las estaciones.
El equinoccio es el instante preciso en el que la duración del día y de la noche prácticamente coinciden en cualquier punto de la Tierra.
El equinoccio de otoño es un evento astronómico que marca el final del verano y la transición hacia la estación en la que caen las hojas. El equinoccio ocurre dos veces al año: en marzo, con la llegada del otoño, y en septiembre, con el arribo de la primavera.
La palabra otoño proviene del latín “autumnus”, palabra que se ha vinculado a la raíz “augeo-”: aumentar. De este modo, los etimologistas latinos explicaban la palabra como el aumento o la plenitud del año.
Otros autores vinculan la palabra latina “autumnus” con la raíz etrusca; “autu-” que implica la idea del cambio y aparece, también, en el nombre de la divinidad etrusca Vertumno, quien —entre otras funciones—, predecía el cambio de las estaciones.
En el siglo XXI, los cambios en las condiciones climáticas y atmosféricas causados por el calentamiento global han generado alteraciones en el tránsito de una estación a otra.
Según el último Pronóstico Climático Trimestral (PCT) del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), donde se observan las tendencias de marzo, abril y mayo 2023, el otoño registrará temperaturas superiores a las normales en el centro y en el norte del país. En el NOA y en la Patagonia serán normales o superiores a las normales.
“Debido a esta situación pueden desarrollarse, especialmente en la primera parte del otoño, eventos tardíos de ola de calor, por lo que se recomienda informarse con el SAT por temperaturas extremas”, informaron desde el SMN.
Respecto a las precipitaciones, este período del año registrará lluvias normales o inferiores a los normales en el norte del Litoral, en Cuyo y en el centro y norte de la Patagonia, mientras que, en el extremo norte argentino se espera que se mantengan dentro del rango normal. Por último, en las provincias del NEA hay posibilidades de que sucedan lluvias por encima de lo normal.
El otoño, especialmente en poesía, se ha asociado a menudo con la melancolía. Las posibilidades y oportunidades del verano han desaparecido, y el frío del invierno se vislumbra en el horizonte.
Los cielos se vuelven grises, la cantidad de luz diurna utilizable disminuye rápidamente y muchas personas se repliegan sobre sí mismas, tanto física como mentalmente.
“El otoño es un andante melancólico y gracioso, que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno”, señaló la escritora francesa Amantine-Aurore Dupin, más conocida como George Sand, al dar cuenta de esta transformación.
Con el cambio otoñal, las horas de luz disminuyen, además de que la radiación solar es más débil, por lo que las algunas plantas disminuyen la fotosíntesis.
Por lo tanto, las hojas de los árboles pierden toda su utilidad y de ahí que se tiñan de colores rojizos, amarillos y marrones y poco a poco las caducas vayan cayendo. Su cambio de color alerta sobre la pérdida de follaje que se producirá en invierno.
“El otoño devuelve a la tierra las hojas que ella le prestó en verano”, dijo George Christoph Lechtenberg, sugiriendo que este es un buen momento para observar los cambios que ocurren en la naturaleza.
© El Día de Gualeguaychú