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Auge de las apuestas online entre los adolescentes

Varios especialistas advierten sobre la epidemia de apuestas online que se desató entre adolescentes, quienes corren el riesgo de desarrollar así adicción el juego compulsivo.

El mundo digital trae consigo la aparición de algunos hábitos peligrosos, como es el caso de las apuestas online, un nuevo hecho social con repercusiones económicas, psicológicas y sociales.

Detrás del fenómeno está el desarrollo frenético de la tecnología, la interconexión global, la rapidez de Internet, los teléfonos inteligentes como dispositivos multi propósito, la experiencia masiva de los usuarios con las redes sociales, las campañas publicitarias implacables y la escasa regulación.

En la ludopatía tradicional, la persona se ausenta largas horas, sigue determinado ritual y folclore, de suerte que se puede identificar al “jugador”. Es conocido, al respecto, el comportamiento tribal de quienes apuestan a los caballos, en el bingo, en el casino o en las máquinas tragamonedas.

En las apuestas online, en cambio, el usuario no es identificable ya que participa con su celular, lo que le permite ocultar, por ejemplo, si es menor de edad a través de varios artilugios.

Por otra parte, el hecho de no manejar efectivo monetario, porque se utilizan fondos de cuentas bancarias (muchas veces de los padres) o plataformas de pago virtual, favorece cierta desconexión con el aspecto económico del comportamiento.

Además, se trata de una práctica no atada a un sitio específico o circunstancia, ya que en todo momento se puede apostar a algo y en el lugar que sea, en casa, en el colegio, en la previa del cine o en la fila del supermercado.

No solo se apuesta por el resultado del encuentro del fútbol -el deporte más popular-, sino desde la cantidad estimada de tiros libres hasta las expulsiones o los minutos en los que se harán los goles.

Las casas de apuestas deportivas comienzan a aparecer cada vez más como sponsors de los clubes, y hasta algunos torneos llevan sus nombres, intentando penetrar como un eslabón natural del juego

La promoción de estas apuestas, en muchos casos a través de referentes del periodismo deportivo, se focaliza en adolescentes y adultos jóvenes. Publicitan en redes sociales, Youtube, Tik Tok e Instagram y utilizan los acontecimientos deportivos de interés nacional.

Las apuestas online tienen características para facilitar la compulsión: se utiliza el celular, no se necesita mucho dinero para apostar e incluso las empresas dan crédito para empezar a jugar, lo cual lo hace accesible para adolescentes y jóvenes.

Asimismo, se puede apostar en todo momento a cualquier deporte en cualquier parte del mundo, lo cual brinda una amplitud horaria sin límites. Se puede apostar a la tentadora combinación, en donde si acierto resultados combinados y consecutivos mis posibilidades de ganancias se multiplican de forma exponencial.

Los expertos hablan de una actividad “viciante”, ya que los usuarios adolescentes que operan con sitios de apuestas corren riesgo de desarrollar adicción al juego compulsivo.

La médica psiquiatra Verónica Mora Dubuc, en diálogo con la agencia Télam, explicó que el uso habitual de estos sitios puede generar “afectaciones severas con un condicionamiento del comportamiento, de forma tal que la persona no puede dejar de pensar en la próxima apuesta” y afirmó que el juego “no debería alcanzar a los menores de 18 porque es ilegal”.

La preocupación ya llegó a algunos colegios, donde los preceptores y tutores notan que algunos chicos pasan sus recreos apostando a través del celular.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 17/11/2023 en Uncategorized

 

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Los accidentes de tránsito, entre las principales causas de muerte

Hoy (10 de junio) en Argentina se celebra el Día de la Seguridad Vial, dedicado a promover la educación vial como estrategia para reducir los accidentes de tránsito, causa importante de morbimortalidad.

La fecha elegida se debe a un curioso suceso de la vida nacional: el “cambio de mano” de circulación. En nuestro país regía la norma que ordenaba el sentido del tránsito por la mano izquierda, al igual que en Gran Bretaña. Pero el 10 de junio de 1945 se decretó el sentido del tránsito por la derecha, tal como es norma generalizada en la mayoría de los países.

Según establece “Pensar Salud”, sitio web dedicado a estadísticas y buenas prácticas sanitarias, los accidentes de tránsito se posicionan dentro del top 5 de los motivos de muertes en el país.

Los accidentes automovilísticos están en 4º lugar de los hechos que mayor cantidad de muertes producen a nivel nacional.

El listado se compone así: en 1º lugar, por enfermedades del corazón y el sistema circulatorio; en 2º, por tumores y cánceres; 3º, por enfermedades respiratorias; 4º, por los accidentes de tránsito y la violencia; en 5º lugar, por infecciones y parásitos.

Durante el año 2022, de acuerdo a las estadísticas producidas por la ONG Luchemos por la Vida, se produjeron 6.184 muertes por esta causa. La cifra es mayor de la informada de manera preliminar por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), la cual determinó que fueron 3.828 víctimas fatales.

Una de las razones del sub-registro de la agencia oficial estatal es que de manera preliminar incluye sólo a las víctimas en el lugar del hecho y la ONG abarca, además de ellas, a los fallecidos dentro de los 30 días posteriores al siniestro.

Por lo que se estima que unas 2.000 personas fallecieron en los días posteriores al accidente, aunque los datos de la asociación no son oficiales ni fueron aún constatados por el Consejo Federal de Seguridad Vial (CFSV).

Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, entre las víctimas fatales por accidentes, el 75% de los casos fueron hombres menores de 35 años. El 52% de los accidentes ocurren en las rutas, el 20% en las calles y el 14% en las avenidas.

A modo de desglose, los tipos de usuarios fueron: 40%, ocupantes de motos; 27% de autos; 10% de peatones; 8% de camionetas; 4% de ciclistas; 3% de transportistas de carga.

Los motivos que ocasionan un accidente no solamente se dan por una mala maniobra o un simple hecho de “mala suerte”. Son muchos los factores que deben ser tenidos en cuenta y que convergen a la hora de establecer los causantes de un siniestro vial.

De manera general, las causas son: el error humano (89,5%), el medio en el que se produce el siniestro (8,8%) y muchísimo más lejos, el estado del vehículo (1,6%).

De esta forma, se confirma que en la mayoría de los casos los “accidentes” son por culpa del conductor: ya sea por alguna actitud negligente, una distracción o la propia impericia. De manera particular, la principal causa de siniestros viales en Argentina, es el uso de celular mientras se conduce.

Otro factor que tiene un alto grado de implicancia en los accidentes de tránsito, es el alcohol. Según los datos relevados, en 1 de cada 4 accidentes viales hay presencia de alcohol, estipuló Seguridad Vial de la Nación Argentina.

Otros de los factores determinantes es la falta de los elementos de seguridad entre los motociclistas nacionales, como luces, chaleco refractario y casco.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 11/06/2023 en Uncategorized

 

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La adicción a las pantallas pasa más desapercibida

El uso compulsivo de smartphones, tablets, computadoras, televisores y otras pantallas tiende a normalizarse. Pero esta adicción no es distinta de las demás, aunque suele pasar inadvertida.

“Las redes sociales generan más adicción que el sexo y los cigarrillos”, había concluido ya en 2016 un estudio desarrollado por la Universidad de Chicago. Resulta que esta necesidad de estar frente a un dispositivo iluminado se potencio con la pandemia.

Un estudio del Instituto Gino Germani de la UBA consultó a los padres al finalizar la pandemia sobre los límites tecnológicos impuestos a sus hijos y todos reconocieron que en este período se les permitió a los niños utilizar los dispositivos más tiempo que el habitual.

Así, la pandemia generó en los argentinos un proceso profundo de intoxicación tecnológica por el celular, la TV y las computadoras, que junto al sedentarismo son “los peores vicios que cuestan abandonar”, según la firma Readiness.

El trabajo indica que, un 47% de los encuestados mostró estar demasiado pendiente y dependiente del consumo de contenidos a través de pantallas, mientras que un 38% manifestó estar mucho tiempo conectado.

Los argentinos pasan 9 horas y 38 minutos diarios mirando distintas pantallas, lo que equivale a unos 147 días al año, según la consultora Sortlist, para quien la Argentina es el quinto país del mundo que más tiempo utiliza los aparatos.

En varios países ya existen tratamientos para abordar la adicción a la conexión tecnológica, que conlleva una falta de control y una profunda dependencia. Los más extremos son Japón, Corea del Sur y China, donde existen campos de reeducación bajo un modelo militar.

En Estados Unidos hay clínicas privadas especializadas y en la mayor parte de los países europeos los hospitales prepararon unidades de cuidado dedicadas a esta nueva droga generacional.

Resulta que el uso abusivo de las pantallas se ha normalizado y se ha asentado silenciosamente. Y esconde los mismos patrones que los de una adicción cualquiera: la falta de control del impulso y la dependencia.

El sujeto intenta obtener la satisfacción y la calma mediante el consumo del elemento adictivo, creando así una rutina que se hace imprescindible para su normal desenvolvimiento existencial.

Además, en términos psicobiológicos, la adicción a las pantallas suscita, al igual que en otras patologías similares, un síndrome de abstinencia por falta de conexiones dopaminérgicas.

Cuando está lejos del objeto que produce la adicción, el sujeto muestra nerviosismo o incluso angustia, y sólo alivia su tensión emocional cuando se reencuentra con dicho objeto.

“Homo selfie” se titula un libro del psicólogo argentino Martín Smud, en el cual se advierte que, “cada uno lleva pegado a sus manos un celular con el que vive, duerme, sueña y respira”, al punto de que ya no es un objeto, sino que “somos sus objetos”.

Smud sostiene que una exposición prolongada por parte de los adolescentes a las redes sociales a través de los aparatos tecnológicos puede causar graves problemas en su desarrollo personal, además de generar una peligrosa adicción y otros trastornos de salud mental.

Cabría postular que este tipo de adicciones es un síntoma de un malestar creciente y generalizado en la sociedad actual. El filósofo Ortega y Gasset, en 1939, decía que acaso la enfermedad básica sea una crisis de los deseos, de suerte que “el hombre no sabe qué ser, le falta imaginación para inventar el argumento de su propia vida”.

¿La adicción a las pantallas esconde una crisis del deseo?

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 19/12/2022 en Uncategorized

 

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Tecnología inalcanzable para los bolsillos de los argentinos

La caída del poder adquisitivo de los salarios en la Argentina, en el último tiempo, se refleja en que para la mayoría es casi imposible adquirir computadora, teléfono celular, notebook o televisor.

Entre los países de la región, Argentina es el segundo que más salarios medios necesita para comprar productos de tecnología, detrás de Venezuela, según el  ranking de Focus Marketing.

En Venezuela se necesitan 531 días de trabajo, es decir 2 años, para adquirir productos tecnológicos. En cambio, en Chile solo se necesitan 15 días; en Uruguay 19; y en Bolivia 20 días, refiere el estudio de esa consultora privada de marketing, economía y comunicación.

Teniendo en cuenta una jornada laboral de 22 días al mes, un argentino tiene que trabajar 31 días para adquirir un televisor Smart TV de 43 pulgadas; 60 días para comprar un nuevo teléfono celular de 64 GB de almacenamiento; y 105 días de trabajo para acceder a una notebook, según ese estudio.

Para Damián Di Pace, director de Focus Market los precios domésticos de los bienes durables en la canasta de productos considerada en el informe mencionado han tenido aumentos interanuales promedio del 75%, muy por encima de la evolución del salario promedio que ha sido en el orden del 43%. 

“De esta manera en la Argentina se requieren más días para adquirir los mismos bienes en términos comparativos con otros países de la región”, explicó. 

Un producto emblema de la tecnología es el celular. Para el caso de la compra de un Celular de 64gb en Venezuela se requieren 220 días (10 meses de 22 días laborables al mes), en Argentina 60 días (más de 2 meses laborables),  al tiempo que, en el otro extremo en Uruguay se requieren 24 días y en Chile 20 días. 

Cabe consignar que los artículos que son importados o tienen un alto componente de insumos extranjeros son sensibles al valor de la moneda norteamericana. En Argentina, la suba del billete paralelo, que hoy supera los 200 pesos por dólar, tiene un impacto directo en los precios.

El alza en la cotización del dólar blue ha venido afectando los valores de los bienes electrónicos, según un informe de Historial de Precios, un comparador y rastreador de valores en la web de Mercado Libre.

El estudio consideró el período entre el 11 de octubre y el 11 de noviembre de 2021. En ese lapso, el dólar blue pasó de $185 a $206,5 (avanzó 11,6%) y la inflación estuvo en torno al 3%. En esos treinta días se verificaron aumentos de hasta el 11% en celulares y de hasta el 10% en computadoras y televisores.

Las variaciones de precios, en solo un mes, y en línea con el avance del blue, fue la siguiente: Celular 128Gb 6Gb: 11,94%; Smart TV 50” 4K: 11,48%; Notebook 8Gb 256Gb: 10,53%; Notebook 8Gb 128Gb: 7,26%.

En otras palabras, hay varios productos dentro de la plataforma de e-commerce que acompañan la marcha del dólar blue y no de la depreciación del tipo de cambio oficial ni de la inflación.

Según explica Gabriel Caamaño, economista de la Consultora Ledesma, en momentos de brecha cambiaria alta y de volatilidad en el valor libre del dólar, ese escenario se empieza a colar en los precios indirectamente.

Por último, un relevamiento mundial de Grover, la plataforma de alquiler de tecnología, dio a conocer en noviembre pasado que la Argentina es el país más caro a escala global para comprar tecnología.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 10/01/2022 en Uncategorized

 

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El acoso, un problema que afecta a los más jóvenes

El primer jueves de noviembre de cada año se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el Ciberacoso, una problemática contemporánea que afecta a niños y adolescentes.

Aunque se da frecuentemente en el ámbito escolar, el acoso es un tema que trasciende la escuela y tiene cada vez más presencia en todos los ámbitos sociales.

El bullying, como se lo conoce en inglés, es una problemática actual de suma complejidad que en el fondo expresa una crisis relacional en el corazón de las sociedades contemporáneas, al punto que algunos sostienen que es la epidemia del siglo XXI.

El fenómeno tiene que ver con el hostigamiento permanente de una o más personas hacia un estudiante, donde por lo general se producen agresiones verbales y físicas y sin que exista una causa para que ocurran semejantes hechos.

Lamentablemente, el maltrato escolar ha venido en aumento en los últimos años, y muchos niños y jóvenes son víctimas de estas situaciones que sí no son detectadas a tiempo, pueden tener consecuencias muy lamentables, que inclusive pueden poner en riesgo sus vidas.

Aunque están emparentados, el acoso escolar se hace de manera directa en las escuelas y centros de aprendizaje, en tanto que el ciberacoso ocurre a través de una computadora, el teléfono móvil y otros medios tecnológicos.

El acoso entre los adolescentes, la población más afectada por esta problemática, es una temática que no es nueva. Pero adquiere una dimensión dramática con la aparición de Internet y los sitios web, causando daños irreparables tanto en niños como en el núcleo familiar y social.

De acuerdo al informe redactado por la UNESCO, uno de cada tres estudiantes es víctima de acoso escolar por parte de sus compañeros en los centros donde se imparte educación, sin dejar de lado, las alarmantes cifras del ciberacoso, con consecuencias realmente desbastadoras.

El acoso adopta múltiples formas. Una de ellas es el “hostigamiento”, que se manifiesta mediante el desprecio y la falta de respeto por la dignidad del otro. Incluye la ridiculización, los apodos y la imitación burlesca.

La “intimidación”, en tanto, es más común con las mujeres. Las víctimas sufren persecución, amedrentamiento, hostigamiento físico o acoso a la salida de la escuela.

Después figuran las “amenazas”, que es el instrumento más utilizado en esta conducta orientada a atemorizar y hasta poner en riesgo la integridad física del chico o de su familia.

Otra forma es la “coacción”, por la cual se busca que la víctima actúe contra su voluntad, pero sobre todo se persigue poder social en el entorno. Las víctimas pueden sufrir hasta vejaciones, que callan por miedo o vergüenza.

La otra forma de acoso es el “bloqueo social”. Aquí se le prohíbe al adolescente jugar en el grupo y hablar con otros o se exige que nadie se relacione con él, en un intento por quebrar la red social de apoyo. A veces, se lo hace llorar ante sus pares para presentarlo como alguien débil, indefenso o estúpido.

Figura también la “exclusión social”, consistente en aislar al adolescente, hasta segregarlo socialmente, “ninguneándolo” o produciendo un vacío en su entorno.

La “manipulación”, además, es una conducta que apunta a distorsionar la imagen social de la víctima y poner al resto en su contra a través de comentarios negativos.

Por último aparecen  las “agresiones”, que son los ataques físicos o psicológicos más directos, incluyendo robo o destrucción de las pertenencias, gritos, insultos, burlas y golpes.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 06/11/2021 en Uncategorized

 

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Las charlas escritas con los infaltables emoticonos

Las nuevas tecnologías vienen modificando radicalmente nuestra forma de comunicarnos. A través de los teléfonos móviles, por caso, es usual una conversación coloquial de carácter multimodal donde destaca la representación gráfica de emociones.

Todo comenzó hace 20 años con los SMS que, al principio en forma tímida, se introdujeron en nuestras relaciones sociales, y eran utilizados a modo de telegrama cómodo, como sistema de avisos.

Más acá en el tiempo la mensajería instantánea empezó a sustituir a las llamadas telefónicas, inaugurando un nuevo género discursivo digital: la conversación coloquial escrita a distancia.

La gratuidad de esta modalidad, que sólo requiere el acceso a Internet, ha supuesto una pequeña revolución comunicativa, en la cual se forman grupos de usuarios que a los escritos añaden audios, imágenes y videos.

Se asiste hoy a la naturalización de la “conversación por escrito”, un híbrido que rescata tanto la escritura como la conversación oral. De esta última, estas charlas escritas toman las virtudes de la comunicación en tiempo real, imitando el tradicional cara a cara.

En realidad estos mensajes presentan un universo distinto y complementario al universo oral. En efecto, uno “charla” con sus amigos oralmente, pero “chatea” por aplicaciones de mensajería instantánea. Dos actividades similares, pero diferentes.

Los intercambios a través de los teléfonos móviles se enriquecen con emojis, imágenes o gifs que expresan intenciones y emociones y crean un clima.

La presencia de iconos sustituye o complementa de significado a las palabras, tanto en su contenido denotativo (comidas, objetos, transportes, etc.) como en un significado metafórico (soles, muñecos de nieve, manos y rostros haciendo gestos, etc.).

Hacen a la conversación digital más fluida e integral, creando una manera diferente de conversación, junto a otros elementos (como audios, fotografías, videos y demás).

El “chat” es un género sincrónico, en el cual el escritor y el lector interactúan en línea en tiempo real. El término chat es un anglicismo que significa “charla”. Emergente de las nuevas tecnologías en uso, consiste en la conversación simultánea entre dos o más personas conectadas a la red.

Dentro de este nuevo sistema de comunicación el lenguaje ha sufrido más cambios que en ningún otro. Es habitual acortar las palabras, suprimir ciertas vocales o cambiar algunas letras por otras.

Las faltas de ortografía y la ausencia de tildes son errores cotidianos chateando. Esta manera de escribir se da sobre todo en los usuarios más jóvenes. Esto supone una merma evidente en la calidad del lenguaje.

Pero en estos intercambios sobresale el uso de “emoticonos” para expresar sentimientos. En los años ‘90 comenzaron  como pequeños dibujos creados con signos ortográficos que a menudo se leían inclinando la cabeza, como 🙂  😉  😦

Y ya en el siglo XXI evolucionaron hacia los “emojis” -pequeñas figuras dibujadas en color con valor simbólico-. El término “emoticón” viene de la unión de las palabras “emotion” (emoción) + “icons” (íconos). El primero en popularizarlo fue el profesor Scott Fahlman en 1982. Desde hace un tiempo las palabras emoticón y emoji se usan como sinónimos.

En un mundo marcado por la velocidad, los emoticonos aportan agilidad y concisión. Y en un entorno en el que buena parte de lo que escribimos es comunicación oral puesta por escrito, estos elementos permiten añadir matices gestuales y de intención que de otro modo se perderían.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 24/08/2021 en Uncategorized

 

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La moda delictiva de las estafas telefónicas

En el último tiempo se ha intensificado en la ciudad y en el resto del país la práctica delictiva consistente en estafar a la gente a través del teléfono.

La cuestión está adquiriendo una dimensión más que preocupante en medio de la crisis económica de las familias. Y es por eso que las autoridades policiales han reiterado las advertencias a la población para que tome recaudo y haga la denuncia pertinente.

Este modo de timar conocido desde siempre como el “cuento del tío” tiene detrás la presencia de una organización delictiva que conoce los vericuetos del mundo virtual y sabe desarrollar distintas formas de estafa, dirigidas sobre todo a adultos mayores, proclives a aceptar estas ofertas engañosas.

Los estafadores entran en los hogares a partir de una llamada telefónica, que generalmente es el boleo, aprovechando que mucha gente permanece en sus casas durante la vigencia del aislamiento social por la pandemia.

Premios virtuales, canje urgente de billetes de pesos o dólares que “pierden su valor” y hasta el resguardo de joyas son algunos de los ardides utilizados para engañar a sus víctimas. En otras ocasiones, aprovechan las posibilidades de los celulares para realizar “secuestros virtuales” a cambio de jugosas recompensas.

Una de las estafas telefónicas de moda utilizada para robar datos del homebanking es el “vishing”, en la cual el atacante se comunica con la víctima, por teléfono o mensaje de voz, haciéndose pasar por una empresa, un banco u otra entidad (Anses, Caja de Jubilaciones, Desarrollo Social, etc.), con el objetivo de convencer al usuario de que le brinde sus datos personales o los de acceso a su cuenta bancaria.

En este tipo de engaños, el atacante llama a la víctima y le dice que fue seleccionada para recibir un supuesto beneficio económico para lo cual le da un código numérico. En una segunda llamada, otro atacante, que supuestamente también es parte de la entidad que le otorgará el beneficio, le dice que tiene que ir a una sucursal bancaria para ingresar ese código obtenido en primera instancia y de esa forma el dinero prometido será depositado en su cuenta.

Aquí lo que termina ocurriendo es que el atacante guía a la víctima para que ésta configure la clave recibida como nuevo acceso a su cuenta bancaria online, y así el ciberdelincuente obtiene acceso a sus operaciones. Luego solicita créditos a nombre de la víctima y se apropia de ese dinero.

El vishing, al igual que las otras estafas telefónicas, está basado en técnicas de ingeniería social, que es la práctica de obtener información confidencial a través de la manipulación de usuarios.

El jefe de la Policía Departamental de Gualeguaychú, Cristian Hormachea, en diálogo con este diario, confirmó el auge de esta práctica delictiva. “En la provincia debe haber 20 o 30 estafas consumadas por día tranquilamente, personas que terminan sacando créditos de 200 o 300 mil pesos”, describió.

Ante una llamada de estas características, las autoridades aconsejan no dar datos personales ni de la familia, no realizar transferencia ni brindar claves bancarias y alertar a los adultos mayores sobre estos casos.

Por lo demás, se recomienda que ante cualquier llamada “dudosa” es conveniente cortar la comunicación telefónica y alertar a la policía sobre el episodio.

Cabe consignar que el “ciberdelito” consiste en conductas ilegales realizadas  en el ciberespacio a través de dispositivos electrónicos y redes informáticas, dentro de las cuales se destacan las estafas o delitos contra la propiedad.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 14/05/2021 en Uncategorized

 

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La obligada digitalización de nuestras vidas cotidianas

Uno de los efectos del coronavirus es que aceleró el proceso de mediatización tecnológica de casi todas las actividades humanas, privadas y públicas, haciendo nuestras vidas virtuales.

La alargada sombra de la digitalización empezó a cubrir con su manto todos los aspectos de la vida diaria. Pero la mediatización ha sido abrupta y por la fuerza de las circunstancias, y no producto de una evolución espontánea.

El fenómeno ha adquirido tal dimensión que hay especialistas que aseguran que aunque exista una cura para el Covid-19, y las medidas de confinamiento o distanciamiento social dejen de tener sentido, ya nada será igual que antes.

Es decir, la presencialidad no significará un restablecimiento de las condiciones de vida previas a la cuarentena, sino un modo de vida distinto dominado por la hibridad, entendido como mezcla de lo virtual y lo presencial.

¿La era analógica prepandemia será sólo un recuerdo? Con la palabra analógica se hace mención a la época en la cual los ordenadores e Internet no existían o existían pero su utilización no se había generalizado.

Antes del coronavirus la sociedad estaba haciendo un tránsito progresivo de lo analógico a lo digital, como expuso Mario Stofenmacher (2015) en su artículo titulado “El fin de lo analógico da paso a un mundo verdaderamente digital. Un Proceso que no para”. 

Así, pasamos de “…una sociedad analógica, basada en el papel, a la espera de que nos cuenten las cosas, a una sociedad digital, donde nosotros tomamos el mando y buscamos, decidimos y actuamos. No es solo ‘no paper’, sino actuar con un clic…”. 

El punto en el que hoy estamos, tras el coronavirus, refleja un momento de aceleración de ese tránsito, al menos para una parte de la sociedad global conectada a las nuevas tecnologías.

Con la digitalización, es decir con la transformación de la información a formato digital, a bits, a unos y ceros, a algo binario, que existe o no, por medio de los ordenadores, todo cambia.

El “sujeto digital” es un nuevo ser humano que emplea aparatos tecnológicos para hacer muchísimas cosas. Se lo llama “Homo Digitalis” en contraposición con el Homo Sapiens.

“El Homo Digitalis por medio de la tecnología establece vínculos y a través de las redes sociales amplía su círculo y crea identidad (real o inventada). Este contexto social crece permanentemente y representa una nueva demanda de vida”, refieren los tecnólogos.

El identikit de este sujeto se puede establecer a través de sus habilidades tecnológicas, según la descripción de una revista especializada: “¿Utilizas Google desde el móvil? ¿Usas Skype? ¿Has asistido a un seminario web (webinar)? ¿Lees blogs? ¿Tienes perfil de LinkedIn? ¿Utilizas Netflix? ¿Tienes un smartphone y crees que lo aprovechas? ¿Gestionas tu cuenta del banco online? ¿Compartes fotografías por Internet? ¿Pasas más tiempo en Internet que viendo la televisión? ¿Has hecho algún curso online? ¿Tienes blog? ¿Utilizas las redes sociales? ¿Has comprado alguna cosa por Internet? ¿Te descargas apps en el móvil que no sean de juegos? ¿Piensas en la ciberseguridad? ¿Tienes correo electrónico y lo usas?”.

Como sea, la digitalización compulsiva producto de la pandemia de coronavirus, dejará un mundo más desigual desde el punto de vista tecnológico. Millones de seres humanos, por falta de recursos, seguirán asociados a la era analógica, sin posibilidad de subirse a la era digital.

 

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Publicado por en 25/08/2020 en Uncategorized

 

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Los diversos sitios online desplazan a los medios

Las redes sociales y diversos sitios online acaparan la atención del público a la hora de informarse, relegando a un papel secundario a los llamados medios de comunicación tradicionales.

Los periodistas ya no controlan el acceso a la información y la gente se vuelca a distintas plataformas digitales, donde hay acceso a una gama más amplia y a “hechos alternativos”.

Eso dice el Informe Anual del Reuters Institute que monitorea el consumo de medios a nivel mundial. Y de esta manera el reporte 2020 confirma una tendencia que se viene dando en el ecosistema mediático según la cual los usuarios digitales son los grandes animadores de la opinión pública.

En el capítulo sobre Argentina, se indica que los medios online (incluidas las redes sociales) son los preferidos por los argentinos para acceder a las noticias. Un 86% de los usuarios eligen medios digitales para informarse, seguido por las Redes Sociales (71%), y con la TV cayendo al tercer lugar con 67%.

La caída más abrupta en los últimos tres años es para los diarios impresos que apenas llegan a un 23% de la preferencia de los argentinos en este 2020, cuando supieron alcanzar el 45% en 2017.

Otro dato importante es que crece de manera muy rápida el acceso a las noticias desde teléfonos celulares (smartphones), con un aumento del 62% al 80% entre 2017 y este 2020. Ese ascenso del uso de los dispositivos móviles coincide con una caída del acceso a las noticias desde computadoras de escritorio.

El Informe del Reuters Institute se basa en datos de 6 continentes y 40 mercados. El reporte de este año muestra algunas particularidades en relación a la crisis del coronavirus.

Sostiene que el medio tradicional que se ha salvado del derrumbe ha sido la TV, porque la gente ha estado muy pendiente de los que sucede con el Covid-19 a través de la pantalla grande.

Al mismo tiempo, se indica, el uso de medios online y redes sociales creció sustancialmente en la mayoría de los países. WhatsApp experimentó el mayor incremento en general: subió alrededor de diez puntos porcentuales en algunos países.

Más de la mitad de las personas encuestadas (51%) utilizó algún tipo de grupo online abierto o cerrado para conectarse, compartir información o participar en una red local de ayuda.

Según el informe, gran parte del público encuestado muestra una preocupación que viene de lejos: saber qué noticias son verdaderas y cuáles falsas (fake news) en Internet.

Los políticos nacionales representan la fuente de desinformación que se menciona más a menudo, aunque en algunos países las personas tienden a culpar más a los medios, en una dinámica que tiene que ver con la polarización política e ideológica.

Los políticos de cada país son señalados como los principales responsables de la información online falsa y engañosa (40%), seguidos por los activistas políticos (14%), los periodistas (13%), la gente común (13%) y los gobiernos extranjeros (10%).

Esto avala los argumentos de académicos que plantean que la desinformación suele venir desde arriba (y no de la gente común), indican los autores del informe.

En tanto se indica que más de dos tercios de las personas (69%) recurre al smartphone cada semana para acceder a noticias, aumentando la preferencia por videos más cortos mediante plataformas de terceros y contenidos en formato audio, como el podcast. Quienes usan sus móviles como dispositivo principal para informarse son quienes más acceden a noticias vía redes sociales.

 

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Publicado por en 21/06/2020 en Uncategorized

 

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Los emoticonos, lenguaje de las nuevas generaciones

Las tecnologías y las redes sociales cambiaron el modo en que las personas se comunican. Ejemplo de ello es la expansión de esos iconos de la emoción, llamados emoticonos, con los cuales se expresa las nuevas generaciones.

Los “emoticonos” –que comenzaron como pequeños dibujos creados con signos ortográficos que a menudo se leían inclinando la cabeza- nacieron en los años ‘90. Y ya en el siglo XXI evolucionaron hacia los “emojis” -pequeñas figuras dibujadas en color con valor simbólico-.

El término “emoticon” viene de la unión de las palabras emotion (emoción) + icons (íconos). El primero en popularizarlo fue Scott Fahlman, un profesor universitario estadounidense, en 1982. Desde hace un tiempo las palabras emoticon y emoji se usan como sinónimos.

Ahora esos elementos gráficos se han alzado con la distinción de “palabra del año” que concede la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y la Fundéu BBVA.

Tras elegir “escrache” en 2013, “selfi” en el 2014, “refugiado” en el 2015, “populismo” en el 2016, “aporofobia” en el 2017 y “microplástico” en el 2018, el equipo de la Fundación ha optado en esta ocasión por destacar el papel de estos pequeños símbolos en la comunicación.

El coordinador general de la Fundéu BBVA, Javier Lascuráin, opinó que estos símbolos gráficos no han venido a pervertir la lengua. “Creemos más bien que constituyen un elemento más que contribuye a lograr el fin último de las lenguas: la comunicación entre las personas”, remarcó.

Y explicó: “En un mundo marcado por la velocidad, los emoticonos aportan agilidad y concisión. Y en un entorno en el que buena parte de lo que escribimos, sobre todo en chats y sistemas de mensajería instantánea, es comunicación oral puesta por escrito, estos elementos nos permiten añadir matices gestuales y de intención que de otro modo se perderían”.

Se está en presencia de un lenguaje del ícono puro porque es solamente gráfico, alingüístico, y por ello es pluricultural, lo cual explica su acelerada expansión en todo el mundo.

Muchos emoticonos y emojis, por tanto, tienen el valor de la universalidad, el de poder ser entendidos por personas de muy diferentes culturas y lenguas.     Eso cree el presidente de la Fundéu BBVA, Mario Tascón, quien durante el Congreso de las Academias de la Lengua en Sevilla señaló que son “lo más cercano a un lenguaje universal que ha creado nunca la humanidad”.

El lingüista argentino Pedro Luis Barcia, cree que estos símbolos son un magnífico instrumento de comunicación, aunque aclara que su mal uso por parte de los jóvenes puede conducir a un empobrecimiento de la expresión lingüística.

Al respecto ejemplifica: “Si Luis le quiere mandar a Tota un mensajito de amor, ya hemos llegado al punto en que ni siquiera se esfuerza. Ahora lo que pone es un corazón latiendo o un gordito con un corazón en la mano. Esto es lo que el emoticono va quitándole la posibilidad de la voz, de la búsqueda de la expresión porque está siendo sustitutivo en vez de acompañarlo“.

Según Barcia el emoticón es simpático y atractivo, pero puede ser un elemento de miseria expresiva. “El chico ya no se esfuerza ni en decir estoy contento, sino que utiliza el emoticón. Avanzamos hacia una sociedad que se maneja con emoticones y con muñones de palabras”, reflexionó.

Y en una sociedad que tiene un vocabulario reducido sus integrantes pierden la capacidad de pensar. De esta manera, apunta Barcia, “estamos preparando sin quererlo un caldo de cultivo para gobiernos totalitarios, porque tienen un pueblo sumiso incapaz para defender sus derechos”.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 07/01/2020 en Uncategorized

 

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