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Maradona, de la condición de humano a la de ídolo

29 Nov

La conmoción en la opinión pública por la muerte de Diego Maradona –para muchos el mejor futbolista de todos los tiempos- confirman su condición de ídolo popular argentino.

Los ídolos deportivos son los héroes míticos de nuestro tiempo. Son producto de un proceso de mitificación social que los eleva de su condición humana a la de objeto de adoración.

Un ídolo es una persona o una imagen que genera devoción en un grupo social, por reconocérsele características especiales, mejores que las que poseen el resto de los mortales.

Tiene una indudable connotación religiosa, porque el ídolo es objeto de culto, deviniendo en una suerte de dios. Su existencia tiene anclaje psicológico, ya que surge como un modo de buscar modelos a imitar, en la necesidad de identificación.

Existen los ídolos, en suma, porque existen los idólatras, es decir las personas que envisten a ciertos humanos como superiores y diferentes al resto, elevándolos a una categoría divina.

“Idólatras por instinto, convertimos en incondicionados los objetos de nuestros sueños y de nuestros intereses”, recuerda el escritor rumano Emile Cioran, al hablar de de la condición humana.

Por tanto, al ídolo se lo respeta, se lo reverencia, se lo acepta sin discusión, pues en la mente de quien así lo considera, no tiene defectos. El sujeto se coloca en una posición subordinada con respecto a su ídolo, quien pasa a tener una categoría de divinidad.

La muerte de un ídolo o de quien lo encarna genera, por tanto, un complejo impacto psicológico entre sus adoradores, entre sus devotos, que sufren en carne propia esa caída.

“Un ídolo involucra recuerdos personales y en él depositamos los aspectos positivos que quisiéramos tener”, dice Flavio Calvo, licenciado en psicología.

Según el experto, al ser humano le cuesta aceptar su propia finitud, su propia muerte, y con el fallecimiento de un ídolo como Maradona queda expuesta esa debilidad. “El fallecimiento de Diego expone la realidad de que las cosas pueden tener un final, lo que nos involucra indefectiblemente con la propia muerte”, añade.

En palabras de Calvo, “un ídolo es un tótem donde proyectamos nuestros anhelos de éxito, nuestros deseos y vivencias más fuertes”. Y agrega que cuando un tótem muere, el impacto es profundo porque cae todo lo que proyectamos en él y se visualiza nuestra propia mortalidad.

“Aunque no los conozcamos en persona, ídolos de las talla de Maradona son parte de nuestra vida y el duelo que sentimos por ellos es real”, explica el psicólogo. Y añade que, como todo duelo, debemos transitarlo.

“Algunos van a necesitar llorarlo a él y a todo lo que depositamos en el ídolo. Y será necesario expresar esas emociones, aunque no lo hayamos conocido en persona, porque en los ídolos se vuelcan recuerdos de momentos vividos y emociones transitadas”, refiere.

Calvo explica que en nuestra memoria se hacen anclajes que generan una sensación de que “todo lo que se va con ese ídolo que ha muerto, tiene que ver con nuestra historia”. Y añade que “el ídolo deja recuerdos, una impronta y una trascendencia que más allá de sus elecciones de vida, de su historia”.

Según el especialista, solemos tener la creencia de que los ídolos van a estar siempre. “Más en el caso de Diego Maradona, que de alguna manera para muchos es Dios. Entonces, su muerte es la muerte de Dios, la muerte de un imposible. Y no se puede creer porque con su fallecimiento, estamos doliendo los ideales y los sueños que teníamos depositados en él”, concluye.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 29/11/2020 en Uncategorized

 

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