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Las épocas pasadas, ¿mejores que las actuales?

11 May

“Todo tiempo pasado fue mejor”.  Esta frase que se suele repetir como latiguillo parece esconder sabiduría, aunque resulta bastante discutible, y de hecho podría implicar un modo de huida de la realidad.

¿Antes sucedían menos cosas malas? ¿Es cierto eso? A decir verdad mucha gente tiende a pensar que es así. Una creencia solidaria con el pesimismo de época, según el cual estamos experimentando un decaimiento significativo y al mismo tiempo irreversible.

Como se ve, esta valoración negativa del tiempo actual respecto del pasado, se extiende también al futuro. Y se podría formular en estos términos: “Estábamos bien, estamos mal, y estaremos peor”.

Sin embargo, esta percepción de las cosas bien podría reflejar una distorsión cognitiva típica de los seres humanos, que tienden a evocar en luz positiva los recuerdos, acompañados de un inofensivo anhelo del pasado.

Parece que la mente nos juega una mala pasada. Es decir, no es que tengamos más experiencias negativas que positivas. Lo que ocurre es que olvidamos con mayor facilidad las desdichas, las cuales son “reprimidas” por el cerebro.

Pero esto tiene consecuencias a la hora de juzgar el presente, el cual aparece siempre más “deprimente” frente a ese pasado reconstruido por la memoria y expurgado de sus cosas más negativas.

Entonces aquí el “ayer” ya no se experimenta como algo provechoso, como una sustancia que ensancha la vida presente (la memoria como fuente de identidad), sino como un factor de alienación, un modo de escapar de la realidad en la que se vive.

En el hombre es factible observar, en efecto, una tendencia psicológica profunda a mitificar el pasado, a ensalzar a los antepasados,  a exagerar las virtudes de las épocas pretéritas.

Cuando las personas o grupos idealizan el pasado, creyendo que allí se resume la perfección, caen presas de una visión retrógrada o reaccionaria. Pero los  “espejismos” del pasado son una trampa.

En este sentido, decir que todo tiempo pasado fue mejor sería una suerte de mito o de falsa verdad incuestionable, producto más del prejuicio que de la observación crítica.

La idealización del pasado se vincula con el fenómeno psíquico de la nostalgia. Esta palabra deriva del griego ‘nostos’ (hogar) y ‘algos’ (dolor). Fue creada a fines del siglo XVII por el médico suizo Johannes Hofer para describir  el estado de ánimo de los soldados suizos que luchaban fuera de su país.

Esos soldados sentían una tristeza originada por el deseo de volver a casa. En  sentido traslaticio, es la melancolía que siente el inmigrante por su tierra de origen, o el que anhela por una juventud que recuerda maravillosa.

Cuando se mira por el retrovisor, algunos episodios de antaño parecen perfectos, se visualizan como una especie de “paraíso perdido”. Entonces el pasado ha sido expurgado de sus contaminantes, y pervive como algo impoluto.

Los psicólogos advierten sobre estos paraísos que inventa la mente pero que, en realidad, nunca han existido. Sostienen que quienes suelen idealizar el pasado, quienes son propensos a ensoñar algo quimérico, tienen problemas para adaptarse a su presente.

Es una fantasía consoladora construir pasados perfectos, cuando el presente es desagradable y el futuro aparece amenazante. Se dice, al respecto, que el ser humano suele desear tener una vida distinta a la que tiene.

Pero vivir de recuerdos que remiten a épocas supuestamente maravillosas, como quien fantasea a través de los sueños, genera una constante infelicidad toda vez que al presente sólo se le ven defectos.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 11/05/2017 en Uncategorized

 

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