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Cuando el público no quiere los pesos

22 Oct

¿Cómo es posible que la inflación no ceda aun en recesión? ¿Cómo es que aumentan los precios a pesar de que el consumo es menor? La paradoja la explicaría la desconfianza en la moneda local, que hace que muchos no la quieran.

La lógica primaria es que la contracción económica, que se reflejaría en menor consumo, disciplina los precios a la baja. Pero en Argentina la recesión coexiste hoy con la inflación, un fenómeno si se quiere paradojal.

Una situación en la cual la falta de crecimiento de la economía coincide con el alza de precios aparece en los manuales de economía bajo el nombre de “estanflación”.

El nivel de actividad económica lleva más de un año cayendo y la debilidad de la demanda interna es manifiesta, y esos dos factores deberían hacer frenar la inflación. Pero no, en la calle lo que se percibe es que persiste el alza de precios.

Algunos economistas dicen que el problema es de naturaleza monetaria. Detrás de todo estaría la erosión del peso y la búsqueda insistente de los particulares de no quedarse en moneda local.

El escritor y economista Walter Graziano sostiene que la economía argentina suele atravesar por dos ciclos: uno en el que se demanda el signo monetario autóctono, y otro en el que se huye despavorido de él.

Tras determinadas crisis, como la de 2001, las personas piden pesos, y entonces los gobiernos pueden emitir moneda a discreción, y hasta tener déficit, sin problemas.

Pero luego la gente percibe que la cosa no funciona (la inflación le come su patrimonio), y entonces huye del peso refugiándose en activos varios, preferentemente en dólares, provocando una escasez de divisas en el país.

Muchos argentinos, sobre todo de clase media, querrían hoy menos pesos, y esta caída en la demanda de la moneda local es lo que estaría provocando una aceleración de la inflación.

Los analistas llaman la atención sobre un factor inquietante: el incremento en la rotación del dinero, un factor que suele espiralizar la inflación. La velocidad de circulación del dinero es el número de veces que la unidad monetaria cambia de mano.

La aceleración de este fenómeno es lo que a su vez estaría poniéndole un piso mayor a la inflación. El dato es que esto ocurre en un contexto donde la economía no crece y el Banco Central (BCRA) retira los pesos en circulación y mantiene estable el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria.

El economista Federico Muñoz ha verificado una caída del 15% en la demanda de pesos, lo cual es un reflejo de la pérdida de confianza en la moneda doméstica.

“La devaluación de enero y las turbulencias financieras del verano han provocado un quiebre en el comportamiento del público, que ha tomado mayor conciencia de la virulencia del proceso de subas de precios y de su impacto erosivo sobre sus tenencias de activos líquidos”, explicó al Cronista Comercial.

“Este reconocimiento –agregó– ha propiciado una caída sensible en la demanda de dinero; o lo que es lo mismo, la aceleración notoria de su velocidad de circulación. Por ello, en la actualidad hay, en términos reales, menos pesos circulando que a comienzos de año y, sin embargo, esa menor cantidad de dinero sostiene una mayor tasa de inflación”.

A lo largo de su historia Argentina ha sufrido varias crisis de confianza en su moneda. La falta de voluntad de la población para retener los pesos, en esos casos, ha estado asociada a fenómenos de alta inflación.

Son contextos en los que los billetes pierden su valor a una velocidad acelerada.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 22/10/2014 en Uncategorized

 

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