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La violencia urbana y el uso de armas

26 Oct

La dinámica de la violencia homicida en la ciudad de Santa Fe ha hecho que las autoridades tomen medidas extraordinarias, como prohibir durante 90 días la venta legal de armas y municiones.

En la capital santafecina se ha superado el registro histórico de homicidios, con 117 en lo que va del año. Una proyección de casos potenciales hasta fin de 2014, llevaría la tasa de homicidios a 27 cada 100.000 habitantes, cuando en Argentina es de 7,2 cada 100.000, según estadísticas oficiales de 2012.

El incremento de los asesinatos en Santa Fe obedecería al hecho de que los mayores controles de seguridad en Rosario han provocado una migración de la violencia a la capital provincial.

El auge de la criminalidad en estos conglomerados urbanos está estrechamente vinculado a la problemática de la droga y el narcotráfico.

La violencia se manifiesta principalmente en el choque entre distintas bandas que luchan por ganar o mantener el control territorial con acceso a puntos de abastecimiento y venta de sustancias prohibidas.

En la delincuencia asociada al tráfico de drogas ilícitas las armas de fuego ocupan un papel central. De ahí que el gobierno santafecino, para enfrentar el auge del delito, haya implementado una suerte de veda en la venta de armas.

El intendente de la capital santafecina, José Corral, aseguró que esta medida “debe estar acompañada por un fuerte control del mercado ilegal de venta de armas y municiones, para disminuir la presencia y circulación de armas”.

La medida, de carácter extraordinario, ha sido criticada por la Asociación de Industriales y Comerciantes de Artículos para Caza y Pesca, preocupada por el daño económico para el sector.

Darío Hartman, gerente comercial de una de estas empresas, sostuvo que la prohibición no resolverá nada porque “las armas de la delincuencia tienen otro origen”.

Como sea, los expertos coinciden en el diagnóstico de que el contrabando de drogas está estrechamente vinculado al contrabando de armas, que se ha convertido en un mercado ilícito paralelo y lucrativo.

En América Latina, al menos, el tráfico y proliferación de armas se caracteriza, en general, por su asociación con la violencia urbana, el crimen común y el organizado, y las actividades del narcotráfico.

Por lo demás, muchos conglomerados urbanos presentan altas tasas de homicidios, la mayoría de los cuales involucra el uso de armas de fuego. Por eso desde el Estado se hacen campañas para “desarmar” a la sociedad civil.

Pero se trata de un objetivo que colisiona con el clima de indefensión que aqueja a la población, ante la ola de inseguridad urbana, expresada en asesinatos y robos, y que hace que algunas personas pretendan hacer justicia por mano propia.

En Córdoba se observa al respecto un fenómeno inquietante: según informa el diario ‘La Voz’, mucha gente decidió comprar armas de fuego y toma lecciones de tiro para aprender a usarlas.

Al parecer algunos sectores de la ciudadanía optan por tomar medidas de precaución ante la posibilidad de que se vuelvan a reiterar los saqueos del verano pasado.

Uno de las grandes desafíos de los gobiernos y de la sociedad civil es evitar que los centros urbanos se conviertan en escenarios de conflictos armados, resultantes de la expansión veloz de las dinámicas criminales y el acceso ilimitado a las armas de fuego.

No hay que perder de vista que una sociedad armada es una sociedad dispuesta a matar, tiene en su agenda la posibilidad de provocar muerte y destrucción, en abierto desafío a los valores de la vida y la paz.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 26/10/2014 en Uncategorized

 

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