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Publicidad, pedagoga moderna de la niñez

24 Jun

En una sociedad de consumidores, difícilmente haya un grupo social que se mantenga indemne frente a la acción de los agentes persuasores del mercado. Los más pequeños, de hecho, son hoy blanco de una publicidad en gran medida invasiva.

El escritor Mario Vargas Llosa, al hablar de los dilemas contemporáneos, ha dicho hace poco que el vacío dejado por los sistemas filosóficos y las creencias religiosas, ha sido ocupado por la publicidad, que hoy “ejerce un magisterio decisivo en los gustos, la sensibilidad, la imaginación y las costumbres”.

La lógica de persuasión a gran escala que rige para los adultos, se repite para los niños, aunque readaptada a sus mentes. Los canales de dibujos animados –que han irrumpido acompañando el avance de la televisión en los hogares- han sido una plataforma excepcional para una retórica machacona de estimulación del deseo infantil.

Hace tiempo se sospecha que lo que ni la escuela ni los padres pueden con los niños, sí lo pueden los agentes de consumo, como la publicidad y la televisión.

Por lo visto, los niños entran rápido en este juego. Algunos autores sugieren que el proceso de mercantilización infantil ha desestabilizado a las viejas instituciones de formación como la familia, la escuela y la iglesia.

La simbología que rodea al mercado infantil de los alimentos, que tiene un altísimo potencial de generación de beneficios para las empresas y corporaciones, ha sido puesto en cuestión hace poco porla OrganizaciónPanamericanadela Salud.

“Los niños de todas las regiones de las Américas están expuestos a la publicidad invasiva e implacable de alimentos de bajo o de ningún valor nutricional, ricos en grasa, azúcar o sal”, constata una investigación reciente de ese organismo.

Los menores de 16 años, como se sabe, presentan una elevada tasa de obesidad y dolencias crónicas relacionadas con la nutrición, como diabetes y problemas cardiovasculares.

Uno de los factores que más influyen en los malos hábitos alimenticios en esa franja etaria es la publicidad de productos de bajo valor nutritivo, nos viene a decir el organismo internacional.

A todo esto, una resolución dela OrganizaciónMundialdela Salud(OMS), de mayo del 2010, instó a los gobiernos a esforzarse por restringir la promoción y la publicidad de alimentos para niños.

La publicidad que promociona bebidas alcohólicas, por lo demás, tiene indudable impacto entre los más chicos. Esto si se piensa que el alcoholismo se inicia en Argentina, y otros países latinoamericanos, hacia los 12 años y aumenta en la franja etaria inferior a los 16 años.

La venta de bebidas alcohólicas a menores de edad es un tópico recurrente que tiene preocupados a familias y educadores. Un modo de contrarrestar el mensaje persuasivo de las empresas sería la educación.

Al respecto, en algunos colegios se exhiben anuncios comerciales en las aulas y debaten sobre ellos. De esta manera, se cree, se provoca un distanciamiento crítico ante el producto y un mayor discernimiento por parte de los consumidores.

Según algunos sondeos de mercado, la mayoría de las madres con hijos de3 a9 años opina que la publicidad influye en las peticiones de los niños en la compra de alimentos. Muchos de esos productos no suplen las necesidades nutricionales básicas.

Los más pequeños, que no han desarrollado todavía sus capacidades físicas e intelectuales y están aprendiendo hábitos y pautas de conducta, están sometidos a la pedagogía de una publicidad omnipresente.

Le lección global que reciben es la de prepararlos como consumidores ávidos y avezados.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 24/06/2012 en Uncategorized

 

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