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Las aguas subterráneas, un tesoro escondido

El otro gran recurso estratégico de la región

El agua que brota de la tierra

No las vemos, pero existen y se mueven dentro del suelo. Son las aguas subterráneas, de las cuales suele haber poco conocimiento, pese a que el aprovechamiento que se hace de este recurso en la zona es de gran relevancia para la población.

Por Marcelo Lorenzo

Sabemos que existen los ríos, los arroyos, las lagunas y los bañados. Son los cursos de “aguas superficiales”. Pero también hay una gran cantidad de agua debajo de la superficie de la Tierra, que permanece de alguna manera “invisible”.

Otro término para el agua subterránea es “acuífero”. Las personas han utilizado estos reservorios de agua dulce por siglos y lo continúan haciendo hasta el día de hoy, principalmente para beber y para riego.

Nuestra zona en particular, y Entre Ríos en general, tiene una geografía muy rica en aguas subetrráneas. Y de hecho se trata de un recurso estratégico del cual dependen múltiples aprovechamientos humanos, sobre todo de carácter económico.

El agua subterránea en Entre Ríos se extrae de cuatro acuíferos distribuidos en un área de 61.116 km2 y se utiliza principalmente para consumo humano y animal, y para riego.

Esas cuatro formaciones son: Paraná, Ituzaingó, Salto Chico y El Palmar (las divisorias de las aguas subterráneas coinciden en general con las divisorias de las grandes cuencas hidrográficas de la provincia).

Además de estas formaciones, en Entre Ríos se encuentra parte del acuífero Guaraní, considerado uno de los mayores reservorios de agua subterránea del mundo (que se extiende también por países limítrofes), el cual se halla a mayor profundidad que los acuíferos entrerrianos.

A nivel mundial, varios informes vienen alertando sobre el hecho de que este recurso natural se agota de forma acelerada en todo el planeta. Se cree que está en peligro por el cambio climático, que lo hace más inaccesible, y por su uso excesivo, que amenaza las economías y los ecosistemas.

Científicos de la Universidad de California (EE.UU.) han publicado en la revista “Nature” la mayor evaluación de los niveles de agua subterránea en todo el mundo hasta la fecha, que abarca cerca de 1.700 acuíferos.

Sus resultados indican que la tendencia general es una disminución global de los recursos hídricos, con un descenso de más de 0,5 m. por año en el siglo XXI, lo que supone una reducción en el 71% de los acuíferos.

Aunque estas masas de agua se renuevan continuamente mediante su ciclo natural (gracias por ejemplo a las precipitaciones), sin embargo, no son inagotables. Por lo pronto los ciclos de la naturaleza son lentos (pensemos que una prolongada sequía puede comprometer seriamente el volumen del recurso).

Además, el agua de un lugar puede agotarse o quedar inutilizable por una conservación insuficiente, por sobreexplotación, o por contaminación.

La abundancia del recurso puede crear la falsa creencia de que va a estar para siempre, pero esto es erróneo. En ese sentido, los científicos afirman que, si los bienes naturales “están para usarse”, esto debe hacerse de una manera “sustentable”.

Las aguas subterráneas son consideradas recursos “finitos”, razón por la cual su explotación tiene que hacerse dentro de determinados “límites”.

Características del recurso

Mientras el “agua superficial” es aquella que al precipitar (en forma de lluvia, nieve o granizo) circula o se acumula en la superficie terrestre, el “agua subterránea” corresponden a la otra parte del elemento vital que tras precipitar se infiltra a través de rocas y materiales porosos bajo el suelo.

Las más conocidas aguas subterráneas son los acuíferos, que son formaciones geológicas capaces de almacenar suficiente cantidad de agua dulce como para constituir un recurso disponible para las actividades humanas.

Se forman debido a que, en ciertas profundidades del suelo, los poros y las grietas en las rocas pueden llenarse de agua.

En este sentido, no es correcta la imagen que se hace mucha gente respecto de que el líquido está entre dos capas, como en un sándwich. En realidad, el líquido se aloja en los espacios intersticiales de los sedimentos del subsuelo y forma yacimientos.

Los geólogos utilizan la metáfora del mate, una imagen en la cual la yerba oficiaría de roca y el agua está entre ella. Y así como bebemos mate a través de una bombilla, a través de un pozo se puede sacar a la superficie el agua subterránea.

Las aguas superficiales y las aguas subterráneas están muy relacionadas. Es frecuente que la segunda aflore en fuentes y manantiales para seguir un recorrido superficial; en tanto que la primera se infiltra alimentando los acuíferos.

Categorías distintas

Por otro lado, el agua está alojada a distintas profundidades dentro de la corteza de la Tierra. Y esa corteza tiene una composición distinta. De ahí que existan unidades hidrogeológicas diferentes, según su aptitud para admitir y trasmitir agua.

El “acuífero”, por ejemplo, es aquel estrato que permite la circulación del agua por poros y grietas. Pero está el “acuícludo”, que es una formación geológica que, pese a contener agua en su interior, no la entrega. Y esta el “acuitardo”, que sí la entrega, pero de una manera lenta.

Además, hay dos tipos de aguas subterráneas. Están las “someras”, que son las que están más arriba o más próximas a la superficie. Y después las que están alojadas a mayor profundidad (aguas termales, por ejemplo).

Los acuíferos más cercanos a la superficie se recargan directamente con el agua de lluvia, o a través de ríos y arroyos. A medida que se empieza a filtrar, el agua se va purificando. Y de ahí que los acuíferos más profundos permiten la extracción de agua para consumo humano directo.

Calidad de las aguas

Las aguas tienen distinta calidad física, según el nivel de profundidad geológica en que se hallen. Las que se extraen a 12 metros, que están más cerca de la superficie, aunque son aptas para el consumo humano, son más impuras.

Las que están a 35 o 40 metros, por el hecho de que atravesaron un proceso de mayor filtración, son más puras y de mejor calidad. De estos acuíferos provienen las llamadas “aguas minerales”.

Si bien todas estas aguas son minerales porque todas se cargan de ellos al ir filtrándose, el adjetivo “mineral” que se utiliza comercialmente corresponde a un tipo específico de agua, que debe cumplir determinados parámetros químicos y fisicoquímicos estipulados por el Código Alimentario.

Usos múltiples

Los bienes de la naturaleza se transforman en “recursos” cuando son susceptibles de ser aprovechados por el ser humano. En Gualeguaychú, el aprovechamiento que se hace de las aguas subterráneas es múltiple.

Donde no hay agua corriente de red, existen pozos que capturan el líquido, por medio de bombas o molinos, para consumo humano o animal, o para riego. Incluso la ciudad utiliza uno de estos métodos para alimentar la red domiciliaria.

Firmas comerciales, además, se dedican a la extracción de aguas subterráneas para venderlas embotelladas en el mercado. Por otro lado, hay dos complejos termales en la zona -uno sobre ruta 14 y otro camino a Pueblo Belgrano-.

La mayoría del agua que se aprovecha en nuestra región pertenece al acuífero Salto Chico, situado en el sector oriental de Entre Ríos. Es utilizado intensamente para el riego de cultivo de arroz (zonas de Villaguay y San Salvador). Este acuífero posee muy buena calidad de agua para consumo humano y para riego.

Cabe consignar que el agua subterránea poco profunda es una importante fuente para el regadío, pero el exceso de bombeo de los acuíferos y la contaminación debido a la presencia de sustancias agroquímicas y volcado de desechos industriales y domiciliarios generan numerosos problemas.

Las termas

En algunas zonas las aguas subterráneas alcanzan cierto grado de calor por las altas temperaturas del interior de la tierra. Constituyen, así, las aguas termales.

En la provincia la surgencia del acuífero Guaraní se utiliza principalmente como agua termal desde la década de 1990. Así, Entre Ríos lideró la creación de enclaves en los que se pueden tomar baños recreativos con aguas surgentes que contienen sales minerales, o elegir la opción de tratamientos de belleza, cuidado de la salud, estética y bienestar.

El termalismo ha abierto nuevos horizontes turísticos en esta provincia desarrollando con fuerza el turismo de bienestar y salud en ese ámbito. Hoy existen 15 centros termales distribuidos en 13 localidades.

La variada oferta para practicar el turismo de bienestar en Entre Ríos, reconocida como la Capital Nacional del Termalismo, incluye complejos en Basavilbaso, Chajarí, Colón, Concepción del Uruguay, Concordia (2), Federación, Gualeguaychú (2), La Paz, María Grande, San José, Victoria, Villa Elisa y Villaguay.

Una de las reservas más grandes

En nuestra región se encuentra uno de los reservorios de agua subterránea más grande del mundo.

Se trata del Acuífero Guaraní, que se encuentra ubicado en el subsuelo de una parte de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, abarcando un área de alrededor de 1.190.000 km2 (superficie mayor que las de España, Francia y Portugal juntas).

De acuerdo con lo que actualmente se conoce este acuífero se encuentra a profundidades muy variables de entre 50 y 1.500 m. En Argentina el acuífero Guaraní se encuentra a profundidades por debajo de los 900 m.

En general, cuando se realiza una perforación hasta el acuífero el agua se eleva naturalmente y en muchos casos emerge sobre el nivel del suelo con temperaturas que van desde los 33 ºC hasta los 65 ºC.

El volumen total de agua almacenado en el acuífero es inmenso y se lo estima de 37.000 km3.

Sistema de monitoreo

Desde el año pasado Gualeguaychú y Concordia cuentan con un sistema de monitoreo de los niveles de aguas subterráneas.

Estas dos estaciones meteofreatimétricas permiten monitorear sistemáticamente los niveles de disponibilidad de agua subterránea del Acuífero Salto Chico, el mejor reservorio hídrico con que cuenta la provincia.

De allí se envían datos de forma online en tiempo real a la página de la Red Hidrológica Nacional, donde se puede consultar libremente dicha información.

Se trata de una tarea de extrema importancia para el seguimiento a largo plazo del abastecimiento de agua para la región este de la provincia. En atención sobre todo a que la producción arrocera entrerriana utiliza mucho el acuífero Salto Chico para el riego.

En Entre Ríos se siembran 64.500 hectáreas de arroz (campaña 21/22) que son inundadas en su totalidad en la primera etapa del cultivo. De cada pozo se extraen alrededor de 200 m3 de agua por hora, un volumen muy elevado, a diferencia de lo que se utiliza para otros destinos. 

© Semanario de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 30/04/2024 en Uncategorized

 

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