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Gratitud, ¿un rasgo en retirada en la actualidad?

17 May

La experiencia de la gratitud ha sido históricamente un foco de las religiones del mundo, las cuales cultivan la idea de que la vida es un don de Dios. ¿Se trata de un sentimiento en crisis en una época autosuficiente y egoísta?

En la Biblia, efectivamente, abundan expresiones de aprecio y agradecimiento por las bendiciones al cielo. En el Libro de los Salmos se lee: “Señor, Dios mío, voy a dar gracias a ti por siempre”, y “Voy a dar gracias al Señor con todo mi corazón”.

En el mundo cristiano, por caso, el agradecimiento es la piedra de toque de la piedad del creyente. Dado que a Dios lo ve como el dador generoso de todas las cosas buenas, se siente en deuda con Él.

Se diría que esta actitud básica la tienen todas aquellas personas que, más allá de los credos, consideran que la vida es algo valioso o un don gratuito, frente a la cual no cabe más que un sentimiento de agradecimiento.

En nuestra época, más autosuficiente en todo y que alardea de sus creaciones tecnológicas, ¿está en retirada el sentimiento de gratitud? ¿Las personas son más egoístas y, por tanto, están menos dispuestas a expresar en forma voluntaria el reconocimiento hacia el otro, sea Dios o el prójimo?

Hay quienes creen que vivimos en una época de reivindicaciones de todo tipo, en cuyo seno las personas más que agradecidas se consideran víctimas de alguna injusticia, más acreedoras que deudoras.

En este marco cultural, crece el triunfo de una cultura de la queja, algo que se echa de ver en un descontento por todo. La tónica general, así, es que pasamos gran parte del tiempo enfocados en lo que nos falta o en todo aquello que no se ajusta a la visión que tenemos de una vida perfecta.

Mucha gente, en efecto, vive enojada porque los bolsillos no están llenos como quisiera o directamente porque asume que la vida no le hace justicia tanto en sus pretensiones materiales como de cualquier otro tipo.

¿Puede crecer el sentimiento de agradecimiento en alguien que sólo tiene ojos para lo que le falta o, puesto en un papel de víctima, vive en una actitud permanente de reivindicación?

Existen diversas maneras de manifestar gratitud, siendo la más común la expresión popular “gracias”. Sin embargo, ¿hasta qué punto esta expresión no ha devenido en un convencionalismo social, una fórmula automática para salir del paso?

No alcanza con pronunciar la palabra mágica “gracias”, convertida en puro formalismo, si con ella no mostramos a la otra persona que realmente valoramos y apreciamos lo que ha hecho.

El escritor mexicano Octavio Paz, al recibir el premio Nobel de Literatura en 1990, abrió su alocución dando una luminosa reflexión sobre el particular. “Comienzo con una palabra que todos los hombres, desde que el hombre es hombre, han proferido: gracias”.

Y añadió: “Es una palabra que tiene equivalentes en todas las lenguas. Y en todas es rica la gama de significados. En las lenguas romances va de lo espiritual a lo físico, de la gracia que concede Dios a los hombres para salvarlos del error y la muerte a la gracia corporal de la muchacha que baila o a la del felino que salta en la maleza. Gracia es perdón, indulto, favor, beneficio, nombre, inspiración, felicidad en el estilo de hablar o de pintar, ademán que revela las buenas maneras y, en fin, acto que expresa bondad de alma. La gracia es gratuita, es un don; aquel que lo recibe, el agraciado, si no es un mal nacido, lo agradece: da las gracias”.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 17/05/2018 en Uncategorized

 

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