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El perfil de los nuevos negocios locales

La presencia del imaginario de la New Age

El perfil de los nuevos negocios locales

Gualeguaychú se ha subido a la comercialización de productos y servicios vinculados a la alimentación saludable, las prácticas de cuidado corporal, las modas ecológicas y las tecnologías que privilegian el desarrollo del yo, muy propios del ideario de la llamada cultura New Age.

Por Marcelo Lorenzo

¿Las necesidades preexisten a la oferta del mercado o éste, a través del marketing, es el que produce los deseos de los consumidores? Este es el gran dilema de la llamada sociedad de consumo, que replica aquello de qué está antes, si el huevo o la gallina.

La circularidad del fenómeno sugiere que hay reciprocidad causal, es decir que es correcto creer que las demandas sociales son anteriores a los negocios, quienes por tanto buscan adaptarse a ellas, como también es cierto que el mercado “crea necesidades” mediante su fuerza persuasiva.

A propósito, los valores y creencias vinculados a la espiritualidad New Age, en gran medida adoptada por las clases medias y altas latinoamericanas, secularizadas y urbanas, que han cambiado los patrones de consumo en nuestras ciudades, ¿son un reflejo de una crisis legítima de sentido en Occidente o es una táctica más del sistema capitalista?

Más allá de este interesante debate sobre el origen de esta cultura posmoderna, el hecho es que una ciudad como Gualeguaychú, cercana a grandes urbes, e importante destino turístico, refleja esta cultura cosmopolita sobre todo en su comercio, es decir en su oferta de bienes y servicios.

¿Qué es la New Age o Nueva Era? Si hace unas décadas (1960-1970) se hablaba de revolución social, compromiso social, cambio de estructuras (marxismo), desde hace un tiempo se habla de conciencia superior, de calidad de vida, de armonía profunda, de meditación trascendental, de energía y de pensar en positivo.

A este nuevo paradigma o sensibilidad cultural se le llama New Age, aunque tiene otros nombres como “Era de Acuario”, “Espiritualidad alternativa” u “Holística”. Según el especialista Pablo Capanna, se trata en el fondo de una nueva manifestación del gnosticismo que ha crecido en ambientes de la cultura urbana posmoderna.

Primero es una ideología y luego un estilo de vida urbana que expresa un sistema de preferencias en el mercado, cuya oferta se alinea con un ideario vinculado al buen vivir, a la búsqueda de la felicidad individual, el feminismo, el culto del cuerpo, la medicina alternativa, el orientalismo, el ecologismo, la ética vegana e incluso el mascotismo.

Nueva demanda

Cada tópico ideológico tiene un correlato comercial, un negocio que satisface una demanda material o espiritual. De tal manera que la corriente de la New Age ejerce una fuerza transformadora en el mercado, dando lugar a actividades lucrativas.

Así, la onda orientalista se expresa en servicios que se vinculan, por ejemplo, a las artes marciales o a la práctica del yoga. El culto del cuerpo se ve en el boom de gimnasios y centros de mejoramiento estético de todo tipo.

Asociado a esto está la oferta turística local orientada a un público que disfruta de las aguas termales, de los servicios de spa y de los hoteles all inclusive.

El ecologismo, en tanto, es un tema transversal que permea todas las ofertas comerciales, al punto que no hay servicios que no tenga un toque de conexión con la naturaleza o con el cuidado del entorno.

El tema de la comida es sensible. Las “dietéticas”, por caso, se han multiplicado para atender las demandas de una generación para la cual la alimentación es algo que define a las personas.

La fuerte influencia de lo New Age se observa en la proliferación de locales donde se promueven medicinas y terapias mentales alternativas (algunas de ellas catalogadas de pseudo medicina o pseudo psicología), al igual que productos llamados “naturistas” y demás.

Aquí se anotan prácticas alternativas como la acupuntura, la terapia musical, la naturopatía, la homeopatía, la psicología analítica y la medicina ayurvédica -que forma parte del sistema de salud de la India-, entre otras.

Por ejemplo, en muchos locales de Gualeguaychú se comercializan productos ligados a la aromaterapia, definida como “arte y ciencia milenaria” que utiliza extractos de aceites esenciales de plantas con el fin de crear armonía mental y espiritual (sahumerios, aceites para hornitos, perfuminas, etc).

Tanto el orientalismo como las terapias alternativas se vinculan a la búsqueda de la felicidad subjetiva, un tema medular de la Nueva Era. Las técnicas de meditación, de respiración y de posturas, son parte de una filosofía que promete el conocimiento de sí mismo y la búsqueda del equilibrio psíquico.

Las dinámicas de “cuidado de sí mismo” involucran todas las tecnologías del yo que ayudan a “sentirse bien” en todos los planos. En la apariencia física involucra tanto el vestuario como la estética corporal, algo que ya no es patrimonio exclusivo de las mujeres.

Otro boom comercial se vincula a los servicios para mascotas. Esto estaría en parte relacionado con dos tendencias: 1) una generación que no quiere sacrificar sus metas profesionales o de otro tipo trayendo hijos al mundo, y que encuentran en la tenencia de gastos y perros una manera de sublimar la paternidad o la maternidad; 2) la necesidad de los adultos mayores, cada vez más solos, de contar con “compañía”.

El fenómeno de los ‘perrhijos’ o ‘gathijos’ -como se les llama- centra la atención en estos animales a los que se trata como a humanos; llegando en los casos más extremos, a vestirlos, a pasearlos en cochecitos, a hacerles la manicura o a celebrar sus cumpleaños.

Por otra parte, el mascotismo es un capítulo del animalismo, tópico ideológico de la cultura New Age, que pone al mismo nivel ontológico el animal con el hombre, de suerte que ambos seres tienen idénticos derechos.

Algunas pistas empíricas

Resulta interesante observar cómo algunos estudios empíricos realizados en el mundo mercantil de Gualeguaychú sugieren cambios en el perfil de los negocios de acuerdo a la cultura New Age (aunque formalmente no se conecten ambas cosas).

Eso se desprende, por ejemplo, del trabajo de investigación, titulado “Valoración Comercial de la Ciudad de Gualeguaychú-2022”, realizado por docentes y alumnos de la regional local de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU), y que fue auspiciado por Corporación del Desarrollo (CoDeGu).

Allí se menciona que si hasta hace un par de décadas eran las mujeres las que acaparaban toda la industria y los servicios de estética y belleza, ahora se han sumado los hombres a la demanda de este servicio.

“Tomando en cuenta las investigaciones anteriores (…), es notorio en el momento de realizar esta investigación, el crecimiento de los locales que comercializan productos de ‘moda e indumentaria’ en general y destinados al género masculino en particular, como de ‘centros de estética y peluquerías’”, se consigna.

El informe comenta, en tanto, que desde hace un tiempo la onda “sana” ha recalado con fuerza en Gualeguaychú, donde cada vez más vecinos prestan especial atención a su alimentación y al cuidado de su cuerpo.

En materia de nutrición, el dato es que hay más oferta de negocios que venden alimentos saludables. No sólo tiendas especializadas en el rubro sino mayor presencia de estos artículos en distintos canales minoristas (como supermercados).

Este nuevo modo de vida saludable viene acompañado de la aparición de otro modelo de negocio: los gimnasios, a tono con la llamada “moda fitness”.

El fenómeno fitness, se puede definir como “estado o condición de estar físicamente sano, especialmente como resultado de ejercicio o de nutrición adecuada”.

Paralelamente, el informe señala que, en el último tiempo, acorde con la nueva sensibilidad de época hacia los animales, se ha verificado en Gualeguaychú una expansión de la medicina veterinaria, a la par que han crecido los negocios orientados al bienestar animal.

Aquí destacan dos tipos de emprendimientos: por un lado, las ‘veterinarias’ que requieren de una persona con una especialidad universitaria, centradas en la salud animal; y por otro los ‘pet shops’ y las ‘forrajerías’, que ofrecen alimentos y accesorios para las mascotas. 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 29/02/2024 en Uncategorized

 

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La biología está acelerando la consolidación del homo digitalis

El coronavirus está multiplicando exponencialmente nuestra dependencia de los dispositivos digitales. La pandemia, así, parece estar completando la evolución del “homo sapiens” al “homo digitalis”.

Puede resultar paradójico pero lo cierto es que la biología -concretamente un virus que afecta los cuerpos y que se transmite cara a cara o por la superficie de los objetos- está haciendo que la vida pase cada vez más por los dispositivos.

Es decir, un fenómeno biológico nos está obligando a refugiarnos con rapidez en la virtualidad. Antes de la aparición de la pandemia se hablaba de que la transición digital se completaría en treinta o cuarenta años.

Ahora, ese plazo se ha reducido drásticamente. La dependencia tecnológica que ha provocado el virus en varios aspectos de la vida cotidiana desde la comunicación hasta el trabajo, sugiere que se está consolidando el hábitat del “homo digitalis”.

La idea de que un nuevo hombre ha surgido, luego del homo sapiens, junto con el desarrollo de las sociedades a través de la historia de la humanidad, ha sido un concepto fértil retomado por distintos autores.

Por ejemplo, se propone el surgimiento del “homo faber”, como hombre que es capaz de transformar su entorno con el uso de herramientas; también se reflexiona sobre el “homo aestheticus”, posicionando al arte como elemento central en la evolución del hombre dada su facultad estética (Dissanayake, 1992).

El “homo videns” surge por el dominio de la imagen y de la televisión como medio de comunicación. Se habla, en tanto, del “homo symbolicus”, capaz de realizar metarrepresentaciones  y el “homo religiosus”, que cree en fuerzas sobrenaturales.

El escritor español Román Cendoya publicó en el año 2013 el libro “Revolución. Del Homo sapiens al Homo digitalis”, donde sostiene que en las últimas décadas, de una forma discreta y con una velocidad desconocida en la historia de la humanidad, lo digital se ha incrustado en la sociedad hasta transformar a las personas en tecno-dependientes, cambiando su forma de relacionarse, de trabajar, de disfrutar del ocio e incluso de entender el mundo y sus instituciones.

La tesis de Cendoya es que el homo sapiens, que es analógico genética y culturalmente, está desapareciendo y dándole lugar a una nueva especie llamada homo digitalis, dependiente de un tecnosistema. 

De esta manera las máquinas (computadoras y dispositivos varios) han venido conquistando sutilmente los espacios en las empresas, los comercios, los colegios, los hogares y los individuos.

Se trataría, según Cendoya, de un cambio total, profundo y radical que transforma la base de nuestra sociabilidad, esta vez absolutamente mediatizada por la tecnología. Resulta que la pandemia de coronavirus, un factor biológico inesperado, estaría haciendo más plausible la hipótesis antropológica del español.

Ahora mismo el virus está trastocando la relación con el mundo físico y con el virtual, produciéndose un incremento exponencial de la dependencia humana de la tecnología.

Durante la actual emergencia ha crecido en forma impactante el tráfico en Internet. Los niños, como se sabe, se están acostumbrando a recibir información y conocimiento a través de las computadoras y los celulares.

El empujón inesperado hacia la virtualidad lo está dando la Covid-19, es decir la biología está acelerando la consolidación de un entorno humano mediatizado totalmente por la tecnología.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 24/07/2021 en Uncategorized

 

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¿El virus se escapó de un laboratorio chino?

Nicholas Wade, uno de los más respetados periodistas científicos del mundo, dice que de las dos teorías que existen para explicar el origen del Covid-19 o SARS2 la más creíble es la que indica que fue una fuga desde el Instituto de Virología de Wuhan, la ciudad china donde se detectaron los primeros casos en diciembre de 2019.

“Me parece que los defensores de la fuga de laboratorio pueden explicar todos los datos disponibles sobre el SARS2 mucho más fácilmente que aquellos que favorecen la emergencia natural”, escribe Wade en un artículo publicado en el Bulletin of Atomic Scientists, una prestigiosa revista que trata temas relacionados con la seguridad mundial y las políticas públicas.

Wade llega a esta inquietante conclusión luego de la más completa investigación sobre el tema realizada hasta la fecha. Su versión llega en un momento en el que sigue habiendo más preguntas que respuestas sobre el origen de la peste que ya mató a más de 3 millones de personas en todo el mundo.

La tesis del artículo científico de más de 30 páginas, expone que la teoría de la fuga desde el laboratorio del SARS-CoV-2 no solo es muy plausible, sino, de hecho, es la más probable.

Esta interpretación colisiona con la postura asumida por el establishment científico y el mundo de los laboratorios. En efecto, estos últimos, aunque no han podido decir fehacientemente que ha pasado, no obstante vienen sugiriendo que se trata de un coronavirus zoonótico que saltó naturalmente de un animal al hombre a través de un huésped intermedio.

La investigación de Wade dice que esta teoría es inconsistente con los elementos de juicio disponibles, al tiempo que sugiere que es una lectura que oculta la existencia de intereses creados en el más alto nivel de laboratorios y gobiernos de varios países.

Al respecto Wade da cuenta de la sospechosa serie de falta de controles, conflictos de interés y complicidad tanto del régimen chino como del mundo científico global, que siguen haciendo imposible determinar cómo surgió y comenzó a propagarse el virus entre humanos, algo vital para prevenir futuros brotes.

El periodista sostiene que hay poca o nula evidencia que muestre una evolución natural de un virus de los murciélagos a un virus que ataca a las personas.

“Nadie ha encontrado la población de murciélagos que fue la fuente del SARS2, si es que alguna vez infectó a los murciélagos. No se ha presentado ningún huésped intermedio, a pesar de una búsqueda intensiva por parte de las autoridades chinas, que incluyó la prueba de 80.000 animales”, escribió el experimentado periodista.

Según Wade, “la teoría de la emergencia natural lucha contra una serie erizada de inverosimilitudes”. En cambio, dice, “está documentado que los investigadores del Instituto de Virología de Wuhan estaban realizando experimentos (llamados “de ganancia de función”, ndr) diseñados para hacer que los coronavirus infecten células humanas y ratones humanizados”.

“Este es exactamente –agrega- el tipo de experimento del que podría haber surgido un virus similar al SARS2. Los investigadores no estaban vacunados contra los virus en estudio y estaban trabajando en las condiciones mínimas de seguridad de un laboratorio. De modo que la fuga de un virus no sería nada sorprendente”. 

Y añade: “En toda China, la pandemia estalló en la puerta del instituto de Wuhan. Y el virus ya estaba bien adaptado a los humanos, como se espera de un virus cultivado en ratones humanizados”.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 14/05/2021 en Uncategorized

 

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El naturalista que cambió la manera de ver al hombre

Charles Darwin, conocido como el padre de la evolución, concepto que trastocó el campo de la biología y la imagen del hombre, nació el 12 de febrero de 1809 en Shrewsbury (Inglaterra).

Fue este inglés quien afirmó que todas las formas de vida que existen en la Tierra provienen de un antepasado común, las cuales en el transcurso del tiempo se fueron adaptando al medio en que estaban y evolucionaron.

Se trató de una concepción revolucionaria para la época toda vez que rompió con la creencia según la cual las especies animales y vegetales, y el hombre, eran creación de una fuerza divina, como postula la religión.

Hijo de Robert Waring Darwin, reconocido médico, y de Susannah Wedgwood, desde la infancia Charles dio muestras de un gusto por la historia natural poco común en un chico de su edad.

En octubre de 1825 Darwin ingresó en la Universidad de Edimburgo para estudiar medicina, pero esta no consiguió interesarle. Intentó entonces, por consejo de su padre, seguir una carrera eclesiástica e ingresó en el “Christ’s Collage” de Cambridge en 1828, pero luego desechó esa vía, aunque en esa casa de estudios descubrió el mundo de la botánica, la entomología y la geología.

La amistad con el reverendo John Henslow le dio la oportunidad de embarcarse como naturalista con el capitán Robert Fitz Roy en un viaje alrededor del mundo a bordo del barco “Beagle”.

El 27 de diciembre de 1831 el Beagle zarpó de Davenport con el joven naturalista de 22 años de edad, hacia una expedición que sin saberlo cambiaría para siempre la historia de la humanidad.

La expedición recorrió Cabo Verde, América del Sur, las islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia, Mauricio y Sudáfrica. Durante el viaje Darwin observó las semejanzas y diferencias entre las distintas especies, animales o vegetales, en los lugares que iba visitando, experiencia que le permitió luego elaborar la tan controvertida teoría de la evolución de las especies.

Durante ese viaje, entre 1833 y 1835, el joven naturalista recorrió Argentina, oportunidad en la que registró las costumbres de criollos y nativos, las características de la fauna y la flora, los fósiles, así como los aspectos geológicos del territorio argentino

Darwin recorrió la pampa (todavía habitada por indios) y la costa patagónica y desde allí se dirigió a las islas Malvinas, las cuales poco tiempo antes habían sido ocupadas por la corona británica.

En su estancia en la provincia de Mendoza, Darwin es picado por vinchucas y algunos historiadores, a partir de los datos de su estado de salud en la vejez, especulan que habría contraído el mal de Chagas.

En el transcurso de ese periplo fundamental para el autor de “El origen de las especies”, el joven naturalista estuvo en Paraná (Entre Ríos), adonde arribó en octubre de 1833, permaneciendo cinco días estudiando la flora y la fauna autóctonas, además de observar restos paleontológicos.
“Me detengo cinco días en Bajada (antigua denominación de la ciudad de Paraná) y estudio la geología interesantísima de la comarca. Hay aquí, al pie de los cantiles, capas que contienen dientes de tiburón y conchas marinas de especies extintas; luego se pasa gradualmente a una marga dura y a la tierra arcillosa roja de las Pampas con sus concreciones calizas, que contienen osamentas de cuadrúpedos terrestres”, cuenta Darwin en el capítulo 7 de su Diario.

El célebre hombre de ciencia murió de un ataque al corazón en 1882. Sus restos se encuentran en la abadía de Westminster, junto a los de Isaac Newton.

 

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Publicado por en 22/02/2020 en Uncategorized

 

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La economía como parte de la evolución biológica

La “bioeconomía” es el nuevo paradigma de la ciencia económica, surgido a consecuencia de la emergencia ecológica de la década de 1970, que descubrió al proceso económico como una extensión de la evolución biológica.

Este nuevo enfoque está adquiriendo importancia como respuesta a las crecientes demandas poblacionales, la menor disponibilidad de recursos fósiles y las consecuencias del cambio climático.

Las últimas proyecciones dicen que a pesar de que el nivel de estabilización de la población mundial inicialmente se estimaba en 9.000 millones de personas para el año 2050, revisiones recientes indicarían que éste se produciría en 12.000 millones de habitantes alrededor del año 2100.

Esto trae aparejado el aumento de la demanda de alimentos, nuevos materiales y bioenergía, entre otros. Pero también se comienza a ver que los recursos naturales se agotan, y que esto dificultaría nuestra subsistencia.

Ante estas problemáticas comienzan a evidenciarse marcadas tendencias hacia patrones productivos más sostenibles desde el punto de vista económico, social y ambiental.

Por eso en el último tiempo se ha puesto de moda hablar de la “bioeconomía”, un término que reintroduce la variable naturaleza al análisis económico.

Todo indica que sonó la alarma ecológica asociada al agotamiento de los recursos, en especial los combustibles fósiles. El hecho de que los recursos del planeta son limitados –algo que el industrialismo había omitido- alimenta una toma de conciencia inédita.

La sociedad mundial parece hallarse en una encrucijada, es decir en un cruce de caminos. Y las posibilidades que se ofrecen no serían tantas. Y podrían formularse en estos términos: o se sobreexplotan otras vetas de la naturaleza –con el peligro de agravar la crisis ecología- o la economía se reconcilia con los ciclos biológicos –lo que conduciría a un “decrecimiento”-.

En cualquiera de los casos se está utilizando el mismo término: bioeconomía. Cristian Patermann, integrante del Consejo de Bioeconomía del gobierno alemán, se inscribe dentro de los que proponen una explotación sistemática de la biomasa, como alternativa de futuro.

En su opinión, “los residuos de cultivos y animales serán el oro del mañana”.

Sólo un tercio de las áreas cultivables que estaban disponibles en 1950 lo estarán en 2020. Este solo dato plantea, dijo, la necesidad de que algo hay que hacer para alimentar a las personas.

La solución, en teoría, pasaría por explotar el conjunto de materia orgánica disponible, para transformarla en fuente de energía y bioproductos. Eso incluye a los cultivos tradicionales, los cultivos bioenergéticos y los deshechos agrícolas y agroindustriales.

Se trata de ampliar la escala de la elaboración de alimentos, la producción de biocombustibles, biogás, energía térmica, biopolímeros y compuestos químicos intermediarios y finales.

Pero el término bioeconomía, además, está siendo usado por quienes vaticinan un fin de ciclo del capitalismo. La hipótesis de estos investigadores –como es el caso de Nicholas Georgescu Roegen- postula que ya es hora de que el proceso económico abandone el carácter ilusorio de un crecimiento ilimitado, y se avenga a someterse a las leyes fundamentales de la naturaleza.

La bioeconomía, por tanto, sería un cambio de rumbo dramático de la economía global, cuya lógica actual es incompatible con los ciclos biológicos básicos.

 

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Publicado por en 06/04/2019 en Uncategorized

 

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La guerra como motor de la historia

¿Más guerra, más prósperos? La conjetura es provocativa y produce escándalo entre los pacifistas, pero no se puede negar que las tecnologías de las que hoy disfrutamos, como Internet, nacieron de esfuerzos bélicos.

El dato incontrovertible es que el bienestar de la actual civilización técnica es producto de una evolución que ha tenido como promotora perversa a la lucha violenta protagonizada entre los hombres.

Se diría que es políticamente incorrecto sugerir algún saldo positivo de algo que implique muerte y sufrimiento. En este sentido, a primera vista empardar guerra y progreso es un oxímoron, es decir un absurdo.

¿Pero la aventura humana acaso no está llena de contradicciones? ¿No es la historia, como la vida misma, un cúmulo de absurdidades? ¿No es acaso el hombre un ser paradojal?

Ya hay algo inconsistente en el hecho de que mientras se sabe que la guerra es un horror, un evento que implica un costo enorme sobre todo en vidas humanas, sin embargo el hombre a lo largo de su historia no ha parado de guerrear.

¿Dónde hay lógica allí? ¿Qué tipo de racionalidad subyace en esta práctica del aniquilamiento, en ese banquete de la destrucción que es toda guerra?  Para algunos filósofos de la antigüedad no habría escándalo en señalar que lo propio de la vida es la discordia.

Es el caso del griego Heráclito Éfeso, conocido como “el oscuro”, para quien que el devenir está animado por el conflicto. “La guerra es el padre de todo” decía.

En su opinión la ley que rige al universo es la lucha de contrarios, una contienda que es un ajuste de fuerzas contrapuestas, como las que mantienen tensada la cuerda de un arco.

La tesis heraclitiana es lo que se podría deducir, en efecto, de la aventura del hombre sobre la tierra. Y es la explicación de fondo de algunas teorías que postulan que la guerra es la causa del progreso material alcanzado por la humanidad.

Eso lo suelen pensar los expertos en historia militar, como es el caso del español Juan Carlos Losada, autor del libro “De la honda a los drones. La guerra como motor de la historia”, ediciones Pasado y Presente, de 2014.

Losada no se detiene en buscar las raíces de la violencia que anida en el hombre, sino que da cuenta de los ejemplos, desde el Paleolítico hasta la actualidad, en los que se pueden descubrir los insospechados y casi siempre involuntarios progresos que los grandes acontecimientos bélicos han provocado a lo largo de la historia.

El experto sostiene que en casos como la evolución de la rueda y los carros, el desarrollo de la ética, la navegación, la cartografía, la industria, la química y la robótica se puede ir siguiendo la ruta de una cierta evolución ligada a un acontecimiento tan deleznable como la guerra.

Según Losada, la guerra y los ejércitos juegan un papel clave “de engranaje en esa gran máquina que es la Historia. Junto a otros mecanismos como la economía, la lucha de clases, la ideología, los sentimientos, la religión… interrelacionados todos entre sí, contribuyen a impulsar el devenir de la Humanidad, no sabemos si hacia la mejora de la especie humana o hacia su autodestrucción”.

Algunos historiadores han polemizado sobre los efectos de la guerra en el desarrollo económico. En el caso de las guerras napoleónicas, para algunos fue un factor muy negativo, pero para otros, como Eric Hobsbawm en “Industria e Imperio”, pudo ser una condición necesaria para que la Revolución Industrial se desarrollase como lo hizo en Reino Unido en el siglo XIX.

 

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Publicado por en 31/12/2017 en Uncategorized

 

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Fin de época para los diarios tradicionales

La adquisición del mítico diario ‘The Washington Post’ por un multimillonario de la industria digital es visto como un símbolo del cambio inexorable del negocio editorial.

Con la irrupción de Internet y la gran crisis del sector periodístico, varias empresas con larga tradición en la prensa periodística de Estados Unidos han optado por vender a ricos inversores.

Uno de los últimos buques insignia de diarios de propiedad familiar en ese país era ‘The Washington Post’, fundado en 1877 y que ha permanecido bajo control de la familia Graham desde 1933.

Eso fue hasta el lunes pasado, cuando se supo que Jeff Bezos, dueño de Amazon, emporio del comercio electrónico, adquirió el diario por 250 millones de dólares, una cifra que se considera irrisoria.

El ‘Post’ logró convertirse con los años no sólo en el principal diario de Washington sino en un medio de referencia en Estados Unidos. Adquirió notoriedad en la década de 1970, cuando dejó su huella en la historia del país al denunciar el escándalo Watergate, que forzó la dimisión del presidente Richard Nixon.

Dos periodistas del diario, Carl Bernstein y Bob Woodward, investigaron para desenredar una compleja maraña de intereses cuyos hilos apuntaban a la Casa Blanca. Resultado de lo cual fue que Nixon se convirtiera en el único presidente norteamericano que ha renunciado al cargo.

Pero durante los últimos seis años el ‘Post’ empezó a ser deficitario: sus ingresos de explotación fueron cayendo a la par que la circulación de su edición, lo que explicaría el bajo valor por el que fue comprado.

Otros diarios tradicionales de Estados Unidos vienen siendo adquiridos a bajo precio, “convirtiéndose en trofeos para los ricos interesados en el periodismo o el poder -o en una combinación de ambas cosas-”, según refiere una nota de ‘The New York Times’.

A Bezos el ‘Post’ sólo le costó apenas el 1 por ciento de su patrimonio personal, que se estima en más de 25.000 millones de dólares. Al parecer los ricos en EE.UU. adquieren diarios así como compran autos, yates o aviones privados.

“Los diarios han pasado de los mercados públicos a las manos de relativamente pocos multimillonarios que aspiran a desempeñar un papel social, cívico y económico”, señaló Ken Doctor, un analista de Outsell, una firma consultora y de análisis de la industria editorial.

“Un emprendedor de la era digital sale al rescate del diario papel”. Así tituló en tanto ‘Le Monde’ al dar cuenta de la compra de ‘The Washington Post’ por parte de alguien que lidera un gigante global del comercio electrónico.

De hecho no pasó desapercibida la ironía que supone que el empresario que fue visto como una amenaza para el sector editorial tradicional –a partir de que viene promoviendo la lectura digital-, ahora se quede con una de las “vacas sagradas” de la prensa de papel.

Para algunos analistas el hecho es un símbolo de la transición del papel al nuevo soporte electrónico, de la evolución inexorable que hará que los diarios finalmente sean leídos en pantalla, como de hecho ya ocurre.

Al tema lo advertía en 1997 el especialista José Martínez Alberto, cuando en su libro ‘Ocaso del Periodismo’, escribió: “Estamos ante el comienzo de una nueva etapa del proceso civilizador de la Humanidad, un nuevo pulso entre Tecnología y Cultura: el reto de la nueva sociedad ante la avalancha electrónica. Los diarios de papel, según parece, pueden ser para algunos las nueva víctimas de este enfrentamiento”.

 

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Publicado por en 17/08/2013 en Uncategorized

 

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