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Desviacionismo o el pecado ideológico

18 Jul

El “desviacionismo” es a la política lo que la herejía a la religión: una tendencia a apartarse de la doctrina o introducir en ella cambios considerados poco ortodoxos por los guardianes de la pureza ideológica.

La definición está sacada del diccionario de política del académico Rodrigo Borja, quien sostiene que el término fue acuñado por los ideólogos marxistas para combatir a los que se alejaban de la verdad oficial decretada por el Partido Comunista.

La referencia viene a cuento por el desprecio que acaba de sufrir el líder izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador, recientemente consagrado presidente de la República, por parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el mítico grupo revolucionario latinoamericano de cuño guevarista.

Al parecer para el movimiento indigenista de Chiapas, liderado por el mítico guerrillero Subcomandante Marcos, expresión ortodoxa del socialismo indoamericano, López Obrador expresa la “desviación” frente al dogma marxista-indigenista.

Resulta curioso que la izquierda mexicana arribe al poder después de tantos años y que el zapatismo –quintaesencia del marxismo en México- reciba el hecho con desdén y franco repudio.

En un reciente comunicado, el EZLN advirtió (aunque sin nombrarlo) que el nuevo presidente, de 64 años, será una decepción más. “Podrán cambiar de capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”, expresó esa agrupación.

En el texto compara la llegada del nuevo gobierno con un partido de fútbol.

“La gran final tan esperada y temida concluyó y el equipo vencedor recibe, con falsa modestia, los clamores de los espectadores”, refiere  el EZLN

“¿Cuántas veces ha escuchado usted eso? Muchas, ¿vale la pena contarlas? Las derrotas reiteradas, la promesa que a la que sigue sí, que el árbitro, que el campo, que el clima, que la luz, que la alineación, que la estrategia y la táctica, que etcétera”, indicó.

En el comunicado titulado “Píntale caracolitos a los malos gobiernos pasados, presentes y futuros”, el zapatismo dice que por estar atentos a la victoria avasallante no se atiende a las víctimas de la violencia.

“Pero no es tiempo de amarguras, sino de fiesta, de brindis, del f-i-n-d-e-l-a-h-i-s-t-o-r-i-a mi buen, del comienzo de un nuevo campeonato”, añadió.

El EZLN señaló que no se suma al movimiento de López Obrador. “No, nosotras, nosotros, zapatistas, NO nos sumamos a la campaña (…) por el bien de todos, primero los huesos”, haciendo una referencia a uno de los lemas de López Obrador: “Por el bien de todos, primero los pobres”.

“El EZLN ha venido planteando que Obrador no significa un cambio real: que no es una izquierda, sino una derecha moderada”, explica el escritor Luciano Concheiro, conocedor del mundo zapatista.

Los zapatistas acusan a López Obrador de ser “enemigo de los indígenas”, “representante de la falsa izquierda”. Y esto porque al no plantear una confrontación abierta con el capitalismo, postulan que es alguien que se desvía del dogma comunista.

Según Concheiro, “para el EZLN, López Obrador no es un aliado porque, desde su óptica, representa una continuidad del sistema capitalista y no una ruptura con éste”.

La acusación de desviacionismo ideológico-político, como en este caso,  reproduce en escala secular la acusación de herejía en el plano religioso, realizada por quienes dicen detentar la pureza doctrinal o ser los custodios de determinados dogmas.

Quienes discrepan con esta ortodoxia reciben el nombre de desviacionistas.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 18/07/2018 en Uncategorized

 

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