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La apuesta por la educación en los primeros años de vida

Hoy (28 de mayo) se celebra en la Argentina el Día de los Jardines de Infantes en honor a Rosario Vera Peñaloza, quien dedicó su vida a la enseñanza y fundó el primer jardín de infantes argentino.

Recibida de maestra en La Rioja a los 15 años, Vera Peñaloza luego se perfeccionó en la Escuela Normal de Paraná (Entre Ríos), que por entonces era un lugar de avanzada pedagógica.

Desde 1895 en adelante, ejerció la docencia en Entre Ríos, en La Rioja y en Córdoba. Y en 1900 fundó el primer jardín de infantes argentino, como anexo a la Escuela Normal de la capital de su provincia natal.

Desde entonces, la maestra riojana comenzó a estudiar planes y desarrolló programas de educación preescolar. Así quedó establecido el primer modelo del jardín de infantes que, luego de profundas modificaciones, se extendió hasta la actualidad.

Rosario Vera Peñaloza falleció a los 77 años, el 28 de mayo de 1950, fecha que se toma para conmemorar en su honor, el “Día de los y las Maestras Jardineras” y el “Día de los Jardines de Infantes”.

La expansión de la educación infantil en la actualidad es uno de los datos quizá más relevantes desde el punto de vista social y educativo. De suerte que la imagen de pequeños en sus casas, aprendiendo con su madre, estaría quedando obsoleta.

Se trata de un giro de época de envergadura si se piensa que el hogar ha sido, en el pasado, el escenario privilegiado donde ha tenido lugar la pedagogía infantil.

Las cosas en Occidente empezaron a cambiar, lentamente, a mediados del siglo XIX, cuando se inició el concepto de institucionalización de la niñez. Fue el pedagogo alemán Friedrich Fröber quien acuñó en esa época el término “kindergarten” o “jardín de infancia”.

La visión del alemán fue reconocer la importancia de la actividad del niño en sus procesos cognitivos de aprendizaje. En Argentina esta etapa se denomina “educación inicial”.

La novedad de estos años es que va cediendo el comportamiento dominante de retener en el hogar a los hijos durante los primeros años de vida, a favor de la escolarización temprana.

El fenómeno obedece a múltiples causas. Una de ellas es que hoy los jardines maternales o guarderías son elegidos por familias en las que el padre y la madre trabajan fuera del hogar.

La temprana institucionalización de la niñez se da como resultado, además, de otros cambios sociales. Al respecto las nuevas configuraciones familiares estarían detrás del fenómeno, como es el caso de las familias monoparentales o las paternidades y maternidades adolescentes.

Pero además los últimos aportes de la neurociencia y de la pedagogía han venido a reforzar la tendencia. Desde allí se viene señalando que los primeros años de vida son críticos en el desarrollo cognitivo de un niño.

Hay estudios internacionales, en tanto, que revelan que la educación temprana mejora notablemente las trayectorias escolares de los chicos de sectores vulnerables.

En Gualeguaychú, acompañando el desarrollo demográfico y los cambios sociales, se ha verificado en los últimos años un crecimiento importante de los jardines maternales y de infantes.

Las maestras jardineras, principales agentes educadores del sector, egresan aquí del Instituto Superior de Perfeccionamiento y Especialización Docente (ISPED), donde la carrera de Educación Inicial demanda cuatro años de estudios.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 29/05/2023 en Uncategorized

 

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ISPED, inspiración de una mujer que creía en la inclusión

Hoy (23 de mayo) cumple 56 años de vida el Instituto Superior de Perfeccionamiento y Especialización Docente (ISPED), cuya alma mater fue Mercedes Aguilar Vidart de Irazusta, quien innovó en el campo educativo inclusivo local.

Gualeguaychú le debe mucho a la legión de educadoras que, encarnando un ideal humanista, dedicaron su vida a la enseñanza o abrieron escuelas y bibliotecas, llevando la ilustración sobre todo a los menos favorecidos.

Es el caso de “Mecha”, como le llamaban cariñosamente, quien estuvo preocupada por la suerte de aquellos chicos que tenían dificultades de aprendizaje, en una época en donde se los solía ocultar en sus casas ante los ojos de una sociedad discriminadora.

En la década del ‘60 imperaba todavía culturalmente una representación estigmatizante de la discapacidad, de suerte que quienes padecían alguna deficiencia intelectual o motriz eran vistos como seres deficitarios.

En pos de ese ideal Mercedes se fue a estudiar a la ciudad de La Plata (Buenos Aires). Por gestiones de la Asociación del Magisterio, consiguió una beca del gobierno provincial que le permitió formarse en el Instituto de Especialización Docente (ISEDED), de referencia nacional y latinoamericana en materia de discapacidad.

Al regresar a Gualeguaychú se propuso no sólo llevar a la práctica los nuevos conocimientos pedagógicos aprendidos, sino que se lanzó a una empresa más audaz: fundar una institución que escolarizara a niños que presentaban dificultades en su aprendizaje.

Así, a pesar de las resistencias gubernamentales de aquel momento, impulsó la creación en 1964 de la Escuela Diferenciada Nº2, la cual hoy lleva el nombre de Escuela de Educación Integral N°2 “Francisco Rizzuto”, que se ha dedicado a la formación educativa y laboral de personas con discapacidad.

Una vez que puso en marcha esa escuela, de la que era directora, esta emprendedora persuadió a un grupo de personas de la ciudad de la necesidad de que la educación de esos chicos estuviera en manos de docentes especializados.

Fue así que el proyecto tuvo el apoyo de la comunidad y el 23 de mayo de 1966 abrió sus puertas el “Instituto de Perfeccionamiento y Especialización Docente” (IPED), como un anexo del centro educativo platense ISEDED.

El Instituto que hoy cumple un nuevo aniversario empezó a funcionar en el viejo edificio que había pertenecido al Hogar de Niñas “La Caridad” (Urquiza y Ángel Elías, donde hoy se encuentra el correo).

Durante los primeros años, según el testimonio de los pioneros, debieron luchar contra toda suerte de dificultades. Pero el tesón y el entusiasmo lograron consolidar la obra imaginada por Mercedes Aguilar Vidart de Irazusta.

En 1967 el centro educativo obtiene el reconocimiento de la Dirección de Enseñanza Privada de la Provincia, y su denominación pasa a ser “Instituto Superior de Perfeccionamiento y Especialización Docente” (ISPED)

Gracias a los buenos oficios del intendente Guillermo Cardoso, la municipalidad le cedió al ISPED el edificio emplazado en la esquina noroeste de Rivadavia y Belgrano, una casona que perteneció a la familia de Cándido Irazusta, donde hoy continúa sus actividades.

Otra mujer importante del ISPED fue María Elena Unamunzaga de Rodríguez, quien dirigió durante muchos años esta institución en la que hoy se dictan las siguientes carreras: Profesorado en Educación Especial con Orientación en Discapacidad Intelectual; Profesorado en Educación Inicial; Profesorado de Artes Visuales y Profesorado Superior en Ciencias de la Educación.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 29/05/2022 en Uncategorized

 

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La impronta entrerriana en la educación infantil

Gualeguaychú y Entre Ríos han hecho un aporte histórico significativo a la educación inicial, cuyo día se celebra hoy. Fue en estas tierras donde se formaron las primeras docentes argentinas de este nivel.

El epicentro fue la Escuela Normal de Paraná, que se convirtió en la matriz del pensamiento para muchas generaciones de pedagogos.

Allá por 1884 se fundó en ese establecimiento el primer kindergarten nacional, dirigido por Sara Eccleston, una maestra norteamericana especializada traída por el gobierno nacional.

Presidía entonces el país Julio Argentino Roca, en tanto que Eduardo Wilde era su ministro de Educación. La idea era convertir a la capital entrerriana en un centro de formación docente para los más chicos, que irradiara luego al resto de la Argentina.

La iniciativa era replicar la experiencia norteamericana en este frente. Entonces, alrededor de Eccleston se formó un grupo de discípulas, llamadas luego a impulsar los jardines en el territorio nacional.

Fue en este núcleo que estudió la riojana Rosario Vera Peñaloza, fundadora del primer jardín de infantes argentino, y en homenaje a quien hoy se celebra el día de la Maestra Jardinera y de los Jardines de Infantes.

De ese grupo salió también la gualeguaychuense Rita Latallada de Victoria, figura emblemática de la educación inicial en el país. Fue una mujer dotada de una personalidad excepcional, según sus biógrafos.

Había nacido en una estancia próxima a nuestra ciudad, donde cursó sus primeros estudios. En Paraná, luego, egresó como Profesora de Jardín de Infantes en 1889.

Cuenta el escritor local Enrique Ángel Piaggio, que esta precursora de los jardines en la Argentina, dedicó toda su vida a esta tarea, fundó la Escuela de Niñas en Paraná –luego Escuela Modelo- y ocupó diversas cátedras de profesorado.

Y añade: “Deben considerarse sus trabajos escritos sobre la materia, que adquirieron relevancia universal sirviendo de guía a muchos países. Entre estos podemos citar obras pedagógicas, artículos literarios, conferencias y cuentos para niños. Un informe sobre los Kindergarden y su relación con la escuela primaria le valió la designación de Vicepresidenta Honoraria del Congreso Pedagógico en Chicago, en 1898”.

La comunidad de Gualeguaychú ha sido agradecida con su hija designando con su nombre al Jardín de Infantes de la ENOVA, el primero creado en la ciudad, el 29 de mayo de 1939.

Según reportes, la primera maestra jardinera local fue la señorita Lela Nóbile. Pero además, la innovación pedagógica en el nivel inicial caracterizó a esta ciudad.

En efecto, en 1967 comienza a dictarse el Profesorado de Jardín de Infantes en el ISPED, cuando Gualeguaychú tenía entonces sólo una docente formada para este nivel. Esa institución, además, contó hasta 1975 con jardines internos para la práctica de sus alumnas.

Actualmente, los jardines representan una fuerza educadora consolidada donde los pequeños desde los 45 días de vida hasta los 2 años asisten a jardines maternales, y desde los 3 a los 5 años concurren a jardines de infantes.

La tarea la llevan adelante el Estado y los privados, en una extenso y variado entramado, donde nuestros chicos inician su socialización fuera de casa. Es un espacio dinámico donde padres y maestros interactúan formando verdaderas comunidades educativas.

En Occidente el concepto de institucionalización de la niñez comenzó a mediados del siglo XIX, siendo el pedagogo alemán Friedrich Fröber quien acuñó en esa época el término ‘kindergarten’ o jardín de infancia.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 30/05/2021 en Uncategorized

 

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El aporte entrerriano a la educación inicial

Gualeguaychú y Entre Ríos han hecho un aporte histórico significativo a la educación inicial, cuyo día se celebra hoy. Fue en estas tierras donde se formaron las primeras docentes argentinas de este nivel.

El epicentro fue la Escuela Normal de Paraná, que se convirtió en la matriz del pensamiento para muchas generaciones de pedagogos.

Allá por 1884 se fundó en ese establecimiento el primer kindergarten nacional, dirigido por Sara Eccleston, una maestra norteamericana especializada traída por el gobierno nacional.

Presidía entonces el país Julio Argentino Roca, en tanto que Eduardo Wilde era su ministro de Educación. La idea era convertir a la capital entrerriana en un centro de formación docente para los más chicos, que irradiara luego al resto de la Argentina.

La iniciativa era replicar la experiencia norteamericana en este frente. Entonces, alrededor de Eccleston se formó un grupo de discípulas, llamadas luego a impulsar los jardines en el territorio nacional.

Fue en este núcleo que estudió la riojana Rosario Vera Peñaloza, fundadora del primer jardín de infantes argentino, y en homenaje a quien hoy se celebra el día de la Maestra Jardinera y de los Jardines de Infantes.

De ese grupo salió también la gualeguaychuense Rita Latallada de Victoria, figura emblemática de la educación inicial en el país. Fue una mujer dotada de una personalidad excepcional, según sus biógrafos.

Había nacido en una estancia próxima a nuestra ciudad, donde cursó sus primeros estudios. En Paraná, luego, egresó como Profesora de Jardín de Infantes en 1889.

Cuenta el escritor local Enrique Ángel Piaggio, que esta precursora de los jardines en la Argentina, dedicó toda su vida a esta tarea, fundó la Escuela de Niñas en Paraná –luego Escuela Modelo- y ocupó diversas cátedras de profesorado.

Y añade: “Deben considerarse sus trabajos escritos sobre la materia, que adquirieron relevancia universal sirviendo de guía a muchos países. Entre estos podemos citar obras pedagógicas, artículos literarios, conferencias y cuentos para niños. Un informe sobre los Kindergarden y su relación con la escuela primaria le valió la designación de Vicepresidenta Honoraria del Congreso Pedagógico en Chicago, en 1898”.

La comunidad de Gualeguaychú ha sido agradecida con su hija designando con su nombre al Jardín de Infantes de la ENOVA, el primero creado en la ciudad, el 29 de mayo de 1939.

Según reportes, la primera maestra jardinera local fue la señorita Lela Nóbile. Pero además, la innovación pedagógica en el nivel inicial caracterizó a esta ciudad.

En efecto, en 1967 comienza a dictarse el Profesorado de Jardín de Infantes en el ISPED, cuando Gualeguaychú tenía entonces sólo una docente formada para este nivel. Esa institución, además, contó hasta 1975 con jardines internos para la práctica de sus alumnas.

Actualmente, los jardines representan una fuerza educadora consolidada donde los pequeños desde los 45 días de vida hasta los 2 años asisten a jardines maternales, y desde los 3 a los 5 años concurren a jardines de infantes.

La tarea la llevan adelante el Estado y los privados, en una extenso y variado entramado, donde nuestros chicos inician su socialización fuera de casa. Es un espacio dinámico donde padres y maestros interactúan formando verdaderas comunidades educativas.

En Occidente el concepto de institucionalización de la niñez comenzó a mediados del siglo XIX, siendo el pedagogo alemán Friedrich Fröber quien acuñó en esa época el término ‘kindergarten’ o jardín de infancia.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 30/05/2020 en Uncategorized

 

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La educación en los primeros años de vida

La expansión de la educación infantil es una tendencia relevante desde el punto de vista social y educativo en América Latina y en el resto del mundo. Y corre paralela a la idea de que los primeros años son críticos en el desarrollo de un niño.

Hoy (28 de mayo) se celebra en Argentina el día de la Maestra Jardinera y de los Jardines de Infantes en homenaje a la riojana Rosario Vera Peñaloza, fundadora del primer jardín de infantes en el territorio nacional.

En Occidente el concepto de institucionalización de la niñez comenzó a mediados del siglo XIX, siendo el pedagogo alemán Friedrich Fröber quien acuñó en esa época el término ‘kindergarten’ o jardín de infancia.

La visión del alemán fue reconocer la importancia de la actividad del niño en sus procesos cognitivos de aprendizaje.

Aquí la educación preescolar se denomina “educación inicial”, la cual es caracterizada como una unidad pedagógica consagrada a la infancia desde los 45 días de vida hasta los 5 años, aunque la obligatoriedad sólo corresponde al último año.

La novedad de época es que va cediendo el comportamiento dominante de retener en el hogar a los hijos durante los primeros años de vida, a favor de la escolarización temprana.

El fenómeno obedece a múltiples causas. Una de ellas es que hoy los jardines maternales o guarderías son  elegidos por familias en las que el padre y la madre trabajan fuera del hogar.

La temprana institucionalización de la niñez sería el resultado, además, de otros cambios sociales. Al respecto las nuevas configuraciones familiares estarían detrás del fenómeno, como es el caso de las familias monoparentales o las paternidades y maternidades adolescentes.

Pero también hay razones culturales: los padres con alto nivel económico y educativo creen que la escolarización temprana (antes de los 3 años) es un factor determinante para el desarrollo de sus hijos.

Estiman que la educación infantil puede ser un medio eficaz para sentar las bases del aprendizaje posterior, prevenir el abandono escolar y mejorar la igualdad de los resultados y los niveles globales de competencia.

Para garantizar que todos los niños, en especial los más desfavorecidos, se beneficien de esta educación, los diferentes países vienen realizando inversiones en el sector.

En América Latina, donde se calcula que hay alrededor de 100 millones de niños menores de 8 años, se ha extendido el proceso de reconocimiento de la ciudadanía plena de los niños, sobre todo en su derecho al acceso a la educación desde su nacimiento.

“Tenemos que sacarnos el prejuicio de que los más chicos se van a desarrollar solos sea cual sea el contexto”, ha dicho Mercedes Mayol Lassalle,  presidenta de la Organización Mundial de Educación Preescolar de la Argentina y vicepresidenta para América latina.

“Las madres –señaló– necesitan apoyo, y una mamá pobre, mucho más. América latina es la región más desigual del mundo y el acceso a la educación infantil también está marcado por este proceso: los niños pobres no acceden o acceden a circuitos más empobrecidos”.

Los expertos recomiendan que se dediquen más recursos a los primeros años de vida, porque hay evidencias de que los niños de familias pobres entran luego a la escuela con rezagos importantes de tipo cognitivo.

Hay estudios que demuestran que hasta un 80% de la arquitectura cerebral se desarrolla durante los primeros 1.000 días de vida de un ser humano. Y en esta etapa es más fácil cerrar las brechas que se hacen evidentes más adelante –por ejemplo en el secundario- entre niños ricos y pobres.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 13/06/2014 en Uncategorized

 

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Educación inicial con impronta entrerriana

Gualeguaychú y Entre Ríos han hecho un aporte histórico significativo a los Jardines de Infantes. Desde el momento en que ha sido en estas tierras donde se formaron las primeras docentes argentinas de este nivel.
El epicentro fue la Escuela Normal de Paraná. Allá por 1884 se funda en ese establecimiento el primer kindergarten, dirigido por Sara Eccleston, una maestra norteamericana especializada traída por el gobierno.
Presidía entonces el país Julio Argentino Roca, en tanto que Eduardo Wilde era su ministro de Educación. La idea era convertir a la capital entrerriana en un centro de formación docente para los más chicos, que irradiara luego al resto de la Argentina.
La iniciativa era replicar la experiencia norteamericana en este frente. Entonces, alrededor de Eccleston se formó un grupo de discípulas, llamadas luego a impulsar los jardines en el territorio nacional.
Fue en este núcleo que estudió la riojana Rosario Vera Peñaloza, fundadora del primer jardín de infantes argentino, y en homenaje a quien se celebra cada 28 de mayo el día de la Maestra Jardinera y de los Jardines de Infantes.
De ese grupo salió también la gualeguaychuense Rita Latallada de Victoria, quien fue una figura emblemática de la educación inicial en el país. Se trató de una mujer dotada de una personalidad excepcional, según los biógrafos.
Había nacido en una estancia próxima a nuestra ciudad, donde cursó sus primeros estudios. En Paraná, luego, egresó como profesora de Jardín de Infantes en 1889.
Cuenta el escritor local Angel Piaggio, que esta precursora de los jardines en la Argentina, dedicó toda su vida a esta tarea, fundó la Escuela de Niñas en Paraná –luego Escuela Modelo- y ocupó diversas cátedras de profesorado.
Y añade: “Deben considerarse sus trabajos escritos sobre la materia, que adquirieron relevancia universal sirviendo de guía a muchos países. Entre estos podemos citar obras pedagógicas, artículos literarios, conferencias y cuentos para niños. Un informe sobre los Kindergarden y su relación con la escuela primaria le valió la designación de Vicepresidenta Honoraria del Congreso Pedagógico en Chicago, en 1898”.
Gualeguaychú ha sido agradecida con su hija. Ha designado con su nombre al Jardín de Infantes de la ENOVA, el primero creado en la ciudad, el 29 de mayo de 1939.
Según reportes, la primera maestra jardinera de Gualeguaychú fue la señorita Lela Nóbile. Pero además, la innovación pedagógica en el nivel inicial caracterizó a esta ciudad.
En efecto, en 1967 comienza a dictarse el Profesorado de Jardín de Infantes en el ISPED, cuando la ciudad tenía entonces sólo una docente formada para este nivel. Esa institución, además, contó hasta 1975 con jardines internos para la práctica de sus alumnas.
Actualmente, los jardines representan una fuerza educadora consolidada, donde los pequeños desde los 45 días de vida hasta los 2 años asisten a jardines maternales, y desde los 3 a los 5 años concurren a jardines de infantes.
La tarea la llevan adelante el Estado y los privados, en una extenso y variado entramado, donde nuestros chicos inician su socialización fuera de casa. Es un espacio dinámico donde padres y maestros interactúan formando verdaderas comunidades educativas.
De hecho la experiencia del jardín deja una huella indeleble en la memoria de nuestros hijos. Allí aprenden –sobre todo a partir del juego- a relacionarse con los demás y a abrirse al mundo.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 02/06/2013 en Uncategorized

 

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