Mientras los analistas vaticinan que la inflación en este año cerrará alrededor del 150%, y los argentinos padecen la destrucción de su poder adquisitivo, la pregunta que sobrevuela es si habrá otro sistema monetario.
Para mucha gente se está en un momento de “click” en la historia monetaria de nuestro país, muy parecida a aquella en la que el alfonsinismo derrapó con la hiper, a fines de los ‘80, y que alumbró el régimen de convertibilidad, que estabilizó los precios durante una década.
Al gobierno peronista le restan siete meses de mandato y hay razones para suponer que en este tiempo los pesos en el bolsillo de los ciudadanos seguirán derritiéndose, pese a los controles estatales de precios.
En este contexto, y en un año electoral, los diferentes candidatos de los distintos partidos políticos comienzan a arriesgar alternativas para salir de esta situación en la que el peso no para de perder valor.
La que causa más controversia es la propuesta de “dolarización”, que viene fogoneando Javier Milei, líder de la “La Libertad Avanza”, quien en varias entrevistas plantea jubilar al peso por el dólar, idiosincráticamente adoptado por los argentinos.
En este caso el dólar adoptaría las tres funciones de la moneda de curso legal: reserva de valor, medio de pago y unidad de cuenta. Según Milei se trata de convalidad jurídicamente algo que existe de hecho, toda vez que los argentinos están dolarizados mentalmente.
Por lo pronto, la experiencia histórica avalaría esta propuesta, debido que durante los últimos 30 años quienes apostaron al peso perdieron en la Argentina.
En tanto, hay dos posturas que objetan la dolarización. Están aquellos a quienes la idea les atrae, pero creen que es “impracticable” porque hoy el Estado no tiene los dólares para retirar la descomunal montaña de pesos de la economía.
El ex ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, padre de la convertibilidad de los ‘90, sostiene que el tema de la dolarización se está discutiendo a destiempo.
Y esto porque, dice, “antes de pensar en la estabilidad del tipo de cambio, y la dolarización es una especie de forma extrema de estabilizar el tipo de cambio, hay que hacer una serie de reformas y hay que lograr unificar el mercado cambiario”.
Según Cavallo, la discusión sobre la dolarización debería ser para más adelante, es decir cuando esté unificado el tipo de cambio, y no antes.
Mientras tanto, otros candidatos a la presidencia por la oposición, hablan de una “economía bimonetaria”, como es el caso de Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio (JxC).
La idea es declarar el curso legal del dólar para que pueda circular junto con el peso, en un contexto de tipo de cambio libre. Se presume que al haber una moneda como el dólar que compita en el mercado doméstico, eso obligaría a ser más estricto al Banco Central (BCRA), hoy convertido en fabricante industrial de billetes devaluados.
El diputado y economista Luciano Laspina, de los equipos de Bullrich, señala que la economía argentina es “de facto bimonetaria”, por lo que hace hincapié en reforzar el aspecto legal del bimonetarismo.
Laspina entiende al bimonetarismo como “la necesidad de darle un marco jurídico al uso de dólar, sobre todo en dos funciones que el peso no cumple: reserva de valor a través del sistema financiero y los contratos a largo plazo, que son cancelables en moneda de curso legal por las nefastas reformas del artículo 765 y 766 del Código Civil y Comercial”.
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