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La sociedad global tiende al «apartheid» vacunal

29 May

La pandemia de Covid-19 está dejando el dibujo de un mundo desigual donde habrá países que podrán vacunar a su población y otros que no. Incluso el origen de las vacunas marca la diferencia

Las vacunas se han convertido en el símbolo para “recuperar la vida” y los gobiernos de los países se han lanzado a practicar una suerte de nacionalismo vacunal para proveer de inmunizantes a su población.

Los habitantes de los países occidentales se apresuran a vacunarse y quieren “pasaportes de vacunas” que les permitan llevar una intensa vida social y cultural. De hecho, los ciudadanos se están volviendo exigentes en cuanto a la vacuna que desean recibir.

En esta carrera que alguien teorizó como “la supervivencia de los más rápidos” hay países que ya figuran como exitosos y otros como perdidosos. Aunque el panorama, en términos globales, arroja un mundo de disparidades que prefigura una nueva geopolítica.

En la batalla contra el Covid-19 la inmunización parte al planeta en dos mitades: quienes tienen acceso y quienes no. Y esto está creando, según los expertos, un nuevo “apartheid”, en alusión al sistema de segregación racial que primó en Sudáfrica.

Mientras en algunos países de Occidente la vacunación avanza y se vislumbra un horizonte de retorno a la normalidad, en los países de rentas más bajas apenas han llegado dosis para el 1% de su población.

La distribución desigual de dosis a escala mundial está dejando una humanidad dividida en dos: aquella inmunizada y blindada contra la plaga y otra destinada a ser reservorio del virus, donde se propagarán variantes nuevas y quizá más peligrosas.

Entre los países afortunados figura Canadá, que ha comprado dosis suficientes para inocular a cada canadiense cinco veces, mientras que las adquiridas por Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda y Chile bastan para vacunar a su población al menos dos veces.

Israel es el ejemplo de una campaña exitosa de vacunación ya que en pocos meses inmunizó al 56,52% de su población, lo que le permitiría ser el país que primero alcanzaría la inmunidad de rebaño

Con las prisas por asegurarse vacunas para sus ciudadanos, estos países cerraron rápidamente acuerdos para recibir miles de millones de dosis. Y ahora constituyen un sector privilegiado del mundo, al garantizar la inmunidad de su población.

A todo esto, las vacunas parecen no ser todas iguales. En este sentido, los países europeos que están vacunando a la población a buen ritmo y se encaminan a inmunizar a un alto porcentaje de sus ciudadanos, están poniendo restricciones al acceso de turistas que hayan sido vacunados con la rusa Sputnik V y las chinas Sinopharm y Sinovac.

Esto ocurre porque esas vacunas no han sido autorizadas por la EMA (Agencia Europea de Medicamentos), que en cambio dio luz verde a las dosis de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen.

En este esquema global Argentina ha quedado en una posición débil. La escasez de vacunas –que hace que cada vez más gente se vaya a vacunar a Miami, la meca de la inmunización latinoamericana- sumado a la procedencia rusa y china de las dosis que se han aplicado, la marginan del flujo futuro de personas.

Israel, por ejemplo, aconsejó en estos días a sus ciudadanos que no viajen a la Argentina, devenida en reservorio del virus.

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 29/05/2021 en Uncategorized

 

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