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Argentina-Australia: destinos divergentes

24 Sep

Las sociedades australiana y argentina crecieron a igual ritmo entre 1850 y 1930. Con economías muy parecidas, se creyó que sus destinos convergerían. Una hipótesis que no se verificó.

El resultado histórico de estas dos experiencias colectivas esta a la vista: mientras el país de los canguros tiene un estándar de vida que es envidia internacional, el país de los gauchos lidia con una decadencia a esta altura extravagante.

Las coberturas informativas sobre los dos países revelan la disparidad. Mientras las noticias sobre Argentina tratan de pobres y piquetes, los diarios internacionales se preguntan cuál es el secreto del éxito económico de Australia.

BBC Mundo, en efecto, publicó estos días una nota donde se pregunta cómo es posible que la economía australiana lleve 25 años sin sufrir una sola recesión.

Mientras se asume que Argentina está otra vez en recesión, circunstancia a la que invariablemente se ve sometida cada 10 años, en cambio Australia no ha hecho más que crecer desde 1991.

Solo faltan tres trimestres para que ese país alcance el récord que ostenta Holanda como la nación con más tiempo de crecimiento económico continuo en la época moderna: 26 años.

¿Por qué Argentina no fue Australia?  Esta pregunta obsesiona hace tiempo a los académicos de las ciencias sociales, dadas las similitudes entre ambos países, desde el punto de vista económico y geográfico.

Argentina y Australia participaron en el modelo de economía abierta que caracterizó a las relaciones internacionales entre 1850 y 1930, basado en el intercambio de productos primarios por manufacturas provenientes de los mercados europeos, sobre todo del Reino Unido.

Tenían a principios del siglo XX similares riquezas naturales y gozaban de parecido elevado nivel de vida. Un siglo después Australia, a diferencia de la Argentina, está firmemente instalado entre los países más ricos del mundo.

“Australia: el país que la Argentina decidió no ser”. Así encabezó el economista Tomás Bulat un artículo en 2014, en una crónica enviada desde Sydney, la capital australiana.

Allí contaba que Australia tiene una geografía generosa, rica en recursos mineros y energéticos. Tiene apenas 22 millones de habitantes y un PBI per cápita de casi US$65.000 por año. Exporta por US$264.000 millones e importa por otro tanto. Su PBI total es US$1,4 billones, es decir, tres veces el PBI de la Argentina.

En su opinión, el australiano no es un milagro económico. “Es el resultado de entender que el mundo es una oportunidad, pero que aprovecharla requiere esfuerzo y trabajo”, decía Bulat.

Y añadía: “Venir a conocer Australia es impactante, pero deja un poco el sabor amargo de ver lo que la Argentina hace muchos años decidió no ser”.

La comparación entre ambas sociedades, para hallar las razones que dieron lugar a la diferente evolución, es motivo de controversia. Para algunos el tan diferente aprovechamiento económico en circunstancias similares resulta de diferencias culturales.

Se dice por ejemplo que la razón de fondo está en que un país fue colonizado por ingleses mientras que el otro lo fue por españoles.

Hay toda una literatura que hace foco en las características socioculturales de los colonizadores y de los inmigrantes, para explicar el desarrollo relativo de la sociedad australiana respecto de la argentina.

La constitución antropológica de los países explicaría, así, el éxito económico de uno y el fracaso del otro.

 

© El Día de Gualeguaychú

 
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Publicado por en 24/09/2016 en Uncategorized

 

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